25
Reescrito.
Me destrozaron cuando era joven, llevando mi enfado a las masas, escribo mis poemas para los pocos que me miraron, me tomaron cariño, se estremecieron conmigo, me entendieron, cantando desde el sufrimiento del corazón, desde el dolor, mi mensaje surge desde las venas, diciendo la lección desde el cerebro, viendo la belleza a través del dolor.
Believer – Imagine Dragons.
. . .
Jimin tembló aún con el celular en su mano mientras releía el mensaje, apagó el aparato y bajó la ventanilla lanzando el aparato fuera del auto. Taehyung y Jungkook disparaban a los autos de policía y Hoseok hablaba a través de su auricular.
Jimin revolvió su cabello con frustración y relamió sus labios.
― ¿Por qué mierda salen tantos policías? ―protestó Taehyung recargando el arma que sostenía― ¿Dónde están las granadas?
―Se acabaron ―informó Hoseok revisando el bolso de las armas.
―Solo falta un jodido helicóptero. ―Se quejó Jungkook.
Yoongi giró bruscamente la camioneta saliéndose de la carretera. El pelinegro maldecía enfurecido al mismo tiempo que pateaba el acelerador tratando de perder a la policía.
―Tenemos un problema mayor... ―La voz de Taehyung sonó vacilante.
Jimin volteó para ver a lo que el mayor se refería y lloriqueó cuando observó las camionetas blindadas del cuerpo de Inteligencia Nacional.
―Estamos muertos ―susurró Hoseok mirando hacia atrás.
Las camionetas aceleraron y enseguida los rodearon, todo sucedió en cuestión de segundos. Un golpe seco al vehículo hizo que Yoongi soltara el volante y justo antes de que volviera a tomarlo otro golpe hizo que la camioneta se volcara, dieron un par de vueltas y luego pararon impactando contra un árbol. Jungkook y Taehyung cayeron fuera de la camioneta. Hoseok estaba sobre Jimin y Yoongi se golpeó la cabeza contra el volante. Un dolor punzante en la cabeza y quedaron inconscientes.
Años atrás.
Un pequeño niño de cabellos negros corría por la casa riendo alegremente, al llegar a la puerta de su casa corrió para abrazar a su madre.
― ¡Mami! ―La sonrisa del pequeño era tan pura e inocente que te causaba una sensación de paz increíble. La mujer de cabellos igualmente negros alzó al pequeño del piso envolviéndolo en un abrazo.
―¡Yoongi, bebé! ¿Me extrañaste? ―La pelinegra acarició los cabellos de su pequeño y fue a sentarse con él en el sofá acomodándolo sobre sus piernas.
―Mucho ―El pequeño puchereo y su mamá le besó las mejillas.
―Te traje un regalo.
La mujer sonrió y el pequeño Yoongi aplaudió con sus manitas, la mujer metió una mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó una fina cadena de plata, pero el dije que está llevaba fue lo que captó la atención del menor.
―¡Fuego! ―chilló el pequeño alegre mientras tomaba en su mano el pequeño dije en forma de una llama de fuego. Los ojitos del pequeño brillaron maravillados y besó la mejilla de su madre a modo de agradecimiento.
—Muchas gracias, mami. —La mujer le sonrió con ternura y besó su frente.
—Feliz cumpleaños número cinco, mi amor.
Tiempo después de eso.
Yoongi ahora con doce años caminaba solitario por los pasillos de su escuela manteniendo un yesquero en su mano mientras jugaba con él.
― ¡Ahí está el raro! ―gritó un chico a su espalda haciendo que bufara molesto.
― ¿Qué quieres ahora?
― ¿Dónde está tu novio, marica? ―Se burló otro chico refiriéndose a su mejor amigo, Hoseok― ¿Ya lo quemaste?
Yoongi ignoró a los chicos y se fue del lugar. Algún día se vengaría, eso se los juraba.
El pelinegro entró a su casa escuchando los incesantes gritos de sus padres, Yoongi suspiró ¿Cómo es que aún no se había acostumbrado? El menor cerró la puerta subió directo los escalones para llegar a su habitación.
― ¡Es tu culpa que el muchacho nos haya salido marica! ―Y ahí vamos de nuevo, los gritos de su padre comenzaron a irritarlo, él estaba sentado en el piso aun jugando con el yesquero. ― ¡Está enfermo!
―¡El único enfermo aquí eres tú! ―Se oyó un golpe, dos golpes, tres golpes.
Las lágrimas rodaban por sus ojos al mismo tiempo que veía su casa consumirse en llamas al igual que probablemente los cuerpos de sus padres. Miró su mano contemplando el collar en su mano. ―Lo siento...
El pequeño suspiró con las lágrimas aun resbalando por sus ojos y se dio media vuelta para alejarse del lugar. ―De todos modos iban a dejarme, ¿no es así?
Actualidad.
El pelinegro abrió los ojos y parpadeó un par de veces para adaptarse a la blanquecina luz. Sintió su cuerpo totalmente adolorido y recorrió la habitación con la mirada. Era simple, de color blanco y vacía a excepción de las cinco sillas en las que se encontraban los chicos, sus manos se hallaban esposadas detrás de las sillas lastimándoles las muñecas, llevaban uniformes de color naranja y sus heridas estaban cubiertas con gasas y vendas.
Yoongi estaba en medio de Hoseok y Taehyung, Jimin estaba junto a él y Jungkook al lado de este.
― ¿Que mierda hacemos aquí? ―habló el pelinegro sintiendo su garganta seca.
― ¿Qué no es obvio? Esperamos el juicio ―respondió Hoseok.
Taehyung mantenía una venda en todo su brazo y Jungkook un llevaba un collarín. Jimin miraba inexpresivo al suelo, una venda cubría su cabeza y su ceja tenía un corte.
Yoongi tenía el rostro totalmente golpeado y su mano izquierda estaba vendada.
Jimin echó su cabeza hacia atrás suspirando exasperado.
Un guardia llegó a la habitación abriendo la puerta y otros entraron detrás de ellos tomándoles de los brazos y conduciéndolos hasta el estrado.
―No saben cuánto hemos esperado este día ―dijo uno de los guardias que sostenían a Yoongi.
―Rueguen porque no salgamos de aquí, porque los mataremos a todos. ―Yoongi sonrió.
Atravesaron todos los pasillos del sombrío lugar, observando las celdas, la parte del hospital e incluso una morgue. El lugar era deprimente, de color gris que te asfixiaba. A medida que pasaban por las celdas los hombres encerrados en estas gritaban cosas obscenas a Jungkook y Jimin. Yoongi gruñía como un animal al igual que Taehyung, por otro lado, Jimin escupía insultos o los miraba con odio, Jungkook se limitaba a quedarse callado.
Al entrar al estrado el juez alzó su vista apenas la puerta se abrió y el juzgado comenzó a prepararse. Los hombres los guiaron al frente y los obligaron a sentarse. No había nadie conocido para ellos en la sala, después de todo ¿Qué podrían hacer para apoyarlos?
―Vaya, vaya. Miren a quienes tenemos aquí ―habló el juez observando a los chicos a través de sus gafas―. ¿Les importa que no sea formal con ustedes? De todos modos, ya sabemos que van a quedarse aquí sí o sí. Claro, eso si no los envían a Guantánamo o algo así.
La risa del hombre sonó amarga para Jimin quien mantenía una mirada fría.
―Empecemos. Este caso me pone bastante emocionado ―El hombre golpeó el mazo en la base antes de comenzar a hablar―. Se ha abierto el juicio.
El juzgado rápidamente comenzó a tomar nota y el juez tomó una carpeta que se le ofrecía.
―Bien, primero que nada, sabemos que tenemos frente a nosotros a nada más y nada menos que a miembros de la mafia Blood Sweat And Tears ―El hombre releyó las hojas―. Leeré sus acusaciones o historiales criminales, mejor dicho, ya que sabemos que todo lo que pone aquí es real.
El ambiente se tensó unos segundos debido a un silencio en el que solo se escuchaban sus respiraciones, los guardias se encontraban parados detrás de los chicos por precaución, aunque ellos sabían que hacer algo ahora sería inútil.
―Min Yoongi ―llamó el juez.
―Ese soy yo. ―Yoongi sonrió socarronamente haciendo que los chicos negaran divertidos.
―Al fin tengo el placer de conocer a una de las mayores plagas del mundo.
―Oh basta, hará que me sonroje. ―Una risa escapó de los labios de Taehyung y enseguida calló.
―Bien, basta de juegos ―El juez abrió una carpeta amarilla con el nombre de Yoongi en la portada y comenzó a leer en voz alta―. Min Yoongi. Se le acusa de: Homicidio en 1er, 2do, y 3er grado, homicidio involuntario, tortura física y mental, participación ilegal en clubes clandestinos de lucha, asalto agravado, tráfico de armas, allanamiento en propiedad del gobierno, actividad pandillera y mafiosa, grandes robos, chantaje, manipulación, piromanía, incendiario, huir de la escena del crimen. Entre otros.
Jimin mantenía los ojos abiertos con sorpresa temblando debido a la ansiedad. El resto se mantenía sereno, aquello no era algo que los impresionara.
―Olvidó decir "robo de ángeles" ―bromeó el pelinegro―. O "Robó del corazón de Park Jimin"
Los cinco chicos rieron al unísono y Hoseok golpeó a Yoongi con su hombro sin dejar de reír.
―Muy gracioso, señor Min. No se preocupe, con los crímenes que tiene aquí ya le alcanza para pasar toda su vida encerrado ―El juez guiñó un ojo y esta vez tomó una carpeta con una foto de Jimin―. Park Jimin.
―Si ser hermoso es un delito, me declaro culpable ―interrumpió el pelirosa y los chicos estallaron en carcajadas, lo guardias tuvieron que morder sus lenguas para oprimir la risa y Yoongi se sintió orgulloso de su pequeño.
―Basta, chicos. O haré a que les tapen la boca ―El hombre les dedico una mirada de advertencia antes de comenzar a leer―. Park Jimin. Se le acusa de: Asesinato en 1er y 2do grado, actividad mafiosa, allanamiento en propiedad del gobierno, intento de asalto, chantaje, manipulación, tentativa de asesinato, homicidio involuntario, huir de la escena del crimen, participación ilegal en clubes clandestinos de lucha y carreras clandestinas y por último portación ilegal de documentos de identidad falsos.
Los chicos miraron a Jimin sorprendidos y este sólo se encogió de hombros. Los chicos esperaron en silencio mientras el juez buscaba otra de las carpetas, el juzgado tomaba nota en silencio y los chicos comenzaban a aburrirse.
―Jung Hoseok ―llamó el juez.
―Si tener cara de caballo es un delito, enciérrenlo, pero un establo. ―Yoongi habló y todos rompieron en risas excepto los guardias y el juez quién los hizo callar.
―Jung Hoseok. Se le acusa de: Homicidio en 1er grado, violencia relacionada con pandillas, pirateo de cámaras de vigilancia y sistemas gubernamentales, información para actividad de pandilla, uso de información del gobierno robada, chantaje, actividad mafiosa, participación ilegal en carreras clandestinas, asalto agravado, tráfico de autos, tentativa de asesinato, hackeo para obtener cuentas gubernamentales, hackeo de bancos internacionales y reemplazamiento de sistemas gubernamentales.
―Wow, Hobi, eres mi ídolo ―bromeó Jungkook.
―Por favor no me interrumpan esta vez ―Pidió el juez tomando la carpeta con la foto de Taehyung―. Kim Taehyung. Se le acusa de: Homicidio en 1er y 2do grado, actividad pandillera y mafiosa, participación ilegal en clubes clandestinos de lucha, huir de la escena del crimen, violencia relacionada con pandillas, chantaje, gran robo, robo de autos, asalto a propiedad del gobierno, cómplice de asesinato y cómplice de robo ―El juez ordenó las carpetas y tomó la última con una foto de Jungkook―. Y por último, pero no menos grave, Jeon Jungkook.
El mencionado se tensó y pasó saliva.
―Jeon Jungkook. Se le acusa de: Actividad pandillera, manipulación, tráfico de drogas, asesinato en 1er y 3er grado, allanamiento en propiedad del gobierno, identidad falsa, prostitución, homicidio involuntario, tentativa de asesinato, actividad mafiosa, participación ilegal en clubes clandestinos de lucha.
Los chicos miraron a Jungkook sorprendidos y el menor solo bajó la cabeza mirando al suelo sintiendo un nudo comenzar a formarse en su garganta. Taehyung deseó poder abrazar al menor en ese momento y susurrarle que ya todo estaba bien.
― ¿Algo para decir en su defensa? ¿Una objeción? Aunque no creo que sirva de mucho.
―Somos demasiado cools para estar en la cárcel ―habló Hoseok.
―No hay secadores de pelo en la cárcel. ―Esta vez fue Jimin.
―Si no nos dejan ir ahora, saldremos de todos modos y acabaremos con este maldito lugar. ―Yoongi habló sonriente e hizo que el juez Riera.
―Ahórrate tus amenazas, Min. ―continúo―. Ahora sin más que decir, el juzgado y mi persona los declaramos, culpables ―azotó el mazo con la base y los chicos sonrieron―. Disfruten su estancia en el infierno, chicos.
―Venimos de allí, señor ―respondió Yoongi.
Amenazas, ojalá de verdad solo fueran amenazas. Pensó Yoongi mientras sonreía y se dejaba arrastrar hasta su celda.
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