Reencuentro
4:38 AM
Me encontraba frente a la ventana abierta de mi dormitorio, la noche era calurosa, me senté en el alfeizar a refrescarme con el aire y claro no era una casualidad que me encontrara justo ahí a esa hora.
Desde hace semanas que mi obsesión por los "hermanos misteriosos" había empeorado. Aunque el solía lucir un poco más normal y despreocupado... se la pasaba coqueteando con todos los chicos con los que se topaba, era muy atractivo y él lo sabía, me recordaba mucho a un amigo. Sabía usar su físico y personalidad atractiva para conseguir lo que quería.
Pero ella me resultaba un completo misterio, ella a diferencia de su hermano ponía toda la distancia que podía con la gente, a veces se iba del castillo y no regresaba en días, a veces pasaba por fuera de su dormitorio y sonaba la música demasiado alto, me esperaba y ella no salía en horas.
Remus, te estas convirtiendo en un jodido acosador. Pensé.
Hacía unas noches me había despertado en la madrugada agitado por el sueño que había tenido y me apoye en la ventana para poder recuperar el aliento. Y ahí estaba ella, caminando por el jardín dirigiéndose al lago, como si fuera lo más común del mundo levantarte en la madrugada a nadar en un cuerpo de agua repleto de criaturas peligrosas en medio de la obscuridad.
Desde entonces cada madrugada la esperaba y siempre aparecía. Tan solo vestida con su traje de baño y una sudadera enorme encima. Saqué una barra de chocolate del cajón de mi escritorio y volví la vista a la ventana, ahí estaba... caminando sigilosa, parecía muy frágil, estaba tan menuda. ¿Tendría algún problema? ¿No le gustaría la comida de Hogwarts? ¿Por qué iría a nadar a esta hora? ¿Tendría problemas para dormir? ¿En qué pensaba cuando nadaba? ¿Qué pensaría si supiera que la persigo a ella y a su hermano, que los vigilo?
En lo que me acechaban todas esas dudas ella había atravesado el jardín y se había perdido de mí vista entre los árboles.
Misión cumplida Remus, ya que tu insana y repulsiva obsesión por vigilar gente inocente ha sido satisfecha deberías hacer algo más provechoso.
Minerva me había ofrecido reintegrarme como profesor de Hogwarts en el próximo curso, acepté después de que me prometiera que no se mencionaría mi condición como hombre lobo, la mayoría de los alumnos que habían conocido mi condición ya se habían graduado y en los que aun estudiaban ahi no era noticia nueva, el resto de profesores estaban enterados así que no hacía mucha falta. No hice la petición por vergüenza O quizá sí, pero los ánimos de la gente no estaban muy estables aun y si mencionabas hombre lobo, de inmediato volvía el miedo y con él el rechazo o incluso agresión. Me pareció que Minerva había quedado sospechosamente aliviada cuando pedí esa condición, lo cual también había despertado algo en mí, algo estaba ocurriendo y yo estaba seguro que estaba relacionado con nuestros misteriosos jóvenes. Me entretenía planeando un programa educativo nuevo para las clases del curso hasta que mi alarma me informó que eran las 7:00, la hora en que mis victimas de asecho desayunaban, me cambié el pijama lo más rápido que pude y salí hacia el gran comedor.
-Buenos días profesor Lupin– me saludó alguien en el pasillo, me giré para encontrarme con Hermione, acompañada por Ron y Harry.
-Hola Chicos - Sonreí -¿ya desayunaron?
-A eso íbamos – respondió Ron - ¿quiere venir con nosotros? Hace mucho que no lo veíamos, mamá está algo preocupada.
-Claro. Bueno, he estado algo ocupado en el ministerio. y siguiendo personas.- me aclaré la garganta. Reanudamos la marcha hacia el comedor.
-¿Y qué ha pasado? En el profeta no hacen más que hablar de estupideces- Intervino Harry, Los únicos que nos han dicho algo relevante han sido Isabelle y Lucien. Pero a ellos tampoco los vemos tanto. Así que esos eran sus nombres, mis "hermanos misteriosos" tenían nombre por fin. – Aun continuamos con los interrogatorios al personal y sólo dos mortífagos han sido programados para juicio. La cosa va un poco lenta, Kingsley hace lo que puede, pero el profeta no ayuda mucho con sus noticias llenas de hoyos y rellenas de suposiciones en lugar de hechos. Las personas que yo he entrevistado parecen estar limpias. El juicio que está causando mucho revuelo ha sido el de los Malfoy. Ya se ha pospuesto dos veces. – Terminé – es de todo lo que me enteré en mi última visita.
-Ojalá los condenen al beso del dementor- gruñó Ron.
-¿Te parece que es lo correcto? Después de todo Narcisa ayudó a Harry y ellos renunciaron seguir luchando antes de que Voldemort muriera. Harry enrojeció hasta las orejas, y evadió mi mirada. Otra cosa sospechosa. Te estas volviendo paranoico.
- Por su culpa torturaron a Hermione y casi muere mi hermano Fred.- Yo creo que el beso es lo mínimo que merecen. – Reafirmó Ron. Harry caminaba mirando el suelo y no mencionaba nada, debía hablar con él. Se notaba que algo iba mal. – Antes de contestarle a Ron éste grito – ¡Charlie! – y corrió a abrazar a su hermano. Hemione me dedicó una mirada triste y los tres nos aproximamos a una de las mesas donde estaban sentados todos los Weasley.
Claro que no había olvidado por qué había ido a desayunar a esa hora, así que mientras saludaba a todos buscaba con la mirada a mi presa. Por un momento pensé que no estaban ahí pero al dirigir la mirada a la propia mesa en la que yo estaba los encontré, a sólo tres asientos de mí, hablando con susurros entre ellos y riendo. Él estaba vestido con sus habituales ropas Muggles negras y su chaqueta de cuero. Ella tenía una suave playera negra que resaltaba sus brillantes ojos azul intenso, y enmarcaba junto con su caótico cabello largo y obscuro su pálida piel. Miré su plato y solo tenía en el puré de patata, por eso estaba tan flaca, me molesté. Su hermano tenía el plato lleno de pastel de melaza y tomaba café. Alguien necesitaba cuidar de ella, ofrecerle todo tipo de pasteles, y cosas deliciosas para que comiera.
-¿Remus? – Alguien me sacó de mi ensimismamiento. – ¿Perdón?- respondí.
Te estaba felicitando por tu nuevo puesto como profesor de defensa contra las artes obscuras. –repitió Arthur sonriendo amablemente.
-Oh, gracias. Sí, me tomó por sorpresa que Minerva me lo pidiera.-
- Fue el único que se ha sorprendido –Contestó Harry – Era evidente, usted es el mejor profesor de defensa contra las artes obscuras que ha tenido Hogwarts. Me sonrojé y agradecí con una inclinación de cabeza. No se me ocurría que decir, era muy importante para mí que Harry tuviera tan buena opinión mía después de lo que le había hecho, después de no haberlo apoyado cuando Sirius murió.
- Si me disculpan- Era Charlie que se había levantado he iba hasta mis hermanos misteriosos.
Me cerqué más a donde estaban para oír la conversación.
Charlie se había aproximado a la joven con curiosidad.
-¿Belle?- preguntó tocando su hombro. La mirada de la chica se volvió a él y vi cómo poco a poco sus ojos se iluminaban y una enorme sonrisa se empezaba a formar en su cara.
- ¿¡Idiota!? – Gritó emocionada golpeando el pecho del chico y luego se lanzó a sus brazos, para entonces toda la mesa ya los estaba contemplando. – ¿Qué demonios haces aquí?
-¿Bromeas? Toda mi familia está aquí.- dijo señalando a todos los pelirrojos que estaban sentados a unos metros. -yo acabo de volver de Rumania.- por fin la soltó y besó su mejilla.
- El amante de Dragones ha vuelto a nosotros ¿no nos podemos deshacer de ti, zanahoria? – le dijo el muchacho, Lucien. Abrazándolo con fuerza, como a un viejo amigo y sonriendo tanto como su hermana.
-¿Qué diablos hacen ustedes aquí? La última vez que los vi se largaron de Rumania en el Vipertooth peruano. –les preguntó y no pude dejar de notar que se colocó al lado de Isabelle y rodeó su cintura con uno de sus brazos. ¿Por qué la abrazaba? ¿Por qué ella se dejaba?
- Dumbledore nos reclutó para su organización secreta y tuvimos que marcharnos rápido, no fueron los mejores meses.- contestó Lucien encogiéndose de hombros.
-Creo, que al final, todos terminamos metidos en esto. –le sonrió tristemente a la joven. – Me alegra mucho verte Belle, a los dos.- corrigió rápidamente. La joven lo miraba con una mezcla de tristeza e incomodidad. Ahí había algo más que investigar.
-Bueno, vengan.- dijo soltando a la chica. – les presentaré a todos. Lucien miró a Isabelle alarmado, pero solo duró un segundo, si hubiera parpadeado en ese instante no me habría percatado de nada. La chica se encogió imperceptiblemente de hombros y su hermano se relajó.
- Hola familia, amigos.- llamó nuestra atención. –Quiero presentarles a Isabelle y Lucien Blair, son unos buenos amigos que conocí en Rumania. Todos les sonreímos a modo de respuesta.
-Hola queridos, siéntense.- saludó Molly. Mientras todos iban estrechando sus manos, casi llegaba mi turno, Isabelle posó su penetrante mirada en mí, era solo una muchacha en sus veintes pero logró hacerme sentir diminuto, como si pudiera hacerme daño en cualquier momento. Había un aura peligrosa en ella que no había notado hasta ese momento. Estrecho mi mano y murmuró. –Hola, Isabelle, encantada.- me dedicó media sonrisa.
R-remus Lupin- contesté, quise decir algo más pero ya se había volteado. –Lucien Blair.- me dijo su hermano sin interés mientras apretaba mi mano.
-¿Y cómo se conociegon?- Preguntó Fleur. Charlie comenzó a reír a carcajadas. Ahora volvían a tener la atención de todos.
-Bueno, ellos... me secuestraron.- afirmó entre risas.
-¡¿Qué?!- Exclamaron más de uno.
-Técnicamente no fue un secuestro- Argumentó Isabelle sonriendo, sus dientes eran tan blancos, ¿cómo lo conseguía? Tenía una fina cicatriz en su labio superior del lado izquierdo, sus labios lucían muy suaves.
¿Por qué carajo estoy pensando en sus labios?
-Oh no, Literalmente fue un secuestro.- continuó Charlie.
-Imaginen, me tocó el turno nocturno, estoy patrullando el refugio de dragones y revisando que todos estén bien, cuando de repente aparece esta hermosa mujer.- dijo señalando a Isabelle. Algo dentro de mí se retorció con enfado. Debe estar cerca la luna llena.
-Con la ropa desgarrada y cubierta de sangre, solo me dijo "vendrás conmigo, idiota." Y todo se volvió negro. Cuando despierto, estoy en un lugar obscuro, desconocido, con este hermoso hombre herido hasta los huesos.-Señaló a Lucien.-la agresiva y preciosa mujer que me había noqueado y un Vipertooth peruano con una pata lastimada, hambriento y muy muy enojado.- todos estábamos sorprendidos, Harry, Ron y Bill parecían impresionados, mientras Molly y Hermione estaban más preocupadas que impresionadas.
- ¿Que les había ocurrido?- Preguntó Harry con curiosidad.
- Rescatamos al Dragón de un circo en Brasil. –le contestó Lucien, su hermana le había dado un ligero codazo en las costillas, parecía una advertencia. ¿Qué es lo que no querían contar? –Luchamos contra los magos que lo tenían cautivo y eran muchos así que no salimos bien parados, huimos en el dragón, queríamos llevarlo a Ucrania donde tenemos un conocido que lo cuidaría, pero el pobre reptil había estado atado de una pata mucho tiempo, no habíamos notado que tenía una infección. El viaje cruzando el atlántico lo había agotado, no habíamos comido nada en días, ni el dragón ni nosotros. Estaba débil y teníamos miedo de que la infección llegara a su sangre. Mi hermana es muy buena curando, pero no somos expertos en dragones, teníamos miedo de hacerle más daño que bien. Pudimos llegar a Rumania, nos escondimos en una zona militar abandonada, por suerte los Vipertooth no son muy grandes y cupo muy cómodamente en un hangar de la base. Mi hermana desapareció por unas horas y volvió con el buen Charly inconsciente. – Palmeó la espalda de su amigo.
- Se convirtió en nuestro amigo inmediatamente después de que curó a Dientitos, le trajo comida del refugio y después de que lo habíamos capturado y metido en demasiados problemas por ser cómplice en resguardar un dragón de contrabando en un país extranjero, nos invitó a dormir y comer en su apartamento.- terminó apretando su mejilla. – Él nos salvó. A los tres.
-¿Y qué pasó con el dragón? – Preguntó Hermione con los ojos acuosos.
- Dientitos está bien, pasamos unos meses con Charlie en lo que se recuperaba por completo. Después lo dejamos con nuestro amigo en Ucrania, donde vive feliz y libre.
Así que no solo era misteriosa, era valiente, era una sobreviviente. Me había sumergido completamente en el relato. Cada vez resultaban más y más interesantes.
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