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Capítulo 18

Capítulo dedicado a ManuR097 por ser su cumpleaños. ¡Felicidades!

Lo primero que siento es el cambio climático, hace mucho, pero mucho calor aquí. Lo próximo que percibo son los sonidos. Todo está demasiado vivo para ser las once de la noche, porque son tres horas de diferencia entre Canadá y L.A No veo las luces pero siento la vibración de la pared a mis espaldas, a causa de la alta música. Estamos en un callejón y el olor a basura y vómito me hacen hacer una cara de asco.
-¿No había otro lugar despejado para aparecer?
Escucho la risita de Sam.- Lo siento, es el único lugar vacío que conozco, además.- Se endereza y yo hago lo mismo, estirando la tela para estar decente.- Nos queda cerca.- Toma mi mano y tira suavemente de mi para salir del callejón oscuro y sucio. Justo al hacerlo, me encuentro con una playa al otro lado de la calle. Mi boca se abre por asombro. No había escuchado el golpear de las olas a causa del alto volumen musical.

-Manhattan Beach.- Dice Sam.- Si salimos temprano, podemos ir a curiosear.- Lo sigo mientras pasamos bajo las luces de la calle y luego nos guía directo a un lugar gigantesco y ruidoso. Hay una larga fila de personas que quieren entrar, un gran hombre con cabello rapado y piel oscura mira las identificaciones. Yo me tenso ya que no traje la mía, miro a Sam pero camina con seguridad, como si el mundo está a su dominio, y su rostro es inexpresivo pero creído y cuando llegamos hacia el gorila, ignorando la fila y pasándola, muchos se quejan, muchos que visten como nosotros. Sam va hacia el gorila que abre los ojos como platos e incluso lo veo dudar de sus movimientos, parece nervioso. Frunzo levemente el ceño.

-S-señor Morrison.- Dice este a tropezones.- Un gusto volverlo a ver, señor.

Sam ni siquiera se inmuta.- Vengo a ver a Bruno.- Dice él desinteresado.- Tiene algo para mí.

El hombre asiente rápidamente.- Claro que sí, señor.- Sus ojos se posan en mí, abre la boca pero luego mira nuestras manos entrelazados y se hace a un lado de la pasada.- Pasen, por favor.

San no duda en hacerlo y sin decir siquiera "gracias" nos guía adentro.

La música alta me hace arrugar la frente.

El lugar es bastante amplio y lujoso, una de las discotecas más lujosas y grandes que he visto.

El grupo de personas es extenso. Los cuerpos se mueven pegados los unos con los otros, separados por poca tela. Las luces en el techo son de colores, cambian de rojo a rosa y de rosa a a morado y de morado a azul, luego parpadean, se apagan y vuelven a encenderse en un segundo. Hay un escenario en el fondo donde me supongo a veces dan conciertos. Hay instrumentos sin que nadie los toque esta noche. Hay una barra a la derecha pero para pasar, a como estamos haciendo, tenemos que empujar a los cuerpos sudados y borrachos de adolescentes tontos y adultos sin control. Siento el sudor de alguien impregnarse en mi brazo mientras Sam me guía con cuidado. Me doy cuenta de que algunos usan ropa fluorescente o pintura de ese tipo para que con las luces se noten más entre la multitud. El olor a sudor, sexo y alcohol se siente en el aire. La daga se me pega al muslo mientras pasamos a toda esa gente y llegamos al par de taburetes vacíos en la barra. Evito estremecerme por el frío del metal del asiento en mis muslos.

Creo que estoy sudada, ni siquiera han pasado veinte minutos y ya lo estoy.

Miro a Sam que observa el lugar, o mejor dicho, al pasillo en el fondo donde hay parejas apoyadas a la pared haciendo cosas... aparto la vista de ahí y miro hacia la gente.
-Este lugar sigue siendo el mismo que hace dos años.- Dice con voz alta para que pueda escucharlo a través de la música.

-¿Iremos hacia Bruno o él vendrá hacia nosotros?

-Vendrá.- Dice en tono seco.- Para mientras ¿Por qué no bebemos algo?

-No bebo.- Digo de inmediato. Sam me sonríe de lado.

-Estás en Los Ángeles, estás acompañada por alguien confiable, creo que sólo por hoy puedes quitar esa regla de "no beber"

-No me has visto cuando bebo, la última vez también estaba con personas confiables y me emborraché tanto que de momento a otro desperté en mi habitación sin saber lo que había pasado.- Casi me río ante el recuerdo.- Y el dolor de cabeza de no fue bonito.

Veo a Sam evaluarme con la mirada.- Bueno, yo si soy responsable, no dejaré que sobrepases el límite.

-Tú no conoces mis límites.- Me quejo.

-Te conozco mejor de lo que crees.

-Oh, eso no suena para nada acosador.- Rueda los ojos.

-Sólo relájate.- Dice con calma y luego llama al chico que atiende y pide dos Margaritas.

Lo miro de reojo.- Espero que hagas bien de niñero.

El chico coloca las dos Margaritas frente a cada uno y levanta la suya para chocarla con la mía.- Soy bueno en muchas cosas, pastelito.- Escucho el sonido del chocar de las copas.

Bebo un trago, está deliciosa así que tomo otra y siento el golpe del alcohol al instante.

Me relamo la sal que se queda incrustada en mis labios.- No aceptes bebidas de extraños y si por alguna razón no te estoy viendo, no te distraigas con tu bebida, pueden haber violadores en cada esquina de este lugar, así que ten cuidado.

-Tranquilo, estaré alerta.

Pasó media hora y el tipo no aparece. Sam me ha pedido otra Margarita para entonces y es que bueno, no pude evitar tomarla también. Creo que son mi bebida alcohólica favorita. Los sonidos parecen ahora más agudos y debo admitir que me siento más relajada.

-¿Por qué el tipo de la entrada te miró como con miedo?- pregunto sin pensar, simplemente suelto lo que pienso. Sam deja su trago a un lado y me mira.

-Porque ellos saben que soy peligroso.- Su tono de voz me hace estremecer y trago saliva lentamente.

-¿Ellos saben que...?
Niega con la cabeza.- Nada de eso, pero saben que he matado gente.- Mira hacia varios lados antes de inclinarse hacia mí y decirme al oído.- Piensan que estoy dentro de un negocio de asesinos, así los conocí, vine aquí preguntando por alguien.- Ese alguien, me imagino era un Origen.- Y entonces todos sacaron sus armas, o actué enseguida. Les infringí miedo, maté a unos cuantos de ellos y luego me hice amigo del dueño, nuestro contacto. Desde entonces, si quiero información o drogas, sólo tengo que ponerme en contacto con Bruno.- Cuando se aparta estoy mirando hacia un punto fijo en la barra. Un poco de temor crece en mi al darme cuenta que nunca termino de conocerlo. ¿Cuándo será el día en que lo haga realmente?

Su mano cálida toca la mía, miro hacia ellas. Mi mano está abierta y el traza las líneas de la palma con cuidado. Sus dedos me recorren hasta la muñeca, mis dedos se mueven por su piel, también, recorro las venas de su muñeca, suelta la mía y su dedo índice choca suavemente con el mío, luego los otros dedos se colocan contra los míos y nuestras palmas están juntas. Sonrío como boca cuando empezamos a jugar un juego son sentido. Sam abre sus dedos y yo lo sigo, luego los cierra y no dejo de copiar sus movimientos. Miro a través de los dedos, unos ojos verdes que me observan.

-Me gusta esa canción.- Dice y yo escucho el sonido suave y veraniego.

-¿Reggaeton?- Hago una mueca.

-Esa canción en sí, me gusta su ritmo y la letra. Tira de mi mano.- Ven, vamos a bailar.- Me resisto en mi asiento.

-No creo que... sea buena idea.- Digo nerviosa.

-¿Por qué?- Frunce el ceño.

-Porque bailar ese tipo de música así como ellos lo hacen.- Señalo al enorme grupo de personas pegadas entre ellas.- Es demasiado íntimo.

-¿Temes que sea demasiado íntimo?

Asiento. Relame sus labios antes de acercarse con cuidado.- Si es eso, entonces prometo que no significará nada.

-¿Lo prometes?- Pregunto mirándolo a los ojos. Sus ojos verdes.

Asiente devolviéndome la mirada.- Lo prometo.

Suelto aire antes de beberme lo que queda de mi bebida y lo sigo a la pista.

(Para mayor entendimiento de esta escena los invito a escuchar "Dutty Love" la canción que Sam y Abby bailarán.)

El ritmo es suave, mi respiración se acelera mientras pasamos entre la gente en un espacio donde podemos movernos sin ser golpeados.

-No sé cómo bailar esto.- Admito nerviosa. Sam se acerca a mí, la intensidad de su mirada no tiene límites.

-Relájate.- Dice cerca de mi oído. Entonces siento sus manos en mi cadera y me tenso. Repite que me relaje mientras guía mis movimientos. Sus movimientos van con los míos, los de él son suaves, sexys, los míos son torpes.

Me digo a mi misma que esto está mal, que estar así de cerca de él puede traer consecuencias. Pero dejo de pensar cuando me concentro en lo suave de sus manos en mis caderas. Entonces empiezo a soltarme, relajarme realmente.

"Tú tienes algo y no sé qué, aún no lo descifro. Pero alteras mis sentidos" Lo miro a los ojos mientras, no sólo bailo la canción, la escucho, realmente la escucho. "Otros amores del pasado me han dejado diabética..." Santo Dios. Cierro los ojos mientras siento cómo Sam se acerca aún más. Mis caderas ahora conocen el ritmo, pueden moverse por sí solas pero Sam aunque lo sabe, no quita sus manos. Coloco una mano en su hombro y salgo de su agarre mientras empiezo a moverme a su alrededor, él mantiene una sola mano en mi cadera mientras voy rotando a su alrededor, me muevo contra su costado, contra su espalda y cuando de nuevo estoy frente a él, reconozco nuevamente la mirada de hambre en él. Me agarra una mano y me hace girar hasta estar lejos de él, nos vemos a la distancia mientras seguimos con nuestros movimientos circulares. Subo mis manos hasta mi cabello y lo miro de manera intensa.

Escucho como el hombre que canta le dice a la chica "Con la forma en la que sexy me bailas..."

No dejo de ver a Sam mientras voy bajando poco a poco, moviéndome con el ritmo de la canción. No puedo creer lo que estoy haciendo. Sus ojos brillan, muerde su labio. Entonces la chica le repite lo mismo al chico y miro con fascinación cómo Sam mueve sus brazos hacia el frente mientras se mueve de manera sexy, luego empieza a caminar bailando hacia mí, yo sigo con mis movimientos cuando me toma del brazo y me tira contra él. Su pecho choca contra mi espalda y sus manos vuelven a mi cadera. Empiezo a moverme contra él, el cabello se me pega al cuello y los hombros a causa del sudor, sus manos recorren mis brazos, es electrizante la sensación que provoca su rastro en mí, los bellos de mis brazos se enchinan mientras sus manos llegan hasta mi cuello y mi cabello para hacerlo hacia un lado. Siento su respiración en mi nuca. Entonces me gira con cuidado, su rostro a centímetros del mío, el ritmo ahora se ha vuelto un poco más lento. Cuando lo miro, las luces se reflejan en su rostro pero sus ojos verdes siguen brillando. Entonces lo escucho cantar un trozo de la canción cerca de mi oído.- Me la paso pensando en ti todos los días.- Lo dice justo cuando el cantante lo hace. Su voz sale ronca. Me deleito con su voz, con su piel y movimientos, con él.-Y yo que caminaba solo en el mundo, sin rumbo.- Su calidez me golpea, me hace estremecer y mi pecho duele.- Y ahora que estás tú, devuélveme la luz...

Sé que sus palabras no deberían afectarme, pero de igual forma lo hace. No puedo evitar sentir algo en mi interior, no puedo ignorar lo que él me provoca. Es algo que se va encendiendo dentro de mí y va creciendo como una llama hasta invadir mis venas. Sam me enciende. "Y aquí, ahora estás..."

No me importa lo que pase mañana, si me rechazará o me despreciará por esto. Procuro grabarme sus movimientos, su aroma mezclado con el sudor, la manera en que su cabello cae en el rostro, la manera en que me mira... Vivo el momento.

-Tú tienes algo inusual y no sé qué, aún no descifro.- Le digo al oído.- Pero alteras mis sentidos. Sus ojos encuentran los míos y quiero preguntarle:¿Lo sientes, Sam?¿Provoco en ti, lo mismo que tú en mí? Pensar en su respuesta hace que mi pecho duela así que no lo digo en voz alta pero me lo imagino contestando. "Lo siento, claro que lo siento"

Como si leyera mis pensamientos, me toma del cuello haciendo que mi mirada no se aparte de la suya, sus labios están entre cerrados, estoy viendo sus labios, maldita sea, lo hago. Y sé que, si en estos momentos él se decide a besarme, yo le devolvería el beso sin dudar. El pensamiento no me aterra y creo que es a causa de las Margaritas, sí, culpo a las Margaritas por todo esto.

Con la forma en que sexy me bailas...

Sin pensarlo demasiado lo tomo de la cinturilla del pantalón, acercándolo más a mí, sus piernas quedan entre las mías y me muevo como si no hubiese un mañana. Lo escucho jadear mientras me agarra por los brazos y me gira para que mi espalda quede contra él, sus manos descienden por mis brazos hasta mi cintura y aprieta con fuerza, siento las yemas de sus dedos contra la fina tela del vestido, subo mis manos por su cuello hasta su cabello y lo tomo desde la parte trasera de este para acercarlo a mi. Lo hace, siento su nariz oler mi cabello y luego... siento algo húmedo en mi cuello. Oh Dios mío, Sam ha lamido mi cuello. Cierro los ojos, ignorando el golpeteo de mi corazón. La pieza está por terminar así que me hace girar y ahora estoy viéndolo nuevamente. Sigo sosteniéndolo del cuello y él a mi de la cintura, nos miramos, hablándonos en silencio. Admitiendo nuestros secretos y temores, en este momento, todo es perfecto. No hay muertes, no hay peligro y él y yo sólo somos dos chicos bailando, sin poderes, sin obligaciones y sobretodo, sin diferencias. Hemos disminuido el ritmo así como la canción. Ahora sólo nos balanceamos jadeantes. Coloco mi cabeza en su pecho y puedo escuchar su corazón tan acelerado como el mío. Sí, lo sientes, Sam. Lo estás sintiendo justo ahora. Sonrío contra él y muevo mis dedos por su cabello suave, sedoso. Me permito sentir, me permito soñar. Sólo mientras esto dure... Me permito pensar que lo afecté tanto como él a mí en este baile.

La canción termina justo cuando levanto mi cabeza para mirar a Sam.

Sigo sosteniéndome a él y por primera vez, no quiero que la realidad me golpee. Pero lo hace. Otra canción es puesta y es mucho más acelerada que esta. La burbuja ha explotado alrededor de nosotros, siento el cuerpo de Sam tensarse, él también lo sabe. Trago saliva mientras empiezo a apartarme de él. Respira con dificultad, así como yo. Estamos sudados, con el cabello desaliñado. Sus ojos me dicen todo, me recuerdan todo. Dejo de pensar en estos momentos sobre la sensación de él contra mí, sobre sus manos sobre mí. Tomo aire antes de decir:

-Esto no significó nada.- Mi voz no sale como pensé. Sale apenas como un susurro pero Sam lo escucha, nada en su mirada cambia al escuchar mis palabras, es más... parece aliviado. Y por alguna razón, eso duele.

-Nada.- Repite.- Fuerzo una sonrisa.

-Gracias por el baile.

Alguien toca el hombro de Sam y este se gira. Un hombre mayor, con cabello negro hacia atrás y barba bien cuidada le sonríe a Sam. Una chica morena con un vestido tan pegado a su cuerpo como el mío, le sonríe.

-Sam, amigo mío.- Dice el hombre, que supongo, es Bruno. Le tiende la mano y Sam la toma como si nada. Los ojos del hombre se posan en mí.

-¿Y ella es?- Me tiende la mano pero Sam la aparta con lentitud.

-Nadie que te deba interesar, Bruno.- El hombre aparta la mirada de inmediato y sonríe nervioso.

-Claro, Sam. Entonces, vamos a mi oficina, tengo lo que pediste.

-Sólo llevaré a... mi acompañante a la barra, ya te sigo.- Contesta Sam mirándome.

- Entonces dejo que Geovana te lleve, nos vemos allá, no quiero que me vean ciertas personas.- Geovana se queda mientras Bruno empieza a alejarse entre la gente. Trago saliva tratando de ignorar la belleza de la chica. Sam me toma del brazo y me guía a la barra, como una niña pequeña. Me mantengo callada mientras salimos del mar de gente, por suerte uno de los taburetes está vacío.

-Puedes pedir lo que sea.- Me dice Sam, pero con voz fría.- No te muevas de aquí, recuerda lo que te dije.- Tenso la mandíbula.

-Ya lo sé, no soy una niña.- Contesto de mal humor. Sam ni siquiera se inmuta.

-No tardo.- Me encojo de hombros mientras me subo al taburete y trato de ignorarlo cuando la morena lo toma del brazo y él no la aleja. Los siento alejarse y trato de que mi garganta no se cierre, pero no puedo evitarlo, al igual que no puedo evitar un sentimiento pesado en mi pecho. ¿Qué está pasándome? Niego con la cabeza. Las margaritas no me sentaron bien pero aun así me siento sedienta así que pido una cerveza con sabor a manzana verde. La cerveza calma mi sed, la dejo en la barra y miro a mi alrededor con cansancio. Las luces parpadean con colores intensos y el recuerdo de estar bajo ellas junto a Sam hacen que tense la mandíbula. Miro hacia el pasillo, donde supongo, desaparecieron.

No debo olvidarme de quien soy, de quien es Sam. ¿Cómo pude pensar en besarlo? Me río sin gracia, de verdad estoy mal, un pequeño desliz y actué como una... Niego con la cabeza y me giro hacia la cerveza para beber otro trago. La sed hace que me tome varios tragos de más. Cuando bajo la botella siento como si mis sentidos se volvieran lentos.

De pronto las personas que bailan y brincan en la pista lo hacen en cámara lenta, los sonidos empiezan a ser más lejanos, algo arde en mi pecho.

Parpadeo y las cosas se ajustan, más o menos. ¿Qué demonios me pasa? no estoy tan borracha, no he bebido tanto como para ver y sentir las cosas así. Parpadeo varias veces para ajustar mi vista, me doy cuenta que no estoy bien. Algo me pasa.

Empiezo a bajarme del taburete, pero cuando busco el suelo con el pie, este parece lejano. Me agarro de la barra para evitar caerme, Siento nauseas, un malestar en mi estómago lo suficientemente fuerte como para que me golpee hasta en la cabeza.

Me levanto del taburete a como puedo y respiro entrecortadamente. Algo me pasa, lo sé. Miro a mí alrededor rezando por encontrar a Sam. Pero no lo veo, ni a él, ni a Bruno ni a la morena de senos grandes.

En su lugar, miro a un hombre que me devuelve la mirada. Mi cuerpo se tensa como auto reflejo. Lo miro con el ceño fruncido y él me sonríe. Miro detrás de mi para ver si me equivoqué y no era a mi a quien miraba. Pero no hay nadie, nadie que no esté o besándose con alguien más o bebiendo hasta caer muerto. Cuando volteo hacia el hombre de nuevo. Ya no está.

En este momento, dejo de respirar.

Me giro alarmada, miro entre la gente pero no lo encuentro, tal vez fue un error. Tal vez los tragos me están haciendo actuar mal ver cosas extrañas. Sacudo mi cabeza y acomodo mi cabello para que no me caiga en la cara. Sam ya debe estar por salir. Me atrevo a caminar hacia el pasillo, mirando a mis espaldas, el pasillo es oscuro y hay más ruido del que pensaba. No sólo de las personas besuqueándose afuera, sino dentro de las muchas puertas que hay. Me doy cuenta con horror de lo que pasa dentro de cada una de ellas. Escucho jadeos, golpes en la pared. Hago una mueca de asco mientras retrocedo.

En una de esas puertas está Sam pero me obligo a confiar que estamos aquí sólo por la Ricina. Confío en Sam, sé que no abandonaría la misión por una noche pasional. Aun así me alejo de las puertas, me da asco. Cuando salgo del pasillo, para mi horror, encuentro al hombre sentado en mi antiguo taburete y me está mirando. Me quedo de piedra ahí, a unos metros de él. Y entonces siento terror, terror vivo. No porque me esté mirando como un depravado, sino por su sonrisa en donde ahora sobresalen unos dientes afilados. Sé lo que es al instante.

Es un Caníbal. Trato de no gritar el nombre de Sam, en su lugar retrocedo un paso mientras él se levanta. Oculta sus dientes por la gente, pero ahora sé lo que es, él quería que lo supiera. Miro hacia la gente, hacia el mar de gente y hago lo primero que me viene a la mente. Corro y me meto entre la gente.

Eso me cuesta caro, doy un tras pie y caigo al suelo. Mi rodilla impacta con el frío suelo pero me levanto de todas formas, metiéndome más y más. Todos son apenas borrones, no distingo caras. Las luces me molestan, la música produce pitidos en mis oídos pero yo sólo pienso en una cosa. En escapar. No lo puedo divisar entre la gente y eso es un problema porque estoy huyendo a ciegas. No voy en línea recta, giro hacia otro lado cada vez que puedo.

Me doy cuenta de que no tengo muchas opciones disponibles, y que mi cuerpo y mente son una bomba de tiempo para que colapsen. Siento perder el dominio de mi cuerpo cada vez más rápido, empiezo a ver cosas que no están ahí y los rostros que de verdad están, son apenas manchas borrosas. ¿Qué me está pasando?

Necesito plantear mis pocas opciones antes de que me atrape. La primera opción es huir, salir del local, pero hay problemas con eso. Y es que no conozco Los Ángeles, no conozco sus calles, no sabría a dónde ir y el hombre me encontraría de inmediato, además de que no estoy en condiciones para correr, con costo y me muevo en estos momentos, y me tambaleo chocando con la gente a mi alrededor al hacerlo. Mi otra opción es dar la vuelta, y llegar al pasillo y gritar el nombre de Sam a todo pulmón.

No lo pensé dos veces antes de dar media vuelta y regresar. Pero ahí estaba él, el hombre agarró mi brazo con fuerza y grité sin importarme quien nos viera, le propiné un puñetazo en la nariz, lo que lo hizo retroceder y soltarme, aproveché su descuido y me hice un camino hacia el pasillo. Pero no por donde vine, di giros y vueltas para confundir al hombre. Ignorando las náuseas y los estremecimientos de mi cuerpo, seguí adelante.

Ahí estaba el pasillo, sólo un poco más y llegaría a la primera puerta de este. Abrí mi boca y grité su nombre mientras avanzaba.

-¡Sam!- Grito con todas mis fuerzas, hasta que mi garganta ardió, hasta que siento como se desgarra. Pero sabía que no era suficiente, la música era demasiado alta, así que vuelvo a gritar, ignorando las cabezas que se giran hacia mí con expresiones furiosas, grito de nuevo, hasta que una mano se posó sobre mi boca impidiéndome llamarlo. Mi cuerpo se siente tan débil, que cuando intento apartar al hombre, no logro moverlo ni un centímetro.

Miro el pasillo mientras siento la boca del desconocido cerca de mi oído, me sacudo sin lograr nada.

-Ahora vas a escucharme.- Dice en voz baja pero lo suficientemente claro como para que lo escuche.- Vas a salir conmigo por la puerta trasera, si intentas algo entonces estarás muerta en un pestañeo y tu amigo de ahí.- Asiente hacia el pasillo oscuro.- Será el siguiente, y me encargaré de que su muerte no sea agradable. ¿Me entendiste niña?

Asiento con los ojos llorosos. ¿Qué otra opción tenía? no podía luchar, con costo y podía moverme. Así que sólo pude asentir y esperar a que Sam se diera cuenta de que no estaba aquí a tiempo.

Me dejo llevar por el tipo, pero no sin antes sacarme uno de mis tacones con los pies y dejarlo con la esperanza de que Sam lo encuentre.

Las luces parpadeantes y los cuerpos chocando contra mí mientras el tipo me saca por la puerta trasera, son lo que veo antes de sentir la noche sobre nosotros. Y yo me pregunto ¿Nadie se dio cuenta? o ¿Nadie quiso ayudarme?

Este es mi fin, caminando hacia uno de los autos, me doy cuenta de eso.

Me drogó. No fue que bebí demasiado, él le agregó algo a mi bebida, no sé en qué momento, no sé qué tipo de droga fue, pero me imagino que lo hizo con la intención de dejarme fuera de combate, como en estos momentos.

Me toma fuertemente por los hombros y yo me tambaleo.

-Vas a matarme de todas formas.- Murmuro con los ojos entrecerrados por el sueño.- Vas a alimentarte de mí.

No hay nadie en el estacionamiento, nadie que pueda ayudarme. La pareja teniendo relaciones en uno de estos autos no es una opción.

El hombre me mira, no hay emociones en su rostro pero sus ojos brillan con hambre.- Prometo que no sentirás nada.
MENTIRA.
-Sube al auto sin forcejear o entonces mis planes cambiarán.- Abre la puerta de atrás pero cuando estoy por subir se ríe y me toma de las muñecas.- Espera, espera. ¿De verdad crees que soy tan tonto? deja que te ate primero.

No sé si es por la droga en mi sistema pero en un parpadeo mis muñecas están siendo atadas y es cuando me doy cuenta. Si no actúo ahora, moriré. Y no quiero morir.

Me dejo caer en sus brazos con los ojos cerrados y la respiración superficialmente tranquila. Escucho como maldice con palabras obscenas mientras intenta enderezarme, se ha olvidado de las ataduras, ahora mis manos cuelgan a mis costados. Y mientras estoy siendo arrastrada hacia el auto, mi mano viaja abajo de mi vestido, donde tengo la daga escondida. Mis ojos se abren y tan rápida como el cuerpo me lo permite, estoy rasgando el pecho del hombre. Caigo sobre mi trasero cuando me suelta de golpe y se hace hacia atrás para mirar su herida. De su camiseta sale sangre y está rota la tela.

-¡Maldita perra!- Ladra con odio, pero yo ya estoy corriendo lejos de él, estoy corriendo hacia el bar.

Mi corazón late con fuerza mientras miro la puerta oscura y metálica cerca. Pero se detiene cuando el sonido de un disparo estalla en el aire. Me quedo como piedra.

-Un paso más y estás muerta.- Advierte desde atrás.- Gírate.- Exige y yo obedezco, agradecida por no tener un agujero en mi cuerpo.

Está apuntando hacia mi y me hace señas para que me acerque, camino lentamente, sabiendo que contra una pistola no seré capaz de detenerme. Mi cuerpo tiembla mientras me acerco, la noche de repente ya no se siente caliente, se siente fría y cruel.

Veo la rabia en sus ojos brillar junto con el reflejo de la luna en su mirada.

-Suelta el cuchillo.- Dice apuntando a mi rostro. El sonido del metal cayendo en el pavimento hace que mis dientes choquen.- Y ahora, sube al auto, en el asiento de pasajero.

Me niego a pensar en mi familia, me niego a pensar en el dolor que les causé por una necedad.

Quise que esos caníbales en el hospital no tuviesen una muerte lenta o demasiado sangrienta, lo quise así porque sabía que ninguno de los infectados tenía la culpa de serlo, pero ahora, teniendo a uno de ellos frente a mí, apuntándome con un arma, estaba segura de que no valía la pena arriesgar mi vida o la salud de mi familia por ellos. Este tipo va a matarme y no sentirá remordimiento, no, irá a buscar a otra víctima para su desayuno y yo no seré nadie en la mañana. Arriesgué todo de mi al venir, y también la vida de Sam. Y todo, por nada.
Doy un paso hacia adelante, cumpliendo con las exigencias de este hombre y entonces escucho una voz.
-No lo creo.
Sam aparece detrás del hombre tan rápido como un parpadeo y el arma que este sostenía cae al suelo, lejos de su alcance.

Sam lo agarra de las solapas de su camisa y lo estrella contra el auto de al lado. Suelta un jadeo mientras su espalda choca contra el material duro.

-¡Tu nombre!- Exige Sam con voz dura, tanto que hasta a mi me hace estremecer.
El hombre tartamudea antes de contestar.- J-Jhon.- Sam le enseña los dientes a Jhon mientras sus manos se mantienen alrededor de su cuello.
-Bien, Jhon.¿Creías que podías salirte con la tuya y llevarte a mi pareja como si de una prenda de ropa se tratara?- Si la situación no fuese tan seria, me sonrojaría por sus palabras. Pero estoy demasiado asustada como para ponerme a pensar en eso, Sam seguro ni lo pensó bien antes de decirlo.
-N-no sabía que era...- El apretón que Sam le da no le permite hablar.-¿Matarás a uno de los tuyos?- Le pregunta Jhon.
Sam lo mira con el ceño fruncido pero no relaja su agarre.- No sé a qué te refieres.- Gruñe él.
-Mi muñeca.- Dice el hombre.- Mira mi muñeca.
Sam titubea un micro segundo antes de alejar una de sus manos y levantar la manga de la chaqueta de Jhon. Logro ver un triángulo relleno de tinta negra en su muñeca, el lugar que Jhon mencionó. Miro la figura sin entender lo que significa, al parecer Sam si comprende y parece importarle porque su mandíbula se tensa y parece incapaz de reaccionar.

-Ella es uno de los míos.- Le contesta Sam de regreso.- Tú sólo eres un maldito parásito.

Jhon se ríe.- Estúpido niño, cuando tú apenas comenzabas tus entrenamientos, yo ya era uno de los mejores.
Jhon deja de hablar de manera amortiguada y sus manos antes sostenidas por una de las de Sam, se sueltan por sí solas en un segundo como si la fuerza de Sam no fuera nada. Y entonces agarra la mano que tiene él sobre su cuello, miro a Sam hacer una mueca de dolor mientras Jhon la quita de golpe y la gira con un chasquido. Escucho el grito de Sam y es suficiente para que yo empiece a correr hacia la pistola.

-¡Alto!- Me grita Jhon.- Si te mueves, le rompo el cuello.- Y como para demostrar que lo hará, se posiciona tras Sam y lo toma del cuello. Mi respiración se corta mientras miro el dolor en el rostro de Sam. Su muñeca está rota y si me muevo, su cuello también lo estará.- Cambio de planes muñequita, él es quien viene conmigo.
- ¡No!.- Suelto horrorizada. No puedo dejar que se lo lleve.

Sam niega con la cabeza, lo poco que puede por el agarre de Jhon y me mira suplicante.

-No lo hagas.- Me dice con los dientes apretados.- No te muevas de ahí.
-Sam...
-¡No! No quiero que hagas nada.- Mi cuerpo tiembla con sus palabras, con su mirada suplicante.
Jhon se ríe mientras empieza a llevar a Sam hacia el auto. No puedo quedarme, esto es mi culpa.
Jhon abre la puerta que se había cerrado, Sam mira hacia atrás, hacia mi.- Prométeme que no vendrás, que no te atreverás a buscarme.

Niego con la cabeza apretando los dientes.
Mi mente me dice que recuerde quién es, de qué está hecho. No es débil, lo sé, pero está metido en esto por mi culpa.
Mi boca se abre pero no salen palabras. Suplico porque Sam ya tenga una idea de cómo saldrá de esto, él siempre tiene un plan ¿Verdad?

Y entonces Sam deja de mirarme porque su rostro está siendo impactado contra la ventana lateral del auto. Se escucha cuando deja salir aire y cuando deja de luchar.

Grito su nombre mientras Jhon lo mete al auto casi a patadas. Me señala con el dedo, amenazándome con que me quede donde estoy. Y entonces sube al asiento del conductor y las luces del auto se encienden y el motor se pone en marcha. Retrocedo cuando parece que me echará el auto encima pero entonces mete cambio y sale del aparcamiento, miro las luces traseras del auto desaparecer a la izquierda. Entonces me quedo sola, viendo hacia el mismo lugar por varios segundos. Nadie salió, ni siquiera cuando Jhon disparó al aire, sólo Sam y ahora él está inconsciente y con la muñeca rota en el auto trasero de un caníbal. Mientras miro a la pareja que mira desde dentro del auto con ojos como platos. Me recuerdo a mí misma que no le prometí nada a Sam. Recojo la daga y el arma antes de caminar hacia el auto de la pareja.
Apago mi humanidad unos segundos mientras apunto hacia ellos, ignoro la desnudes de la chica y las marcas de labiales en el rostro y torso del chico cuando hablo en voz alta y clara.
-Voy a necesitar el auto.
El chico no duda en soltar la llave en mi palma y salir corriendo fuera del auto cuando quito el gatillo.
Ignorando las alarmas de mi cabeza, enciendo el auto y doy marcha hacia atrás, dejando el local en busca de Sam.

Uh, sin duda uno de mis capítulos favoritos, debo admitir que no soy mucho de escuchar música al español o de ese tipo, pero un día de estos sonó en la radio y me imaginé a estos dos chicos bailándola, la letra me recuerda mucho a la situación de ambos así que me pareció perfecta. Espero les gustara este capítulo tanto como a mi, el siguiente será... muy pero muy significativo para la trama. Pero recuerden algo, Abby no es la misma chica del principio. Saludos.

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