Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16

Al luchar contra Sam las siguientes noches, supe que aquel día en aquella batalla, tuve suerte de no encontrarme con él. Porque estoy segura de que no estaría viva si hubiese sido lo contrario.
Él era un experto, se movía con gracia y agilidad. Primero fueron enfrentamientos mano a mano. Caí sobre mi trasero más de diez veces en una hora. Me di cuenta que lo que había aprendido en la comunidad no se parecía en nada a lo que Sam me estaba enseñando ahora. Él decía "No tengas piedad si tu enemigo no lo tiene contigo"
Me estaba enseñando a ser letal, a no dudar de mis movimientos. Me enseñó a atacar de manera rápida, por la espalda y de frente. Por los costados y desde el suelo.
Habían pasado tan sólo un par de días pero él me explicaba de tal forma que aprendía rápido. Me enseñó cómo caer de manera que al levantarme no tuviera que hacer mucho esfuerzo.
Nadie sabía que entrenábamos de noche. Era nuestro secreto.
Todos teníamos una rutina. Después de ir a la bodega Sam, Cam, Devon y yo íbamos al hospital. Nunca subíamos, era demasiado peligroso pero observábamos cada cambio de guarda, incluso nos metimos al lugar en donde se monitorean las cámaras que está resguardado por dos guardias. Planeamos que el día en que nos infiltremos alguno de nosotros se quede a cargo de las cámaras. Pienso que Elías sería perfecto para el trabajo.

Un día nos fuimos de noche ya que también queríamos estar al tanto de los cambios en la noche y descubrimos que por la noche hay cambio de personal, no cualquier doctor, sino del personal encargado del último piso, incluso todos los guardias se cambian por la noche.

El grupo tres, que lidera Caín se encargó de seguir a varios del personal del hospital, dándonos una confirmación. Trabajan para el gobierno.

Elías buscó el perfil de varios de ellos y nos encontramos con la verdad confirmada.

Mientras tanto yo, estaba nerviosa por el día en que entraríamos. Estuve hablando con Zack y Nat bastante sobre cómo haríamos las cosas y ellos estaban de acuerdo conmigo, asesinar a todos los infectados a sangre fría, era algo despiadado, incluso si ellos quisieran atacarnos por el hambre, creo que deberíamos buscar otra opción, algo menos doloroso para ellos o al menos que haga su muerte rápida.

Justo ayer nos enteramos que todos los presidentes se reunirán, nosotros sospechamos que es para iniciar algún movimiento contra los Orígenes y Medio Orígenes, pero hasta ahora no hemos tenido ninguna confirmación.

Acabábamos de llegar al hospital, mi mente sin embargo estaba ocupada por demasiados pensamientos. No podía ir donde Zack o Natalia para hablar sobre mi idea de buscar alguna otra opción.

Apenas y saludo a los chicos y me siento en un escalón con la cabeza entre las manos.

Hasta ahora las opciones en mi cabeza son limitadas. Nada de balas o cuchillos con ellos, ya han sufrido demasiado. Me he puesto a mí como ejemplo de cómo se sentiría morir de esa forma.

Uno de mis miedos es la muerte y cómo será el día en que me marche de esta vida.

Odiaría morir a causa de una enfermedad, ya que me rebanaría la cabeza pensando en cuando será mi último día, no podría dormir tranquila. Odiaría morir ahogada, tan sólo pensar en el oxígeno que dejaré de sentir poco a poco me hace estremecer. No me gustaría morir desangrada, sería una muerte lenta y por lo tanto agonizante. Una bala en la cabeza tampoco es una opción para mi ya que yo no sería capaz de dispararme, creo que soy demasiado cobarde para hacerlo y menos si es alguien quien va a dispararme. Creo que la mejor opción para morir sería durmiendo. Dormir y no despertar. Pero nadie elige cómo morir, la muerte simplemente llega a su tiempo. Pero yo puedo evitarles el dolor a todos ellos, puedo cambiar eso.

Sam se sienta a mi lado, choca su hombro con el mío y a penas en un roce.

-Hoy has estado distraída.- No es un regaño, sino una observación, pero de todas formas me disculpo.

-Lo lamento, tengo... demasiadas cosas en la cabeza.

-¿Puedo saber?

-Bueno, no estoy del todo de acuerdo con el plan.

Frunce el ceño.-¿Hay algo malo en el plan?

-Para mí, todo. La idea es que entremos y les disparemos a todos los infectados pero me parece algo demasiado... Inhumano.- Hago una mueca de tan sólo pensarlo. De tan sólo imaginarme haciéndolo.- Sé que ellos están enfermos, contaninados y que no pueden ser curados, que la única forma de aliviar su dolor es quitándoles la vida pero no así, no así.

No espero que él hable, sé que está de acuerdo con deshacerse de ellos, tiene cordura, sabe lo que es correcto w incluso sus sentimientos están bloqueados gracias a sus entrenamientos de cazador. No se puede permitir sentir, o al menos eso pienso de él. Pero me sorprende cuando lo escuchó hablar.
-Si eso es lo que piensas ¿Por qué no lo has dicho?
-Porque no sé cuántos me apoyarán.- Ahora es su turno de fruncir el ceño.
-¿Y eso te ha detenido antes?- Me pregunta en voz baja.
-No...
-¿Y por qué ahora? Si no te sientes cómoda...- Mira a Caín.- Díselo.
-¿Qué opinas tú? ¿Qué crees que es mejor?
-Sabes que no tenía compasión al matar.-Dice sincero. Y era lo que esperaba de hecho, no me sorprende.- Pero tienes un punto. Ellos están enfermos, y sí, son una amenaza. Pero al menos se merecen una buena muerte después de toda la mierda que han estado ahí encerrados.
Me lo quedo viendo. Hasta él, un cazador insensible piensa que no se merecen morir así. Choca su hombro con el mío sonriendo de lado.
-Ve y suéltalo, pastelito.- Dice mi apodo aún más bajo y sonrío antes de levantarme y dirigirme hacia Caín.
Él está frente a la mesa larga revisando el diseño del hospital hecho por Sam.
Le toco el hombro y se gira.
-Abby.- Asiente.-¿Pasa algo?- Él había estado un poco distante desde que decidí unirme al grupo de Sam y no al de él. Antes, cuando nos volvimos a encontrar me dijo que debíamos hablar, sin embargo ahora, con tiempo y todo, no me ha buscado para hacerlo.
-De hecho sí, necesitaba hablar contigo sobre el plan, sé que ya lo tenemos listo, que lo hemos discutido varias veces en estos días y que cada paso está decidido pero...- Suelto aire y por puro reflejo miro hacia las escaleras, pero Sam ya no está ahí, miro sigilosamente unos metros a la derecha y ahí está, con Cam y Devon, asiente hacia mí con rostro serio.
Me giro nuevamente hacia Caín y veo que ha seguido mi mirada. Grave error.
Me aclaro la garganta antes de continuar.- Creo que debemos buscar otra opción, no creo que debamos matarlos de esa forma. A los infectados me refiero.
Frunce el ceño con los brazos cruzados sobre su pecho.
-No sé a qué te refieres.
-Me refiero a que habíamos planeado asesinarlos con armas con silenciador pero eso es algo frío, además alertaría a la gente ver tanta sangre. Creo que debemos buscar una opción menos sangrienta y menos dolorosa para hacerlos dormir. Si te pones a pensar, el tan sólo vernos entra con armas los alertará, causará pánico, no es una buena forma de morir.
-¿Hay acaso buenas formas de hacerlo?
-Sabes a lo que me refiero. Sólo ponte en su lugar. Piensa en qué pasaría si tú estuvieses postrado en una de esas camillas, sabiendo que te tienen, que jamás verás a tus conocidos porque el gobierno no te deja ir, imagina el dolor que ellos están sintiendo, sintiendo cómo tu cuerpo muere con cada segundo que pasa, preguntándote qué tienes, por qué todos a tu alrededor mueren y luego reviven siendo algo más... ¿No estarías aterrado? Porque yo sí, y me estaría volviendo loca.
-Ellos nos matarían en cualquiera oportunidad.
-Y aunque no sean ellos, otros lo harán, pero están enfermos, al fin y al cabo lo están. No se merecen una muerte así, merecen descansar.
-Sabes que con balas es la única forma de morir.
-Entonces buscaremos algo que tenga que ver con una muerte cerebral, pero no así, por favor, no así.
Se queda callado un momento. Mis manos sudan por el nerviosismo. Tengo esperanza. Una vez lo hice cambiar de opinión, y aunque también hubieron muertes, estoy segura de que fueron menos que las que hubiesen habido con los planes que Caín tenía. Puede volver a pasar. Estoy segura.
Caín suelta aire antes de negar con la cabeza.-Lo lamento.- Dice.- No tenemos mucho tiempo. Si al menos propusieras algo firme, pero ni siquiera tú conoces otra opción ¿O me equivoco?
No, no lo hacía. Tenía ideas pero nada seguro, nada que proponer más que las palabras que acabo de decirle.
-No.- Susurro.- Pero estoy segura que si entre todos lo discutimos...
-No hay tiempo.- Repite.- Tienes razón en que se merecen algo mejor, que han sufrido bastante, pero al final, muerte lenta o rápida, terminará de la misma forma. No podemos atrasarnos, los presidentes de han reunido para discutir Dios sabe qué pero estoy seguro que es algo que nos incumbe, están planeando algo y debemos prepararnos para eso.
-Entiendo.- Aunque no lo hacía.- Entiendo ahora lo que me espera a mi si llego a contagiarme de ese virus.
-Abby...- Me llama. Pero niego con la cabeza.
-Ya déjalo tienes razón. Pero no me culpes por tener humanidad.
Le doy la espalda y empiezo a alejarme, siento la mirada de varios tras de mí, miro a Sam mientras lo paso a él y a sus amigos y luego bajo hacia el laboratorio.
James, mamá, Elías y Drew están trabajando con Max.
Quizá no fue bueno venir. Pero aun así, a causa fe mi enojo, decido acercarme.
Abrazo a mamá por detrás.
Ella me saluda.-Hey, no sabía que habías vuelto.
-Acabo de hacerlo.- Digo mirando hacia el Max sedado.-¿Algún avance?
-Dejamos de alimentarlo hace veinticuatro horas.- Dice Drew anotando algo en su libreta.- Le tomamos muestras de sangre, el virus es menos agresivo dentro de ellos cuando no se alimentan. Hicimos una prueba, lo pinchamos con una aguja en el dedo, este no sanó como debería. Pensamos que la curación es así de acelerada por la alimentación que llevan, al dejar de comer el cuerpo empieza a marchitarse a cómo debería estar cuando mueren y regresan.
-Nuestra carne los mantiene vivos.- Digo soltando a mamá.-No es sólo el hambre, es la necesidad por vivir.
Drew asiente.- Así es, ellos empiezan a morir de nuevo, empezando desde adentro. Si no se alimentan en determinado tiempo, su cuerpo se empezará a descomponer y luego morirán.
Ahora entiendo otra de las reacciones de Tessa el día en que me atacó, ella estaba ansiosa por alimentarse y según mis cálculos, ella llevaba días viva otra vez, ella quería comer porque no lo había hecho en quien sabe cuántas horas. Por eso olía de esa forma, estaba muriendo. Sin embargo no llevaba tantas como para afectar su curación.
-Otra cosa más que entender.- Murmura mamá.
-¿Cuánta cantidad necesitan para reponerse?- Le pregunto a Drew.
- No puedo estar seguro, no sé cómo es que se alimentan, no los he visto personalmente, a Max lo alimentamos con sangre pero es suficiente para mantenerlo fuerte y despierto.
- Comen carne, nuestra carne así que se mi atrevo a opinar, diría que hacen falta un par de mordiscos.
Elías hace una mueca de asco pero asiente.
-Creo que también opino eso. Deben repudiar la carne humana.

Escucho pasos bajar y acercarse.
-Abby.- Me llama Sam, me giro lentamente.-¿Puedo hablar contigo, por favor?
Asiento separándome de mamá. James frunce el ceño hacia Sam pero este lo ignora.
Camino hasta donde Sam está.
-¿Sí?
-En privado.-Dice.
-No creo que aquí sea posible.
-Exacto, ven conmigo.- Me tiende la mano.
Miro hacia atrás sólo para encontrarme con la mirada de mamá y la de James. Mamá parece tranquila pero James... Parece confundido. Me digo a mí misma que aclararé todo después.
Tomo la mano de Sam, que se me hace fuerte y suave a su vez. Entonces ya no estamos ahí. La sensación de vértigo se ha vuelto más soportable.
Pero no dejo de cerrar los ojos cada vez que siento el jalón que me indica que estamos yendo a otro lugar.
Aparecemos en el auto de Sam, parqueado una calle antes, estamos en el asiento trasero, mi rodilla choca contra el porta vasos y hago una mueca.
-Lo escuché todo.- Dice son molestarse en bajar la voz. Me giro por completo hacia él.- Y no estoy de acuerdo con él.
-Aunque me cueste aceptarlo y también me enoje, tiene razón. No tengo una idea clara, sólo estaría atrasando el proceso.
Me mira mal.- No cambies tu forma de pensar por alguien más. Tienes tiempo, haz tus propias ideas, plantéalas y cuando estés segura entonces dile la idea completa. No sedas si crees que es lo correcto.
Me agarro la cabeza con una mano.- No puedo hacer todo eso sola.
-¿Quién dice que lo estás? ¿No estoy aquí acaso?
Sus palabras me hacen sentir mejor.
-¿Realmente vas a apoyarme?
-Estás loca y creo que por eso me empiezas a agradar.- Sonríe burlón.- Creo que es porque yo también tengo ese gramo de locura.
-Entonces estás loco por ayudarme.
-En ambos sentidos.- Asiente.- Iremos a tu casa y buscaremos respuestas claras ¿Entendido?
Asiento de inmediato.- Bien, pastelito, mueve tu trasero al asiento delantero.- Lo miro con las cejas arqueadas.
-Eres un asqueroso.
Se ríe.- Me has llamado por peores cosas, ya estoy acostumbrado.
Al llegar a casa lo primero que hago es bajar mi computadora portátil, un cuaderno y un lápiz, nos sentamos los dos en el comedor.
-Bien.- Dice alargando la palabra y agarrando mi cuaderno.- Empecemos.
Empieza a escribir y casi me atraganto cuando veo lo que escribe.
"Ideas para asesinar"
-Dios mío, Sam.- Lo regaño.
-¿Acaso no es eso lo que haremos?- Ruedo los ojos.
No se toma nada enserio.
Empiezo a navegar por Internet, él hace lo mismo desde su celular.
Empiezo con historiales de asesinatos, qué métodos se utilizaron.
Leo sobre personas que por despecho o ira utilizaron los peores venenos. Leo sobre estos, diferentes síntomas, todas dolorosas, desde calambres hasta ataques cardíacos. No quiero nada de eso, quiero que sea rápido.
Desde Arsénico hasta Ántrax.
Leyendo los síntomas sólo me imagino a mi teniéndolos, tengo vez calor ríos constantemente mientras apunto lo que encuentro junto a la letra fina y delicada de Sam que anota sus propias ideas.
Estoy concentrada leyendo los síntomas de los venenos cuando Sam habla:
-Escucha esto: En la primera guerra mundial se tuvo la idea de usar polvos tóxicos como armas, se le llamó "Nube de polvo" Abby, esa es una buena idea, quizá si soltamos un gas tóxico que no dure mucho en hacer efecto en los infectados podamos ponerlo en práctica. Sería fácil sólo soltarlo.
-¿Pero qué pasa con el resto de pacientes? Eso perdurará en el aire, puede matar a inocentes.
Se queda pensando un momento.- Podemos evacuar el hospital.
-Eso alertará a los guardias.
-Seremos invisibles para ellos.
Mi corazón late de manera rápida. Quizá esté tratando de ayudarles pero igual les quitaré la vida. A pesar de que no es mi culpa lo que está pasando se siente así mientras busco formas de cómo quitar vidas.
¿Será eso lo que quieren los Primeros? Que perdamos la humanidad por completo, que nos volvamos monstruos... Lo están logrando.
-Es... Es una buena idea, ahora hay que buscar una toxina que no tarde en... Matarlos.- La palabra me escuece en la lengua.
Sam nota mi cambio.- Es algo que tiene que hacerse.
-Lo sé.- Murmuro en voz baja a pesar de que estamos solos.- Pero eso no lo hace más fácil.
-Algún día tendrás que acostumbrarte.
-Ojalá no tuviera que hacerlo.- Suelto aire. Tecleo la palabra "Toxinas en internet" y luego lo escucho.
-Tu corazón es demasiado bueno.- Lo miro. Luce serio, observador y sobre todo sincero.- Y me temo, que esa será la razón de tu muerte.
Sus palabras me hacen sentir melancólica, pero no se me ocurre nada más que decir excepto:
-Recuerda no llorar.
No deja de verme, no sé si mis palabras lo afectan porque su rostro no muestra nada ahora. No asiente, no niega. Así que aparto la vista y empiezo a leer nuevamente.
Pasan minutos, quizá un par de horas y no habíamos encontrado mucho. Todas toxinas y venenos que actúan en horas o varios minutos. Nada hasta ahora que leo el nombre en voz alta.
-Ricina.
-¿Qué?- Pregunta Sam, distraído.
-Ricina, es una toxina que mata en segundos y de hecho, fue utilizada en la segunda guerra mundial, aprobada como uso militar. Se utilizó en bombas. Creo que es perfecto, podemos utilizarlo, como tú dices, en gas.
Sam me escucha asintiendo y luego se pone a leer el artículo que encontré.
Empieza a anotar lo más importante y cuando termina le pregunto.
-¿Pero en dónde se conseguirá eso?
¿Cómo podemos demostrarle a Caín que es un buen plan?
-No creo que quiera una demostración.- Dice burlón.- Aunque yo estaría encantado de dársela.
Lo golpeo en el hombro mientras ríe.- Bien, bien. Creo...- Dice ya serio.- Que puedo ayudar con eso, espera un segundo, llamaré a un viejo contacto.
Me deja sola en la cocina y va a la sala.
Pasan los minutos, me siendo todo nerviosa. Con ese temor que se siente particularmente cuando haces algo malo y lo estás ocultando.
Ricina, esa es la solución. Ellos no sufrirán.
Sin embargo escucho una voz en mi cabeza.
"Ahora será tu culpa. Tú serás quien los mate, tu liderarás su muerte"
No puedo evitar estremecerme al reconocer que es verdad.
Yo daré la idea, dependerá de Caín y el grupo si lo aprueban. Y si lo hacen, será como si yo estuviera asesinándolos personalmente.
Sam está equivocado, no sólo no tengo un gran corazón. No tengo en absoluto.
Sin embargo usaré eso a mi favor para hacerles pagar a los Primeros.
Cuando Sam regresa lo hace, como siempre, a lo grande.
Con una frase que me deja boquiabierta.
-¿Has ido alguna vez a Los Ángeles?
Lo miro extrañada.
-¿A qué te refieres?
Se sienta nuevamente en el lugar frente a mi y aparta con cuidado la computadora y pone el cuaderno frente a él.
-Como sabes, los cazadores viajamos mucho.- Asiento, James me lo había explicado. De hecho, ésta casa era de él, ya que por sus viajes constantes tiene varios domicilios. ¿Cómo consiguen el dinero para tantos? No tengo idea pero sospecho que hay gente de ellos infiltrada por doquier.-Bien, estuve viviendo en Los Ángeles un tiempo, conocí a gente no muy agradable pero que por suerte les agradé a ellos.
-Sólo dilo.- Pido.- Estás haciendo que me duela el estómago.
Rueda los ojos.- Son narcotraficantes.- Explica.- Trabajan en un bar lujoso, he ido un par de veces, me hice amigo del dueño. Creo que él puede conseguir lo que buscamos, una pequeña cantidad pero lo suficiente como para que Elías analice si sería lo suficientemente letal para los infectados. Si lo es, entonces se lo diremos a Caín.
¿Narcotraficantes? ¿Bares lujosos?
¿Qué demonios?
-¿Eres amigo de un narco? ¿En qué demonios estabas pensando?
-Ese no es el caso pero si te pones a pensar, es útil.
Hago una mueca.- No sabía que utilizabas drogas...
-Nuevamente, ese no es el caso pero por si te lo preguntas, pasé por una etapa difícil, ya no más.
Niego con la cabeza.-¿Qué pasa si Caín no lo aprueba?
-Gracias a Dios no más preguntas sobre mi, y eso, Caín no es el líder de cada uno de nosotros, eso apestaría.- Dice haciendo una mueca de desagrado.-Él sólo nos guía, sin embargo guiar y liderar no es lo mismo. Cada uno de nosotros es capaz de decir no, no haré esto o no estoy dispuesto a ir a tal lugar. Yo al menos tengo libertar de decir "No seguiré ésta regla" simplemente porque quiero y tú tienes la libertad de aportar nuevas ideas.
-¿Pero qué pasa si todos están de acuerdo con él?
-Entonces tienes la libertad de no participar si así lo decides.
-¿Y eso en qué me convertiría? ¿En una cobarde?
-No, en alguien con humanidad. No te preocupes por Caín, si es sabio, sabrá qué opción es mejor.
-¿Entonces qué? ¿Cómo obtendremos la Ricina?
-Iremos a Los Ángeles.- Abro los ojos por la sorpresa.
-Te has vuelto loco, mamá nunca me dejará reunirme con narcotraficantes, creo que eso traspasa sus límites.
Se ríe.-¿En éstas circunstancias tienes límites?
-Creo, pero no me detendré a preguntárselo.
-Supondré que eras de esas niñas que no hacía nada a escondidas de sus papis.- Se burla. Pero no me río.
-Mi padre no estaba conmigo. Lo asesinaron cuando era una niña.
Sam borra su sonrisa y me mira con una pregunta silenciosa. "¿Qué pasó?" veo que pregunta.- Unos cazadores.- Es lo que digo.- Un día fue a trabajar y no volvió.
-¿Cuántos años tenías?
-Tenía...- Los números se me hacen borrosos. No podía creer que lo estuviese olvidando.- Entre cinco y ocho, no... No recuerdo bien.- Eso hace que me altere un poco. Es algo que no debería olvidar. Sin embargo, para mi horror, me doy cuenta de que no es lo único que he olvidado. Me tapo la boca y suelto aire.- Dios. Estoy empezando a olvidar su rostro.-
Miro con horror la mesa. No puede ser.
-Tranquila.- Me dice Sam.- Respira profundo.
-No debería ser así...
-Es normal.- Dice cambiando de asiento, ahora está a mi lado.- Es totalmente normal.
Hago lo que dice. Respiro profundo sólo para soltar aire y luego repito el proceso.
-Ahora lo entiendo.- Dice Sam.- Entiendo tu odio hacia nos... Hacia los cazadores. No sólo tenías miedo por tu vida, sino por el recuerdo de lo que pasó con tu papá.
Asiento con la cabeza.- Lamento que tuvieras que pasar por eso.
Siento su mano en mi espalda.- De verdad lo siento.
Mis ojos están húmedos pero no caen lágrimas.
-Ahora lo entiendo...- Sigue murmurando de manera lejana. Me doy cuenta de que ahora está hablando más para él que para mi.
La puerta principal se abre y ambos nos paramos bruscamente, cerrando la portátil y el cuaderno. Limpio mi rostro y sorbo mis mocos. Cuando mamá y James entran a la cocina, nos miran con fundidos.
-¿Qué estaban haciendo?- Pregunta James.
-Planeando una estrategia.- Dice Sam rápidamente. Su rostro se ha transformado, ahora luce serio, desinteresado.
-¿Por qué tienes los ojos rojos?- Me pregunta James. Mira a Sam enojado.-¿Qué le hiciste?- Empieza a avanzar hacia él.
-¡Espera!- Lo detengo.- No me hizo nada, soy yo. Me puse a pensar en todos los infectados y cómo están condenados a morir, sin la esperanza de una cura. Sam no me hizo nada.
Eso parece calmarlo a medias. Miro de reojo a Sam que no parece preocupado por James. Sino dispuesto a defenderse si hace falta.
-De todas formas.- Dice James.- Íbamos a cenar fuera, Abby. El resto está esperando en el restaurante. Vámonos.- Dice mirando a Sam.
-Supongo, no estoy invitado.
Miro a James.- Claro que sí, todos vamos.- Dice mamá.- Andando.
-Pero te vas en nuestro auto.- Dice James.
Agarro las cosas sin mirar a Sam y salgo con mamá.
Escucho cuando James le dice a Sam:- Tendré un ojo en ti.
-Puedes tener los dos, no tengo problemas.
Sonrío mientras subo las escaleras.
Fuimos por pizza. Me senté a la par de Zack y del otro lado estaba Nat. Ambas fastidiamos a Zack por su elección de pizza hawaiana. Lo que él ignoró mientras hacía ruidos de satisfacción con cada bocado.
-La pizza de la cafetería apestaba.- Dice Nat con disgusto.
-Ni que me digas, el puré de papa era demasiado gris.- Digo yo.
-¡Y pegajoso!- Exclama Zack.- Una vez lo probé y creo que se quedó atascado en las paredes de mi estómago.
Dejo de masticar para empezar a reír. Mi estómago se tensa de tanto hacerlo.
Siento que alguien me patea bajo la mesa y cuando levanto la vista, me topo con Sam del otro lado de la mesa. No me mira, está platicando con Devon a su lado, sin embargo logro captar una rápida mirada de reojo que me lanza. Sonrío disimuladamente y le regreso el golpe suave.
-¿Recuerdan al profesor de educación física?- Pregunta Nat.- Ese señor era el mismísimo diablo. Recuerdo las tres vueltas al campo. Santo. Cielo. Odiaba a ese hombre.
-Creo que ahora se lo agradezco.- Digo yo.- Pero me gustaría verlo correr lo que yo al ser perseguida por los caníbales. Ahí no habría silbato que lo salvara.
-¿Recuerdas cuando te caíste en media carrera?- Pregunta Zack codeándome.
Mi sonrisa se borra...
-Ah sí...- Susurro yo.
Zack nota mi cambio y abre los ojos.- Lo lamento Abby, en serio no quería mencionarlo...
-Tranquilo, eso quedó atrás. Puedes pronunciar su nombre si quieres. Además, creo que fue un bien día.
Zack sonríe tristemente.
Y yo también, pero no por Jesse, sino por Sebastian.
Ese día bromeamos, creo que fue la primera vez que lo hicimos.
Yo me raspé muy feo las rodillas y tanto él como el resto de los hermanos, me atendieron de manera amable. Me caí a causa de la visión que tuve sobre Caín. Un Caín totalmente diferente al que conozco.
-Ahora que podemos hablar de este tema sin estremecernos.- Dice Nat.- No estuviste en la fogata. Debo admitir que siempre me pareciste fuera de lo normal.- Le dice a Zack.
Veo a Zack sonreír.
Y mientras bebo té murmuro:- Sí así parecía en la biblioteca.
Zack se atraganta con su trozo de pizza y ambos me lanzan miradas asesinas.
-¿Estiviste ahí?- Pregunta Zack alarmado.
Muerdo mis labios para evitar una risa alarmante.
-En mi defensa no fue planeado...
Zack se vuelve rojo.- Por cierto, linda charla tuvieron ese día.
-Cállate antes de que tu vaso de té accidentalmente se vuelque sobre ti.- Me sisea él.
-¿Accidentalmente? Vaya cosas pasan aquí.- Me burlo.- Pero bueno, me callo.
Continuamos hablando, la garganta me dolía de tanto reír, lo que se sentía bien. Porque en meses no había ni sonreído. Por minutos me sentí viva, me olvidé de todo excepto de los momentos de nuestro pasado que estábamos recordando con sonrisas.
Buenos recuerdos. Un buen pasado.

Y cuando todo terminó, Sam, Devon y Cam se fueron al apartamento y el resto nos fuimos a casa.

No había pasado ni media hora cuando James me llamó a la cocina para hablar.

-Sabes que respeto tus decisiones.- Es lo primero que me dice, yo asiento. Sabía eso y también sabía cuánto me quería, por lo tanto comprendía sus preocupaciones.- Y siempre procuro apoyarte con ellas, pero creo que sabes que Sam es el límite.

-Si es por lo de hoy, James, de juro que no me hizo nada. De verdad estaba así por los infectados del hospital, me preocupa demasiado la situación.- Pero él niega con la cabeza.

-No es sólo por eso. Es por todo lo que respecta a él. Ya te había dicho, Sam es peligroso, es un mentiroso de primera y hay maldad en él, maldad de verdad, porque nos criaron para ser así o peor.

-Tú no eres así.- Comento relajada.

-Pero él sí. Yo nunca disfruté mi trabajo pero Sam se sentía orgulloso de lo que era, su linaje es poderoso, superior al de muchos cazadores, lo que lo hace más letal. Y tu participaste en una guerra que quebrantó las vidas de los cazadores, mientras que unos lo ven como una liberación, otros lo ven como una condena y Sam lo ve como lo último. Así que temo por ti, temo porque con sus palabras engaña y con sus actos confunde. No quiero verte atrapada. No quiero que te use.

-Sé a qué te refieres, y créeme, sé todo eso, sé cuán peligroso y oscuro, pero no me dejaría engañar. No sabes cuánto lo he insultado por cómo era su vida y cómo la está llevando ahora, lo he juzgado muchas veces por sus pensamientos y aun así, él no me ha lastimado. Sam puede ser malvado cuando quiere pero estoy segura de que no me lastimaría.- Y esperaba que así fuese.- Creo que confío en él.- James suelta aire, no de manera exasperada sino como intranquilo.

-¿Por qué?- Me pregunta con ojos dolidos.- Dame una buena razón por la que confías en alguien como él.

Las respuestas vienen a mi mente y se mezclan haciendo que no pueda hablar al instante. Su rostro aparece frente a mi, sonriendo, gruñendo, rodando los ojos o mirándome de reojo. Pienso en cómo algunas de sus palabras me dan fuerza, pienso como otras me causan dolor. Pienso en sus acciones, en como a veces lo hacen ver como un idiota y otras muchas veces como alguien peligroso, pero también, en pocas, que lo hacen verse valiente y honesto. Pienso en cómo su mano sostuvo la mía para evitar que cayera aquella noche, en cómo ese extraño llegó a mi vida de golpe. Con palabras descaradas, miradas divertidas y gestos misteriosos. Y me doy cuenta. Yo antes estaba cayendo. Cayendo cada día, cayendo a cada hora, hasta que él me sostuvo y paró el trayecto. De verdad caía antes que él apareciera. Mi pecho se estremece y mi estómago empieza a incendiarse. Una sonrisa fantasma aparece en mi rostro. Le debía mucho a Sam.

-Apareció justo cuando más necesitaba a un amigo.- Contesto sin vacilar. Mis manos se retuercen con nerviosismo a cada lado de mis caderas.- El momento indicado, la persona indicada.

El ceño de James se frunce.-¿Estás enamorada de Sam?- brinco por la sorpresa que me provocan sus palabras.

-¡Por supuesto que no!- Exclamo de inmediato. Eso es pasarse de mi agradecimiento hacia él. Y debía admitir que sí, Sam era hermoso, muy hermoso. Y su cuerpo le hacía bastante justicia a su rostro. Sin embargo, a pesar de las bromas entre nosotros y las miradas que nos dábamos, estaba segura que ninguno de los dos sentía algo parecido al amor hacia el otro. Sam no es de los románticos, no es el chico de relaciones, es un chico de guerra, un guerrero. Y yo no estaba lista para un nuevo amor, mi corazón podía ya no estar en pedazos pero tenía cicatrices profundas, no podía darme el lujo de seguir dañándolo. Y también tenía mucho en qué pensar, cosas que no incluían a una pareja en un futuro cercano. Sam era lo que necesitaba, pero no de esa forma.- Sam y yo.- Digo tragando saliva.- Jamás pasará.

-Abby, eso no es lo que pregunté.

Lo miro de frente, no parece enfadado, parece un padre preocupado por su hija.

-No es amor lo que siento por Sam.

-¿Entonces?- Pregunta igual de confundido que antes.

-Siento gratitud, además de eso, siento que él me da fuerzas. Puedo asegurártelo otra vez, no lo amo, no estoy enamorada de él. Pero creo que luchamos bien juntos. Mi corazón sólo ha sido de alguien, y aunque ese alguien ya no esté, mi corazón no quiere ser de nadie más. Y así seguirá por un largo tiempo.- Tomo su mano.- No tienes de qué preocuparte.

Puedo ver un gramo de alivio en sus ojos, sin embargo, la ansiedad perdura.

-Confío en ti. Más, en él, nunca. Sé que puedes cuidarte sola.- Asiento.

-Gracias por confiar en mí.

-Siempre.- Dice tomando mi mano. Veo nuestras manos, fuertemente agarradas. Las suyas, fuertes y con cicatrices, las mías, más pequeñas, delicadas pero fuertes.

Un sentimiento que ha estado mucho tiempo presente ahora sale a flote. James, tengo la suerte de decir que es parte de mi familia.

No lo pienso dos veces cuando suelto nuestras manos y me levanto a abrazarlo. Se siente cálido contra mí, un aire paternal me envuelve junto con sus brazos. Le quería, le quería mucho.

Suelto aire mientras absorbo su olor y sonrío cuando me doy cuenta que tiene un poco del aroma de mamá con él.

-Te quiero.- Le digo abrazándolo aún más fuerte.

No se tensa ante mis palabras, todo lo contrario, lo siento relajarse.- También te quiero.

Esta noche no espero a Sam, hace poco leí el mensaje que me había enviado hace un par de horas, donde me decía que su contacto tendría la Ricina lista para mañana. Lo que decía en una parte de su mensaje era "Iremos a Los Ángeles" y yo le contesté amablemente que estaba loco.

Pero al final de cuentas tuve que aceptar ir. Además era parte de mi responsabilidad, la Ricina fue mi idea, todo esto lo fue, y no podía quedarme atrás mientas Sam hacía todo el trabajo.

Me dijo que él arreglaría todo para mañana y que pasaríamos por su apartamento antes de teletrasportarnos allá.

Todo esto era una locura.

Pero una bien elaborada.

Aquí otro capítulo, recuerden que estaré subiendo varios a la semana, ya que terminé de escribirlo, podría subirlo de una vez todo pero siento que disfrutan más con el suspenso en cada capítulo así que lo subiré con más calma, al menos dos o tres por semana. Como siempre gracias por comentar y votar, me encanta leerlos.❤
¡Feliz fin de semana!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro