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Reescrito. Síganme en instragram para estar al tanto de las novedades de la publicación en papel. @/edencarstairs

"Tú piel es cálida como un horno, tus besos son dulces como el azúcar, tus dedos se sienten como algodón cuando me rodeas con tus brazos, siento como si estuviera perdiendo algo cada vez que te vas, tienes todos los ingredientes, excepto, que me necesites también."

Cake - Melanie Martínez.

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Un mes y medio después.

El humo inundaba el lugar, el bullicio de la gente era excesivo, Jimin avanzaba a través del lugar examinando todo, las piezas de dominó chocando entre sí y los tacos de pool al hacer contacto con las bolas. Se ajustó la chaqueta para protegerse más del frío mientras se deslizaba por el lugar, ya que a pesar de que la calefacción estuviese encendida la temperatura era casi insoportable.

Una mano se posó en su hombro haciendo que se girara sobre sus talones y sonrió al ver a la persona que lo había citado sin explicación alguna a aquel lugar.

―Baek ―dijo el pelirosa a modo de saludo. El mencionado sonrió y pasó una mano por su ahora rubio cabello.

―Me sorprendí mucho cuando dijiste que ahora llevabas el cabello rosa, pero tengo que admitir que te queda increíble ―halagó Baekhyun con una sonrisa y luego se inclinó para abrazar a Jimin.

―Yo tengo que admitir que me sorprendí mucho cuando me invitaste a venir aquí.

Quizá había sido demasiado directo, pero era la verdad, en todo aquel tiempo no había sabido nada más de Yoongi ni de su gente, que lo buscara ahora que se había distanciado del pelinegro le resultaba un tanto extraño.

―Habíamos quedado en que nos veríamos de vez en cuando. ¿No? ―El pelirosa asintió con una sonrisa y sin decir más siguió a Baek hacia la barra.

―Dos cervezas negras por favor ―pidió el rubio al barman y este enseguida le pasó dos botellas.

Jimin agarró la botella y la examinó antes de llevarla a sus labios para dar un trago, hacía bastante que no bebía cerveza, no era su favorita, pero tampoco le desagradaba.

― ¿Como está Chanyeol?

―Muy bien, gracias por preguntar. Está en un viaje de negocios en este momento y no pudo llevarme ―hizo un puchero―. ¿Y Yoongi? ¿Qué me cuentas de él?

Jimin detuvo el camino de la cerveza hacia sus labios y lo miró sin expresión, había pasado un tiempo desde que había escuchado ese nombre en voz alta y a pesar de no haber dejado de pensar en él se dio cuenta de que aún no estaba preparado para escucharlo. No sabía si Baekhyun en realidad no sabía nada o sólo quería ver qué respuesta saldría de sus labios.

―De echo... Ya no hablamos ―soltó Jimin con simpleza al mismo tiempo que se encogía de hombros tratando de restarle importancia a la situación.

― ¿Como qué no? ―Baek ladeó la cabeza. De verdad parecía confundido―. ¿Acaso sucedió algo?

―Nada, la verdad. El solo canceló el contrato. ―El menor hizo el mayor esfuerzo por hacer creer a Baekhyun que en realidad no pasaba nada, pero dentro de él sabía que no había podido dejar de pensar en Yoongi ni un solo momento del día, y que el fantasma de sus manos sobre su cuerpo aún lo atormentaba cada noche.

―Eso es muy extraño... Yoongi nunca hace nada sin un motivo.

El pelirosa echo la cabeza hacia atrás para beber el último tragó de su cerveza.

―No pasa nada, Baek. Está bien, nuestra relación era solo profesional ―declaró con una sonrisa tratando de convencer al rubio, quien sólo asintió no del todo convencido.

― ¿Todo bien? ―La voz de Sehun a su lado hizo que Jimin se girara a verle.

El pelirosa asintió y estiro sus manos para acomodar las mangas de su chaqueta.

― ¿Quién es el? ―curioseó Baekhyun examinando a Sehun de arriba abajo con una ceja alzada, Jimin señaló a Sehun.

―Él es Oh Sehun, es el chófer de la empresa para la que trabajo, hoy es su día libre, pero insistió en acompañarme ―dijo Jimin. Sehun extendió una mano amablemente hacia Baekhyun y se presentó.

―Ven, vamos a jugar una partida de billar ―interrumpió Sehun jalando del brazo de Jimin para llevarlo a una de las mesas de billar, Jimin tiró del brazo de Baek también llevándoselo con él.

― ¿Juegas billar? ―cuestionó Baekhyun mirando al rosado con los ojos muy abiertos, este se encogió de brazos.

―Algo. ―Sehun soltó una carcajada.

―Qué modesto, Jimin. ―El pelinegro camino hacia el soporte en la pared y agarro un taco para ponerle tiza, Jimin copio su acción y luego de acomodar las beyquer sobre la mesa le indicó a Sehun que comenzara.

Sehun hizo el primer tiro y logró meter dos esferas de una. Sonrió con suficiencia y Jimin guiñó en señal a Baek antes de inclinarse sobre la mesa.

Posó el taco entre sus dedos y calculó el tiro, de un solo golpe logró meter 3 de las bolas, luego camino alrededor de la mesa y volvió a inclinarse del otro lado para hacer el tiro metiendo otra de las beyquer en el hoyo.

Sehun aplaudió y se inclinó de igual manera, golpeó con seguridad y esta vez falló el tiro. Baekhyun ahogó una risa.

El juego transcurrió y al final cómo era de esperarse, Jimin ganó. Baekhyun lo jaló del brazo y lo abrazó chillando para luego arrastrarlo de nuevo hasta la barra para comprar unos tragos y "celebrar su victoria."

Yoongi se encontraba apoyado en la pared con un vaso de whisky en la mano observando al pelirosa que estaba a algunos metros de distancia de él, sin embargo, debido a la escasa iluminación en esa parte del club el menor no sería capaz de verle. Observaba la forma en que reía con Baekhyun y su chófer, la manera en que pasaba su mano por su cabello y por supuesto, su increíble habilidad para el billar.

El verlo de lejos comenzaba a volverlo loco, pero no faltaba mucho tiempo para que volviera a acercarse a él. Para tomar esos labios carnosos y rodear esa delgada cintura. Para reclamarlo como suyo una vez más. El haber visto a Jimin con el cabello rosa no había facilitado las cosas, y al poco tiempo ya tenía una gran erección; es que se veía tan malditamente caliente que le daban ganas de tomarlo y joderlo allí mismo.

Distinguió como el chico pelinegro junto a Jimin comenzaba a tironearlo hasta la salida y luego de que se despidiera de Baekhyun se dejó arrastrar por su amigo hacia la salida la salida.

Yoongi los siguió con la mirada hasta que se perdieron fuera del lugar y sonrió acercándose al fin hasta Baekhyun.

― ¿Y bien? ―preguntó el pelinegro apenas lo tuvo en frente. El rubio dio un sorbo a su cerveza y lo miró.

―Creo que aún tienes oportunidad.

―No quiero una oportunidad ―bufó Yoongi.

―Lo sé, lo que trato de decir es que tal vez aún le sigues afectando.

Yoongi sonrió ladinamente y le dio un trago a su vaso.

Lo sabía.

Jimin metió la llave en la cerradura y empujó la puerta antes de girarse para despedirse de Sehun nuevamente con la mano.

Entró a la casa un poco mareado y miró su reloj, achicó los ojos para enfocar su vista y pudo distinguir que pasaba de la media noche. Subió las escaleras y abrió la puerta de la habitación de Seokjin asomando su cabeza para ver al rubio dormitando plácidamente sobre su cama.

Se dirigió a su cuarto y se sacó la ropa, se sentó en la orilla de la cama y revisó su celular encontrándose con un mensaje que Jackson le había enviado temprano.

De: Jackson💕

"Hoy publicaron las notas, las tuyas bajaron bastante. "

Jimin suspiro con pesar, era algo que él se esperaba, ahora sólo lo había confirmado. Se dejó caer de espaldas a la cama mirando el techo qué parecía dar vueltas. Había estado faltando a clases y cuando asistía no lograba concentrarse en lo absoluto en ninguna de las asignaturas. Y le daba pena admitirlo, pero desde que Yoongi se había alejado estaba así. Era como un cuerpo sin vida, solo respirando y ya, su cuerpo actuaba por inercia y sólo hacia cualquier cosa que le indicara a los demás que estaba vivo, pero no se sentía bien.

Había tratado de superarlo, de que no le afectara. Pero era inevitable, la sensación de vacío estaba siempre presente y nunca se iba. Se le escapaban suspiros cada que pensaba en él pelinegro y lo único que deseaba eran sus manos recorriendo su cuerpo.

Lo había jodido tanto en tan poco tiempo.

No estaba seguro de que era lo que extrañaba, anhelaba su presencia, pero más que nada, deseaba sentirle dentro de él. Necesitaba sus dientes sobre su piel, y la manera ruda en que lo poseía, en pocas palabras, extrañaba su ser.

Recordó a Jungkook. Una de las razones por las cuales había estado faltando a clases era para evitarlo, incluso pidió cambio a las clases en las que le tocaba junto a él. La sonrisa dulce que Jungkook le dedicaba cada vez que lo veía, le quemaba. Y le hacía sentirse la peor persona del mundo el saber que el castaño estaba sumamente ilusionado con él, y era su culpa, porque ni siquiera se había tomado la molestia de ser sincero con él, sólo estaba huyendo como un maldito cobarde.

Se acomodó en la cama suspirando con fastidio y se cubrió con las sábanas tratando de calmar sus pensamientos para poder quedarse dormido. Pero cada vez que dejaba que su mente viajara por los recuerdos de Yoongi era casi imposible volver.

Sus ojos empezaron a pesarle después de varios y un bostezo salió de su boca antes de quedarse dormido con la imagen de Yoongi aún en sus pensamientos.

El murmullo de risas en la planta inferior lo hizo despertarse, se sentó en la cama restregando sus ojos y estirándose con pereza antes de levantarse para dirigirse al baño.

Una vez bañado y vestido con uno de sus conjuntos habituales bajó encontrándose con Namjoon y Seokjin preparando el desayuno. Sonrió con dulzura al verlos tan alegres, se notaba a leguas el amor que se tenían.

Ambos se giraron hacia él y sonrieron a la par, el rubio se acercó y beso su frente.

―Buenos días, Jiminnie.

―Buenos días, hyung ―Se dirigió a la barra y dirigió la vista a Namjoon―. Buenos días, Namjoon hyung.

El mencionado devolvió el saludo a Jimin con una sonrisa y le tendió un plato a Jin para que sirviera un poco de huevos antes de dejarlo frente al pelirosa. Jimin actuaba cómo si nada cada vez que veía a Namjoon, aún ya sabiendo los detalles acerca de su vida no creía que fuera el indicado para contárselo a Seokjin, si no es que este ya lo sabía y el que había estado desinformado todo ese tiempo era él.

― ¿Qué harás hoy? ―preguntó Seokjin mientras servía dos platos más con comida.

―Creo que saldré en la noche con Jackson. ―Jin lo miro en señal de desaprobación y Jimin formó una línea con sus labios.

― ¿Saldrás a beber de nuevo? ―Jimin miró a Namjoon suplicante en busca de ayuda, quería tener que escuchar de nuevo la charla del mayor.

―Déjalo, Jinnie. Jimin ya es mayor y sabe lo que hace ―defendió el moreno colocando una mano sobre el hombro de Jin.

Seokjin suspiro y asintió derrotado no sin antes enviarle una mirada fulminante al pelirosa quién esbozó una sonrisa inocente y luego se levantó de la silla.

― ¿No terminarás de comer? ―preguntó el rubio señalando el plato de Jimin casi intacto.

Jimin negó con la cabeza.

―No tengo mucha hambre, comeré más tarde.

Seokjin negó con la cabeza mientras lavaba los platos y Jimin aprovechó el momento para huir escaleras arriba de vuelta a su habitación.

Arregló la cama doblando las sábanas y colocando los cojines en su lugar antes de tomar sus llaves para salir, una vez abajo se despidió de Namjoon y Seokjin, este último aún lo miraba de manera acusatoria. Abrió la puerta y miró la hora en su reloj, mostrándole que apenas eran las once de la mañana.

Arrancó el auto y condujo con tranquilidad a través de las calles, respetando todos los altos y señales hasta que llegó al elegante edificio de la empresa de su padre, aparcó en un lugar vacío y salió del auto para caminar hacia el interior del lugar. Esa mañana decidió que debía ir a endulzar el corazón de él hombre si no quería que lo asesinara cuando el reporte de sus notas llegase.

―Buen días, joven Park ―saludó la recepcionista apenas entró. Jimin devolvió el gesto y sin muchos ánimos de socializar caminó directo al elevador.

Marcó el botón del último piso que era en el que se encontraba la oficina de su padre y esperó pacientemente que este hiciera su camino, una vez allí recorrió el amplio pasillo hasta la puerta final y entró sin siquiera molestarse en tocar. El lugar era demasiado grande, rodeado con paneles de cristal y apenas unos cuántos metros de pared, la decoración minimalista lo hacía lucir más moderno, a Jimin siempre le había gustado.

Caminó hasta los sofás de cuero que se encontraban a un lado y se dejó caer sonriendo cuando su padre se volteó para verlo.

―Buenos días, hijo.

―Buenos días, papi. ―El señor Park tecleaba cosas en su computadora y de vez en cuando acomodaba sus gafas de pasta negra sobre el puente de su nariz.

―Siempre soy muy sorpresivas tus visitas.

―Lo sé, debería venir más seguido, es solo que siempre estas ocupado ―se defendió Jimin formando puchero en sus labios.

―Siempre que me llamas es porque te metiste en problemas, soy tú padre, Jimin. No un abogado ―anunció el mayor haciendo que Jimin soltara una risita nerviosa mientras se rascaba la nuca.

―Últimamente me he portado bien.

―Has estado faltando a clases. ―Sus palabras se asentaron en él de golpe y enseguida su sonrisa se borró sin apartar la vista de la mirada severa de su padre.

―Yo... No me siento cómodo en la Universidad. ―trató de decir el menor cómo si esa fuese excusa suficiente. Miró al piso sintiéndose ligeramente apenado.

―Ya no eres un niño, Jimin. Te he dicho lo que pasará si dejas la Universidad ―dijo el señor Park mientras se acomodaba en su asiento―. La única razón por la que no estás trabajando para la empresa es porque querías estudiar una carrera como la gente "normal".

El mayor pronunció las mismas palabras usadas por Jimin una vez.

―Sabes que no me gustan ese tipo de negocios ―respondió el pelirosa con una mueca y jugueteó con sus dedos negándose a mirar al hombre frente a él.

―Es una lástima, ya tenía el cargo perfecto para ti ―habló con fingida tristeza.

Jimin lo aniquiló con la mirada.

―No seré una puta.

―Ese no es el término correcto ―musitó su padre mientras pensaba―. Solo me ayudarás a conseguir la información que necesito, eres muy bueno para seducir a las personas.

―Si claro. ¿Con seducir te refieres a que les pregunte mientras dejo que me la metan? ―escupió Jimin entre dientes.

―Hm, podría ser una de las maneras.

Jimin se río con sarcasmo.

―Te pagaría muy bien, Jiminnie ―informó el mayor tratando de convencerlo una vez más.

―El dinero no me importa ―respondió tajante.

―Vamos, Jimin. No será un problema para ti una vez que sepas el nombre de la víctima. ―Su padre esbozó una sonrisa.

― ¿La víctima? ―Jimin frunció el ceño, sus defensas aflojando por un momento.

―Min Yoongi ―soltó. Los ojos de Jimin se abrieron con una expresión estupefacta y tragó saliva.

―Q-que... ¿c-co...? ―El hombre lo interrumpió.

―No imaginé que fueras un masoquista, hijo. ―La sangre de Jimin hirvió y miró a su padre con ira.

― ¿Qué sabes tú?

―Qué te joden duro en los asientos traseros de los autos.

Las mejillas de Jimin se tornaron rojas y tragó duro tratando de mantenerse serio.

― ¿Quién te dijo eso? ¿Me has estado vigilando?

―He tenido que mantener un ojo sobre ti Jimin, te metes en demasiados problemas.

―No lo haré. No voy a seducir a nadie. ―Jimin se levantó de su asiento dispuesto a marcharse para terminar con aquello de una vez.

―Piensa bien las cosas, Jimin ―Su padre lo miró severo―. No creo que te guste que Seokjin tenga que pagar las consecuencias de tu falta de colaboración.

El cuerpo de Jimin tembló y su rostro perdió todo color con solo imaginar a su hyung lastimado.

―No te atreverías ― advirtió amenazante, con una expresión cargada de rabia.

― ¿Estás retándome? ―El mayor alzó una ceja―. Sabes que soy capaz de cualquier cosa para conseguir lo que quiero.

―Seokjin es... Es todo para mí, es mi mejor amigo... Él...

―Depende de ti, Jimin. No es la gran cosa si lo piensas bien. No es nada comparado con el bienestar de Seokjin ―habló el mayor interrumpiéndolo.

Jimin apretó los puños y miró a su procreador con odio, estaba temblando de la rabia y lo único que quería era golpearlo. Se dio la vuelta bruscamente y salió del lugar dando un portazo antes de que las cosas fueran más lejos. Cruzó el pasillo hasta el ascensor y bajó. Una vez en el estacionamiento corrió hasta su auto y se encerró sintiendo las lágrimas picar en sus ojos. Golpeó el volante con fuerza y maldijo entre dientes sintiéndose demasiado frustrado.

El problema no era sacarle información a Min Yoongi, el problema era que conocía a su padre, sabía que una vez dentro lo obligaría a hacer una y mil cosas más, y cada vez serían peores. También sabía que aun haciendo lo que él quería nunca estaría conforme, y al final de todos modos la pagaría con su hyung. Un sollozo escapó de sus labios, no iba a hacerle nada a Seokjin, no se lo permitiría, primero tendría que matarlo a él. Seokjin era lo más cercano que tenía a una familia, era su vida, su luz, era la mejor persona del mundo, haría cualquier cosa por él.

Limpio sus lágrimas con la manga de su sudadera, estaba dispuesto a buscar una solución. Y la encontraría. Arrancó su auto y condujo hasta una cafetería cercana, necesitaba algo para calmarse un poco y así poder pensar con más claridad.

Bajó del vehículo y entró al lugar, el ambiente cálido lo recibió y el olor del café tostado inundó sus fosas nasales. Se sentó en una mesa vacía cerca de la ventana y examinó el lugar. El lugar estaba lleno la mayor parte del tiempo debido a que varios jóvenes asistían allí para estudiar o simplemente para reunirse con sus compañeros, incluso él y Jackson frecuentaban el lugar todas las semanas.

Su mirada de desorbitó al divisar dos personas conocidas en una mesa. Aquellos no eran nada más y nada menos que Jungkook y Taehyung, no pudo evitar fruncir el ceño mostrándose confundido. ¿Que acaso ellos no eran algo así como enemigos?

Ambos reían animadamente y bromeaban untándose de la crema que tenía el pastel frente a Jungkook. Se tomaban de las manos y en algunas ocasiones Taehyung acariciaba la mejilla del castaño con ternura.

Jungkook giró su vista como si pudiese sentir una mirada sobre él y al instante sus ojos hicieron contacto con los de Jimin e inmediatamente dejó de reír. Taehyung volteó la cabeza siguiendo la vista del castaño y frunció el ceño al verlo, luego miró de vuelta a Jungkook luciendo extrañado. Jungkook sólo se encogió de hombros y le sonrió al chico de mechones verdes antes de volver a tomar su mano.

Jimin sonrió en dirección al par de chicos, la verdad se miraban muy lindos juntos.

Su atención fue captada por una chica que se acercó sonrientemente a tomar su orden.

―Quiero un café americano y un pastel de vainilla ―pidió al mismo tiempo que le entregaba el menú a la chica, quien le dedicó una sonrisa coqueta antes de marcharse.

Jimin frunció el ceño y soltó una risita, ya sabía por dónde iba la cosa.

Luego de unos minutos en los que se entretuvo mirando su celular su pedido fue llevado a su mesa por la misma chica.

―Aquí está su pedido... ―La chica vaciló un momento antes de marcharse. Y miró sus manos para luego devolver su vista a su rostro con una sonrisa tímida―. Si no es mucha molestia ¿me podrías dar tu número?

Jimin río sin ánimos de ofenderla y la chica lo miró confundida.

―Lo siento, pero no me gusta dar, prefiero recibir ―aclaró Jimin acompañado de un guiño hacía la chica, esta lo miró inexpresiva hasta que pareció captar lo que el pelirosa trataba de decir y al instante se sonrojó hasta las orejas.

―Oh... Y-yo, lo siento, no lo imagine. ―La chica se encogió haciendo una reverencia y sonrió tímidamente.

―No te preocupes. ―Una vez más la muchacha volvió a inclinarse y luego se alejó con las mejillas aún rojas.

Jimin río mientras tomaba su café y comía su pastel tranquilamente sintiendo como era observado por Jungkook de vez en cuando. No hizo más que ignorarlo.

Jimin entró a casa dejando su abrigo en el sofá y saludando a Seokjin quien veía un programa en la televisión. Su teléfono sonó y la pantalla brilló con una llamada entrante de Jackson.

― ¿Hola?

¡Jimin! ¿Como va tú día? ―La voz del pelinegro sonaba alegre, como siempre.

―Todo bien. ¿Tú qué tal? ―Jimin esbozó una sonrisa a pesar de que no pudiera verlo.

Muy bien. ¿Salimos está noche? ―Jimin miró a Seokjin sentado en el sofá y suspiró.

―No, hoy no. Me quedaré con Seokjin.

De acuerdo, será otro día entonces.

―Sí, adiós. ―Jackson respondió de igual manera y cortó la llamada.

― ¿No saldrás? ―preguntó el rubio mirándolo de reojo, Jimin negó con la cabeza.

―Me quedaré contigo. ¿Quieres que veamos una película? ―Su hyung sonrió y asintió frenéticamente.

Jimin se dejó caer en el sofá y tomó el mando de la tv para empezar a buscar en todos los programas de streaming algo que les resultara interesante, luego de unos minutos se decidieron por una y Seokjin se puso de pie dándole pausa.

―Prepararé palomitas ―anunció Seokjin y luego se dirigió a la cocina mientras Jimin lo seguía para buscar algunos snacks.

Una vez que tuvieron todo listo se acomodaron el sofá y Jimin se recostó sobre el regazo de su hyung para darle play a la película.

Jimin se encontraba dormido plácidamente sobre las piernas de su hyung, Seokjin miró la hora y se percató de que eran ya las once, se les había ido la tarde y parte de la noche viendo una película tras otra, ni siquiera notó el momento en que el menor se había quedado dormido.

Se levantó con cuidado y luego alzó a Jimin en sus brazos con facilidad para cargarlo hasta su habitación, en ese momento agradeció que el pelirosa no fuese excesivamente grande. Una vez acostado en su cama lo tapó con una manta y dejó un beso en su frente para luego dirigirse a su propia habitación.

Estaba cerrando la puerta de la habitación de Jimin cuando escucho el timbre. Arrugó el ceño antes de bajar las escaleras con cuidado, se asomó a través del ojo de la puerta encontrándose con un Namjoon con expresión afligida, al momento abrió la puerta y se hizo a un lado dejándole pasar.

―Buenas noches, lamento la hora.

Seokjin le sonrió en respuesta y Namjoon plantó un beso en sus labios antes de caminar para sentarse en el mueble.

El menor lo siguió y se sentó a su lado, examinando su expresión cansada.

― ¿Ocurrió algo? ―inquirió Seokjin. El pelimorado suspiro con pesadez.

―Es Yoongi... Él está un poco... Mejor dicho, muy decaído últimamente. Salió temprano y aún no ha vuelto, nunca vuelve tarde sin avisar. Sé que se puede cuidar solo perfectamente, pero a veces se mete en muchos problemas. Muchas personas lo buscan y... ―Namjoon cerró la boca de repente percatándose de lo que había dicho.

Seokjin había oído hablar de Yoongi muchas veces por parte de Namjoon, sabía que se conocían desde hacía años, pero nunca había indagado acerca de él a detalle, sólo sabía que el pelinegro era una persona un tanto difícil de manejar.

― ¿Muchas personas lo buscan? ¿Por qué exactamente? ―Namjoon carraspeó y pensó en alguna excusa.

―Es decir... Ya sabes, él es algo problemático, por lo tanto, se ha ganado unos cuantos enemigos, pero no es nada muy grave ―Namjoon corto unos segundos y al ver que Jin no contestó, siguió hablando ―. La cosa es, que no me ha llamado en todo el día, y no sé dónde está.

Jin tomó su mano y la acarició con dulzura.

―No te preocupes, de seguro está bien. Como tú lo dijiste, puede defenderse el solo perfectamente. Probablemente solo fue a tomar unos tragos, es un chico muy frío, necesita relajarse un poco.

Namjoon asintió dándole la razón a Seokjin. En realidad, no temía tanto por Yoongi, sino más bien por las personas que estuviesen cerca de él en ese estado, nadie sabía mejor que él todo lo que el azabache era capaz.

Casi cómo por reflejo tomó de las mejillas al rubio y lo acercó para besarlo suavemente. El menor sonrió contra sus labios mientras pasaba sus manos por su cuello acariciando su cabello suavemente. Un beso del rubio era justo lo que necesitaba para relajarse.

En otro lugar de la ciudad.

―Ven aquí Yoongi y deja de ignorarme ―reclamó Hoseok mientras corría detrás de un Yoongi demasiado ebrio y molesto, ya empezaba a cansarse de que el mayor no le prestara la más mínima atención.

―Mierda Hoseok. ¿Podrías dejar de seguirme? ―pidió el pelinegro. Por fin paró tambaleándose un poco y se giró para mirar a Hoseok por primera vez en la noche.

―Estas demasiado ebrio. Vamos a casa. ―El menor trato de tomar su brazo, pero este se apartó bruscamente.

―No iré a casa. Iré a buscar a Jimin ―anunció antes de empezar a caminar de nuevo pero el pelirrojo lo detuvo tomando su brazo.

―No, no irás a buscar a Jimin. Namjoon está preocupado, él me mandó a buscarte.

―Preocupado mis pelotas. Yo iré a buscar a mi maldito mocoso. ―Yoongi trato de zafarse del agarre del pelirrojo. Hoseok bufo.

― ¿Como es que consigues tener sexo hablando de esa manera? ―cuestionó Hoseok y Yoongi volvió a zarandear su brazo tratando de liberarse.

― ¡Maldición, suéltame cara de caballo! ¡No es mi culpa que Taehyung ande de zorra con Jungkook! Ve a joder a Namjoon ―escupió soltándose al fin. Al instante retomó su camino en dirección al auto con Hoseok trotando detrás de él.

―No metas a Taehyung en esto. Espera ¿a dónde vas?

― ¿Acaso estás sordo, Jung? Te dije que iría a buscar a Jimin.

―Yo te llevaré. ―El pelirrojo intentó arrebatarle las llaves.

―Tal vez este ebrio, pero no soy idiota. Si te dejo conducir me llevarás a casa.

Touché.

―De acuerdo, pero iré contigo. ―Hoseok bufó resignado y se subió al asiento de copiloto.

Yoongi se subió a su lado y rápidamente arrancó el motor, haciendo que este rugiera con fuerza, Hoseok tragó duro. El pelinegro puso el auto en marcha y empezó a conducir sin siquiera preocuparse por el límite de velocidad.

Hoseok se pegó al asiento cuando Yoongi salió disparado como una bala hacia la carretera, iban casi volando y ya se había pasado al menos siete altos e incumplido cuatro leyes de tránsito.

El teléfono de Hoseok sonó y lo saco con manos temblorosas, su cuerpo pegaba a la ventana cada que Yoongi giraba y literalmente tenía las bolas en la garganta.

― ¿S-sí? ―habló apenas contestó la llamada.

¿Encontraste a Yoongi? ―La voz de Namjoon se oyó del otro lado del auricular.

―Si, de hecho, estoy con él. Vamos a ver a Jimin. ―Hoseok se aferró al asiento para no salirse por la ventana.

¿Qué? ¿A Jimin? ―La voz de Namjoon sonó atónita. No, no dejes que vea a Jimin.

― ¿Qué? ¿por qué? ―Hoseok frunció el ceño.

― ¡YOONGI VAS A MATARNOS! ―Hoseok chilló cuando un camión casi se los lleva.

―Relájate Hoseok, yo enseñe a conducir a los personajes de rápidos y furiosos.

Solo llévalo a casa, Hoseok.

― ¡Esta ebrio! ¿Sabes que es peor que Yoongi? Yoongi ebrio. Así que no gracias, no discutiré con él. Tengo mucho aprecio por mi vida.

Hoseok cortó la llamada y se centró en Yoongi quien probablemente ya había atropellado unas cuantas personas.

El mayor aparco detrás de un auto frente a la casa de Jimin y se bajó dando un portazo, Hoseok lo siguió y lo agarro del brazo indicándole que se calmara un poco antes de llamar.

Yoongi ignoró a Hoseok por completo y tocó la puerta con fuerza, ni siquiera se molestó en usar el timbre. Hoseok se sorprendió al ver que Namjoon era quien había abierto la puerta.

Yoongi pasó casi sobre Namjoon y entró a la casa como si se tratase de la suya propia, claramente no estaba en sus cinco sentidos.

―Buenas noches, Seokjin. ¿Se encuentra Jimin? ―Yoongi hacia su mayor esfuerzo por mantenerse firme y no tambalear lo cual resultaba gracioso.

Jin lo miró con asombro, casi asustado. Namjoon estaba a punto de colapsar.

―E-esta dormi... ―La voz de Jin se vio interrumpida por un adormilado pelirosa que se asomaba en las escaleras.

― ¿Qué escándalo es ese? ¡Es la una de la madrugada! ―se quejó Jimin mientras restregaba sus ojos molesto. Se despertó por completo en el momento en que su vista captó a Yoongi parado en el medio de la sala de su casa.

Namjoon golpeo su cara con la palma de su mano. Y Jin aún asimilaba la situación.

―Está cada día más hermoso, creo que voy a vomitar. ―La voz de Yoongi rompió el silencio y enseguida Hoseok lo jaló hacia afuera tratando de evitar una desgracia, una vez fuera el pelinegro vació su estómago de todo el alcohol que había consumido.

Jimin bajo las escaleras aturdido y miró a Seokjin y luego a Namjoon.

― ¿Que...?

―Yo estoy tan confundido como tú ―habló Seokjin alzando los brazos en señal de inocencia.

―Bien, creo que es hora de que nos vayamos, hasta mañana, Jin. ―Namjoon aprovecho el momento para huir. Plantó un beso en los labios de Seokjin y luego sonrió a Jimin antes de salir corriendo y cerrar la puerta detrás de él. Varias quejas por parte de Yoongi se escucharon del otro lado de la puerta y segundos después la puerta se abrió de vuelta una vez más mostrando a un Yoongi un poco más sobrio.

―Te hubiese partido a la mitad allí mismo, pero nuestros amigos son demasiado aguafiestas. Te veo otro día ―se despidió el pelinegro guiñando un ojo al pelirosa antes de dejarlo allí con la boca abierta y las mejillas ardiendo debido a la vergüenza.

― ¿Qué quiso decir? ―preguntó Seokjin.

―No tengo idea, debe estar loco. ¿No dijo Namjoon que tenía problemas con las drogas? Debe ser cierto, bueno. Nunca lo sabremos. Me voy a dormir, adiós. ―Jimin huyó a su habitación sin darle tiempo al mayor de responder y cerró la puerta sentándose en la cama.

Yoongi estaba loco. Y él lo estaba aún más por desear que no hubiese habido nadie en su casa, si hubiese sido así... Ay Dios. ¿Porque no fue así?

Jimin cerró los ojos y río. Sí que quería que lo hubiese partido allí mismo.

¿Qué me estás haciendo, Min Yoongi?

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