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Final

Reescrito. 

Una semana después.

SeokJin se encontraba sentado en la sala de espera como acostumbraba a hacer a la espera del médico que le informaría acerca del avance de Jimin.

El rubio jugaba con sus uñas impaciente y de vez en cuando miraba a la hora n su teléfono, había tenido que prácticamente mudarse a Hong Kong para estar al pendiente del menor. El padre de Jimin estaba al tanto de lo que había pasado, pero parecía no haberle importado demasiado, y lo único que había hecho era estar enviando el dinero para las terapias y todo lo que necesitara el menor, pero aún no había ido a verlo, ni una sola vez.

Seokjin no se sorprendía de la actitud del mayor, después de todo nunca había mostrado demasiado interés por él, a pesar de que a veces era un poco celoso respecto a Jimin solo se trataba de posesividad, el solo veía a su hijo como un objeto, algo que era suyo y ya.

Un doctor se acercó a Jin y este se puso de pie rápidamente para escuchar lo que tenía para decir. ―Buenos días doctor. ¿Alguna novedad?

―La verdad, hay buenas noticias ―dijo. Seokjin suspiró con una sonrisa―. Jimin parece estar avanzando muy rápido, está poniendo mucho de su parte por lo tanto el tratamiento está dando resultados y su obsesión ya no parece ser tan fuerte. Podrá salir de esto muy pronto.

―Muchas gracias, doctor. No sabe el alivio que me da escuchar eso.

―Puede pasar a verlo, si gusta. ―Jin asintió enseguida y tomó su bolso caminando hacia la habitación de Jimin.

Abrió la puerta con suavidad y al entrar observó al menor sentado en la cama, al percatarse de su presencia este levantó la mirada y sonrió. ―Buenos días, hyung.

―Buenos días, Jiminnie. ¿Como te sientes? ―Se sentó a su lado mirándolo con ternura.

― Muy bien. ―Jimin sonrió hasta que sus ojos se cerraron y asintió.

El menor actuaba de manera alegre, lo que nadie parecía notar, era que las ojeras aún estaban allí, y que sus ojos aún carecían de brillo. Todos estaban dejándose cegar por su brillante sonrisa, sin notar que en el fono seguía roto y que lo único que hacía era fingir.

Fingir que estaba bien, para que al final Hoseok viniera a buscarlo y poder estar bien de verdad.

Se dejaban engañar por lo que veían a simple vista, por eso Jimin sonreía hasta que sus ojos se cerrasen, así no podrían ver dentro ellos, si no se darían cuenta de que, en realidad, seguía muerto por dentro.

―Me alegro mucho de que estés poniendo de tu parte. ―Jin acarició su mejilla.

―Estoy decidido a superarlo. Y apenas salga de aquí, me iré de nuevo a Corea ―exclamó. Jin frunció el ceño.

― ¿A Corea?

―Allí está mi vida, hyung. Mis amigos, la Universidad, mi trabajo... Todo. Una vez que lo supere podré volver sin problemas. ―Jimin mantenía aún esa sonrisa en su rostro, tratando de convencer al mayor de que todo estaría bien.

Suspiró resignado. ―Está bien, volveremos a Corea. Aunque tal vez a tu padre no le agrade la idea.

―No le diré nada. Al menos hasta que estemos allá. ―Jin asintió y una enfermera entró a la habitación, trayendo la comida de Jimin.

―Te dejaré para que comas. ―El menor asintió y Jin salió de la habitación, Jimin tomó la bandeja que la chica le ofreciera y la dejó en la cama cuando ambos salieron.

Jimin miró las rosas negras en la mesita, había pedido a Jin que las trajera, porque "lo hacían sentir bien". Sonrió mirando los oscuros pétalos de las flores y las acarició con suavidad.

—Muy pronto estaremos juntos, hyung...

Otra semana después.

Yoongi cargó el arma y disparó una vez más al hombre frente a él, su cuerpo sin vida yacía en el suelo desde hace algunos minutos, pero él no dejaba de disparar, la víctima estaba totalmente desfigurado debido a la cantidad de torturas que Yoongi había aplicado en él. Luego de un rato bañó su cuerpo en una sustancia demasiado inflamable y lanzó un cerillo encendido haciendo que el cuerpo del hombre ardiera en llamas.

Los ojos de Yoongi reflejaron la escena, mientras veía el cuerpo del hombre consumirse a través de las llamas. Salió del lugar y subió a la moto que había dejado aparcada en el estacionamiento de aquel lugar abandonado que no era nada más y nada menos que una VYRUS 987 C3 4V.

El motor rugió cuando Yoongi lo encendió y enseguida salió disparado hacia la calle, conduciendo hasta la mansión. Eran alrededor de las dos de la madrugada, por lo tanto, las calles se encontraban casi desiertas.

Al cabo de algunos minutos el pelinegro ya estaba aparcando la moto en el jardín de la mansión. Bajó del vehículo y caminó hasta la entrada quitándose la chaqueta salpicada de sangre que llevaba. Entró encontrándose con Taehyung y Hoseok quienes también acababan de llegar de su misión y tiro la chaqueta a uno de los sofás.

― ¿Qué tal todo? ―saludó Hoseok en dirección a Yoongi.

―Como siempre ―respondió el mayor con un asentimiento seco y pasó directo a su habitación.

Hoseok suspiró y miró a Taehyung que también tenía esa mueca de aflicción en su cara. Yoongi había vuelto a ser el desgraciado que era antes de conocer a Jimin, incluso ahora era peor. Salía de la casa sin mirar a nadie, y volvía del mismo modo entrando para encerrarse en su habitación hasta el día siguiente. De vez en cuando iba al salón en el cual se encontraba el piano y tocaba algunas tristes notas, y era en esos momentos que dejaba ver lo que en realidad estaba sucediendo dentro de él, era en esos momentos que podían ver como cada día estaba más destruido, como cada día era más consumido por su miseria.

Yoongi había quemado sus propios sentimientos y ahora solo quedaban cenizas dentro de él, haciéndole sentir nada, y la vez todo.

Dos semanas más después.

Un mes. Un mes exactamente había pasado desde que Jimin había sido internado en un hospital psiquiátrico, un mes desde que Yoongi había intentado quemarse a él mismo dentro de su apartamento.

Un mes que había resultado eterno para ambos, un mes en el que ambos habían descubierto que no podía existir nada más amargo y desgarrador que estar sin el otro.

Hoseok, Taehyung y Jungkook se encontraban en la sala de estar acomodando todo para el "viaje de la misión" del pelirrojo.

―Ya ha pasado un mes. Un mes desde que este par de locos se volvieron aún más locos, un mes desde que Yoongi trató de quemarse vivo ―habló Hoseok metiendo su computadora en su bolso.

―Un mes desde que todo se volvió triste y gris ―dijo esta vez Taehyung quien estaba sentado en el sofá con Jungkook apoyando la cabeza sobre su hombro y abrazando su cintura.

―Un mes desde que Jimin trató de ahogarse en una bañera y casi muere ―comentó Jungkook con los ojos cerrados mientras Taehyung acariciaba su cabello.

― ¿Qué Jimin qué? ―espetó la fría voz del pelinegro entrando al lugar con el ceño fruncido.

Todos callaron al instante, observando como la cara de Yoongi cambiaba, mostrando una mueca de enojo puro, los tres chicos desearon que se abriera un hueco en ese momento y se los tragara.

― ¡¿Cuándo mierda pensaban decirme eso?! ―La ira brotaba del pelinegro y Hoseok suspiró.

―No sabíamos cómo decírtelo... Namjoon decidió que lo mejor era no decirte. ―Las sensaciones se revolvían dentro de Yoongi quien no sabía cómo sentirse en ese momento.

Su pequeño había tratado de suicidarse el mismo día que él, su pequeño había estado tan mal cómo él y no lo sabía.

― ¿Algo más que me hayan estado ocultando? ―Yoongi habló entre dientes haciendo temblar a los chicos.

―Está internado en un hospital psiquiátrico... ―Hoseok agachó la mirada sintiendo como Yoongi lo fulminaba con la mirada.

―Y hoy Hobi irá a traerlo de vuelta... ―defendió Taehyung tratando de calmar a Yoongi antes de que asesinara a Hoseok.

—Eso era una sorpresa ―susurró molesto al peliverde.

Yoongi mantenía una expresión estupefacta en su rostro aún sin poder asimilar toda la información que había recibido.

Una pequeña luz comenzaba a crecer dentro de Yoongi, una gota de esperanza.

― ¿Cómo qué...? ¿Es cierto? ―Yoongi miró a Hoseok y este asintió tímidamente.

― ¿Cuándo lo traerás?

―Mañana en la mañana estaremos aquí. ―Hoseok terminó de guardar todo en su maleta y se preparó para salir de la casa junto a Taehyung y Jungkook quienes lo llevarían al aeropuerto como de costumbre.

― ¿Qué haremos con su padre? ―Yoongi preguntó antes de que Hoseok saliera de la casa.

―No lo sé, a ti te toca esa parte. ―Se encogió de hombros y salió de la casa dejando a Yoongi en medio de la sala con una duda existencial.

Yoongi suspiró. Luego de más de un mes al fin sentía algo que no fuera dolor y miseria. Se sentía aliviado, pero aun así, tenía un mal presentimiento, las cosas no podían ser así de fáciles.

El ahora castaño Jimin saltaba por toda la habitación mientras Seokjin removía su ropa en la maleta, buscando lo que debía ponerse.

Jimin mantenía una gran sonrisa en su rostro y por primera vez en mucho tiempo, esta era real. Estaba "completamente curado" según los médicos. Lo que no sabían era que, en realidad, nunca estuvo enfermo. Solo necesitaba una cosa y esa cosa tenía nombre y apellido. Y era Min Yoongi.

―Aquí está, ve a bañarte. ―Jin dejó unos jeans negros sobre la cama y suéter color mostaza empujando al menor hasta el baño.

Jimin se metió al baño y entró a la ducha para asearse mientras tarareaba una canción, Jin sonreía escuchando a su niño tan feliz y suspiró, pensando que al fin lo había recuperado.

Park Choi estaba sentado en su silla frente a su escritorio fumando un puro cuando uno de sus hombres entró a la habitación. El hombre tenía una hoja en su mano la cuál entregó al mayor enseguida.

―Un boleto de avión con destino a Corea fue comprado a nombre del joven Park Jimin ―El hombre habló mientras Park leía la hoja y este frunció el ceño―. El vuelo sale está noche.

― ¿Algún nombre conocido entre los pasajeros que vendrán en ese vuelo? ―preguntó el mayor.

―Kim SeokJin y Jung Hoseok. ―El mayor apretó los dientes y golpeó la mesa con su puño.

―Ese maldito pelirrojo, maldita BS&T ―escupió las palabras entre dientes.

―La policía vendrá a buscarlo en cuanto sepan que el joven Jimin está en el país y entregaran todo a él, y usted irá a la cárcel ―recordó a Park lo que él ya sabía y este suspiró cerrando los ojos.

―Eso no sucederá, no dejaré todo lo que tengo a ese mocoso. Apenas llegue aquí, lo montaré en un maldito avión y lo enviaré al otro lado del mundo si es posible.

―Él es su heredero señor Park, la única razón por la que usted sigue aquí es porque no hay nadie que ocupe su lugar, sabe que la policía lo está vigilando. ―Park pasó sus manos por su canoso cabello y buscó alguna solución.

―Mañana temprano estaremos en el aeropuerto. ―El hombre asintió resignado y luego salió de la oficina dejando al mayor con un lío en su cabeza.

Maldita sea la hora en que decidió hacerle caso a su esposa y adoptar aquel maldito mocoso.

Jimin se encontraba sentado del lado de la ventana y Hoseok iba a su lado. El pelirrojo miraba el perfil de Jimin quien dormitaba plácidamente, lucía relajado y mantenía los labios entreabiertos, viéndose demasiado inocente. Hoseok desbloqueó su teléfono para textear un mensaje para Yoongi.

Para: Viejo gruñón.

En quince minutos aterrizamos.

La respuesta llegó al cabo de un par de minutos haciéndolo sonreír.

De: Viejo Gruñón.

Ya estoy aquí.
Y, por cierto, gracias Caballo, te debo una muy grande.

Hoseok sonrió mientras tecleaba una respuesta.

Para: Viejo gruñón.

Aún después de tantos años, sigo siendo tu mejor amigo.

Hoseok imagino la cara de Yoongi al leer ese mensaje y estuvo seguro de que luego lo molestaría por ser tan cursi.

De: Viejo Gruñón.

Y ojalá siempre sea así, caballo.

Ya, deja de ser tan sentimental o voy a golpearte.

Hoseok rio y guardó su teléfono cuando la azafata indicó que ya iban a aterrizar. Jimin abrió los ojos con suavidad parpadeando lentamente y giró su vista para ver a Hoseok.

―Ya llegamos ―susurró cuando Jimin se disponía a cerrar sus ojos nuevamente.

El corazón de Jimin comenzó a palpitar rápidamente debido a los nervios y sacó su teléfono para avisarle a Seokjin, quien se había quedado en China para arreglar unas cosas antes de volver.

Jimin se estiró en su asiento y sonrió hacia Hoseok una vez el avión aterrizó, el menor tembló y su estómago se revolvió debido a la emoción.

― ¿Y si ya se olvidó de mí? ―preguntó el menor con un puchero.

Hoseok soltó una carcajada. ―Eso es lo más estúpido que he oído, Jimin. Yoongi estaba incluso peor que tú.

―Entonces.... ¿Quieres decir que también me extrañó? ―El pelirrojo asintió y dejó que Jimin se levantara para bajar del avión.

Hoseok tomó su maleta y la del menor antes de caminar por el aeropuerto buscando a Yoongi.

Jimin se paró en un momento y su cuerpo se tensó viendo un punto fijo, Hoseok siguió la mirada de Jimin sin entender.

―Jimin, ¿qué sucede...? ―La voz del pelirrojo se cortó al observar a Park caminar a paso rápido en dirección a ellos. Dos de sus hombres venían a su lado y no lucía para nada contento.

Jimin tembló en su lugar cuando su padre estuvo cerca y estuvo a punto de echar a correr.

―Ahora mismo te subirás a un avión y te irás directo al otro lado del mundo. ―El hombre avanzó unos cuantos pasos más, amenazante en dirección a Jimin.

El sonido del seguro de un arma al ser destrabada los hizo girar a todos, y enseguida observaron a Yoongi caminar hacia ellos con un arma en su mano apuntando directo a la cabeza del hombre.

—Jimin no se va ir a ninguna parte.

El corazón de Jimin palpitó desenfrenado al ver a Yoongi, y luchó por no correr y tirase sobre él en ese mismo instante.

Uno de los hombres de Park sacó su arma apuntando al pelinegro, Park se giró y lo miró. ―No te metas en mis planes, Min Yoongi.

―Usted es quien se ha metido en mis planes, señor Park. ―Yoongi se mantenía aun apuntando al hombre.

―Jimin no puede estar aquí ―respondió el hombre.

—¿Le importaría explicarnos por qué? ―Yoongi alzó una ceja y miró al hombre divertido. Claro que él ya sabía el motivo.

El hombre frunció los labios y miró a Jimin quien mantenía una ceja alzada sin entender.

―Si no va a hablar, entonces me retiro. Jimin.

El pelinegro llamó al menor y al siguiente momento Hoseok sacó su arma apuntando a Park quien había quitado el arma a su hombre y ahora apuntaba a Yoongi directamente.

Todos se miraron. Sus miradas eran profundas y parecían lanzar llamas, las personas en el aeropuerto comenzaban a mirarlos y otros se iban hacia otro lado claramente asustados.

―Estás agotando mi paciencia, muchacho. ―Park habló destrabando el seguro del arma.

―Y usted la mía, y no le conviene señor. Ni siquiera sé porque está apuntando. ¿En serio cree que podría llegar a dispararme? ―rio alzando una ceja y bajó el arma sin dejar de mirarlo.

El hombre bufó y bajó el arma de igual manera, caminando hacía Jimin para tomarlo bruscamente, el menor chilló cuando su padre lo jaló.

―Suéltalo, Park ―ordenó Yoongi apuntando al hombre nuevamente―. No me obligues a matarte, no lo hagas tan fácil.

En menos de un segundo dos disparos se escucharon y los hombres de Park cayeron al sin piso cada uno con una bala en su frente.

El hombre abrió la boca estupefacto, los nervios se hicieron evidentes y enseguida miró a Jimin.

—¿Esto es lo que quieres en tu vida, hijo? —El hombre señaló a Yoongi―. Es un asesino, Jimin, es una escoria...

La voz de Park se vio interrumpida por Hoseok.

― ¿Y tú? Ni siquiera eres su verdadero padre ―El hombre se tensó al instante y Yoongi miró a Hoseok sorprendido― ¿Algún día pensabas decírselo?

Jimin sintió como su boca se secaba, sus piernas temblaron y miró al hombre exigiendo una explicación.

―E-Eso... ¿Eso es cierto? ―habló casi en un susurro y sus ojos de llenaron de lágrimas, el hombre palideció― ¡¿ES CIERTO?!

Todos miraron a Jimin sorprendidos. ―Jimin, yo... Es difícil de explicar... T-Tu madre... ―El hombre trató de hablar, pero Jimin lo interrumpió.

―SI O NO PARK. Es lo único que quiero que me digas. ―Miró a su padre con rabia, sintiéndose increíblemente engañado en esos momentos.

El hombre suspiro y asintió lentamente. ―Si, Jimin... es cierto.

Las lágrimas salieron de los ojos de Jimin, apretó sus ojos con fuerza liberando su brazo con brusquedad del agarre de quién había creído su padre y se limpió los ojos con rabia.

― ¿Por eso hiciste todo eso? ¿Por eso nunca te preocupaste por mí? ¿Por eso ponías mi vida en peligro sin importarte? ―La voz de Jimin era pastosa debido a las lágrimas que salían sin control de sus ojos.

El hombre se mantuvo en silencio sin nada que decirte.

—Aun así no puedes estar aquí, Jimin. Si te quedas aquí, me meterán a la cárcel de nuevo. —Se encogió de hombros limpiando sus lágrimas nuevamente con la manga de su suéter. Hoseok y Yoongi miraban la escena en silencio.

―Me vale una mierda. Por mí, ojalá te pudras allí. Es donde tienen que estar los malditos como tú ―escupió. Las palabras salieron llenas odio y su rostro fue girado gracias al golpe que Park había atestado en su mejilla.

―Cállate, Jimin. A pesar de todo yo fui el único que te aceptó después de ser un marica.

―Cuida tus palabras Park ―advirtió Yoongi quien ya apuntaba otra vez al hombre.

―No te tengo miedo, chico. Eres igual de patético que Jimin. El asesino más temible de toda Corea le gusta joder niños por atrás. ―Yoongi sonrió.

― ¿Qué tiene eso de malo? ―El hombre fulminó a Yoongi con la mirada.

―Me has apuntado durante mucho tiempo y aun así no me has disparado, nada te detiene.

―Si te mato, así como así, sin torturarte antes, te estaría haciendo un favor. Y yo, Park, no le hago favores a nadie. ―Yoongi mantenía esa sonrisa diabólica en su rostro.

―Algo me dice que no te atreves. ―El hombre rio y se acercó a Jimin nuevamente, le tomó el brazo ignorando sus quejas y lo arrastró hasta donde sellaban los boletos.

Jimin se sacudía tratando de librarse y en un momento el hombre golpeó a Jimin nuevamente, y esa fue la gota que colmó el vaso.

Soltó el brazo de Jimin y cayó de bruces al suelo, al instante un charco de sangre se formó alrededor de su cabeza atravesada por una bala. Jimin mantuvo su mirada fija en el hombre, sin saber que sentir. Su vista se alzó viendo a Yoongi quien guardaba el arma en la cinturilla de su pantalón. Las sirenas de policía se hicieron presentes y enseguida se acercó a Jimin tomándolo por las mejillas para unir sus labios en un beso, el menor empuñó sus manos en su camisa y correspondió sintiendo como las lágrimas empapaban sus mejillas.

Luego de separarse el menor se aferró a Yoongi abrazándolo y sollozando contra su pecho. Sentía como si un gran peso hubiese sido levantado de sus hombros.

―Yo también te extrañe, pequeño ―suspiró el mayor acariciando el cabello de Jimin―. No dejaré que vuelvan a apartarte de mi lado.

―Chicos, no quiero interrumpir, pero la policía viene por nosotros ―anunció Hoseok acercándose a ellos.

―Hemos vuelto a la rutina. Y como supe que esto sucedería, aparque el auto atrás, así que corran. ―Yoongi tomó la mano de Jimin y comenzaron a correr hacia él auto.

Tanto Jimin como Yoongi, estaban completos. Estaban juntos, luego de creer que no volverían a verse. Sus corazones estaban reparados y sentían como ahora todo estaba bien. El mundo podía estar cayéndose a pedazos, pero se tenían el uno otro y nada era más importante que eso. Porque no había otro lugar donde Jimin quisiese estar más que al lado de Yoongi, y Yoongi no necesitaba nada más que no fuese la presencia del menor.

Habían caído el uno por el otro y eso estaba bien, ahora entendían que estaba bien. Porque sólo ellos entendían lo que sentían, y ni mil incendios podrían compensar la presencia de Jimin en la vida de Yoongi, ni mil años de terapia podrían cambiar lo que Jimin sentía por él.

Y ahora la pregunta de nuevo era: ¿Quién había terminado peor?

Pues ambos estaban iguales, y ambos estarían acabados si estaban lejos el uno del otro. Lo que seguía siendo una incógnita era. ¿Podrían estar bien el uno sin el otro?

Por ahora, no era necesario averiguarlo, mejor vivir el momento, porque el mañana era incierto.



Sólo falta el epílogo, lo subiré mañana. Voteen :(

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