15
Reescrito.
Cuando empezaste a hablar de tus sueños diciendo las cosas qué pensabas hacerme, no me importaba, no me asustaba. Ahora encuentro cuchillos bajo las sábanas, fotografías destrozadas de mí, estoy desesperado. ¿Debería estar asustado?
Teddy bear - Melanie Martinez.
. . .
Yoongi miraba al pelirosa en el suelo con la ira brotando de sus poros, el menor temblaba asustado temiendo que el mayor volviera a golpearlo, rozó sus pequeños dedos por su nariz percatándose de que salía sangre de esta al igual que de la comisura de su labio. Un sollozó escapó de sus labios cuando cayó en cuenta de que era realidad, Yoongi lo había golpeado y probablemente lo merecía.
El pelinegro se dejó caer de rodillas frente a él quedando a su altura, lo abrazó con fuerza y él se removió tratando de apartarse.
―Discúlpame bebé... De verdad, perdí el control, no volveré a hacerlo ―habló rápidamente tratando de convencerlo. A Jimin se le revolvió el estómago y nuevamente trató de apartar al mayor negando con la cabeza. El pelinegro lo soltó finalmente y el menor se incorporó tambaleándose aturdido.
―Vete, Yoongi... ―El pelinegro lo miró atónito debido a la frialdad con la que habían salido sus palabras.
―Jimin, yo... ―El pelirosa levantó su mano haciéndole callar y subió las escaleras hasta el baño. Yoongi suspiró y se levantó del suelo para salir del lugar.
Ahora sí la había cagado.
Jimin observó a través del espejo el hilo de sangre que caía de su nariz y su labio hinchado, agarró algunos trozos de papel y limpió la sangre, luego tomó una pomada y la puso zona lastimada de su labio. Una vez terminó salió del baño y caminó hasta la cocina. Su mente estaba en blanco, aun procesando lo sucedido. Repasó la situación.
Yoongi lo había visto ser besado por Jungkook.
Lo siguió a su casa y le formó un escándalo.
Él le había hecho molestar aún más debido a aquellas palabras.
Yoongi en un arrebato de rabia lo había golpeado.
¿Eso era normal? ¿Estaba bien? ¿Debía entenderlo y perdonarlo?
Se sirvió un vaso de agua y se sentó en la barra mirando hacia algún punto en la cocina, pasó su mano por su cabello y llevo sus uñas a su boca para morderlas, nunca se había visto envuelto en alguna situación parecida, normalmente el no era de meterse en peleas por más problemático que fuera.
Suspiró resignado antes de subir a su habitación y dejarse caer en la cama, necesitaba dormir para aclarar todo.
― ¡¿Qué hiciste qué?! ―gritó el mayor mirándolo con los ojos bien abiertos demasiado molesto.
―Ya te lo dije, Namjoon... ―Yoongi mantenía un vaso de whisky en su mano y un cigarrillo en la otra. El moreno lo miraba como si se hubiese vuelto loco y probablemente así era.
― ¡Cómo se te ocurre hacer tal cosa, Min Yoongi! ―El pelinegro bufó exasperado dándole la vuelta su mayor.
―Fue un ataque de ira, me dejé llevar...
― ¡Tiendes a matar a la gente en tus ataques de ira, Yoongi! ―exclamó con voz fuerte posándose de nuevo frente a él para que lo mirara.
Yoongi guardó silencio sin ningún argumento válido para defenderse.
―Él no debió decirme eso... ―murmuró el menor.
―Tiene razón, Yoongi. No son nada, solo amantes. ―Yoongi se tensó ante el hecho de que volvieran a recordarle eso. No necesitaban ser nada para qué el mocoso fuera de su propiedad. Punto.
―Por otro lado ¿Qué tal si SeokJin se entera qué tú lo golpeaste? ¡Me va a matar! ―Namjoon tiró de su cabello con solo imaginarlo.
―No sabe que somos tan cercanos. ―El pelinegro dio el último tragó a su vaso.
― ¡Claro qué lo sabe! Solo finge no saberlo.
Yoongi dejó el vaso sobre la mesa y expulsó el humo del cigarrillo. ― ¿Que me recomiendas qué haga?
―Alejarte de él.
Yoongi se tensó ante la idea. ―Imposible.
―Yoongi, es solo un niño. ―El mencionado apretó los labios con fuerza y cerró los ojos antes de hablar.
―No puedo hacerlo, Nam. No puedo alejarme de lo único que ha sido mío en esta vida de mierda.
―Él no es un objeto, Yoongi.
―No, definitivamente es más que eso, es un jodido ángel perdido, una gota de sol, una droga, la cura a toda esta mierda que he vivido.
― ¿Acaso estás enamorado de él?
Yoongi soltó una amarga risa echando la cabeza hacia atrás. ―No conozco tales sentimientos, mi amigo. Lo sabes mejor que nadie. Él es sólo mío, es parte de mí, no estoy enamorado, solo es un pedazo perdido de mí y ahora lo he vuelto a encontrar.
― ¿Le tienes aprecio al menos?
―No sé si esa sea la palabra correcta, yo diría que es más bien egoísmo, lo he marcado como mío, por lo tanto, nadie más podrá tenerlo, ni siquiera ponerle un dedo encima.
Namjoon suspiro negando con la cabeza, este chico no tenía remedio. ―Entonces... ¿Qué pretendes hacer para que te perdone?
Yoongi esbozó una maquiavélica sonrisa. ―Nada, se está volviendo un masoquista. Tarde o temprano volverá a mí.
Tomó su chaqueta y salió del lugar dejando a Namjoon con la palabra en la boca.
Lamento mucho esto Jimin...
Pero eres mío, para eso naciste, para estar atado a mí y ser miserable por el simple hecho de estar a mi lado.
Yoongi era inevitable, cómo el peor de los pecados, tan dulce, tan prohibido y tan jodidamente tentador.
De verdad lo lamento mucho, pero eres mío, y así será hasta después del juicio.
El pelirosa se removió en la cama al sentir como su hyung lo removía lentamente ordenándole despertar, se despertó lentamente y observó la expresión calmada de SeokJin.
―Jimin, cariño... ―Jimin observó al mayor tratando de adivinar lo que le diría― ¿Qué te sucedió en el rostro?
El nombrado soltó una risita y señaló su mejilla. ―Ah ¿esto? Me golpee con la puerta, ya sabes cómo soy de torpe.
El mayor lo miró desconfiado.
― ¿Estás seguro? ―cuestionó su cabello con dulzura y Jimin asintió.
―Sí, en serio, no es nada. ―El menor le dedicó una cálida sonrisa haciendo que se tranquilizara.
― ¿Quieres comer algo? ―ofreció. Jimin lo pensó un momento y luego asintió―. Bien, he pedido una pizza, ya debe estar por llegar.
―Bien, bajemos a esperarla ―dijo Jimin levantándose para tomar de su hyung bajar juntos―. ¿Qué tal el trabajo?
Preguntó el menor acomodándose en el sofá junto al rubio.
―Cansado. ―El timbre sonó y el mayor se levantó para recoger la pizza.
Comieron entre risas y anécdotas por parte del mayor, Jimin no decía nada, solo se limitaba a sonreír y asentir con la cabeza cuando la situación lo ameritaba, a decir verdad, no se sentía del todo bien.
―Namjoon vendrá a cenar mañana ―avisó SeokJin hablando con entusiasmo y el menor no pudo evitar contagiarse un poco.
― ¡Qué bien, hyung! ¿Quieres que salga para darles privacidad? ―El mayor negó enseguida.
―No, no, quiero qué tú estés presente, Jiminnie ―respondió con sinceridad besando su mejilla con cariño
Terminaron de comer en silencio y luego de que Jimin se despidiera caminó hasta su cuarto para tomar un baño. Luego de quince minutos en la ducha salió y se puso un pijama para tirarse a la cama, se sentía demasiado cansado, física y emocionalmente, por lo tanto, ya era hora de darle fin a ese día.
La alarma lo despertó al igual que siempre y lo pensó un momento hasta decidir qué iría a clases ese día. Luego de vestirse con la ropa más decente posible que consiguió bajo encontrándose con SeokJin tomando una taza de café.
― ¡Jimin! Buenos días ―saludó apenas lo vió ingresar a la cocina y Jimin enseguida se acercó para besar su mejilla a modo de saludo.
― ¿Irás a clases? ―El pelirosa asintió con la boca llena y Jin sonrió complacido levantándose para lavar los platos.
―Ya me voy. ―Jimin se levantó al terminar el desayuno y salió de su casa lo más pronto posible para irse antes de arrepentirse.
Al entrar a la universidad lo primero que vio fue a Jackson sentado en una banca con el celular en la mano jugando quien sabe qué. El pelinegro no se percató de su presencia, Jimin se sentó a su lado y dejó caer su cabeza en sus piernas haciendo que este saltara y casi dejará caer el celular.
― ¡Jimin! ―chilló agarrándose a la pared detrás de él tratando de calmarse―. Casi me matas del susto, no sabía que aún estudiaras aquí.
―Obvio que aún estudio aquí. ―El menor rodó los ojos divertido.
― ¿Qué te trae por aquí?
―Te extrañaba, y tú no te dignas a visitarme ―acusó el pelirosa esbozando un puchero que hizo que el pelinegro se derritiera debido a la ternura que emanaba el menor.
―Lo siento mucho, Jiminnie. Pero he estado algo ocupado, sé que no es excusa, pero no se... ―El pelinegro bajo la mirada observando sus pies.
―Has tenido problemas con Mark. ¿Cierto? ―Jackson cerró los ojos y asintió con pesar.
―El volverá a Estados Unidos... ―Jimin lo observó con tristeza y estiro su mano para acariciar su mejilla―. Es muy difícil mantener una relación a distancia.
Jimin se ponía intranquilo al ver a su mejor amigo en ese estado y maldijo por no encontrar las palabras correctas para hablar.
― ¿Él está de acuerdo con mantener la relación a distancia?
―Me dijo que lo que decidiera estaba bien para él. Soy el uno comprometido con esto, Jimin. ―Jackson al fin lo miró los ojos y Jimin pudo observar lo mucho que le afectaba la situación.
―Si sientes que las cosas no están marchando bien, deberían darse un tiempo. Una relación es de dos, no de uno.
El pelirosa se sentó de nuevo y pasó un brazo por el cuello de su amigo atrayéndolo para abrazarlo. Jackson cerró los ojos dejándose mimar por Jimin, de vez en cuando lo necesitaba, más en esos momentos en los que ni siquiera su novio se preocupaba por él.
Jimin abrazó a Jackson todo el tiempo que fue necesario para que el pelinegro se animara, al menos uno de los dos debía estar bien.
Jimin sostuvo la mirada en su plato, totalmente ajeno a la conversación que estaban teniendo los tres mayores. Y es que le verdad era que se había quedado helado al ver a Yoongi entrar a su casa al lado de Namjoon. Eso sin duda tenía intenciones ocultas, y su autocontrol no era el mejor cuando estaba cerca del pelinegro. Podía ignorarlo cuando no lo estaba viendo, pero tenerlo allí frente a él hacía casi imposible las cosas.
Seokjin pateó su pierna debajo de la mesa haciendo que alzara su cabeza para ver a Namjoon quien lo miraba a la espera de una respuesta.
― ¿Perdón? ―habló pelirosa tratando de evitar a toda costa la mirada de Yoongi.
― ¿Qué carrera estás estudiando? ―repitió el pelimorado pacientemente.
―Administración de empresas ―respondió con simpleza. Podía sentir la pesada mirada de Yoongi frente a él y de verdad le estaba costando no girar su cabeza para verlo.
―Vaya qué interesante ―comentó Namjoon y luego comió más de lo que había en su plato. Jimin miró el suyo aún intacto.
―Jiminnie cariño, no has comido nada ―habló Seokjin. El rubio lo miró sonriente, aunque Jimin sabía que esa era la sonrisa de "Cómete todo de una maldita vez antes de que te lo haga tragar por los ojos."
Jimin tembló y comenzó a comer lo que había en su plato bajo la atenta mirada de Seokjin y Yoongi. El pelinegro rozó su pierna debajo de la mesa haciéndole estremecerse. Subió la mirada para al fin verlo y le dedicó una mirada de advertencia.
―Jimin ¿podrías enseñarme donde queda el baño? ―habló el pelinegro con una sonrisa sínica haciendo que Jimin gruñera en voz baja. Estaba jugando sucio.
―Si, Jiminnie, ve y muéstrale a Yoongi donde está el baño. ―Gracias hyung, de verdad, por eso te amo tanto. Jimin se levantó en silencio y comenzó a caminar hasta el baño con Yoongi detrás de él.
Al llegar Jimin señaló a puerta y Yoongi la abrió entrando al lugar jalándolo bruscamente antes de que pudiese reaccionar y luego cerró la puerta con seguro parándose frente a esta para cortarle el paso.
―Déjame salir. ―El menor habló entre dientes tratando de zafar su mano derecha agarre del mayor.
―Yo sé cómo calmar ese humor de perros qué traes. ―Yoongi apoyó su otra mano en la puerta a un lado de la cabeza de Jimin y se inclinó para besar sus labios.
― ¡No te atrevas! ―advirtió Jimin alejando su cabeza tanto cómo le fuese posible, pero era imposible estando de espaldas a la puerta.
El menor se removió tratando de liberarse del mayor, pero fue inútil, Yoongi lo tomó con más fuerza llevando sus manos por encima de su cabeza y lo sostuvo allí con una mano impidiéndole moverse. La otra mano del pelinegro apretó la entrepierna del pelirosa haciendo que este se tensara, el mayor masajeó por encima de la tela haciendo que un gemido traicionera escapara de los labios de Jimin. Asaltó su boca en un beso hambriento que el pelirosa trataba de evitar con todas sus fuerzas, pero Yoongi no cedería así de fácil. En un descuido, el menor mordió el labio del contrario para hacerlo sangrar de inmediato, el mayor se alejó, saboreando su propia sangra mientras lo miraba incrédulo.
―Qué salvaje, Jiminnie ―dijo con una ceja alzada.
Jimin en lugar de calmarlo sólo había logrado despertar a la bestia. Yoongi volvió a besarlo, la sangre se mezcló con su saliva y sujetó la barbilla de Jimin con una mano para mantenerlo quieto, su lengua irrumpió en la cavidad bucal del menor, obligándolo a probar el sabor metálico incluso aunque se resistiera, el pelirosa jadeó, encontrando algo caliente en aquél sucio beso.
La mano de Yoongi retomó su camino hasta la erección del menor y volvió a acariciarlo por encima de la ropa, esta vez un poco más agresivo, haciendo que Jimin mordiera su lengua con fuerza para no emitir ningún sonido. Pero contenerse era casi imposible teniendo a Yoongi de esa forma frente a él, jadeando a la par suya con los labios brillantes y una mirada oscurecida a causa del deseo.
―B-basta hyung ―trató de frenarlo, pero un jadeo se escapó de sus labios delatándolo.
― ¿De verdad quieres que pare? ―murmuró contra sus labios. Coló su mano dentro de sus pantalones y ropa interior agarrando directamente su ya dura erección. Le sonrió arrogante al sentirlo.
Dios, no podían culparlo, era Min Yoongi. Y él se volvía un virgen hormonal estando cerca de él.
Jimin mordió su labio cuando el mayor comenzó a masturbar su miembro, sin mucho esfuerzo desplazó sus prendas hasta sus rodillas para facilitar su trabajo, el pelirosa se encontraba perdido en las sensaciones que producía su mano acariciándolo con insistencia. El mayor se sentó sobre la tapa del inodoro y jaló a Jimin para pararlo frente a él, tomó su miembro nuevamente y lamió la punta, el pelirosa soltó un débil gemido, de todas las imágenes que había visto en sus ultimas semanas de vida sin duda esa iba ganando.
Yoongi sonrió al ver a Jimin al fin tranquilo, dejándose llevar. Lamió todo el falo del menor sin apartar su vista de él y cuando lo tragó por completo en su boca el pelirosa se sintió desfallecer. Comenzó a succionarlo con fuerza, moviendo su cabeza sobre su dureza de arriba abajo, Jimin nunca se había considerado un gran fan de las mamadas pero eso estaba empezando a cambiar. Yoongi sabía perfectamente lo que hacía. Jimin gimió y tiró de su cabello haciéndole gruñir. El mayor masturbó su miembro aún más rápido mientras chupaba su glande, y volvió a engullirlo cuando sintió como el menor temblaba al borde de su orgasmo. Jimin se derramó dentro de su garganta y Yoongi tragó cada gota de su semen gustoso.
Se separó y lo miró con una sonrisa lasciva, sus labios enrojecidos al igual que sus mejillas y los ojos vidriosos era sin duda una de las imágenes que Jimin atesoraría por el resto de su vida.
― ¿Ahora si me perdonas? ―insistió el pelinegro mientras limpiaba la comisura de su labio y miró a Jimin.
― ¿Esa es tu forma de pedir disculpas?
―Puede ser ―respondió con una media sonrisa―. Es broma. Realmente lo siento, Jimin.
Jimin no respondió nada, sólo lo miró como si tratase de averiguar la verdad detrás de sus ojos, se veía sincero.
―Te prometo que mantendré el control. No volveré a hacerlo ―habló de nuevo. Jimin suspiró resignado.
― ¿Quieres qué te ayude con eso? ―susurró a modo de respuesta señalando con inocencia la erección del pelinegro. Yoongi sonrió con picardía.
―Luego yo tendré que ayudarte a ti nuevamente. ―La sonrisa del pelinegro se hizo aún más grande.
― ¿Quieres quedarte a dormir? ―Jimin mordió sus labios.
―Tendré que ponerte una mordaza para callar tus gritos. ―El pelinegro besó los labios del menor.
Dios, sí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro