20
Reescrito.
Jimin subió las escaleras corriendo hasta la oficina de su padre maldiciendo el hecho de que el ascensor estuviese en mantenimiento. El frío hacía que sus músculos estuvieran tensos y eso le hacía más difícil subir los escalones.
Paró unos segundos frente a la puerta de la oficina preparándose para enfrentar a su padre. Pasó su mano por su cabello y luego aferró su mano al pomo de la puerta abriendo esta dejando ver al hombre frente a la ventana con el celular pegado a la oreja.
Se giró e indicó a Jimin que esperara un minuto, el pelirosa se sentó en una silla y rodó los ojos suspirando. Hoy no se sentía totalmente dispuesto a tener paciencia.
Examinó la oficina con los ojos atentos a cada detalle, las pinturas abstractas, los muebles de cuero, las paredes de un color blanco liso, y las pocas decoraciones que poseía el espacio. Luego de unos minutos el mayor finalizó la llamada y se volteó sentándose frente a Jimin.
― ¡Hijo! Hasta que por fin aceptaste venir a verme. ―Park sonrió fríamente y Jimin se limitó a verlo sin expresión.
―Ibas a reventar mi celular con tantas llamadas — habló seriamente mirando al hombre―. Estoy pensando seriamente en cambiar de número y no informarte.
―Solo lo hacía para recordarte. ―La sonrisa sarcástica no se borraba su rostro y eso solo lo molestaba más― ¿Averiguaste algo?
―Si y no ―dijo haciendo que el otro frunciera el ceño―. El proyecto W, no existe.
Park lo miraba tratando de descifrar lo que acababa de decir, pero el entendimiento aún no llegaba a él. Lo miró divertido y dejó escapar una risita.
―Es solo una distracción del verdadero problema ―citó las palabras de Yoongi con una sonrisa altanera y se deleitó con la expresión confundida de su padre―. Pero por desgracia, no pueden decirme nada más.
―No es suficiente ―Las palabras salieron entre dientes de la boca su boca haciendo que la sonrisa de Jimin se borrara―. Debes averiguar más, y rápido. Mi paciencia comienza a agotarse.
―No le harás nada a SeokJin. ―Lo miró desafiante.
―No, ya no le haré nada a SeokJin. Haré algo que sea peor para ti ―dijo. Él entrecerró los ojos tratando de adivinar qué era lo que trataba de decir―. Si no lo haces, te alejaras de Min Yoongi. Te sacaré del país.
Una chispa alumbró los ojos de Jimin quien se tensó ante aquellas palabras. Meditó tratando de creer que en realidad no se atrevería a hacer eso, él no era un niño. Pero lo peor de todo era que no entendía ¿Por qué le habían sabido tan amargado aquellas palabras?
―No puedes hacer eso, ya no soy un niño ―habló hostil calcinándolo con su mirada.
―Sigues siendo mi hijo, así que puedo hacer lo que se me pegue la gana.
― ¡No haré nada de lo que dices! ―Se levantó bruscamente y su padre hizo lo mismo.
Sus ojos estaban conectados con los contrarios, y se lanzaban filosas dagas a través de sus miradas. ― ¿Quieres probarme, Jimin?
―Qué no se te olvide que soy tu hijo, por lo tanto, yo también sé jugar este juego.
―Esto no es un maldito juego. Harás lo que yo te diga ¡y punto! —dijo golpeando su puño contra el escritorio, el pelirosa gruñó.
―Ya veremos.
Se dio la vuelta y salió del lugar dando pisotones, la ira brotaba de su cuerpo y no podía hacer nada. Se paró en la mitad del pasillo y agarró sus cabellos gritando enfurecido, desvió la vista hacia un jarrón sobre una mesilla y lo aventó al piso de un golpe haciendo que este se hiciera añicos, tomó uno de los cuadros y lo desgarró con sus propias manos, botó todo lo que se encontraba sobre las repisas al suelo y pateó los cojines convirtiendo el lugar en un completo desastre.
Una de las asistentes de su padre se acercó y lo miro con cautela, debatiéndose internamente entre hablar o no. El pelirosa la miró unos segundos y luego salió del lugar dejando el desastre que había hecho detrás de él.
Se subió a su auto y cerró de un portazo recargándose contra el asiento, dejando salir sonoros suspiros intentando calmarse. Su teléfono sonó y el remitente de Baekhyun apreció en la pantalla tomándolo por sorpresa.
― ¿Jimin? ―La suave voz del rubio se oyó del otro lado.
― Sí ―contestó en un susurro relajándose un poco al escuchar la conocida voz.
―Necesito qué nos veamos. Es hora de tu primer trabajo. ―La voz de Baek sonó emocionada.
― ¿Mi primer trabajo?
―Tu primer trabajo como parte de la mafia, obvio.
― ¿Parte de la mafia? ―La confusión bailó en la voz de Jimin y Baekhyun soltó una risa.
― ¿Acaso no me escuchas bien? Te explico todo está tarde, pasaré por tu casa.
Observó su celular con el ceño fruncido y luego de digerir la información condujo de vuelta hasta su casa.
Al llegar abrió la puerta y el silencio lo recibió haciendo que la nostalgia lo asaltara. Extrañaba mucho la presencia de su hyung en el lugar, tanto que ya ni siquiera le entusiasmaba permanecer allí. Entró y dejó su bolso sobre el mueble observando el lugar que se encontraba exactamente como lo había dejado.
Sacó su celular para mirar la hora y se percató de que tenía una llamada perdida de su jefa y un mensaje sin leer.
De: Srta. Lisa
Esta noche tienes un cliente, es uno de los viejos. Te esperara en la dirección que te envié, como siempre. No debes ir demasiado formal, por si te lo preguntas es Kim Minseok.
Jimin leyó atentamente el mensaje y luego confirmó la dirección. Suspiro mirando al techo y luego se dejó caer en el sofá, al menos era Minseok.
Pasó algunos minutos observando la televisión hasta que el timbre sonó tomándolo por sorpresa, se levantó y abrió la puerta con cuidado dejando ver al sonriente rubio frente a esta. Baekhyun se tiró encima de él y lo abrazo con fuerza, este luchó por mantener el equilibrio y luego correspondió el efusivo abrazo.
― ¡Jimin! ¡Cuánto tiempo! ―chillo. Jimin se hizo a un lado dejándole pasar.
―No ha pasado tanto. ―El pelirosa rodó los ojos divertido y se sentó junto a Baekhyun en el sofá.
―Cierto, no tanto ―rio y observó a Baek carraspear ―. He venido por un motivo muy importante, Yoongi me pidió que te lo dijera yo, ya que dijo que "entre pasivos se entienden mejor" ―continuó bajo la mirada ofendida de Jimin―. Tuve la misma expresión, en fin.
Jimin se relamió los labios y apretó los puños, se encontraba nervioso y no sabía el porqué, simplemente tenía un ligero presentimiento de que no le diría nada bueno.
―Cómo sabrás... Al ser la pareja de Yoongi, automáticamente pasas a ser miembro de la mafia. Es una pequeña regla que mantenemos —Se mantuvo atento a las palabras de Baek―. Por lo tanto, ya eres parte de tu primera misión.
El rubio esbozó una sonrisa chispeante que le daba escalofríos, él solo asintió indicándole que continuara.
― ¿Qué es lo que debo hacer? ―interrumpió.
― ¿Recuerdas el día que te explique los motivos de cada color? ―El menor asintió―. Te dije que nosotros éramos los "muñecos de la mafia" por lo tanto, nos toca el trabajo fácil, o, mejor dicho, lo que mejor se nos da. Seducción.
― ¿Q-Qué? —Casi se ahoga ante lo que había dicho el mayor y de repente comenzó a sentirse presionado.
―Será un trabajo fácil. Seducir a los líderes de entes gubernamentales para sacar información, o sólo distraerlos mientras los demás hacen el trabajo sucio.
Baekhyun hablaba como si amara hacer aquellas cosas o como si fuera lo más fácil del mundo. Jimin asimilaba sus palabras, la verdad no sería muy difícil, él estaba familiarizado con aquello, después de todo, siempre lo había hecho para su padre, excepto que está vez había un detalle... Estaría trabajando para una mafia y eso era completamente ilegal. Y cómo si no fuese suficiente, estaban hablando del gobierno.
― ¿No es algo... arriesgado? ¿Qué pasa si nos descubren? ―Baek rio.
―Esto no es un juego de niños, Jimin. Todo está perfectamente planeado, la posibilidad de que nos descubran en casi nula.
Miró al rubio un momento, pensándolo bien antes de responder. ― ¿Cuándo y dónde?
―Mañana a las ocho en el hotel Aslan, Yoongi pasará por ti. Ponte un perfume dulce y llamativo.
― ¿Qué es lo que debemos averiguar?
―Información de alto nivel confidencial y cuentas de banco presidenciales. ―Los ojos de Baek brillaban con emoción y Jimin sintió una pizca de alteración comenzar a instalarse en su pecho.
―De acuerdo.
Baek asintió y depositó un beso en su mejilla para luego ponerse de pie.
―Entonces nos vemos mañana, cuídate, Jiminnie. ―El mencionado se despidió dedicándole una sonrisa al rubio quien salió tranquilamente de la casa cerrando la puerta detrás de él y se subió a su auto arrancando casi enseguida.
Jimin analizó la situación. ¿En qué se había metido? De todos modos, no tenía opción... ¿O sí?
Miró la hora en reloj frente a él y decidió subir al baño para comenzar a prepararse.
Se había metido en unos ajustados jeans negros y una camisa blanca de botones que le sentaban de maravilla, se había puesto perfume y había acomodado su cabello con sumo detalle. Caminaba a paso rápido hasta la dirección indicada la cual no quedaba muy lejos, el frío de la noche era soportable, aunque sentía como la temperatura descendía a medida de que avanzaba por la acera. Llegó al punto de encuentro buscando el auto de Minseok con la mirada, pero no lo captó hasta que escuchó la bocina haciéndolo girarse, el rubio bajó la ventanilla sonriente y Jimin corrió hasta él para subirse al vehículo cerrando la puerta detrás de sí.
― ¡Minseok! ―saludó. Enseguida se tiró a los brazos del mencionado dejando que este lo envolviera en un cálido abrazo.
―Cuánto tiempo sin verte pequeño, estás más radiante nunca ―halagó antes de arrancar el auto sin dejar de prestarle atención.
―Muchas gracias, tu igual.
―Escuché que ahora eres un acompañante VIP, tuve que casi rogar para que te dejaran venir conmigo. Por lo que escuche ahora eres de Min Yoongi.
―El firmó un acuerdo de exclusividad ―explicó.
―Ya veo. Hasta Min Yoongi ha caído antes tus encantos. ―El mayor mantenía la vista fija en el frente y de vez en cuando se giraba para mirarlo.
―Pues, eso parece ―Se encogió de hombros restándole importancia y mantuvo silencio mientras observaba las calles.
Una canción conocida sonaba desde la radio y Jimin la tarareaba suavemente. Comenzaron a introducirse en la parte alta de la ciudad, donde se encontraban los clubs más lujosos y visitados.
Mantenía la vista fija en la ventana, viendo cómo se iban iluminando las calles nocturnas por las farolas y las luces de los avisos. Pararon frente a un club que era todo en uno: sala de juegos, bar, disco, restaurante, todo. Era un lugar exclusivo para reuniones de gente importante, o accionistas, normalmente era el lugar al que acudían cuando querían hablar de negocios de manera informal.
Bajó del auto acompañado de Minseok y caminaron hasta la entrada uno junto a otro. El lugar se veía justo como lo imaginaba, las luces tenues que creaban un ambiente tranquilo, el agradable olor a bebidas alcohólicas de alto valor económico, las alfombras limpias que creaban un contraste suave con todo en el lugar, el humo fino de puros que fumaban los hombres en aquel lugar, y sobre todo el bullicio de la música que venía del segundo piso donde se encontraba la pista de baile.
―El día de hoy, eres mi hermano extranjero que acaba de llegar de viaje ―susurró en su oído de manera que solo el pudiera escucharlo, Jimin asintió y se deslizó con su "hermano" hasta la barra.
Minseok hizo una seña al barman y este enseguida les tendió dos copas con algún tipo de licor, Jimin dio un sorbo dejando que el dulzor de la bebida invadiera su boca y examinó el lugar y a la gente que se encontraba allí.
El mayor se levantó con la copa en la mano y le hizo una seña de que lo siguiera, obedeció y siguió a su hermano hasta una mesa en la que algunos hombres se encontraban jugando al Blackjack, su acompañante jaló una silla para sentarse y Jimin copió su acción observando atentamente los movimientos de los jugadores.
Algo, o más bien alguien, más allá de su mesa llamó su atención, achicó los ojos y casi se cae de la silla al divisar a la persona.
Su rostro ardió de la rabia al observar a Yoongi a unas mesas de distancia con un chico de cabellos beige sentado sobre su regazo, el chico era bonito y tenía el cabello largo, podría ser confundido con una chica.
Lo que no era para nada bonito, era el hecho de que se estuviera acurrucando contra el cuello de Yoongi mientras lo abrazaba cómo si su vida dependiera de ello.
Taehyung y Hoseok se encontraban a cada lado del pelinegro, y Jimin deseó en ese momento que de verdad las miradas mataran. Al parecer el pelinegro aún no se había percatado de la presencia de Jimin, ya que mantenía su mano sobre la cintura del chico y la estrujaba con fuerza, lo único que podía ver u oír eran sus risas, y se sorprendió aún más cuando divisó a Jungkook caminar hasta la mesa hasta sentarse en las piernas de Taehyung.
Minseok a su lado le dio un codazo que lo saco de sus pensamientos. ― Cierra la boca ―regañó divertido.
―L-Lo siento... ―habló apenado obligándose a aparte su vista de aquel lugar.
Trató de fijar su atención en el juego que mantenían los hombres, y lo estuvo logrando hasta que escuchó el estallido de lo que parecían vidrios rompiéndose. Al instante todos los hombres se levantaron de sus asientos sacando sus armas.
― ¡Al suelo, Jimin! ¡Ahora! ―Jimin obedeció casi al instante la orden de Minseok y se tiró al piso.
Escucho cómo varias personas comenzaban a entrar al lugar y seguidamente se escuchó un disparo, y luego otro, y otro, y otro. Y así hasta que ya no se escuchara nada que no fuera el sonido de vidrios reventándose y armas disparándose.
Una gruesa nube de humo se formó en el ambiente dificultándole la visión, se arrastró por el suelo observando a los hombres que habían entrado, los cuales estaban completamente vestidos de negro. Agachó la cabeza cuando un objeto casi impacta con su frente y de repente los ojos de Yoongi se conectaron con los suyos haciendo que el mayor se tambaleara debido a la sorpresa.
Nuevos disparos cerca de Jimin lo hicieron ponerse alerta y enseguida se cubrió tratando de divisar a Minseok entre aquel alboroto, pero no logro verlo por ningún lado. Se colocó detrás de la barra asomando su cabeza de vez en cuando manteniéndose alerta.
Escuchaba las maldiciones seguidas de disparos por parte de los hombres hasta que de repente sus ojos captaron a Yoongi quien caminaba de manera escurridiza hasta una esquina del bar junto con Hoseok y Taehyung, el mayor sacó un pequeño frasco y vertió el contenido en el suelo para luego sacar una caja de cerillas, encendió uno de los cerrillos y lo dejó caer sobre el líquido que había derramado haciendo que este ardiera inmediatamente expandiéndose por el suelo con una velocidad impresionante, los hombros se alarmaron y el humo comenzó a tornarse más oscuro y más denso. En menos de un abrir y cerrar de ojos los hombres de negro ya habían salido. Sintió como le tomaban del brazo y alzó la vista viendo a Hoseok quien lo jaló hasta ponerlo de pie.
― ¡Corre! ¡Debemos irnos antes de que llegue la policía! ―Jimin solo obedeció al pelirrojo aún en shock y salieron de lugar entre tropezones y empujones.
Al salir Yoongi esperaba en la puerta junto con Taehyung, y una vez que estuvo fuera con Hoseok, entre los tres cerraron las puertas del lugar asegurándola con algunas cosas. Jimin miró horrorizado las acciones de los chicos y lo comprendió.
Ellos habían causado todo.
Los sonidos de sirenas los hicieron ponerse alertas y enseguida Yoongi se posó a su lado tomando su mano.
―Ya está, vámonos ―habló Taehyung una vez que terminó de asegurar la puerta, escuchó los gritos desde el interior y vio la manera en que las llamas comenzaban a expandirse por todo el lugar.
Yoongi jaló su brazo obligándolo a correr, había apenas unas cuantas personas afuera que habían logrado escapar entre estas divisó a Minseok juntó a su auto y suspiró aliviado dejándose llevar por Yoongi quien de vez en cuando miraba atrás contemplando su obra de arte.
Se subieron a una camioneta negra, Hoseok como piloto, Taehyung como copiloto, Jimin y Yoongi atrás y enseguida arrancaron. La policía y los bomberos llegaron al lugar casi enseguida y Jimin sólo podía ver al frente con expresión aturdida.
No sabía que sentía exactamente, no sabía si estaba sorprendido, o si simplemente estaba en shock por todas las emociones que acababa de experimentar.
― ¿Q-Qué fue lo que hicieron? ―Jimin se armó de valor para preguntar.
―Nosotros lo llamamos, purgación. Ahora hay una bola de mierda menos por la cual preocuparse ―respondió Hoseok conduciendo con la mirada fija en el frente.
―Eso es lo que sucede cuando tratas de jugar con fuego. ―Esta vez fue Yoongi quien hablo, esbozando una sonrisa tétrica que hizo temblar a Jimin.
Confirmado. Min Yoongi era un pirómano, y estaba jodidamente excitado debido a todo eso.
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