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Reescrito.
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Dos semanas. Dos semanas habían pasado desde aquel extraño encuentro en el supermercado. Dos semanas desde el encuentro con Min Yoongi. Dos semanas desde que su vida descontroló totalmente.
Desde aquel encuentro Jimin no había podido dormir tranquilo, constantemente sentía como si alguien estuviese siguiéndole y en más de una ocasión había tropezado con gente desconocida cuando iba de camino a la universidad, ni siquiera su trabajo había sido lo mismo, ya que al parecer alguien había firmado un acuerdo para qué el fuera su acompañante personal, eso era normal, lo raro era que ni siquiera tomaron en cuenta su opinión y mucho menos le habían dicho de quién se trataba antes de hacerlo firmar el contrato.
SeokJin estaba un poco más paranoico de lo normal debido al "suceso", y su padre le había dicho qué tratara de no pasar cerca de callejones oscuros y solos, más que reconfortante. Sin embargo, no le había dado ninguna explicación acerca de quienes eran aquellos hombres y mucho menos de porqué lo conocían. Sus pensamientos eran un lío, se sentía en una película y por más que indagara no lograba obtener una respuesta.
Eran las nueve y media de la noche de un sábado y estaba esperando que Jackson pasara a recogerle. Según él lo único que necesitaba para librarse de todo ese estrés era una buena dosis de chicos guapos medio desnudos, y sí, irían a un pub gay.
El sonido de un claxon le indicó que Jackson había llegado así que se dio un último vistazo en el espejo y bajó a despedirse de SeokJin, quien al verle habló inmediatamente.
—Recuerda abrigarte bien, no recibir bebidas de extraños, no tomar nada con olor o color sospechoso, no sentarte en los inodoros, y lo más importante, no besar a chicos desconocidos. —SeokJin hablaba sin pausa alguna mientras le miraba serio, aquella era una lista de reglas que recitaba cada vez antes de salir, Jimin casi siempre las cumplía todas. Casi.
Jimin asintió y pasó por su lado no sin antes dejar un beso en su cabeza.
—No me esperes despierto —avisó y luego salió de casa casi corriendo para subir al auto de su amigo.
—Te ves muy bien, Jiminnie —halagó el pelinegro, Jimin le dedicó una linda sonrisa.
—Tú igual, Jackson. —El mencionado asintió en señal de agradecimiento y arrancó el auto rumbo a su destino.
—Te ves muy ansioso Jimin, te dije que te hacía falta salir. ―El más alto mantenía su mirada fija en la carretera, estaban frente a un semáforo en rojo.
—Sabes qué me gusta salir de vez en cuando — confesó el rubio encogiéndose de hombros haciendo reír a su amigo.
Las salidas de Jimin siempre eran memorables.
Luego de pasar unas cuantas calles más llegaron a su destino, el gran cartel del lugar se alzaba iluminado "Blueberry" se podía leer en el mismo, era un lugar bastante frecuentado por ellos, Jackson le dedicó una sonrisa cómplice antes de bajar y luego caminaron con seguridad hacia la entrada. La fila era bastante larga, sin embargo, Jimin tenía un poco de influencia por lo que no tenían que esperar, tenían un pase vip directo.
Entraron al lugar el cual era demasiado grande, les costaba moverse con tranquilidad debido a la masa de gente, Jackson le tomó la muñeca y enseguida lo jaló hasta la barra donde pudieron sentarse y enseguida pidieron un par de bebidas, un par de Gin Tonics eran perfectos para empezar la noche. El lugar estaba iluminado por tenues luces en tonos azules y violetas y otras cuantas que parpadeaban de forma intermitente al ritmo de la música, la misma sonaba fuerte a través de los altavoces, al fondo del lugar se encontraba un gran escenario en forma de T, algunas personas se encontraban acomodando el mismo pues en este se presentaban actos de striptease y otro tipo de shows cada noche, era uno de los mayores atractivos del lugar. También había varias sillas esparcidas alrededor especialmente para los miembros vip del club.
La siguiente canción que empezó a sonar hizo que Jimin y Jackson intercambiasen miradas, ambos asintieron al mismo tiempo y enseguida se levantaron. Jimin tomó la mano del contrario llevándolo hacía el centro del lugar donde muchos chicos y chicas estaban bailando. Se puso de espaldas a Jackson y comenzó a mover sus caderas de manera lenta, a medida de que la canción iba aumentando el ritmo Jimin hacía lo mismo, Jackson le seguía a la perfección, ellos siempre habían sido una gran pareja de baile, luego de un momento la gente empezó a hacer un círculo alrededor de ellos siempre lograban captar la atención, se miraron con una sonrisa cómplice y acto seguido el pelinegro tomó su cadera girándolo violentamente hasta quedar frente a frente, no retiro su mano y empezó a moverse de nuevo escuchando la música retumbar y las personas animarlos entre gritos y silbidos, Jimin le siguió el ritmo y en un momento se giré de nuevo pegando su espalda contra el pecho del contrario y me deslice hacía abajo, todos gritaron.
—Qué caliente —jadeó Jackson divertido cuando estuvo de nuevo en frente de él. Ambos rieron divertidos y cuando la canción terminó se separaron y caminaron de vuelta hasta la barra para pedir otra ronda.
El sudor le pegaba la camisa al cuerpo y apenas tuvo el vaso de vodka frente a él lo bebió de un trago.
—Parece que yo tendré que conducir de vuelta —habló Jackson a su lado al mismo tiempo que dejaba el vaso a medio camino de sus labios para después ofrecérselo a Jimin, quién bebió el contenido de golpe otra vez.
Jackson no tenía problema en sacrificar su diversión por la de su amigo, después de todo estaban allí por él, el objetivo era que Jimin se divirtiera, mientras tanto él estaría allí cuidando de él.
Luego de un momento y unas cuantas rondas más de vodka estaba totalmente mareado, la gente empezó a apartarse cuando una conocida música empezó a sonar lo que indicaba qué el show de striptease estaba por comenzar, Jimin dio la vuelta en su silla para ver el espectáculo y Jackson hizo lo mismo.
La cortina azul se abrió y de esta salió un chico vestido de traje y con gafas, la música sonó estridente al mismo tiempo que el chico iniciaba una coreografía briosa, se quitó la corbata como si le molestara, o eso parecía, era alto y musculoso de piel algo bronceada. Jimin estaba babeando al igual que todos, no podían negar que era un chico bastante atractivo, después de todo de eso trataba.
El moreno se posó frente a una silla que habían situado en el medio del escenario y comenzó a sacarse el saco con paciencia, lo puso en el respaldo de esta y se sentó, hizo algunos movimientos con sus brazos, tocando su pecho, muslos y luego se levantó de manera agresiva arrancándose la camisa haciendo que los botones se rompieran y esta se rasgara, la multitud aulló cuando su torso bien trabajado quedó a la vista, los músculos de sus brazos y piernas se tensaron debido a la fuerza qué hizo haciéndolo ver jodidamente sexy.
La canción cambió a una más lenta haciendo que su actitud se volviera menos salvaje y más relajada, pasó su mano por su cabello peinándolo hacía atrás, empezó a sacarse los pantalones y la gente comenzó a enloquecer, Jimin miró a Jackson quien tenía una creciente erección entre sus piernas, sabía que ese chico era totalmente su tipo. Cuando el moreno estaba solo en ropa interior y la canción por terminar volteó la silla dejando a la vista una hoja pegada en el respaldo de esta en la que se leía "Kai." Se sentó en esta y el espectáculo terminó, todos aplaudieron y silbaron incluyéndolos.
—Hace mucho que no veía este tipo de show, siempre eran chicos más afeminados —comentó Jackson captando la atención de Jimin.
—Debe ser nuevo, no lo había visto —respondió el rubio en acuerdo con él.
—Sí, es nuevo, hoy era su noche de prueba —la voz de Kyungsoo, el barman, se hizo presente en la conversación.
— ¿Lo conoces? —preguntó Jackson con ojos brillantes.
—Algo así. —Kyungsoo se encogió de hombros y luego se alejó de ellos para atender otros clientes.
Jimin comprobó la hora en su celular, ya eran pasadas la una y media, y sin importarle se trincó otro vaso de vodka. Examinó el lugar con los ojos, paseando su vista sobre la gente que bailaba en el medio de la pista, algunos otros que bebían alrededor de las mesas y otros que se comían la boca detrás de las columnas y nada le pareció interesante hasta que una cabellera negra en la zona VIP captó su atención, debido a la luz no podía ver muy bien, pero si de algo estaba seguro era de que lo estaba viendo a él, Kai se encontraba sentado junto al azabache ya vestido con solo unos pantalones, Jimin entrecerró los ojos tratando de ver mejor a la persona de cabello negro hasta que esta se movió un poco quedando así más visible, el cuerpo del rubio se tensó al reconocerlo.
Era Min Yoongi.
El pulso se le aceleró y un nudo se formó en su garganta, el sudor comenzó a caer por su frente y por más que tratara de apartar la vista, no podía.
Sinceramente había comenzado a convencerse de que no volvería a cruzarse con aquel tipo, pero allí estaba, justo cuando estaba intentando alejar su mente de él, aparecía justo al frente. Y seguía alterando sus sentidos de la misma manera. El contrario tampoco apartaba la vista de su persona, a pesar de que Kai parecía hablarle él no estaba prestando la más mínima atención.
— ¿Jimin? —Jackson sacudió su hombro captando su atención— ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
—S-sí, todo bien. —Jimin trató de mostrarse sereno y se obligó a no volver a mirar en esa dirección, pero parecía imposible, era cómo un imán, aún sentía su mirada pesada sobre él, examinándole.
— ¿Quieres qué nos vayamos? —Jackson le miraba preocupado, notaba que algo estaba incomodándole. Jimin negó con la cabeza al mismo tiempo que tomaba una bocanada de aire intentado calmarse.
¿Qué mierda me estaba pasando?
—Iré al baño, ya vuelvo. —Se levantó tan rápido como pudo y caminó a tropezones al baño. Jackson se quedó esperándole no muy seguro de si debía dejarle ir solo, ya estaba bastante ebrio.
Una vez dentro se apoyó en el lavamanos y luego alzó la cabeza viéndose en el espejo, estaba pálido. Abrió el grifo y se mojó la cara con agua fría, pensando en que quizá pudo haberlo imaginado, quizá ya estaba demasiado ebrio y solo estaba confundiéndolo con otra persona.
La puerta del baño se abrió y casi de inmediato alzó la cabeza viendo a través del reflejo a la persona que creía haber imaginado, pero no, era él y estaba allí, más real que nunca. Se quedó pasmado, al parecer hoy el sentimiento de peligro era más intenso, quizá a causa del alcohol, no lo sabía, pero algo le decía que se alejara lo más pronto posible, era como un instinto de supervivencia.
— ¿Te sientes bien? —preguntó el pelinegro alzando las cejas con diversión, la situación le parecía divertida. Y su voz ronca solo aturdía a Jimin, haciendo que sus defensas cayeran poco a poco. Era como un virus entrando en su sistema.
El rubio se giró para verle de frente y luego asintió cerrando los ojos por un par de segundos, llevaba un pulcro traje al igual que la última vez que lo había visto y estaba usando alguna loción Armani. Un vaso con un líquido violeta azulado se encontraba en su mano. Se acerco unos pasos al menor y dejó el vaso sobre el lavabo dispuesto a acercarse más, su cercanía le empezaba a marear y acompañado con todo el alcohol en su sistema ya no estaba pensando con claridad, el contrario llevó una mano hasta su mejilla acariciándola, su piel se erizó al mismo tiempo que miraba sus brillantes ojos negros.
—Bebe esto, te hará sentir mejor. —Yoongi alzó el vaso frente a su rostro y enseguida frunció el ceño, las palabras de SeokJin golpeándole enseguida.
— ¿Qué es? —preguntó mostrando su desconfianza, el contrario sonrió con dulzura, aunque sabía que esa sonrisa era falsa.
—Tiene el ingrediente especial del lugar, nada malo. —Se encogió de hombros y le ofreció el vaso de nuevo, esta vez lo agarró para examinarlo, el líquido parecía brillar, olía demasiado fuerte, pero era provocativo, olía a frutos del bosque, parecía más bien un zumo, nada que contuviera alcohol.
Jimin miró al mayor, buscando alguna expresión que le advirtiera que no debía beberlo, pero este sólo sonreía, insistiéndole que bebiera. Yoongi era un encantador de serpientes, Jimin era la serpiente, claramente.
Quizá no lo pensó lo suficiente antes de llevar el vaso a sus labios y beber un sorbo, el sabor le sorprendió, era fuerte y sabía a arándanos y quien sabe cuántas cosas más, eso sólo lo instó a beber más, antes de que pudiera notarlo ya había terminado todo el vaso. La sonrisa de Yoongi se hizo presente, pero esta no era una sonrisa amable, era esa sonrisa sádica y lujuriosa, esa qué había visto el día que lo conoció.
De repente sintió como si desconectaran la parte racional de su cerebro, su cuerpo se sacudió como si acabara de recibir una descarga eléctrica, la sensación de euforia era increíble. Yoongi vio el momento en que sus pupilas se dilataron, confirmándole que la bebida había hecho efecto.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó el pelinegro, sus ojos se habían oscurecido, pero Jimin no podía notarlo.
—Nunca me sentí mejor. —La voz de Jimin se volvió más gruesa, como si estuviese excitado, Yoongi se acercó más a él.
— ¿Tanto como para besarme? —Yoongi hablaba con cautela, tanteando el terreno, mientras prestaba suma atención a la reacción del menor, quién sin pensarlo se lanzó sobre el mayor tomándolo por sorpresa, pasando sus brazos alrededor de su cuello y pegando sus labios a los contrarios, una señal de victoria casi se alzó sobre la cabeza de Yoongi si eso fuese posible.
Lo tomó de las caderas alzándolo con facilidad hasta sentarlo sobre el lavabo, lo mantuvo en su lugar con las manos y respondió al beso con hambre, Jimin adentró su lengua en la boca contraria y Yoongi gruñó. El pelinegro lo pegaba con fuerza a su cuerpo, haciendo que sus cuerpos se friccionaran. Era un beso rudo y desesperado, ambos luchaban por obtener el control y claramente Yoongi iba ganando. El rubio gimió cuando sintió su miembro rozar con el contrario. Pero cuando parecía que las cosas tomarían un rumbo más íntimo fueron interrumpidos abruptamente.
La puerta del baño se abrió de golpe dejando ver a un Jackson demasiado molesto y preocupado. Yoongi estaba seguro de que había colocado el seguro.
— ¡¿Qué mierda estás haciendo, Park?! —Jackson tiró con fuerza el brazo del menor haciéndolo casi caer al suelo, enseguida miró fijamente al pelinegro desafiándolo con su mirada, Jimin solo soltaba pequeñas risitas.
—Relájate Jack, no tienes por qué alterarte. —Jimin se abrazó al brazo de su amigo, había perdido la consciencia casi por completo, ya hasta luchaba por mantenerse de pie.
— ¡¿Como quieres que no me altere?! ¡Si te he encontrado besándote con un extraño! —Yoongi miraba la situación divertido, estaba a punto de explotar en carcajadas.
—No, no, él no es un extraño, es Min Yoongi. —El más bajo señaló al mencionado, como si fuese algo obvio.
Jackson frunció el ceño cuando percibió el aroma que salía de la boca de Jimin, luego posó sus ojos sobre el vaso que reposaba sobre el lavabo con apenas unas gotas de lo que había bebido.
— ¿Qué bebiste? —Jackson lo miró como un padre miraría a su hijo el que acaba de desobedecerlo. Jimin se encogió de hombros.
—La bebida especial del lugar, nada malo —repitió las palabras de Yoongi, quien ahogó una risa y pasó por un lado de Jackson para salir del lugar, pero antes de que pudiera salir Jackson lo tomó del brazo haciendo qué el mayor lo mirara con una ceja alzada en dirección al agarre.
—Tú... —Pero Yoongi no lo dejó terminar, lo miró en forma de advertencia y en un movimiento brusco se soltó del agarre en su brazo para empezar a salir del lugar.
— ¡Adiós, Hyung! —Jimin se despidió con una sonrisa, claramente drogado, Jackson tomó el vaso y a Jimin mientras lo jalaba hasta la salida, el rubio se reía a carcajadas, como si le estuviesen haciendo cosquillas. Cuando pasaron cerca de Kyungsoo Jackson le hizo una señal para que lo siguiera, el chico los miró confundido pero los siguió sin rechistar.
Cuando estuvieron fuera del lugar Jackson dejó que Jimin se sentara en el asiento de copiloto, mantuvo la puerta abierta y le tendió el vaso a Kyungsoo.
—¿Qué es esto? ―preguntó el pelinegro mostrándole el vaso al barman.
Kyungsoo tomó el vaso prácticamente vacío y lo llevó a su nariz aspirando el aroma para después fruncir el ceño.
—Es... Blueberry. —Lo miró confundido—. Es una droga, antes era la bebida especial del lugar, pero luego la prohibieron —Kyungsoo explicó, pero al ver que Jackson no respondía, continuó—. No es muy fuerte, es más bien sofisticada, te da una sensación de euforia casi al instante.
Jackson rodó los ojos.
— ¿Si está prohibida, entonces cómo es que Min Yoongi se la dio a Jimin? —Jackson estaba molesto ¿Cómo llegaría con un Jimin drogado a casa? SeokJin seguramente lo mataría.
— ¿M-Min Yoongi? —Jackson asintió—. Hoy solo preparé una Blueberry, pero era para Kai, no podemos venderla a los clientes.
El cerebro de Jackson hizo clic, Kai había estado con el tal Min Yoongi antes de que Jimin fuera al baño. También había visto el momento en que el pelinegro se había levantado con el vaso en su mano para caminar hacía los baños, pero jamás se imaginó que estaba detrás de su amigo.
Jackson bufó y asintió en resignación.
—Debo llevar a Jimin a su casa, reza por nosotros, su padre tal vez me mate. —Kyungsoo frunció el ceño y se despidió.
Jackson se subió al asiento de conductor y le puso el cinturón a Jimin quien se encontraba cantando una canción a todo pulmón. Recostó su cabeza en el volante y suspiró pensando en que explicación le daría a SeokJin que fuese lo suficientemente convincente para que no lo golpeara, al cabo de un minuto arrancó el auto y se dirigió directo a la casa de Jimin.
Jimin no había parado de reír y decir cosas sin sentido en todo el camino. Se las cobraría caro después, de eso podían estar seguros. Al llegar Jackson le indicó que se quedara un momento en el auto mientras el preparaba mentalmente a su hyung para lo que se vendría. Rezó mentalmente porque Seokjin ya estuviese durmiendo y así solamente tendría que llevar el mismo a Jimin hasta su cama.
Tocó la puerta apenas dos veces y SeokJin salió de inmediato. Al parecer la suerte no estaba de su lado.
— ¿Dónde está Jiminnie? —dijo viendo detrás de él para encontrar algún rastro del menor. El pelinegro se aclaró la garganta.
—Primero que nada, necesito qué te calmes... —empezó a hablar pero más rápido que inmediato el mayor lo interrumpió.
— ¿Qué le pasó? Sabía que no tenía este mal presentimiento por nada, yo no... —SeokJin había empezado a hiperventilar y Jackson habló rápido antes de que se alterara aún más.
— ¡Jimin está bien! Bueno, más o menos. —SeokJin estaba a punto de gritar—. Está drogado.
Jackson lo dijo tan rápido que se sorprendió de que el rubio hubiese entendido.
— ¡¿QUÉ DIJISTE?! —Jin gritó— ¡¿DONDE ESTÁ, WANG?! —Jackson se alejó y abrió la puerta de copiloto, Jimin estaba cantando y salió corriendo del auto en cuánto vio a su hyung.
— ¡Hyung! —exclamó el menor tirándose encima de SeokJin. Este le tomó el rostro y lo examinó enseguida para luego apretarlo contra su pecho mientras miraba a Jackson exigiendo una explicación.
—No sé quién se lo dio... —Mintió—. Pero no es nada fuerte, el efecto pasará rápido.
Jackson hizo todo lo posible por calmar la situación.
—Hablaremos de esto mañana. —El mayor lo miró amenazante.
Jackson asintió y se alejó rápidamente dejando a SeokJin con un Jimin drogado y medio dormido. Al menos ya estaba sano y salvo, quizá no tan sano, pero salvo.
SeokJin tomó al menor en sus brazos y lo llevó hasta el interior la casa, hizo una mueca cuando percibió el aroma que emanaba del rubio, que era una mezcla de alcohol y jugo de arándanos; si la droga era tan fuerte como aquel olor, Jimin tardaría un buen rato en reaccionar.
Dejó a Jimin en el sofá quién tarareaba una canción a punto de quedarse dormido. El mismo balbuceaba palabras inentendibles, pero Seokjin suponía que estaba contándole una especie de historia, lo que le resultaba interesante era que en esta murmuraba nombres que en su vida había escuchado. El mayor sólo se limitaba a asentir con la cabeza mirándolo con pesar y fingiendo qué le estaba prestando atención.
El mayor se alejó por un momento para ir a la cocina en busca de un vaso de agua para luego dárselo a Jimin ordenándole qué lo bebiera, el menor tenía las mejillas encendidas, había comenzado a sudar y debido a esto tenía los cabellos pegados a la frente, sus pupilas estaban dilatadas y su respiración era cada vez más pausada. Seokjin trataba de convencerse mentalmente de que el efecto pasaría por sí solo y todo estaría bien.
El rubio mayor luchaba por no empezar a sermonear a Jimin allí mismo, pero de nada serviría discutir con él en esas condiciones.
Cuando el más bajo estuvo a punto de quedarse dormido Seokjin se acercó y pasó uno de los brazos del menor sobre sus hombros y lo tomó por la cadera casi arrastrándolo a su habitación, una vez allí le cambió de ropa y lo metió a la cama para luego taparlo con las mantas. Lo observó un momento, estaba dormido, pero al mismo tiempo seguía murmurando cosas, probablemente debido a los efectos de la droga, y así se quedó, observándolo hasta qué el también cayó dormido a su lado.
El murmullo de las cosas siendo removidas en la cocina lo hizo despertarse, apenas abrió los ojos se obligó a cerrarlos nuevamente, el dolor de cabeza era apabullante y el pitido en sus oídos no mejoraba las cosas, la boca le sabía a papel viejo, tenía los labios resecos y el olor que desprendía su cuerpo tampoco era demasiado agradable así que aún con las manos tapando sus oídos se levantó para caminar al baño. Abrió la ducha y ajustó la temperatura del agua dejando que esta cayera por su cuerpo hasta empaparlo por completo, luego se aplicó diferentes jabones, champús, acondicionadores y geles perfumados, quizá estaba exagerando un poco, pero lo creía totalmente necesario.
Salió y secó su cuerpo con una toalla limpia, luego se colocó ropa cómoda y bajó a su encuentro con SeokJin. El rubio mayor lo recibió con una sonrisa qué se transformó rápidamente en una mueca acusatoria al recordar su estado de la noche anterior.
—Me debes una explicación —señaló el mayor al mismo tiempo que miraba a Jimin con desaprobación.
—Y-yo... —Jimin luchó por recordar el motivo por el cual su hyung estaba molesto.
El mayor notó la mueca que Jimin hacía al pensar y habló.
—Llegaste drogado. —Con esas simples palabras los recuerdos golpearon a Jimin.
La bebida azul. Yoongi. Beso.
Mierda.
Había violado todas las reglas de SeokJin en una noche, estaba muerto.
— ¿Quién te dio la droga, Jimin? —Ese tono solo podía significar una cosa. Problemas.
—Y-yo... No me la... Me la dio un chico... —Al ver la expresión de Jin se apresuró a hablar— ¡Pero él no me obligó! Yo la tomé por voluntad propia. —La mandíbula de SeokJin casi cayó al piso.
—¿Cómo dijiste? —Jin habló entre dientes y Jimin se encogió— ¿Quién era?
La vena de la frente de Seokjin parecía estar a punto de explotar.
—No lo sé... Yo... No sabía que era una droga, parecía una bebida normal. —La primera parte obviamente era mentira, sabía perfectamente quien se la había dado, pero si decía el nombre probablemente el mayor lo encontraría en cuestión de minutos y le cortaría la garganta.
Luego del sermón de SeokJin y la charla del porqué no debía aceptar nada de extraños, al fin le dio de comer, Jimin agradeció al cielo y devoró el plato entero en pocos minutos.
Jimin siempre le prometía a Seokjin que no volvería a hacerlo, que tendría más cuidado y todas esas cosas, pero seamos sinceros, con la suerte de Jimin ambos estaban convencidos de que siempre podrían pasar ese tipo de cosas.
—Esta noche saldré con Namjoon. —Jimin casi muere atragantado con la comida—. El me lo pidió. —Sus ojos se abrieron aún más y miró al mayor buscando algún indicio de broma, pero no.
Namjoon era el amor platónico de su hyung des que tenía uso de razón, pero el moreno era una persona demasiado dura, fría y despreocupada. Hasta un tanto misterioso a los ojos de Jimin, sin embargo, siempre había tratado de lo mejor a SeokJin aunque nunca había parecido que quisiera ir más allá, hasta ahora. Quizá por fin había abierto los ojos y se había dado cuenta de lo increíble que era el mayor.
Jimin chilló y salto de su asiento para ir a abrazar a su hyung.
— ¡Estoy muy feliz por ti, hyung! —SeokJin río un poco antes de corresponder el abrazo de Jimin. El celular del menor comenzó a sonar haciendo que ambos se separaran, con prisa sacó el celular observando una llamada entrante de su jefa.
— ¿Sí? —contestó.
—Esta noche saldrás con el hombre qué firmo el acuerdo. —La voz de la mujer era calmada como siempre.
Jimin tragó grueso y asintió a pesar de que no lo estuvieran viendo. Al fin conocería a aquel misterioso tipo.
—Te recogerán en el lugar de la dirección que te envié a las nueve en punto. Debes ser puntual, vestimenta formal, y debes llevar un pañuelo rosa. —Y sin darle tiempo para responder, colgó.
Jimin miró con el ceño fruncido su celular procesando la información en su cerebro. ¿Pañuelo rosa?
— ¿Trabajo? —preguntó el mayor una vez guardó el celular de nuevo en su bolsillo.
Jimin asintió con un suspiro frustrado y miro la hora, apenas era mediodía.
Luego de pasar todo el día perdiendo el tiempo viendo la televisión, ordenando la habitación, clasificando su ropa por color y demás cosas para tratar de matar el tiempo al fin dieron las siete y decidió que podía comenzar a arreglarse.
SeokJin se había encargado de escoger el traje y la corbata, así que solo bastó que tomara una ducha y comenzara a vestirse, el mayor lo ayudó a acomodarse la corbata y el pañuelo dentro del bolsillo delantero de su saco, ambos de un pálido color rosa que contrastaban a la perfección con su piel poco bronceada. Se puso los zapatos y acomodó su cabello para que no le molestara en los ojos, se puso loción y luego esperó a su hyung, quién había quedado en dejarlo en el lugar donde pasarían a recogerlo.
—Namjoon ya llegó, vamos. —SeokJin apareció por la puerta y el frescor de su perfume lo inundó haciendo que sonriera, llevaba unos jeans ajustados y una fina camisa de seda celeste.
Lo siguió mientras tomaba su móvil y sus llaves, salieron de casa y se subieron al Mercedez negro de Namjoon, el rubio mayor saludó al moreno con un beso en la mejilla, y Jimin solo le sonrió a forma de saludo.
—Hermoso. —Susurró Namjoon mirando a SeokJin con los ojos brillantes. Jimin ahogó un bufido.
¿Ahora lo notas?
El aludido se sonrojó y Jimin contuvo la risa. Namjoon arrancó luego de preguntarle la dirección a Jimin y sin más comenzó a conducir hasta el lugar indicado.
El moreno trataba de mantener la calma y hacer como si la presencia de SeokJin no le afectara tanto como en realidad lo hacía, pero era inevitable, desde hacía tiempo que tenía fuertes sentimientos por él, pero mantener una relación con él significaba arrastrarlo a su vida, y esa no era una decisión fácil de tomar. No era para nada seguro y si algo llegara a pasarle a SeokJin por su culpa jamás se lo perdonaría, por eso, protegerlo era más importante que sus propios sentimientos. Porque siempre lo protegería cueste lo que cueste.
La vida de Namjoon no era un secreto para Seokjin, pero era un tema delicado del cuál no podían ir hablando.
El moreno aparcó en la calle en la cual pasarían a recoger a Jimin, estaba enterado acerca de su trabajo y todo eso gracias a Seokjin quien siempre estaba hablando acerca de él, su relación era bastante envidiable, a decir verdad. Cuando el menor bajó del vehículo ambos esperaron pacientemente hasta que su cliente pasara a recogerlo. Seokjin conversaba con Namjoon haciéndole reír como de costumbre, el moreno estaba seguro de que Jin era la alegría que tanto le faltaba a veces a su vida.
Al cabo de unos cinco minutos un auto negro se estacionó frente a Jimin y Namjoon prestó suma atención al vehículo, sus ojos se abrieron con sorpresa al siguiente momento, se quedó en silencio observando detenidamente.
— ¿Qué sucede? —cuestionó Seokjin notando cómo cambiaba el semblante del mayor, pero no obtuvo respuesta alguna.
—No es nada... —respondió el contrario con voz vacilante.
— ¿Lo conoces? —insistió Seokjin.
Ojalá que no lo conociera. Pensó el mayor.
Rezó mentalmente para que sólo fuese una confusión y ese no fuera el auto que estaba esperando Jimin, porque Namjoon sabía de memoria ese número de matrícula y podía estar totalmente seguro de quién era. Pero en cuánto vio a Jimin subirse al vehículo sólo se sintió aún más ansioso y parpadeó repetidas veces tratando de convencerse de que no lo estaba imaginando; el auto dio la vuelta y fue cuando el moreno pudo confirmar sus sospechas.
Era Yoongi.
El auto estaba inundado con el olor de Yoongi y no había podido emitir palabra desde que lo había visto. Jimin odiaba que le haciera sentir tan vulnerable.
—Sin duda el rosa es tu color, lo sabía. —Yoongi habló rompiendo el silencio y haciendo que el menor se encogiera en su lugar.
No respondió y Yoongi tampoco volvió a decir algo, condujo en silencio, pasando varias calles, callejones y Jimin ya no tenía ni idea de a donde iban.
De todas las personas en el mundo, Jimin jamás imaginó que Min Yoongi fuese la persona del acuerdo, si lo hubiese analizado con un poco más de cuidado quizá hubiese llegado a sospecharlo, pero ahora, lo había tomado totalmente por sorpresa.
Llegaron a una zona industrial abandonada, parecida al lugar donde le había visto por primera vez, el miedo le erizó los vellos y por un momento se preguntó si Yoongi tenía intenciones de secuestrarlo para torturarlo o algo así.
El pelinegro estacionó el auto frente a un gran edificio que no se veía para nada abandonado, pero podría confundir a cualquiera pues nadie esperaría ver un edificio así por allí. Se bajaron al mismo tiempo y ahora Jimin pudo examinar mejor a Yoongi quien también llevaba un pañuelo en su saco, a diferencia qué el de él era rojo.
Tomó la cintura de Jimin haciendo qué casi gritara debido a la sorpresa, pero se obligó a morderse la lengua dejando que el mayor le guiara hasta llegar a la puerta, esta vez no fue necesario que se identificaran, al ver a Yoongi los tipos abrieron la puerta inmediatamente dejándoles entrar.
Jimin no sabía que debería hacer, cómo debería actuar, ni mucho menos qué es lo que hacían allí. Por la forma en que el pelinegro le sostenía podía deducir que esa noche nuevamente sería su pareja, así que se dijo mentalmente que sólo debía dejarse llevar.
El ambiente dentro del lugar era sin algo que Jimin nunca había visto antes, la música sonaba imponente en todo el lugar, la luz era amarilla y el humo de los puros era espeso en el ambiente, mesas de póker y demás juegos de apuestas predominaban en el lugar, chicas con poca ropa repartían tragos por todo el lugar al mismo tiempo que hombres trajeados jugaban y fumaban con chicas y chicos sentados en sus regazos. Todo allí lucía caro, desde las botellas de whiskey hasta los suelos de mármol pulido en los que podía ver su reflejo con facilidad.
Mientras se adentraban más en el lugar Jimin pudo captar a Chanyeol con su mirada, quién mantenía un cigarrillo en sus labios al mismo tiempo que jugaba al póker con Baekhyun sentado sobre su regazo.
¿Qué lugar es este? Se preguntó Jimin consternado.
Todos los presentes llevaban pañuelos de colores, algunos rojo al igual que Yoongi, Baekhyun uno rosa al igual que él, pero también había verdes, azules, negros, blancos, etc.
Yoongi guió a Jimin a través del lugar aún con una mano en su espalda baja, el pelinegro podía notar que Jimin no entendía nada y eso sólo lo hizo sonreír.
Se acercaron al lugar donde se encontraban Chanyeol y Baekhyun y Yoongi arrastró una silla para sentarse junto a su amigo, luego le hizo una seña al rubio para que tomara asiento sobre su piernas, este vaciló un poco pero al final le hizo caso. Baekhyun miró al rubio con sorpresa desde el regazo de su pareja y sonrió, aún sin moverse de su lugar se inclinó hacía él y besó su mejilla mostrando lo feliz que estaba de volver a verle, Jimin le devolvió el gesto y luego saludó a Chanyeol quien miraba a Yoongi con una sonrisa cómplice en sus labios.
—Bienvenido a una de las fiestas de la mafia BS&T, pequeño —Yoongi susurró en el oído de Jimin haciendo que todo su cuerpo temblara.
¿Acaso había escuchado bien?
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