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27

Reescrito.

Solíamos caminar hacia el mismo lugar, pero aquí se convierte en nuestro último, solíamos hablar sobre el "para siempre" pero ahora nos destruimos sin piedad.

Outro: tear – BTS.

. . .

El pelirosa asimilaba aún las palabras dichas por el moreno, pero no tenía fuerzas para protestar debido al dolor de su herida, ya comenzaba a sentirse mareado.

―No puedes estar hablando en serio, Kim Namjoon. ―Yoongi habló entre dientes claramente molesto.

―Nunca hablé más en serio en mi vida, Yoongi. Jimin se irá mañana con su padre y probablemente no lo verás nunca más, así que ve metiéndote eso en la cabeza. ―El pelinegro miró a su mayor con odio.

― ¿...Y qué hay de mí? ¿A-Acaso soy un juguete? ¿Para hacer... lo que se les dé la gana conmigo? ―habló entre jadeos con la poca fuerza que le quedaba.

―Nam, debe haber otra solución ―opinó Hoseok en respuesta al pelirosa.

―No, no la hay.

Un silencio abismal se formó en el automóvil en el cuál lo único que podía escucharse era la respiración acelerada de Jimin.

El pelirosa temblaba y su cabeza era un lío, su corazón amenazaba con salirse de su pecho y la angustia lo estaba carcomiendo vivo. Yoongi no se había atrevido a mirarlo, ya que sabía que si lo hacía perdería el control y terminaría matando a todos en el auto.

Yoongi analizó la situación y trató de buscar la manera de evitar que se llevarán a su pequeño. Pero se la estaban poniendo difícil. Al único que no podía desobedecer, así como así era a Kim Namjoon.

El auto se estacionó en el jardín de la gran mansión y todos bajaron, Taehyung corrió al lado de Jimin y lo ayudó a bajarse.

Al entrar a la mansión los chicos enseguida llevaron a Jimin a la habitación que compartía con Yoongi para que el doctor Hyee lo revisara, mientras que el pelinegro se quedó solo con Namjoon en la sala. Miró a su mayor de manera intensa y el contrario suspiró resignado.

―Te explicaré lo que en realidad está pasando, Yoongi ―El nombrado se sentó frente a él prestando suma atención a lo que diría en pelimorado―. Park Choi, el padre de Jimin, quiere deshacerse de él.

El ceño de Yoongi se frunció y su cabeza se volvió un lío tratando de descifrar lo que quería decir Namjoon. ―Como... ¿Cómo que "deshacerse"?

El moreno tomó una bocanada de aire antes de hablar y cerró los ojos un segundo. ―Estuvimos investigando... Y descubrimos qué... Jimin no es hijo legítimo de Park.

Yoongi miró a otro lado. ―Ya lo sabía.

―Lo supuse. Aquí lo extraño es... Que Jimin fue vendido a Park. Y el padre de Jungkook, vendió a uno de sus hijos cuando acababa de nacer.

―Quieres decir que... ―Namjoon asintió―. Jimin y Jungkook pueden ser hermanos.

Sus miradas se mantuvieron durante unos segundos y Namjoon esperó antes de hablar nuevamente. ―El caso es, qué ahora que Park tiene problemas con la autoridad, todo se le está escapando de las manos, todos sus bienes, o todo lo que tiene pasará a ser de Jimin por ser su único heredero. Por lo tanto, va a borrarlo de la faz de la tierra, o al menos eso dijo.

― ¿Y aun sabiendo lo que quiere hacer vas a entregarlo? ―Yoongi miraba a Namjoon como si se hubiese vuelto loco y este negó.

―Era eso Yoongi... O matarlo nosotros mismos ―Namjoon suspiró―. Él tiene información sobre el proyecto AQ, y amenazó con revelarla si no hacíamos lo que decía. Park Choi no es cualquier persona. Sabes que no podemos dejar que todo se vaya por la borda, Yoongi. No ahora, que estamos tan cerca del objetivo.

―Pueden meterse sus putas armas químicas por el culo, Namjoon. No dejaré que le hagan daño a Jimin. ―La mirada del pelinegro se oscureció, dándole escalofríos al mayor.

―Su padre no le hará daño, solo lo sacará del país.

― ¿Y crees que eso no le hará daño? Jimin debe estar conmigo. Aquí, en su país, donde todos lo conocemos. ―Él estaba al borde de perder la paciencia y eso no era bueno, Namjoon comenzaba a alarmarse y trató con todas sus fuerzas de decir algo que calmara a Yoongi.

―No hay nada que podamos hacer, Yoongi, estamos entre la espada y la pared. Es hora de que acabes con este juego.

Se levantó bruscamente respirando como un toro y caminó hasta el baño para tomar una ducha de agua fría antes de ir con Jimin, necesitaba serenarse un poco de alguna manera.

Quince minutos más tarde entró a la habitación con cuidado encontrándose al chico en la cama, con su herida ya tratada, bañado y con ropa limpia, el chico miraba inexpresivo hacia la ventana que se encontraba a la derecha. Ni siquiera se volteó a ver a Yoongi porque sabía que no podría contener las lágrimas. Se sentó a su lado y lo miró con tristeza, sintiendo su mundo desmoronarse al ver su despedida tan cerca, y los dos estaban iguales, sintiéndose tan débiles y vulnerables al saber que perderían la presencia del otro.

―N-No me quiero ir... ―musitó. Mantuvo su mirada fija en la ventana y una lágrima se deslizó por su mejilla.

Yoongi sentía la ira recorrer todo su ser, sintiéndose tan malditamente desesperado al no saber que hacer. Luego de mucho tiempo ahí estaba, esa sensación tan conocida para él de perder sus cosas, sus personas.

―Esta vez no hay nada que yo pueda hacer, Jimin... al menos no por ahora. ―El pelinegro rogó internamente porque el pelirosa lo mirara.

―Entonces ¿Eso es todo? ¿Nadar tanto para al final morir en la orilla? ―El pelirosa posó sus ojos en Yoongi, con esa expresión rota, y las lágrimas empapando sus ojos haciendo que su corazón se apretujara en su pecho.

La sensación quemaba en Jimin, y sentía que se volvería loco de solo pensarlo, iba a alejarse. Iba a irse lejos de Yoongi, no lo vería más. ¿Como podía asimilar aquello? Quería gritar, romper cosas y salir corriendo.

―Hay cosas que simplemente deben pasar ―suspiró y bajó la vista a su regazo. Por primera vez en su vida, no quería ver las lágrimas de Jimin, por primera vez en su vida, quería verlo sonreír.

―No lo soportaré, Yoongi... Voy a terminar matándome. ―Un sollozó escapó del menor al terminar sus palabras y el mencionado alzó su vista hacia Jimin enseguida, se acercó más a él y lo acurrucó en sus brazos, disfrutando de su calor.

Se quedaron en silencio, cada uno pensando en el otro, en la manera en que habían cambiado sus vidas y en lo mucho que ahora dependían el uno en el otro. ¿Esto es amor? ¿Necesitar tanto a una persona hasta el punto en que duela? Se habían aferrado tanto, se habían obsesionado mutuamente.

Jimin se había dejado envolver por Yoongi, se había dejado poseer sin poner resistencia alguna, había aprendido a amar cada cosa del pelinegro, desde su actitud distante y fría hasta su lado psicópata. Y ahora que lo pensaba, no podía mirar a nadie más, no quería a nadie más. A nadie que no fuera Yoongi. Yoongi había logrado lo que quería, había hecho que Jimin cayera por él, que se aferrara tanto a él hasta que no quedara nada de sí mismo. Y ahora venía la parte en que lo destruiría, porque Jimin al alejarse de Yoongi, se volvería loco, y probablemente, terminaría muriendo.

Por otro lado, Yoongi también había caído ante el pelirosa, no sabía si era amor o simple dependencia, pero necesitaba a Jimin cerca, necesita su cuerpo, su voz, sus labios, la simple presencia del chico. Se había dejado llevar por la pureza del menor, derribó todas sus barreras y lo dejó entrar a su alma. ¿Y ahora? ahora iba a alejarse, y se llevaría todo de sí con él, se llevaría el poco de cordura que le quedaba, y él se volvería aún más loco, y probablemente, terminaría matándolos a todos.

―Volveremos a estar juntos, Jimin. Te lo prometo ―Yoongi habló decidido después de varios minutos en silencio―. Prométeme que vas a esperarme.

Las lágrimas de Jimin caían silenciosamente por su rostro y apenas el mayor habló alzó su vista para verlo. ―L-Lo prometo, hyung... Lo esperaré todo el tiempo que quiera...

Yoongi no estaba seguro de que haría, pero haría algo. Jimin era suyo y debía permanecer a su lado.

Los besos húmedos del menor en su cuello lo sacaron de sus pensamientos y un suspiro escapó de sus labios. El menor pasó sus manos por su cuello y atrajo su rostro para besarlo, lo besó con pasión y con deseo, y Yoongi captó al instante las intenciones del menor.

―Jimin... estas herido ―advirtió entre jadeos pero por más que luchará por alejar al menor sus cuerpos se atraían como dos imanes.

―Es nuestra última noche, hyung. ―Yoongi asintió lo tumbó con suavidad en la cama.

―No te muevas demasiado, yo lo haré ―dijo colocándose sobre él con cuidado.

Yoongi paseo sus labios desde la mandíbula del menor hasta su cuello, lamiendo la zona y sacándole pequeños gemidos, acarició su cintura por debajo de la tela de la camisa y acarició sus piernas desnudas con las palmas abiertas.

―Eres tan adictivo... Jimin... ¿Qué me has hecho, pequeño? ―Yoongi besaba con fervor su cuello y sus clavículas al mismo tiempo que acariciaba todo su cuerpo.

El pelinegro quería grabarse la piel de Jimin en sus manos para siempre, quería fundirse con él en ese preciso momento para no poder alejarse nunca más. Se separó un momento de su cuerpo y se desvistió dejándose únicamente la ropa interior.

Quitó la camisa de Jimin con cuidado y besó su pecho, el menor enredó sus dedos en el cabello de Yoongi jugando con este, su espalda se arqueó cuando el contrario lamió uno de sus pezones, deleitándose con su sabor y sintiendo que estaba a punto de perder la cabeza.

―Nunca podré tener suficiente de ti... Ni siquiera toda la vida me sería suficiente ―murmuró.

Jimin se sintió al borde las lágrimas ante esas palabras. La ola de sensaciones que lo atacaba en ese momento, la manera en que Yoongi lo besaba con delicadeza y lo tocaba como si fuese una obra de arte, lo hacía sentirse demasiado bien, demasiado querido, por primera vez sentía que era importante para alguien.

Yoongi lamió su pecho mandándole corrientes eléctricas luego dirigió sus manos al elástico de la ropa interior de Jimin y quitó la molesta prenda. El rosado tembló al sentir la respiración del contrario cerca de su entrada y abrió más sus piernas para darle mejor acceso.

―H-Hyung... ―gimió al sentir la lengua de Yoongi rozar su entrada.

El mayor acarició la sensible zona con sus dedos y comenzó a lamer de arriba abajo volviéndolo loco, introdujo su lengua en su cavidad y la movió en círculos, metiéndola y sacándola cada tanto haciendo que se retorciera de placer. Escupió un poco e introdujo uno de sus dedos, lo metió y lo saco repetidas veces dilatando su entrada mientras se deleitaba con los gemidos del otro, luego de varios segundos agregó un segundo dedo estirándolo más, abrió los dígitos en un movimiento de tijeras haciendo que Jimin echara la cabeza hacia atrás, la mano del pelirosa fue a parar a sus cabellos y este gruñó al sentir al menor tirar de las hebras con algo de fuerza.

―Ngh... Y-Yoongi... ¡Ah! ―chilló al sentir como el pelinegro azotaba una de sus nalgas.

Lamió una vez más su entrada antes de subir hasta sus labios, se fundieron en un beso hambriento y desesperado, ambos se encontraban terriblemente excitados y sus erecciones comenzaban a doler. Yoongi se deshizo de su ropa interior y enseguida Jimin le ordenó que se pusiera de pie, él hizo lo que se le pidió y se levantó parándose frente a la cama, el menor se arrastró y se sentó frente a él acariciando su erección sacándole gruñó cuando sintió la cálida boca envolver su hombría, el menor ahuecó sus mejillas y comenzó a chupar su miembro con fervor, echó su cabeza hacia atrás y empuñó su mano en su cabello obligándolo a ir más rápido. Jimin lamió el glande en círculos y luego lo chupó como si fuera una paleta. El poco auto control de Yoongi se fue cuando Jimin subió su mirada para verlo mientras lamia todo su falo hasta sus bolas, esa mirada inocente y sus ojos brillantes debido al libido, Yoongi sintió que podría correrse con solo verlo de esa forma.

Luego de un minuto recostó al menor nuevamente sobre su espalda y le dio una nalgada haciéndose lugar entre sus piernas.

La entrada de Jimin palpitó en anticipación al sentir como el mayor se preparaba, se miraron a los ojos en el momento en el que comenzó a enterrarse dentro del menor, Jimin jadeó sin dejar de verlo y Yoongi no pudo evitar meter un dedo en la boca del menor cuando este la abrió jadeando. Jimin lamió y chupó su dedo con su vista fija en sus ojos y el pelinegro sintió que explotaría, sus caderas comenzaron a moverse rápidamente contra el menor, Jimin gemía por la manera brusca en que Yoongi lo tomaba, se inclinó hacía él y lo besó entrelazando sus lenguas, saboreándose mutuamente, Yoongi mordió el labio de Jimin tan fuerte que lo hizo sangrar. El menor se retorció de placer debajo de él cuando esté comenzó a tocar su próstata, luego llevó su mano a la erección de Jimin y comenzó a masturbarlo con frenesí.

―E-Eres mío, Jimin... Siempre serás mío... ―El mayor habló entre jadeos sin dejar de penetrarlo―. Hasta el final de los tiempos... siempre será así.

― ¡D-Dios! Y... Yoongi... ¡Ngh, sí! ―El menor sentía el cosquilleo en su vientre avisando que estaba por correrse.

Yoongi sintió las paredes de Jimin apretarlo mientras el semen salía disparado de su miembro y enseguida acabó dentro de él sin poder contenerse, follándolo a través de su clímax. Sus cuerpos temblaron debido al potente orgasmo que los recorrió, el pelinegro se dejó caer al lado de Jimin recostándose mientras regulaba su respiración.

Tomó a Jimin cuidadosamente de la cintura y le pegó a él mientras los cubría con una manta, besó su cabeza y enterró su rostro en su cuello, aspirando su aroma, aprovechando las pocas horas que le quedaban junto a él. Jimin enterró su cara en el pecho de Yoongi y se concentró en dormir, para escapar de la cruda realidad que los envolvía, y del destino cruel que los esperaba.

Jimin se encontraba mirándose en el espejo del baño, ya estaba bañando y vestido esperando a que sus lágrimas pararan para poder salir, lavó su rostro por quinta vez y suspiró abriendo la puerta para salir. Yoongi se encontraba sentado en el borde de la cama observando sus maletas las cuales contenían ropa que no sabía de donde la habían sacado debido a que su casa estaba destruida.

Jimin se paró a unos pasos de Yoongi y miró al suelo jugando con sus dedos. Yoongi se levantó y dio unos pasos hasta quedar frente al pequeño y lo abrazó. Permanecieron unos segundos en completo silencio.

La puerta de la habitación se abrió y Hoseok apareció, su mirada era triste y no llevaba esa característica sonrisa de siempre. ―Jimin, tú padre está abajo.

Su cuerpo se tensó mientras asentía nuevamente, el pelirrojo entró a la habitación y tomó las maletas, hizo una seña a Yoongi y este asintió, tomando la mano de Jimin para comenzar a caminar junto a Hoseok. El pelirosa mantenía su mirada sería, concentrándose en no derramar más lágrimas.

El camino hasta el salón fue eterno, y al llegar todos estaban allí, su padre, Namjoon, Taehyung, Jungkook, Baekhyun y Chanyeol. Jimin trató de enfocar su vista en algún punto vacío, no podía ver a nadie o de otro modo comenzaría a llorar nuevamente. Todos se encontraban de pie y Namjoon se encontraba al lado de su padre, Jimin se paró al frente y el hombre lo jaló enseguida envolviéndolo en un abrazo.

―Jiminnie. ―Su padre habló con una sonrisa mientras casi aplastaba al menor quien estaba totalmente quieto. Yoongi luchó por no lanzarse encima del hombre y Jungkook frunció el ceño, pues hasta ahí lograba verse la hipocresía ese tipo.

El hombre se alejó de Jimin y este lo observó con odio. ― ¿Me extrañaste?

―Fueron los mejores días de mi vida el estar lejos de tú puta existencia. ―Jimin escupió las palabras con odio ganándose una bofetada por parte del mayor, todos en la sala se quedaron en silencio y Hoseok tomó el brazo de Yoongi al instante.

―Más respeto, Park Jimin, te recuerdo que sigo siendo su padre.

―No tienes por qué actuar como si te importara, querías entregarme a la policía. Y ahora vas a sacarme del país, tienes serios problemas. ―Jimin miró al hombre a los ojos sin una pizca de temor.

―Oh, eso fue un malentendido, hijo. Y si voy a enviarte lejos es por tu bien. ―Una risa amarga brotó de los labios de Yoongi, llamando la atención de todos.

― ¿Por su bien? ¿O por el tuyo? ―La voz de Yoongi fue tan cortante como mil cuchillas y el hombre se sintió intimidado ante la oscura mirada del pelinegro.

― ¿Y tú quién te crees, niño?

―No lo provoque, Park ―advirtió Namjoon.

― ¿Acaso no sabe quién soy? ―El hombre alzó una ceja en respuesta―. Soy Min Yoongi, hijo de puta.

Los ojos del hombre se abrieron con sorpresa, y tragó saliva para calmar los nervios que se asentaron en su cuerpo. Tantas veces escuchando el nombre de este chico y al fin lo estaba viendo frente a frente.

―No tienes pinta de asesino, incluso Jimin luce más intimidante. ―El hombre rio como si acabará de contar el mejor chiste y todos en la sala callaron retrocediendo un paso.

Una sonrisa escalofriante se dibujó en el rostro de Yoongi, haciendo que el hombre dejará de reír al instante.

―Sólo le diré una cosa, Park. Si va a llevarse a Jimin, asegúrese de qué no lo encuentre, y usted también escóndase, porque lo he marcado, y si vuelvo a verlo en mi puta vida será la última vez para usted ―habló sin borrar la sonrisa en su rostro y el hombre enseguida tomó el brazo de Jimin.

―Vámonos. ―Los chicos se acercaron a Jimin y comenzaron a abrazarlo, Baekhyun era un mar de lágrimas y lo abrazaba con tanta fuerza que podría romperlo. El último fue Yoongi, quien besó sus labios y tomó su mano dejando una pequeña cadena entre sus dedos.

El pelirosa esbozó una pequeña sonrisa y se alejó para comenzar a caminar al lado de su padre.

Ambos sentían como sus corazones se desgarraban al estar cada vez más lejos, sentían como sus respiraciones fallaban y como ese dolor punzante se instalaba en su pecho. Yoongi no supo que estaba derramando lágrimas hasta que Hoseok las limpio. Habían pasado tantos años desde la última vez que había llorado y tenía tantas sensaciones en ese momento que no sabía porque lo estaba haciendo exactamente. Jimin no miró hacia atrás, de otra manera sentía que no sería capaz de irse, miró en su mano la pequeña cadena que Yoongi le había dado, esta era plateada y tenía un pequeño dije en forma de fuego. Sonrió y apretó la pieza en su mano.

Yoongi escucho la puerta del auto cerrarse y sonido del motor antes de que salieran de la mansión.

Un grito emanó desde los más profundo de la garganta del pelinegro y se volteó bruscamente lanzando al suelo el florero que estaba a su lado, acto seguido tomó una silla estampándola contra el espejo en la pared.

―Va a acabar con la casa ―habló Hoseok en dirección a Namjoon.

―Déjalo que se descargue. Si no dejamos que suelte todo lo que siente, se volverá loco.

Yoongi rompió cada jarrón y cada adorno en la sala de estar, sin hablar de que hizo añicos los cojines y sofás con un cuchillo, había arrancado los cuadros de los marcos y los había roto de igual manera.

El pelinegro miraba a un punto vacío en la habitación sintiendo la ira crecer cada vez más dentro de él, gritó y cayó de rodillas al suelo. Tiró de sus cabellos con desesperación y pensó en alguna manera de liberar su ira. Hoseok se encontraba vigilando desde la entrada de la sala, pensando en alguna manera de calmar a su amigo al menos un poco.

Yoongi se sentía vacío, no había nada dentro de él. Solo esos sentimientos de odio e ira, esos sentimientos que Jimin había quitado, y que ahora que se había ido se había llevado nuevamente. Toda su calma, toda su luz, dejándolo en la oscuridad una vez más.

Por otro lado, estaba Jimin, haciendo una larga fila para subir a un avión que lo llevaría hasta China. Su padre le había explicado a donde iría y él se había limitado a observarlo con odio en el trayecto. Sentía como la ansiedad se hacía cada vez más grande, y como la presión en su pecho comenzaba a ahogarlo.

La fila avanzó y suspiró una última vez antes de subir al avión, su padre lo observó despidiéndose con la mano y una sonrisa en su rostro. Sintió como su alma se despegaba de su cuerpo, sintiendo un dolor desgarrador junto a un frío interno increíble. Se sentó en su asiento y tan rápido como todos los pasajeros subieron al avión y las puertas se cerraron, comenzó a llorar en silencio.

¿En qué momento había sucedido todo esto? ¿En qué momento se había enamorado tanto de Min Yoongi?

Yoongi había robado el alma de Jimin, pero él se había ido, y ahora el pequeño estaba viviendo como un fantasma. Yoongi estaba muerto, porque Jimin era quien había logrado darle vida.

Se habían aferrado tanto, habían llegado al punto de depender del otro.

Había pasado lo que tanto temían.

Yoongi terminó amando a Jimin.

Jimin terminó adicto a Yoongi y todo lo que le hacía sentir.

¿Y ahora? ¿Quién estaba peor?

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