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28

Reescrito. Por favor, voten. :)

Pensé que soñábamos el mismo sueño, pero ahora el sueño se convirtió realmente en uno. Mi corazón se rompe, prefiero quemarlo, para que el dolor y mi amor persistente no permanezcan en lo absoluto.

Outro: tear – BTS.

. . .

Jimin bajó del avión con su bolso en la mano y pasó directo a recoger sus maletas ignorando a las personas que se le quedaban viendo de forma imprudente. Su rostro probablemente lucía terrible en esos momentos, primero por la bofetada y segundo porque había estado todo el viaje llorando. Su nuevo teléfono vibró en su bolsillo y lo sacó observando la pantalla.

De: Papá.

Avísame cuando llegues.

Respondió rápidamente y guardó el aparato nuevamente mientras continuaba su camino hacia la cinta para tomar sus maletas. Revisó en su teléfono la dirección que su padre le había enviado y tomó un taxi hasta el lugar. Durante el trayecto su mirada se mantuvo fija en las calles de Hong Kong, comenzaba a atardecer y las calles estaban bastante transitadas debido a la gente que volvía de sus trabajos.

Jimin pensó en la Universidad, en Jackson y en SeokJin logrando deprimirse aún más, ni siquiera tenía sus números. Sacó su teléfono y buscó sus redes sociales tratando de encontrar el número de SeokJin, al final optó por dejar un mensaje con su número diciéndole que lo llamara.

―Aquí es ―avisó el taxista sacando a Jimin de sus pensamientos. El chico trató unos segundos en procesarlo debido a que su chino estaba algo oxidado, luego de agradecer y pagar al hombre bajó del taxi arrastrando sus maletas.

Observó el edificio frente a él, era un complejo de apartamentos bastante bonito y obviamente lujoso, era justo algo que su padre escogería. Entró al lugar atravesando el estacionamiento y el área de la piscina, ya era de noche, pero aun así todo se veía bastante bien debido a la iluminación. Llegó hasta la recepción siendo recibido por la calidez que emitía la calefacción, nuevamente observó los datos que su padre había enviado por mensaje y saludó a la recepcionista para luego tomar el ascensor. El lugar tenía paredes de color vino y una decoración de estilo bastante moderno. Subió al ascensor y marcó el piso doce que era donde se encontraba su apartamento. Observó su rostro a través de los espejos del elevador viendo las ojeras formarse debajo de sus ojos y su labio inferior roto, aparte el tinte de su cabello comenzaba a caerse haciéndolo ver de un rosa pastel muy sutil. Las puertas del elevador se abrieron dejando ver un gran y largo pasillo cubierto por una alfombra estampada. El lugar olía bastante bien, claramente sus vecinos usaban muchos inciensos, el apartamento de Jimin era el último por lo tanto caminó un poco hasta parar frente a una puerta blanca a la izquierda del pasillo.

Rebuscó en su bolso la llave que le había dado su padre y una vez la encontró la introdujo en la cerradura y la giró haciendo que la puerta se abriera con un sonoro clic, empujó y entró al lugar, era bastante grande, pero sencillo a la vez, tenía paredes blancas, suelos de madera, una decoración moderna y muebles negros.

El pelirosa dejó sus maletas en la sala y caminó a su habitación, que al igual que el resto del apartamento era todo blanco con muebles negros, se sentó en la cama King que había en el centro, examinó el armario, el escritorio y la puerta de vidrio que daba al balcón. Nada lo sorprendió o le causó al menos un poco de emoción, al contrario, se sentía más fuera de lugar qué nunca. Las lágrimas se deslizaron por sus ojos nuevamente y miró al suelo ¿Ahora sería así todos los días? ¿Ese sería el único sentimiento que lo acompañaría el resto de su vida? Jimin no quería sentirse bien, él solo quería a Yoongi. Necesitaba su presencia y su tacto sobre su piel, su aroma, su voz grave que le acariciaba el alma y sus ojos oscuros que le robaban el aliento.

Jimin arrastró sus maletas hasta la habitación y comenzó desempacar ordenando la ropa en el armario tratando de distraerse al menos un poco. El teléfono del pelirosa comenzó a sonar y enseguida se acercó a la cama para tomarlo, observó un número desconocido en la pantalla y contesto sin más.

―¿Jimin? ―La voz de Seokjin se escuchó del otro lado y Jimin sollozó―. Bebé, ¿estás bien?

Su voz sonó desesperada y Jimin sorbió su nariz antes de hablar.

―E-Estoy en Hong Kong, hyung... ―Trataba de controlar el llanto lo cual se le hacía imposible.

¿E-En Hong Kong? ¿Qué ha pasado?

―M-Mi padre... me envió aquí. ―La voz de Jimin hacia que el corazón de Seokjin se rompiera, saber que su bebé se encontraba tan mal y él estaba tan lejos, lo frustraba.

Pero... ¿Porqué?

―N-No lo sé... Me alejó de Yoongi, hyung... ―Jin no sabía que Jimin había estado en la cárcel, Namjoon no se lo dijo, así que no podía encontrar una explicación lógica a las acciones del padre del menor.

Bebé... primero necesito que te calmes, no puedes entrar en pánico ahora ―Jin suspiró―. Mañana mismo tomaré un avión a Hong Kong. Envíame la dirección.

Jimin asintió a pesar de que el mayor no lo estuviese viendo. ―De acuerdo, hyung.

Cuídate mucho, Jimin. Debo colgar, arreglaré todo para el viaje, te amo. ―El mayor mandó un beso y luego colgó.

Jimin se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el suelo. Apretó el teléfono en su mano y tanteó su bolsillo para sacar la pequeña cadena, la abrazó contra su pecho mientras los sollozos escapan incontenibles de sus labios. ¿En qué momento había comenzado a sentirse así de miserable?

Apenas habían pasado unas horas y no había señales de mejora en Jimin, al contrario, cada segundo que pasaba sabiendo que no volvería ver al mayor, era como una daga directo a su pecho.

Por otro lado, estaba Yoongi presionando las teclas de aquel viejo piano el cual no usaba hace mucho tiempo. La canción que tocaba era triste, eran las notas que salían de su interior, era todo lo roto qué estaba en una canción.

―De verdad está mal ―habló Jungkook parándose junto a Hoseok que vigilaba a Yoongi desde la puerta del salón donde se hallaba el instrumento.

Hoseok suspiró y cerró sus ojos. ―Nunca lo había visto tan... destrozado.

― ¿No hay nada que podamos hacer? ―Jungkook miró a Yoongi quien seguía tocando aquella triste canción.

―Aparte de traerle a Jimin, no. ―Ambos chicos observaron al mayor en silencio.

El pelinegro no estaba prestando la más mínima atención a lo que estaba tocando, solo lo hacía de manera automática, como si fuera un títere o sus manos estuviesen siendo controladas por alguien más.

El pelinegro se levantó y caminó fuera de la habitación, pasó por el lado de los chicos sin siquiera voltear a verlos y luego atravesó el salón tomando sus llaves antes de salir de la mansión.

Se subió a su auto y arrancó conduciendo tan rápido como podía. Quizá el alcohol ayudaría un poco.

Jimin despertó en la mitad de la cama, se encontraba aún vestido debido a que la noche anterior se había quedado dormido mientras arreglaba la ropa. Arrastró sus pasos hasta al baño y se vio al espejo, sus ojeras más marcadas que nunca y su cabello revuelto, sus ojos carentes de brillo, como si estuviesen muertos, y probablemente así era.

Se bañó con agua caliente y limpió su herida para luego cambiarse e ir a la cocina. Pensó que probablemente no habría nada que cocinar, pero se dio cuenta de que se equivocada al abrir el refrigerador.

Tomó un desayuno rápido y miró en su celular un mensaje de SeokJin indicándole que ya había tomado el avión. Jimin envío su dirección como respuesta y se mantuvo sentado en la barra pensando en algo qué hacer para distraer su mente.

Al final optó por ver la televisión, aunque sabía que lo que menos haría sería prestar atención. Se sentó en el sofá frente a esta y seleccionó una película cualquiera, se distrajo por un momento y luego se quedó viendo un punto fijo mientras escuchaba las voces en su cabeza.

Pasó horas en ese estado, mirando a la nada totalmente inexpresivo. Cualquiera que lo viera en ese momento pensaría que estaba enfermo, o que estaba loco, y la idea no estaba muy alejada de la realidad.

El timbre sonó y Jimin miró al reloj casi enseguida, eran alrededor de las dos del medio día, por lo tanto, debía ser Seokjin, se levantó del sofá y caminó hasta la puerta abriéndola con cuidado. Al instante el mayor se lanzó sobre el apretándolo entre sus brazos. Jimin aspiró el aroma familiar mientras correspondía al abrazo suavemente. El mayor entró a la casa junto a su maleta y enseguida fueron a sentarse.

― ¿Cómo te encuentras? ―Seokjin sabía que era una pregunta tonta, pero el estado del menor comenzaba a alarmarlo, por lo tanto, necesitaba comprobar que aún quedaba algo de su niño.

El menor se encogió de hombros sin mirarlo. ―Normal. ―La voz de Jimin sonó totalmente inexpresiva, y Jin rogó para que el menor lo mirara.

―Jimin... mírame ―No hizo caso―. Jimin, no puedes dejar que está situación te consuma.

El pelirosa miró al mayor por unos segundos y luego devolvió su vista al suelo. ―No sé qué siento, hyung. No sé si me siento triste, o enfadado... simplemente no siento nada.

Jimin suspiró y mordió su labio inferior tratando de contener las lágrimas.

Seokjin lo miró atentamente sin saber que decir, el chico se veía extremadamente mal y temía por su salud mental y hasta física en ese momento. Jimin no podía controlar sus emociones, incluso no podría ni sonreír, aunque quisiera, había solo una pesadez en su pecho, un vacío que quemaba y lo hacía encogerse.

El mayor pensó en alguna solución, pero nada llegaba a su mente. ― ¿Quieres que te prepare el almuerzo?

Jimin negó con la cabeza sin mirar al mayor. ―No tengo hambre.

El menor era irreconocible a los ojos del mayor, quien no dejaba de sorprenderse cada vez más debido a su actitud.

―Jimin, vas a ir con un psiquiatra. ―El mayor habló tan rápido que Jimin volteó a verlo enseguida.

― ¿Qué? ―Jimin frunció el ceño sin creer lo que había dicho su hyung.

El menor se encogió de hombros en respuesta y Jin agarró su celular en seguida.

Jimin se encontraba en una sala blanca sentado en un sofá frente a una chica. Llevaba allí al menos quince minutos los cuales habían sido eternos para él, se mantenía de brazos cruzados observando un cuaderno frente a él, el cual le habían dado para que "escribiera lo que sentía". Le había hecho preguntas acerca de si sufría de insomnio, si había tenido ataques de pánico recientemente y ese tipo de cosas así, él se había limitado a responder sólo con monosílabos.

— ¿Tienes pensamientos suicidas, Jimin? —preguntó la mujer con voz suave― ¿Has considerado hacerte daño?

La pregunta le tomó por sorpresa. No.

―Sí.

― ¿De qué forma quieres hacerte daño? ―cuestionó― ¿Qué es lo que pasa ahora por tu cabeza?

―Nada.

― ¿Nada? ―repitió la chica.

―No siento nada.

― ¿Podrías contarme porqué te sientes así? ―El pelirosa negó con la cabeza― ¿Qué es lo que quieres en este momento?

—Irme de aquí.

La chica suspiró resignada y asintió, tomó la hoja que Jimin le ofrecía leyendo lo que había escrito en esta.

"Quiero morir. Quiero que me duela para sentirme vivo otra vez."

Sus labios formaron una línea y luego se levantó para acompañar a Jimin hasta la puerta. Seokjin se puso de pie apenas escuchó la puerta abrirse y enseguida se giró para ver a la psiquiatra.

―Necesito hablar a solas con usted. ―Jin asintió y siguió a la chica luego de indicarle a Jimin que esperara.

Entraron a la habitación y la chica suspiró sentándose en su silla.

—¿Es su hermano? —preguntó.

—Es cómo mi hijo ―La mujer asintió―. ¿Qué está mal con él?

—La verdad, creo que no hay nada bien con él ahora ―La psiquiatra tomó los papeles que había usado con Jimin y continuó hablando―. Para empezar, está claro de que parece un severo caso de depresión, una clase de trastorno obsesivo compulsivo y ansiedad. Yo le recomendaría que tomara anti depresivos y pastillas para dormir. O que lo internaran en un hospital, por su propia seguridad.

Los ojos de Jin se abrieron de demasía sin poder creer lo que la chica había dicho.

―P-Pero... ¿Acaso? ¿Es tan grave? ―La muchacha formó una línea con sus labios y extendió la hoja con lo que había escrito Jimin.

Los ojos de Seokjin se abrieron en demasía mientras leía, le resultaba imposible creer que su pequeño hubiese escrito aquello.

―Le dije que escribiera lo que sentía. Y eso fue. También le pregunté que si había pensado en lastimarse y me dijo que sí.

—¿Pero? ¿Qué? ―murmuró atónito sin poder entender.

―Sospecho que Jimin padece de Limerencia —Seokjin miró a la chica sin entender―. Es un trastorno obsesivo compulsivo, en el que el sujeto mantiene un comportamiento involuntario respecto a una persona, qué involucra pensamientos, sentimientos y conductas obsesivas. En pocas palabras, Jimin está obsesionado de una persona y según lo que me contó, esa persona se llama Min Yoongi.

― ¿E-Eso tiene cura?

―No una en específico, la Limerencia puede durar de meses a décadas ―Seokjin suspiró―. Te recomiendo que le prestes suma atención.

—Muchas gracias. ¿Dónde puedo comprar los antidepresivos? —La chica se levantó y caminó hasta un estante sacando un frasco para luego entregárselo a Jin.

―Sólo una pastilla antes de dormir y ya está. ―Seokjin agradeció y salió de la habitación guardando el frasco en su bolso.

Jimin se levantó y caminó junto a su mayor en silencio.

― ¿Estoy enfermo, hyung? ―La voz del pelirosa tomó a Jin por sorpresa y este le dedicó una sonrisa tierna.

―No corazón. Solo estás un poco inestable en estos momentos. ―Jimin devolvió su vista al suelo y siguió su camino hasta salir del lugar para tomar un taxi.

Les esperaban unos días bastante largos.

Tres semanas después.

Hoseok se hallaba sentado en la puerta de la mansión esperando la llamada de Namjoon. Jungkook se encontraba a su lado igual de inquieto, habían pasado ya tres días en los que no habían sabido nada de Yoongi y estaban tan preocupados que Namjoon tuvo que mover cielo y tierra para encontrarlo.

El teléfono de Hoseok sonó y Jungkook se giró para ver al mayor al instante. Era un mensaje de Taehyung quién también había estado buscando a Yoongi.

De: TaeTae.

La alarma de incendios del apartamento de Yoongi acaba de activarse.

Tan pronto como leyeron el mensaje ambos se levantaron y corrieron corrieron directo hasta el auto de Hoseok, este enseguida arrancó lanzándose disparado como una bala hacía la carretera sintiendo cómo sus manos temblaban debido a los nervios.

Los días habían pasado eternos desde la partida de Jimin, las cosas no mejoraban y Yoongi se derrumbaba cada día más arrastrando a todos a su paso. Y ahora temían que sucediera lo que tanto habían estado tratando de evitar.

― ¿Crees que...? ―La voz de Jungkook sonó nerviosa y Hoseok enseguida lo interrumpió.

―No quiero ni pensarlo.

Hoseok condujo por encima del límite de velocidad por las calles, mientras rezaba mentalmente porque Yoongi no estuviese en su apartamento, porque sólo hubiese sido un accidente.

Llegaron en menos de cinco minutos al lugar y enseguida observaron el humo salir de la ventana del último piso, justo donde se encontraba el apartamento del pelinegro. Los dos corrieron al lugar, subieron por el ascensor presionando el botón frenéticamente como si así este pudiese ir más rápido. La puerta del apartamento de Yoongi se encontraba entreabierta y el humo salía a través de esta.

―Tú llama a los bomberos, yo entraré. ―Jungkook habló subiendo el cuello de su camisa a modo de que tapara su nariz y entró al lugar.

Atravesó el lugar tratando de ver a través del humo, subió las escaleras hasta la habitación del pelinegro y observó el reflejo de las llamas en suelo haciendo que el nudo en su garganta se hiciera más fuerte. Entró a la habitación y enseguida se vio ahogado por el humo y el calor abrasador, las llamas provenían de la alfombra en el suelo y también de las cortinas, esparciéndose rápidamente. El lugar se encontraba lleno de botellas de licor vacías esparcidas por el suelo junto a un montón de vidrios rotos al igual que los muebles.

Jungkook tuvo que luchar para poder ver algo entre el humo negro, y fue luego de unos segundos que vio el cuerpo de Yoongi sobre el colchón. Corrió hacia él rápidamente y lo arrastró fuera de la cama, el chico se encontraba inconsciente y gracias al cielo parecía no tener quemaduras graves, una vez fuera de la habitación lo cargó en sus brazos y salió de la casa escuchando las sirenas de bomberos llegar al lugar, el fuego comenzaba a extenderse cada vez más y al salir Hoseok corrió hacia el examinando a Yoongi en sus brazos y suspirando al darse cuenta de que estaba bien. Un estallido en la habitación los puso alertas y de inmediato bajaron por las escaleras debido a que habían apagado el elevador por motivos de seguridad.

Al llegar a la recepción los bomberos ya habían llegado y enseguida unos paramédicos les indicaron de dejaran a Yoongi sobre la camilla, así lo hicieron y luego comenzaron a revisar al pelinegro, Jungkook y Hoseok se miraron aliviados antes de que el teléfono de Hoseok sonara.

¿Hoseok? ―La voz de Namjoon sonó del otro lado demasiado agitado.

―Sí.

¿Lograron sacarlo?

―Sí, ahora mismo lo están atendiendo los paramédicos. ―Hoseok se giró a ver a Jungkook quien veía su celular con sus ojos demasiado abiertos.

Gracias al cielo. ―Namjoon suspiró aliviado.

Jungkook agitó el brazo de Hoseok y cuando al fin volteó a verlo le mostró la pantalla de su celular.

De: Taehyungie.

Jimin está inconsciente en el hospital, trató de ahogarse en la bañera.

La respiración de Hoseok se cortó y escuchó a Namjoon llamarle del otro lado de la línea.

¿Hoseok? ¿Estás ahí?

―Sí, sí, aquí estoy. ―Hoseok seguía mirando a Jungkook sorprendido.

Seokjin acaba de informarme que Jimin está en el hospital.

―Acabo de enterarme.

Debo colgar ―Y colgó.

― ¿Y ahora qué? ―cuestionó Jungkook.

―Esto se nos está yendo de las manos...

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