Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9

Reescrito.

Tenía alrededor de una hora mirando la televisión fijamente sin prestar atención en realidad. El programa transcurría y él solo estaba sumido en sus pensamientos. Seokjin había salido temprano y a pesar de que habían llamado de su trabajo había inventado que estaba enfermo.

El día de hoy el chico pelinegro de ojos felinos estaba más presente en su mente que nunca. Hacía ya tres días desde que se había aparecido ebrio en su casa y aún ansiaba volver a verlo de nuevo. Su teléfono sonó indicando que había llegado un mensaje, lo miró vacilante durante algunos segundos antes de tomarlo para leerlo.

"De: Jackson💕

¿Recuerdas que te debía una hamburguesa? Pues tengo buenas noticias, esta noche te la pagaré, paso por ti a las seis."

Sonrió al terminar de leer el mensaje y miró la hora percatándose de que eran las cuatro y media.

Se tomó su tiempo para prepararse y escoger la ropa que llevaría, la cual ahora estaba toda tirada sobre la cama. Al final optó por unos jeans y un suéter de color cían. Pasó sus manos por su cabello para acomodarlo un poco y luego se roció un poco de perfume, justo cuando terminó de ponerse sus zapatos la bocina del auto de Jackson se hizo presente indicando que ya había llegado, tomó un abrigo, las llaves y su cartera para luego salir de casa.

La ventanilla del copiloto estaba abajo dejando ver a un sonriente Mark, Jimin chilló de la emoción al verlo y lo saludó antes se subirse a la parte trasera del vehículo.

― ¡ChimChim! Te queda espectacular el rosa, me encanta ―halagó el novio de su amigo haciéndolo sonreír hasta que sus ojos formaron una eyesmile.

―No digas esas cosas, me pondré celoso ―comentó Jackson con sorna al mismo tiempo que pellizcaba la nariz de Mark y conducía hasta el restaurante de las hamburguesas.

―Amor, te pones celoso por todo ―recalcó Mark rodando los ojos divertido y Jimin rio.

― ¿Qué tal Estados Unidos, Mark?

―Todo muy bien, no tengo quejas. Pero extrañé mucho a mi bebé ―habló con voz aguda pellizcando la mejilla de Jackson

―Ni qué me lo digas, el tiempo de abstinencia fue casi insoportable ¡Tengo callos en las manos! ―Jackson interrumpió en la conversación haciéndonos reír a ambos.

―Eso es mucha información ―protestó Jimin con una mueca de asco.

Todos rieron y continuaron el camino entre bromas y anécdotas por parte de Mark, quien contaba historias acerca de su estadía en Estados Unidos.

Jackson y Mark eran pareja desde hace bastante tiempo ya, y a pesar de que tuviesen algunas diferencias de vez en cuando siempre lograban resolverlo, se notaba mucho el amor que se tenían y por más que a veces alguno dijera odiar al otro, era evidente que no podían vivir separados.

Jimin envidiaba su relación en cierto punto, él siempre había deseado tener a una persona que lo de la forma en que Mark miraba a Jackson, o como Chanyeol miraba a Baekhyun. Le hacía suspirar el hecho de pensar que todos encontraban a alguien, mientras que él seguía allí, siendo solo un espectador del amor de los demás.

Tiempo después Jackson aparcó en el lugar de hamburguesas favorito de todos. Jimin gritó de la emoción cómo un crío antes de bajar del auto casi corriendo.

El pelirosa caminaba en medio de Jackson y Mark sintiéndose pequeño, ambos chicos eran notablemente más altos que él, hasta podían parecer una pareja con su hijo. El pensamiento le sacó una pequeña risita a Jimin.

El restaurante se dividía en dos partes, había un local y un jardín donde también se encontraban varias mesas, los chicos caminaron hacia una mesa en el jardín que estaba cerca de un pequeño arrollo artificial junto con un puente y tomaron asiento. Las tenues luces que venían de las lámparas de jardín hacían que el lugar se viera como un pequeño bosque encantado, había muchas plantas y el arroyo conectaba con un estanque donde también había distintos tipos de plantas acuáticas con algunos peces. Una pequeña estatua estaba en medio del arroyo, la cual estaba cubierta con hierbas, lo que la hacía aún más bonita, y un poco más allá había todo un laberinto de arbustos de rosas.

El mesero llegó para tomar su pedido y luego de ordenar esperaron pacientemente mientras conversaban.

― ¿No has visto a Yoongi de nuevo, Jimin? ―Jackson cambió bruscamente la conversación haciendo que Jimin se atragantara con su propia saliva.

―Hm, no... El canceló el contrato, por lo tanto, no he tenido motivos para verlo de nuevo. ―Jimin mintió descaradamente, pero la verdad sentía que era innecesario contar el suceso ocurrido en noches anteriores. Necesitaba evitar ese tema a toda costa.

―Cierto, su relación era solo "profesional" ¿no? ―El pelinegro alzó una ceja no muy convencido y Jimin asintió frenéticamente; soltó un suspiro cuando el mesero trajo sus órdenes sintiéndose aliviado, salvado por la campana.

― ¿Quién es Yoongi? ―Jimin soltó un gruñido bajo cuando el pelirrojo habló sacando a flote el tema nuevamente.

―Un cliente de Jimin. ―El pelinegro hizo énfasis en la palabra "cliente" ganándose una mirada de odio por parte del pelirosa.

―El no parece muy cómodo con el tema ―notó Mark apuntando a Jimin a su lado con el tenedor.

―Me da igual, no éramos muy cercanos ―simplificó Jimin bajando su mirada al plato, si veía a Jackson a la cara este se daría cuenta de que estaba mintiendo.

Mark asintió y cambió el tema preguntándole a Jackson por sus padres, Jimin soltó un suspiro de alivio y se dedicó a comer su hamburguesa en silencio.

Su teléfono sonó y miró a Jackson quien le indicó que podía revisar. Sacó su celular del bolsillo de su chaqueta y al instante su corazón se aceleró.

"De: Número desconocido.

Tenemos qué hablar."

Jimin no tuvo que preguntar para saber de quién se trataba. Pero aun así tenía que confirmar.

"Para: Número desconocido.

¿Quién eres?"

Tomó un trago un trago de su refresco para tratar de aligerar el nudo que se había asentado en su garganta y luego tomó una servilleta para secarse el sudor que empezaba a escurrir por su frente.

― ¿Te sientes bien? ―Mark posó una mano en su hombro examinándolo con cautela.

―Estoy bien, sólo que creo que se me bajó la presión. ―El pelirosa le dedicó su más dulce sonrisa para calmarlo.

― ¿Con este frío? ―cuestionó Jackson. Jimin se encogió de hombros inocente y su teléfono volvió a sonar distrayéndolo por un momento.

"De: Número desconocido.

Con que te gusta jugar. ¿Eh? Porque no te adentras más en el jardín para averiguarlo."

Jimin tembló mientras leía el mensaje y miró a todos lados sin poder ver a nadie conocido. Enfocó su vista tratando de ver más allá en el jardín, pero no logró ver demasiado debido a que la luz era escasa.

―Voy a... Caminar un poco ―habló Jimin levantándose de su silla casi de inmediato.

―Te acompaño. ―El pelirrojo tomó su brazo y Jimin negó con una sonrisa tímida.

―Ustedes tienen tiempo sin verse, hablen un rato a solas ―sonrió de nuevo alejándose de la pareja y empezando a caminar hacia el jardín.

El lugar no era excesivamente grande, parecía más bien un bosque en miniatura, había demasiadas plantas y árboles, olía fresco y el aroma hacía que Jimin se relajara, caminó con pasos cortos hasta la parte donde se encontraban los rosales y se detuvo por un momento para apreciarlas con detenimiento, pasó sus dedos por los pétalos y luego trato de arrancarla, enterrándose una espina en el proceso.

―Es increíble. ¿No? ―La voz conocida lo hizo sobresaltarse. Se volteó y vio a Yoongi parado detrás de él. Llevaba unos pantalones de vestir negros y una camisa del mismo color, su piel blanca parecía más brillante debido al reflejo de la luna y Jimin sentía babearía allí mismo.

Yoongi se posó a su lado y miró las rosas acariciándolas al igual que él lo había hecho hacía unos instantes.

―Algo tan hermoso, pero a la vez tan hiriente ―mencionó Yoongi mientras continuaba acariciando la rosa, intencionalmente se pinchó con una espina haciendo que la sangre se derramara por su dedo, como si no fuese nada lo llevo a su boca y chupó su propia sangre cómo si fuese un manjar, Jimin lo observaba fascinado, podía jurar que era el ser más hermoso que había visto en la vida, un ángel, un ángel caído. Desterrado de los cielos por sus malas acciones, que debían ser muchas, podía suponer.

―H-hyung. ¿Por qué hizo eso? ―Yoongi lo miró sin entender―. Pincharse el dedo... Con la rosa, a propósito.

―Porque duele.

Jimin ladeó la cabeza tratando de entender. Y Yoongi lo miró con una expresión apaciguada, al mismo tiempo que devolvía su vista a las rosas.

― ¿L-le gusta el dolor? ―Jimin habló con la duda bailando en su voz.

―El Marqués de Sade dijo: "No existe una sensación más verdadera que el dolor. Su efecto es certero y fiable, nunca engaña, como lo hace el placer que las mujeres fingen y rara vez sienten." ―Yoongi recitó las palabras como si las estuviera leyendo de algún libro y Jimin analizó cada palabra dicha por el pelinegro.

Los labios de Jimin formaron una línea y miró las rosas sin nada que decir. Lo que Yoongi decía era cierto, el dolor era la sensación más fiable. Muchas personas podían fingir placer, incluso podían llegar a esconder sus emociones. Pero el dolor, era la sensación más real del mundo, nadie podía ocultar el dolor, por más que lo intentaran. Si infliges dolor en alguien siempre podrás verlo en su expresión, el dolor nunca engaña.

― ¿Me has extrañado? ―La pregunta de Yoongi tomó a Jimin por sorpresa quien lo miró antes de responder.

―Sí ―admitió el pelirosa liberando un suspiro―. Lo he extrañado demasiado.

Yoongi sonrió, pero esta vez era una sonrisa auténtica, casi sentimental. El pelinegro acarició su mejilla con su mano y dejó un casto beso sobre la misma.

―No podemos estar juntos, pequeño... ―soltó Yoongi las palabras que había contenido todo ese tiempo. Tenía la cabeza apoyada contra la cien de Jimin mientras le susurraba.

―N-no entiendo.

―Pueden hacerte daño, Jiminnie. El ser una mala persona me ha hecho ganar muchos enemigos. No puedo permitir que ellos crean que tengo una debilidad ―Yoongi jugó con los cabellos de la nuca de Jimin haciéndolo temblar―. Estoy enfermo, Jimin...

Los ojos de Jimin se abrieron en demasía, aquello último lo dejó pasmado y enseguida trató de pensar rápidamente en algo que pudiese decir, pero Yoongi lo interrumpió.

―No de la manera en que piensas ―Jimin suspiro aliviado―. Estoy mal de la cabeza, soy un psicópata, Jimin. Soy un jodido asesino a sangre fría, un sádico, disfruto el dolor ajeno y no conozco otro sentimiento que no sea la crueldad. No siento empatía por nadie o algún apego por la vida ajena. No tengo nada para ofrecerte Jimin, soy un pobre diablo. Lo único que tengo para ofrecerte soy yo, mi cuerpo, solo sexo sin compromiso, nada más. Tengo muchas fantasías, algunas demasiado sádicas para cualquiera, puedo enseñarte el dolor Jimin, puedo enseñarte a disfrutarlo. Es todo lo que puedo hacer.

Jimin tenía los labios entreabiertos, respirando por la boca porque sentía que su nariz no mandaba el suficiente aire a sus pulmones para tratar de calmar el latido desenfrenado de su corazón. Siempre lo supo, sabía que Yoongi no era uniforme, sabía que estaba condenándose a sí mismo al disfrutar de él. Sabía que solo era una bomba de tiempo que tarde o temprano, estallaría.

Las piernas de Jimin dejaron de responder haciéndolo caer al suelo de rodillas, obligándolo a sentarse así mismo.

―No sé qué me has hecho, Yoongi... ―Su voz sonaba ahogada al mismo tiempo que miraba al suelo―. Pero te necesito, de cualquier manera, en cualquier forma. Tu eres una maldita droga... Y yo...  me has convertido en un jodido drogadicto.

―No sabes en lo que te estás metiendo, Jimin―advirtió Yoongi. Sus labios en una línea mientras miraba al inocente chico de rodillas frente a él.

―No me importa. Eres todo lo que necesito ahora. ―Los ojos de Jimin picaban y luchó por contener las lágrimas que inevitablemente comenzarían a caer por su rostro. De seguro lucía patético en ese momento.

― ¿Estas enamorado de mí, Jimin? ¿Te gusto? ―El menor tragó saliva ante las preguntas del pelinegro y negó rápidamente con la cabeza.

―T-te necesito a ti, físicamente... N-necesito tus manos sobre mi cuerpo, necesito qué me tomes... Que me hagas tuyo, que me marques... Es lo único que quiero.

―Es lo único que tengo para ofrecerte ―recordó el mayor. Las lágrimas de Jimin caían silenciosamente por sus mejillas. Se sentía humillado, estaba arrodillado frente a este hombre, casi suplicándole que no lo sacara de su vida, fue allí que se dio cuenta de lo mal que estaba. Pero ya no había nada que hacer, no quería seguir luchando contra lo que sentía, estaba enfermo. Yoongi era su enfermedad, pero al mismo tiempo, era la cura.

―Aceptaré lo que sea... Aguantaré todo... Solo, déjame estar. ―Yoongi acarició su mejilla y limpió sus lágrimas con su pulgar.

―Estas entrando en el infierno, Jiminnie. ―El nombrado sorbió su naricita y alzó la vista para mirar a Yoongi.

―He leído que... El infierno no siempre es tan malo, si estás con el demonio correcto.

Yoongi no necesitó nada más, se acercó al chico y lo besó con fuerza, como era típico de él, enredó su lengua con la del contrario y lo tomó del cuello acercándolo más. Jimin suspiró contra su boca, sintiéndose complacido, había necesitado ese beso desde hace mucho tiempo.

Y dentro, muy dentro de él, la señal del peligro comenzaba a aparecer nuevamente. Sabía que se estaba metiendo donde no debía, que debía salir corriendo y alejarse de Yoongi, pero le era imposible. Se había perdido en los ojos del pelinegro, se había perdido en los ojos de un demonio desde la primera vez que lo había visto.

Los ojos son las ventanas del alma, Yoongi no tenía alma, por lo tanto, robó la de Jimin para tener algo que se reflejara dentro de sus oscuros ojos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro