Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21

No regresé a la bodega, esperé a que todos regresaran a casa para saber el ultimátum.
Nos reunimos en la sala, por suerte Sam no estaba abajo.
-Ya salió en las noticias, lo cubrieron como un acto terrorista.- Dice Caín.- Y el mensaje que dejaron para nosotros, fue usado para hacerle creer a la gente que nosotros lo escribimos.
-¿Entonces qué haremos ahora?- Pregunto. La primera misión que dirigía y todo salió mal.
Trato de no pensar en toda esa gente y lo que ellos les hicieron.
-Estaría bien si esperamos a que la reunión de presidentes termine, esa gente estará alerta después de esto.
-Es mejor no llamar la atención por un tiempo.- Dice mamá.- Hasta que las aguas se calmen.
Todos opinaban a mi alrededor pero yo sólo tengo una cosa en la cabeza. Natalia viene a mi lado del sillón, eso sí lo noto. Me codea de broma y yo fuerzo una sonrisa.
-Eh.- Sonríe de lado.-¿Quieres salir?
-No lo creo, no estoy de humor.- Hablo bajo para que nadie más lo escuche. Pero no parecen hacerlo, siguen con los planes.
-Por favor.- Me insiste.- Quiero hablar contigo.
-¿No te preocupa perderte algo de la reunión?
Niega con la cabeza.- Nos lo repetirán si así sucede.- Prácticamente me arrastra fuera de la casa gritándole a mis padres que volveremos en seguida.
Caminamos un par de cuadras en silencio hasta que perdemos la casa.
-Es por él, por Sam.- No es una pregunta.
Me encojo de hombros.- No es importante.
-No sabía que te gustaba.- Dice ella mirando hacia la calle.

Quería contárselo todo pero hasta para mi era difícil de asimilar.- Supongo que ni yo lo sabía hasta hace poco.
-No me mal interpretes pero no entiendo cómo es que él te... te gustó. Digo, sí es bastante atractivo, pero su actitud es demasiada fría, da miedo.
Supongo que ella no lo conoce como yo.
-¿Lo sabías?
-¿Qué? ¿Qué te gustaba?
Niego con la cabeza.- No, me refiero a que si sabía que se iría.
-No, para nada. Al parecer sólo se lo dijo a Caín.
-Supongo que también sabe cuándo se va.
-Oh... eh, eso sí lo sé, lo comunicó después de que ambos se fueran.
- ¿Regresó?
Asiente.
-¿Cuándo se va?
-Mañana, hoy era el último día que estaría con nosotros.

Ahora cobra sentido el por qué insistió en que entrenáramos el doble de lo normal. Quería hacerlo porque se iba.-¿Crees lo que Aria dice sobre él?- Me pregunta.
-No, estoy segura que no. Sam puede parecer un villano, pero no lo es. Creo que se va por otra razón.

-No lo entiendo aún.- Exhala.-¿Por qué él?
-No lo sé Nat.- Digo exasperada.- Sólo sucedió ¿Sí? supongo que apareció en el momento adecuado siendo la persona adecuada. Es un idiota, sí, pero a veces puede ser dulce y despreocupado. Tenemos un millón de diferencias y creo que incluso nos hemos odiado por ellas, pero de momento a otro me sentí cómoda con su presencia y no fue hasta hace unas noches que me di cuenta que me gustaba. Su cuerpo llamaba al mío y me negué tantas veces a él que... supongo paré de hacerlo. Pero no importa lo que yo sienta, tuve suerte esta vez de no ilusionarme demasiado, él va a irse y desaparecerá de mi vida.- Mis palabras salen agrias cuando las digo.
-¿Entonces estarás bien?
Asiento.
-Sí, ahora estoy así porque la noticia me golpeó pero tampoco moriré si se va, digo, no es que lo amara o algo así. Supongo... que era un estúpido enamoramiento.- Aunque yo no pensaba que fuese estúpido, sin embargo no podía hacerme la sufrida por él.
-Bueno, supongo que son buenas noticias.
Trato de sonreír.- Supongo.

Pasamos alrededor de una hora paseando, nos metimos en un lugar donde hacen malteadas naturales y nos olvidamos de lo que no fuese sobre nosotras. Llegamos incluso a habla sobre Cody, ambas lo extrañábamos y queríamos verlo. Pero por desgracia no había forma de comunicarnos con él. El timbre del celular de ambas nos hizo callar. Era un mensaje de Caín. La reunión presidencial había acabado y necesitábamos volver para ver las noticias ya que harían pública una noticia.

-No llegaremos a tiempo.- Dice Natalia.
-Aguarda.- Le digo yo.
Camino rápidamente hacia la chica de la barra y le pido que encienda la TV y ponga las noticias, por suerte, la chica amable acepta. Natalia y yo les avisamos que estábamos mirándolo en un local y no sentamos frente al televisor.

En la televisión se presenta una larga mesa ocupada por diferentes tipos en trajes caros. Discuten entre si hasta que uno, el presidente se pone en pie.
-Esta tarde, les traigo una noticia que para muchos puede significar caos, para otros puede que un tema de burla pero está confirmado por mi y todos los de la mesa presidencial que todo lo que se dirá en estos momentos, es totalmente cierto.- Se aclara la garganta y debo admitir, luce asustado y nervioso.- Hace no mucho tiempo, un hombre dio una noticia, hablaba sobre mutantes, déjenme decirles, que por muy extraño o aterrador que suene, es verdad.- Se escuchan exclamaciones en el local, otros se burlan de las palabras del presidente, Nat y yo estamos sin expresión.- Recién hemos descubierto que existen personas con otro tipo de ADN que son capaces de hacer cosas que nosotros no.- La cámara enfoca su rostro que se ilumina por los flashes de las cámaras.- Algunos de estos sujetos han sido sometidos a pruebas en laboratorios experimentados, confirmamos lo que pueden llegar a hacer y es un peligro para toda la sociedad y no sólo por sus... habilidades sobrenaturales, recientemente hemos descubierto que son los culpables de un virus.- Esta vez, la gente que se burlaba se queda en silencio, puedo adivinar que han escuchado sobre los diferentes casos de fiebre. La noticia de esta se propagó mundialmente pero claro que nosotros sabíamos que no era una simple fiebre, era el inicio del virus. Pero ahora todos creerán que el virus lo causamos nosotros cuando la verdad es que nos afecta a nosotros.- Así es, aunque suene increíble, ellos son los responsables de las sientas de muertes a nivel mundial, aún no sabemos cómo esto es posible pero sí sabemos algo, y es que a como dijo el chico que reveló información sobre estos...- La mueca que hace irradia asco.- Mutantes, cada cinco de diez personas en el mundo, son mutantes.

-Esto es una locura.- Dice una señora, empuja su café y se levanta.-¿Qué sigue? ¿Que nos hagan creer que los aliens nos invaden? já.

Señora, a cómo van las cosas, eso ya no me sorprendería.

-Por eso.- Continúa el presidente.- Hemos creado un protocolo. Porque es mi deber proteger a mi gente. Todos nos hemos reunido y discutido sobre el tema y estamos decididos a acabar con esto, con ellos.- Le hace señas a un hombre mayor y este le lleva unos documentos.- El protocolo Cleaning está determinado para limpiar a la población, iniciará la primera etapa esta noche con un toque de queda. Cualquier persona fuera de su casa después de las diez y media, irá a prisión si derecho a fianzas.- Volteo a ver a Natalia. Ellos lo saben, vaya que lo saben.- En tres semanas entraremos a la segunda fase que es la implantación de chips.
¿Qué mierda?¿Chips? mi corazón empieza a acelerarse y sé que debo guardar la calma pero se me es casi imposible.
- Personalmente las autoridades irán a sus casas y cada miembro de sus familias lo tendrá dentro de su cuerpo.- ¿Qué nos hará ese chip? estoy segura que para eso es el toque de queda, para que puedan tenernos a todos en un mismo lugar y así nadie pueda escaparse de esto.- Portar el chip será obligatorio y me temo que, quien se niegue a eso... será ejecutado.
Y entonces la bomba explota. El local enloquece.
-Esto es una locura.- Le digo a Natalia. Y veo que está tan asustada como yo.
-De alguna forma sabíamos que algo así sucedería, pero ninguno está preparado para esto.
-Estos chips.- Digo en voz baja.- O nos matarán o nos delatarán, no podemos dejar que nos lo pongan.
-Será casi imposible.- Dice ella.- Esto es mundial. Debemos irnos, no puedo estar aquí y fingir que esto no me afecta como lo hace.

Parece increíble pero aunque la noticia sigue al aire, la gente en las calles está hablando sobre eso y nos damos cuenta Natalia y yo, que todos los canales han sido interrumpidos para poner la noticia al aire.

En un bar se quejan por la cancelación del partido en uno de los canales, en otro lado la gente se agrupa para poder escuchar mejor.
Las palabras se cuelan en mi mente y hacen eco.
Toque de queda
Chip
Ejecución
Mutantes
Para cuando llegamos a casa, estoy evitando llorar de frustración. Todos se encuentran en la sala, incluyendo a Sam y sus compañeros supongo que por estar preocupada por lo de los chips no miré su auto afuera.
-Esto es un problema enorme.- Dice Jordy.- Ya no es sólo el virus que se propaga más cada día, ahora son los jodidos humanos queriendo aniquilarnos.- Suena enojado y por cómo camina de un lado a otro, estoy segura de que quiere romper algo.
Caín se levanta, luce afectado también.-Le están haciendo creer que somos los culpables del virus, la gente tal vez no lo crea ahora pero estoy seguro de que harán un espectáculo en vivo si con eso logran convencer a la gente. Y cuando ellos lo acepten nos odiarán.

Me acerco a mamá que contiene sus lágrimas, la envuelvo en un abrazo y siento cómo tiembla contra mí. La tranquilizo en voz baja.

Caín presiona sus dedos en la frente y tensa la mandíbula.- No estamos listos para enfrentar esto.- Dice y estoy totalmente de acuerdo. Nada, ni siquiera lo del virus nos había asustado así. Porque el virus podíamos ocultarnos, podíamos de alguna forma evitarlo, encontrar una cura en un futuro. Pero esto, de esto no podíamos ocultarnos.

-¿Qué haremos con los chips? supongo que son para eliminarnos.- Dice Elías.- La tecnología que sacarán a la luz debe ser bastante avanzada si es así.

-Debemos evitarlo a toda costa.- Dice Zack

-¿No escuchaste?- Dice Aria.- Si te niegas te eliminan ¿Y por qué te negarías si no tienes nada que ocultar? sabrán lo que eres, y lo que son todos los que te rodean. Esto es una mierda.
Quisiera gritar, quisiera que todos me escucharan porque lo que siento dentro de mí, no sólo es ira o miedo. Es como si me estuvieran conteniendo en una caja pequeña y no pudiese moverme. Me estoy ahogando.

-No hay forma de escapar de esto.- Escucho que mamá susurra. James la abraza sobre mis brazos. Yo camino poniendo distancia.

-Pueden esconderse.-Escucho decir a Sam.

-Ni siquiera deberías estar aquí.- Le dice Caín con enojo.- Tú ya te estabas yendo ¿Qué haces aquí?- Esta vez no me meto. Sam tensa la mandíbula mirándolo en enojo contenido.

-Había venido a despedirme.- Dice sincero. Aparto la mirada de él. Distraerme con mis sentimientos es lo menos que debo hacer ahora, habían cosas más importantes en juego. Mi vida, la de mis amigos, la de todos los Orígenes y Medio Orígenes.

-Qué sentimental.- Contesta Caín con sarcasmo.- Pero como vez, hay cosas más importantes que tu partida, voy a pedirte que te vayas o que se vayan, si es que tu pequeño séquito e va contigo.
-No.- Dice Sam.- Sólo yo.
Y entonces lo siento acercase, levanto la mirada y lo veo pasarme para ir a la puerta, me mira de reojo, no noto nada en él.
Se va.
Trago saliva ignorando el sonido de la puerta al cerrarse y el auto acelerarse.
-Sam tenía razón, debemos movernos.- Dice Natalia.
-¿A dónde?- Digo yo con enojo.-Esto no sólo sucederá en Canadá, será mundial. Cada persona en cada lugar en el mundo llevará este chip. No hay donde esconderse.

-¿Entonces moriremos?- Me dice exasperada.- No podemos simplemente dejar que nos alcance.
Me tapo el rostro con las manos. Esto empieza hoy, en la noche.

Para las once todos deben estar en casa. En una semana ellos nos implantarán esos malditos chips. Todo, absolutamente todo este asunto es un reloj de arena. El reloj empezó a correr desde nuestra lucha contra los cazadores. Esto fue lo que desencadenó este asunto. Enojamos a los Primeros, ellos crearon el virus para eliminarnos y el virus nos delató delante de los humanos, ahora no sólo los Primeros nos quieren muertos, también los humanos. Los Primeros deben estar contentos con esto, los malditos deben estar festejando.
Mis manos se hacen puños en mi cara y me contengo ante el impulso de aruñar mi propia carne.

-Debemos... debemos pensar lo que haremos.- Dice Caín.- Antes de que el tiempo termine.
-Estoy segura de que actuaran desde antes de lo previsto.- Digo yo.- Tal vez no con los Chips pero deben estar buscando la información de familias que pueden ser como nosotros. Me refiero a que si sospechan de alguien, no dudarán en atacar al instante.

-Es mejor que nos separemos.- Dice Aria.- Mientras más grande el grupo, más grande la posibilidad de que den con nosotros.

-No, ya lo hicimos una vez.- Dice Elías.- No podemos volver a hacerlo.
El presidente ya ha dejado de hablar. Sin embargo, cuando Zack cambia de canal, se encuentra que la mayoría de los noticieros está plagada con esta noticia. Ya hay disturbios en las calles cerca de la casa del presidente. La gente no puede creerlo, piensan que es una excusa para ejecutar a la gente. Oficiales tienen que golpear a la gente que se agrupa en las calles como modo de protesta. Todo está hecho un caos y ni siquiera han pasado dos horas desde que todo inició. ¿Qué pasará en el futuro? ¿Si quiera podré verlo?
-Pensaremos en algo.- Asegura Caín asintiendo, y a juzgar por su postura, sé que todo el peso cae sobre él. Se siente presionado, lo sé pero no sé cómo ayudar, ni siquiera puedo con mis propios pensamientos.
-Lo haremos a tiempo.- Logro decir.- Ya hemos escapado de cosas así antes. Podremos hacerlo otra vez.- Aunque tengamos que desaparecer del mapa, aunque tengamos que vivir huyendo.

Cuando el cielo oscureció, puedo jurar que el mundo dejó de respirar por un momento.
Las luces de los edificios que lograba ver desde casa, estaban apagadas. El ruido de bares y calles, parecía en modo mudo. Todo el mundo se paralizó por el miedo, parecía irreal. Nadie se atrevió a caminar como la noche pasada, y ni siquiera eran las diez.
¿Pude imaginármelo años atrás? No, si me hubiesen dicho que este sería el futuro de la humanidad, me hubiese reído. Pero ahora estaba temblando mientras miraba por la ventana.
El televisor estaba encendido pero el volumen bajo, sabía que no era la única pensando en que ellos podrían venir esta noche, venir y atraparnos.
Mamá nos había hecho té a casa uno, ahora estaba en la cocina con James, Zack y Caín.
Natalia estaba sentada en el sillón hecha un ovillo, a su lado, Aria luciendo seria. Los chicos estaban en la habitación, seguramente planeando algo.
¿Cómo se supone que protegeré a los que quiero ahora?
Me sentía golpeada por el impacto de la verdad y en cierta forma, aunque suene estúpido. Me sentía culpable.
Si ninguno de nosotros hubiese hecho enojar a los Primeros ellos jamás hubiesen creado este virus que nos delató.
Quizá los cazadores aún estarían cazándonos, pero podíamos ocultarnos de ellos, sólo teníamos que pasar desapercibidos, ahora no había forma de escondernos, ellos revisarán hasta por debajo de las piedras por nosotros.
Pero no me arrepentía de aquello, de aquella batalla. Aunque muchos de los que fueron cazadores se sienten resentidos con nosotros y no dejan ir el pasado (Como Sam) otros se sintieron libres, al menos por un tiempo, antes de que esto sucediera. Como ejemplo está Drew, que era doctor o James que había estado trabajando como arquitecto y siendo un buen padre.
Creo que ahora más que nunca esas diferencias no importan. Nos cazarán a todos.
Cuando el reloj dio las diez, mi cuerpo tembló con el miedo y al llegar las diez y media, nos sobresaltó a todos la sirena de la ciudad. El ruido estridente me hizo apretar los dientes, mamá y James salieron corriendo de la cocina como rayos y los chicos bajaron en un parpadeo aún vestidos con ma ropa de día.
-Es hora.- Dijo James.- El toque de queda ha iniciado.
Todos nos fuimos a la cama con el miedo en las venas y ninguno pudo evitar llevarse un arma a la cama, aunque sabíamos que eso no haría mucha diferencia si decidían entrar a la casa y ponernos los chips o Dios sabe qué más nos harán cuando la hora llegue.
Mis ojos se cerraron ante la oscuridad de la habitación y aunque no estaba dormida del todo, el cansancio invadió mi cuerpo. Estaba en un limbo entre rendirme ante el sueño o quedarme alerta.
Me debatí por lo que creo, fueron minutos pero luego, cuando al fin casi logré dormir, un mareo me sacudió.
Gruñendo en mi almohada cambié de posición y me giré a un lado.
El cabello se me pegaba al cuello y me producía comezón.
Empecé a despertar poco a poco, aunque no quería y cuando medio entre abrí los ojos, pude entender que la luz de la habitación estaba encendida.
-Nataliaaa.- Dije adormilada, mi voz no muy clara.- Apaga la maldita luzzzz.
Escuché una risita y cuando logré entender por qué las sábanas me parecían ahora más cómodas y suaves, por qué la almohada olía tan bien y familiar y también, cuando logré despejar la niebla de mi cabeza y reconocer al dueño de la risa, me incorporé de golpe.
El cabello se me revolvió por todo el rostro, la camiseta se me pegó al cuerpo cuando mi espalda chocó contra el respaldar de la cama de Sam.
-¡¿Qué demonios?!- Exclamé.
Sam estaba sentado a orillas de la cama, con una sonrisa en su rostro tan grande como la del gato de Alicia. Su ropa estaba hecha girones y su cabello era un desastre.
Estaba en el apartamento de Sam, con Sam a unos metros de mí. Y yo no lograba comprender el por qué.
-¿Qué está pasando?- Pregunto levantándome.- La mirada de Sam va hacia mis piernas descubiertas gracias a los shorts cómodos y cortos que llevo puestos. Lo miro mal y chasqueo los dedos cerca de su rostro y por fin me mira.-¿Qué hago aquí?
Sonríe adormilado. ¿Adormilado o borracho?
-Te quería aquí.- Contesta.
Me acerco a él, lo suficiente como para sentir su aroma. Hago una mueca cuando siento el alcohol en él.
-Estás borracho.- Me quejo.- Estás borracho y me secuestraste de mi habitación.- Él resopla ante mi tono acusador.
-Estás a la defensiva, ni que te fuera a violar, sólo quiero hablar.- Mis mejillas se calientan mientras me alejo de él, Sam sonríe.
-¿Por qué estás borracho?- Pregunto. La curiosidad me está matando.
La última vez que estuve así, no fue bonito.
-Porque estoy confundido.- Admite con la mirada lejana.
-¿Confundido?- Ahora yo estaba confundida.
Asiente mientras se levanta sólo para agarrarme de las manos y halar de mí para sentarme junto a él. Reboto contra la cama.
Dios, esto estaba mal. No sabía qué horas eran, era la primera noche del toque de queda y yo ya lo había roto.
Bueno, no del todo, estaba en un apartamento, no en la calle.
Me golpeo mentalmente, si seguía así me matarían en un parpadeo. Soy demasiado imprudente por permitir esto.
-Tú me confundes.- Lo escucho decir. Y con eso, por muy tonto que suene, el temor de esta fuera de casa disminuye.
Frunciendo el ceño contesto con una pregunta.
-¿Yo? ¿Yo por qué?
Se levanta, dejándome sola en la cama. Lo escucho tomar aire y lo veo revolverse aún más el cabello mientras camina de un lado a otro.
-Porque sí.- Contesta pareciendo exasperado.- Pensé que me odiabas y... Y al principio lo quería.
Lo miro confundida.-¿Por qué querrías eso?- ¿Así que al principio actuó como un idiota conmigo sólo para que lo odiara? ¿Quién en su sano juicio hace eso?
-Porque yo quería odiarte.- Ruedo los ojos porque el alcohol no lo deja hablar con claridad. Me levanto y lo tomo del brazo.
-Deberías acostarte, no haces más que decir incoherencias.
Pero se suelta de mi agarre y niega con la cabeza.- No, tú no entiendes. Estabas ahí y yo no pude...- Gruñe como si las palabras le dolieran y se pasa las manos bruscamente por el rostro.-No pude.- Deja salir agotado.- Yo soy una mala persona Pastelito y tú no. Y no sé si era mi parte oscura que quería acercarse a ti para que tu parte oscura saliera a la luz...
Entrecierro los ojos empezando a enfadarme por su falta de claridad, yo necesitaba respuestas reales.-¿Qué quieres decir?
Sam mira al suelo.- Acercarme a ti fue un error.- Respiro profundo para evitar que sus palabras duelan, pero vaya que lo hacen.- Sabía que no era bueno y que alguien como yo, alguien que sólo está hecho para matar y vengar, no podía hacerte ningún bien pero aun así, no sé cómo, siempre estaba cerca.
Mi corazón se estremece. Sus palabras son confusas y estoy tratando de no entender algo que no es.
Se acerca un paso.- Cuando supe que estaba demasiado cerca, quise que me Odiaras que me alejaras y...- Vuelve a gruñir y ésta vez lanza una patada al aire, se mira ridículo haciendo y me reiría si no supiera que las palabras le duelen.- Estoy confundido porque pensaba que me odiabas, lo pensaba hasta esa noche en que me salvaste. Pensé que había logrado fastidiarte pero no.- Dice amargo. Me mira a los ojos mientras respira con dificultad.- Y a pesar de que también te hice creer que te odiaba, me salvaste. Te hice sentir lo contrario a lo que quería.
Mi boca se abre. Él lo sabe. Sabe lo que sentí esa noche, lo que eso desencadenó.
Trato de parecer confundida, de no saber de los que habla porque sé, sé que él no está ni cerca de sentir lo mismo.
-No sé de lo que hablas.- Resoplo.- No te odio pero... Tampoco es lo que dices.
Se ríe negando con la cabeza y su risa me enoja, porque parece tan confiado, tan creído.
-Estás enamorada de mi.- Y cuando miro a sus ojos, veo un brillo perverso.- Te gusto.
Es mi turno de reír pero es lo contrario s lo que de verdad quiero hacer.- Eres un maldito engreído. Eso jamás pasará.
En un parpadeo lo tengo frente a mi, con su aliento chocando contra él mío, me hago pequeña ante su cercanía y mi risa se corta, me pongo seria, tan seria como él.
-Mientes.- Suelta como un gruñido. Sus ojos lanzan chispas.- Te gusto.
El enojo crece dentro de mi
Es un idiota, u n maldito idiota y lo está demostrando más que nunca. No es el momento para nada, debería estar preocupado por lo del toque de queda, los chips. En su lugar solo busca fastidiarme.
Acerco mi rostro al suyo, tan cerca que duele, sus ojos viajan hacia mis labios y trato de que no me afecte.
-No.- Digo segura.- No me gustas.
Sam se ríe, aun mirando a mis labios y cuando levanta la mirada la electricidad de esta me hace estremecer.
-No, te encanto.
Lo empujo lejos haciéndolo tropezar.
-Quieto irme a casa.
Se endereza parpadeando, debe estar mareado.
-N-no.- Dice en tono de borracho.
-Ni siquiera sé qué haces aquí.- Señalo su apartamento.- No sé por qué estamos teniendo esta conversación. Tú ya te ibas.
Las maletas a un lado del ventanal lo confirman. Nada está empacado. Todo parece igual que la última vez que estuve aquí. Supongo que sólo se llevará su ropa.
Hace una mueca.- Tienes razón.
Hubiese querido que no lo dijera, que no me lo recordara. No me lo hace fácil.
Se sienta en el suelo, pareciendo un niño malcriado. Me quedo parada mirando cómo hace caras.
-¿Por qué estoy aquí?- Repito esta vez en un susurro bajo.
Sam levanta la mirada hacia mí y parece... Devastado. No, debe ser ideas mías. ¿Por qué lo estaría?
-Quería verte una última vez.- Dice en voz baja, como si temiera ser escuchado.
Nuevamente, sus palabras me hacen estremecer y no en el buen sentido. Hacen que mi corazón se tense.
¿Qué estoy haciendo?
Me pregunto mientras camino y me siento frente a él, tan cerca que nuestras rodillas se tocan. El suelo no es frío gracias a la alfombra debajo de nosotros.
¿Qué estoy haciendo? Me digo mientras abro la boca.
-No te vayas.- Sólo lo diré una vez. No rogaré por él, no importa si me gusta o no, si sus palabras me afectan más de lo que debería. Si decide irse, no moriré con su partida. Pude con la de Jesse, no dudo que pueda con la de Sam.
Sus ojos me observan de manera suave, se relame los labios resecos. Sus manos están inquietas en sus piernas.
-No puedo.
Cierro mis ojos. Esto duele. Duele y ni siquiera somos nada, ni siquiera es reciproco.
No quiero abrirlos porque su rostro me haría titubear. Porque él me haría temblar.
"Bien" Quiero decirle. Pero no, no está bien. Se supone que somos compañeros... Que estaría para mi que yo... Estaría para él.
Abro los ojos cuando lo comprendo.
-No quieres, no quieres irte. ¿Por qué tienes que hacerlo?
-Si me quedo, las cosas empeorarán.
Me río sin ánimo.- Las cosas no pueden estar peor.
Sonríe.- Nunca digas eso.
Me encojo de hombros.-¿Por qué te vas?
-Es lo mejor.
-¿Para quién?
-Para ti.- Ruedo los ojos. Hombres, malditos hombres que creen saber lo que una necesita.
-Escúchame bien idiota.- Sus ojos se abren por la sorpresa de mi tono y mis palabras.- No decididas qué es lo que necesito o no, no te mientas a ti mismo diciéndote que es por mi, si te vas es por ti, no por mi. No me importa si te crees el villano o alguna mierda parecida, eres mi maldito compañero y ahora te digo. Si te importo, aunque sea un poco, te quedarás.- Estoy respirando de manera entrecortada, estoy hasta el tope, es lo más que puedo hacer para que se quede. Si decide irse después de esto entonces no habrá más.
-¿Por qué quieres que me quede? ¿Qué bien te hago?
Lo miro incrédula.-¿Es que acaso no me escuchaste hace unas horas? Apareciste cuando más te necesité, me devolviste la fortaleza que había perdido. Tú fuiste mi...
-Ancla.- Termina por mi.
Y mi corazón no puede estar latiendo más fuerte que ahora. No me importa si se me nota en los ojos, o si Sam no siente lo mismo, asiento, porque es la verdad.
-Creíste en mi cuando ni siquiera yo lo hacía. Me viste, a la verdadera yo y no huiste.
Se queda en silencio, todavía no ha dicho si cambió de opinión sobre irse, aunque lo dudaba.
Siento su mano tocar la mía, sus dedos tanteando los míos y luego los toma de verdad, se levanta, llevándome con él.
-¿Qué haces?- Pregunto al ver que nos lleva a la cama. No puedo ocultar el nerviosismo en mi voz.
-Quiero dormir.
Frunzo el ceño. No quedamos en nada. Debí saber que en su estado no tomaría nada en serio.
-Tengo que volver a mi casa.- Digo en tono neutral, no quieto hacer esto. Bueno, sí quería pero no sabiendo que se irá.
-Vas a quedarte esta noche conmigo.- Dice medio dormido, me tira a la cama. Suprimo el chillido que me provoca chocar contra el colchón. Lo escuchó reír mientras se acuesta a mi lado.
-No puedo.- Insisto.
Pero sus sábanas se sienten tan bien, él se mira tan bien mientras está acostado mirándome con ojos suaves y labios entreabiertos.
-Quiero pasar esta noche contigo.- Su voz sale suave, en un suspiro y sus ojos por primera vez me ruegan que haga lo que me dice. ¿Cómo quiere que mi corazón esté y tranquilo cuando me habla de esa forma?
Mi garganta se seca.
Quiere dormir a mi lado.
¿Cómo demonios terminé en esta situación?
Soy una idiota, una completa idiota por estar aquí, por no insistir que me teletransportara de regreso a mi cama y soy una idiota por decir lo que diré a continuación.
-Apaga las luces, me estorban.
Lo escucho soltar aire aliviado antes de que se levante para apagar la luz, en la oscuridad se mueve hacia el baño para cambiarse, sé que fue para eso porque cuando regresa a mi lado y envuelve sus brazos a mi alrededor, pegándome a él, su camisa ha desaparecido y sus jeans también para ser remplazado por una pijama suave.
Y aquí estaba, voluntariamente envuelta en sus brazos.
¿Por qué quiere esto? ¿Será que Sam también se encariñó conmigo? Sé que soy bonita pero ¿Soy su tipo? ¿Siquiera tiene un tipo? Sam dijo que no le gustaban las relaciones, que el querer a alguien significaba debilidad. Pero ¿Por qué está esta noche aquí envolviéndome en sus brazos?
Me permito tener esperanza.
Tal vez Sam no iba a irse, por eso lo hacía.
Pero ¿Y si no recordaba esto al día siguiente? ¿Si no recordaba absolutamente nada y al despertar se sentía confundido conmigo aquí?
¡Basta! Me digo a mi misma.
Si todo eso sucede será mi problema mañana, si decidía irse, el recuerdo me quedaría grabado tanto en la piel como en la cabeza.
Esta noche no importaba si Sam sentía lo mismo, ésta noche lo único que importaba es que se aferraba a mí al igual que yo a él.
Respiro profundo y su aroma me invade.
Huele a aire fresco, a brisas de esas que te llegan antes de que llueva fuertemente.
Lo siento reír y cuando abro los ojos lo encuentro mirándome divertido.
-Te encanto.- Dice engreído.
Ruedo los ojos y me apego más a él.
-Como digas idiota.

Cuando desperté a la mañana siguiente, me encontraba acostada en mi cama, en mi habitación y Sam no estaba.
Hubiera pensado que la noche anterior fue tan sólo un sueño si no fuera por su olor impregnado en mi ropa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro