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10

Reescrito.


El pelirosa daba vueltas en la cama claramente incómodo, el sudor le pegaba la camisa a la espalda mientras apretaba las sábanas en sus manos. Tomaba grandes bocanadas de aire mostrando su evidente dificultad para respirar. Mantenía los ojos cerrados y pequeñas lágrimas salían de estos sin que fuese consciente.

― ¡No! ¡Basta! ¡Déjenlo! ―Los desesperados gritos del chico despertaron al rubio qué dormía en la habitación de al lado.

Seokjin corrió a la habitación de Jimin y lo encontró removiéndose en la cama como si lo estuviesen sosteniendo. Se acercó a él y se dio cuenta de que sólo estaba teniendo una pesadilla. El mayor lo tomó por los hombros y lo sacudió un poco tratando de despertarlo.

―Jimin... Despierta, solo es un sueño ―murmuraba el rubio con cautela mientras sacudía a Jimin con insistencia hasta que el pelirosa logró despertar abriendo los ojos de golpe y mirando a todos lados exaltado.

Seokjin se sentó en la cama y acarició su cabeza, quitando los cabellos que se pegaban a su frente debido al sudor. Jimin suspiró con alivio y trató de calmar su respiración. Buscó en su mente el recuerdo de su sueño, pero no eran más que fragmentos borrosos.

― ¿Qué estabas soñando? ― preguntó el mayor cuando Jimin estuvo un poco más calmado, el pelirosa frunció el ceño en respuesta.

―No lo sé... No recuerdo claramente. ―Pasó sus manos con frustración por su rostro al no lograr recordar nada.

Seokjin salió de la habitación y luego regresó con un vaso de agua que le tendió al menor quien lo tomó al instante bebiéndolo casi de golpe.

Miró el reloj que reposaba sobre la mesita de Jimin y vio que eran las tres de la mañana.

― ¿Quieres qué duerma contigo? ―ofreció Seokjin acariciando su mejilla, Jimin asintió y se hizo a un lado para darle espacio al mayor.

El rubio se metió a la cama con Jimin y lo abrazó por la espalda al mismo tiempo que besaba su cabeza y acariciaba su cabello.

El calor de Seokjin a su lado logró relajar a Jimin, se sintió protegido, un abrazo fraternal era todo lo que necesitaba. Pestañeó unas cuantas veces y al poco tiempo volvió a dormirse junto al mayor.

El sol le pegó de lleno en el rostro haciendo que se removiera, percatándose del vacío en la cama. Miró el reloj y suspiro levantándose de la cama.

Su teléfono sonó y se levantó para tomarlo, observando una llamada entrante de Yoongi.

― ¿Sí?

Buenos días, Jiminnie. ―La voz del pelinegro sonó ronca, claramente acaba de despertar.

―B-buenos días, hyung. ―Jimin tembló apenas escucho la voz del mayor.

Pasaré por ti en un rato.

―P-pero tengo que ir a clases... ―Jimin maldijo internamente por el tono inseguro de su voz.

Has estado faltando, no creo que cambie algo el que no vayas hoy ―dijo con cierto humor en su voz. Jimin pasó saliva ante el tono imponente del mayor.

―De acuerdo...

Yoongi no dijo nada más y solo colgó la llamada, dejando a Jimin afectado, el pelirosa suspiró pesadamente y se fue al baño para empezar a prepararse.

Estaba sentado en la barra mientras devoraba el desayuno que Seokjin le había preparado, el mayor estaba contándole alguna anécdota de su última cita, pero Jimin no estaba prestando la atención más mínima. Sus pensamientos estaban enfocados en el chico de cabello negro. No había podido dejar de temblar desde la llamada del chico, y la verdad le daba miedo en pensar que pasaría el día de hoy.

El sonido de una bocina hizo que dejará caer el tenedor al plato de golpe, causando un sonido al fuerte. Tragó saliva y alzó la mirada para ver a Seokjin tratando de mostrarse calmado.

―Y-yo, ya me voy a clases. ―Jimin se levantó de la mesa y corrió hacia la puerta siendo interrumpido por la voz de su hyung.

― ¿Te vinieron a buscar? ―preguntó poco convencido el mayor. Jimin asintió colocándose un abrigo antes de salir de la casa con su mochila a cuestas.

Se paró en seco frente al auto y tomó una gran bocanada de aire para calmar los nervios que parecían salir hasta a través de sus poros. Tenía que mantener la calma, sólo era Yoongi.

Abrió la puerta de copiloto y se subió. Su mandíbula casi toca el piso en el momento en el que vio a Yoongi, quien había cambiado el color negro de su cabello por uno platinado casi blanco. Eso no ayudaba en nada a su pobre corazón.

El chico le sonrió de medio lado y Yoongi le arrebató la mochila lanzándola a los asientos traseros. El mayor comenzó a conducir y Jimin se atrevió a hablar cuando se sintió un poco más cómodo.

― ¿Qué vamos hacer? ―cuestionó con voz calmadas, sintiendo como la paz que le proporcionaba el platinado se iba instalando en su cuerpo.

―Lo que tú quieras. ―El contrario habló sin mirarle manteniendo su vista fija en la carretera.

―No tengo ninguna idea en mente. ―Jimin frunció el ceño.

Yoongi no respondió y solo condujo hasta algún lugar que Jimin no conocía. El menor solo se limitaba a tararear las canciones que sonaban a través de la radio y golpear sus dedos contra el tablero al ritmo de la música.

Al cabo de unos minutos se estacionaron frente a un elegante edificio negro, qué Jimin supuso era un complejo de apartamentos, nunca lo había visto antes.

Los arbustos verdes hacían contraste con el lugar, se veía moderno y elegante.

― ¿Te mudaste? ―curioseó Jimin observando al mayor con la cabeza inclinada.

―Tuve que hacerlo, ya muchos conocían mi ubicación. ―Yoongi aparcó el auto y ambos bajaron.

Jimin no dijo nada más respecto al tema y solo se dedicó admirar el lugar. Definitivamente es el tipo de lugar donde viviría Yoongi.

Entraron al edificio pasando por unas grandes puertas de cristal que daban a la recepción la cual estaba decorada con solo tonos negros y blancos. Los muebles de la misma eran de cuero, sólo había una simple mesa de vidrio a un lado del lugar, algunas plantas sencillas en jarrones de cristal y una gigante alfombra de piel sintética negra en el centro.

Yoongi saludó con la cabeza a una chica que pasaba por el lugar y guio a Jimin hacia el ascensor.

El lugar poseía solo veinticuatro pisos. Y este era el único edificio del lugar. Jimin pensó que debía ser algún lugar exclusivo para ciertas personas.

― ¿No vive mucha gente aquí, cierto? ―Jimin indagó a medida que el ascensor subía, el departamento de Yoongi se encontraba en el último piso.

―No cualquier persona puede vivir aquí ―soltó con simpleza confirmando las sospechas de Jimin, o aquél era un lugar demasiado exclusivo, o demasiado caro incluso para un adinerado común.

Las puertas del ascensor se abrieron mostrando un pasillo con una puerta enfrente del ascensor y otra al final del pasillo. Yoongi se acercó a la puerta frente a ellos y la abrió con una tarjeta haciéndose a un lado para qué Jimin pasara primero.

El pelirosa casi se cae al ver el lugar, parecía sacado de una revista de arquitectura moderna, demasiado lujoso. Él suelo era de mármol pulido en tono grisáceo y las paredes eran también de un gris más claro, casi blanco, la pared del frente era vidrio desde el techo hasta el suelo y las gigantes cortinas con sistema automático que la cubrían se abrieron hacia los lados apenas Yoongi presionó un interruptor dejando ver la increíble vista. Los muebles eran de cuero oscuro, las escalaras flotantes eran de color negro y daban a un segundo piso que podía ver desde allí gracias a la barandilla del balcón interno.

El lugar olía a café y menta, al igual que Yoongi. El platinado entró también al departamento y cerró la puerta detrás de él dirigiéndose a lo que Jimin supuso era la cocina, el pelirosa lo siguió examinado todo el lugar con ojos muy abiertos.

― ¿Te gusta? ―preguntó Yoongi con una sonrisa al mismo tiempo que se servía una taza de café y otra para el menor, quien la tomó agradeciendo con una sonrisa.

―Es... Hermoso.

―Al igual que tú ―comentó sin nada qué ver. Se acercó lentamente al menor y se inclinó dejando reposar sus labios en su cuello. El menor se tensó al sentir el tibio aliento del menor en su nuca.

Cerró los ojos al sentir la lengua del platinado recorrer su cuello y sus dientes morder el lóbulo de su oreja. Poso sus manos detrás de su cuello y se acercó a besarlo. Lo besó suave y apasionadamente, mordiendo sus labios con continencia haciendo que el pelirosa suspirara.

Yoongi hizo que el menor retrocediera hasta chocar contra la barra y volvió a tomar los labios contrarios mientras lo agarraba duramente del cuello.

Jimin ahogó un gemido en los labios del mayor cuando sus erecciones se rozaron. El menor mordió los labios de Yoongi sacándole un gruñido y apretó sus bíceps sin separar sus bocas.

―No sabes cómo he extrañado tener tú cuerpo entre mis brazos... ―susurró el mayor contra sus labios haciendo que una ola de calor lo recorriera.

―Yo he extrañado tus manos sobre mi cuerpo, hyung. ―Jimin jadeó cuando el mayor acarició su pecho por debajo de la camiseta, rozando sus pezones ya duros.

―Voy a compensar todo el tiempo que pasó. ―El mayor esbozó una sonrisa lasciva y en un rápido movimiento le sacó la camisa al menor.

Jimin sintió como la temperatura del ambiente subía rápidamente y gimió cuando Yoongi lo tomó con rudeza volteándolo haciendo que su pecho entrara en contacto con la barra. En un movimiento el mayor tomó las manos de Jimin amarrándolas detrás de su espalda con la corbata que llevaba, ni siquiera notó en qué momento se la había quitado. Jimin soltó un jadeo cuando Yoongi se inclinó hacia él halando su cabello para que echara la cabeza hacia atrás para poder besar y morder su cuello.

La mano del platinado de dirigió a la entrepierna del menor y la apretó haciendo que este gimiera.

Yoongi desabrochó los ajustados jeans del pelirosa y los bajó con premura. Se agachó para sacarle los zapatos y luego de quitarle cada prenda que llevaba encima acarició sus muslos desnudos, empezando a besar sus piernas y subiendo por toda la extensión hasta llegar a sus muslos los cuales mordió y rasguño como tanto había querido.

Jimin se quejó en voz alta cuando sintió al mayor alejarse de su cuerpo y enseguida volteó su mirada observando cómo este comenzaba a desabrochar los botones de su camisa al mismo tiempo que admiraba la imagen frente a sus ojos.

Su pequeño pelirosa, amarrado y sumiso inclinado sobre la barra, desnudo y con su gran culo al aire dejando ver una perfecta vista de su entrada.

Dios, Yoongi sentía que podría correrse con solo verlo.

Se quitó el cinturón y miró a Jimin divertido quien se removía incómodo sobre la barra tratando de obtener la atención que pedía su cuerpo.

Yoongi se acercó nuevamente, cómo un depredador a punto de cazar a su presa, mordió su espalda con algo de fuerza haciéndolo gemir, acarició sus nalgas clavando sus uñas allí y luego deslizó sus dedos hasta rozar su entrada haciéndolo temblar. Tomó su mandíbula entre su mano introduciendo su dedo sin permiso en su boca. Jimin lo chupaba con ansiedad, y la acción hacía que la erección del mayor palpitara afanosa. Sacó su dedo y nuevamente lo llevó al interior de sus nalgas hasta dar con su entrada, acariciándolo allí.

―H-hyung.... Está matándome... ―jadeó Jimin con voz ronca restregándose descaradamente contra la encimera.

―Shh... ―siseó el mayor cerca de su oído haciéndolo gemir a medida que iba introduciendo su dedo en su entrada.

Era exquisito saber que él tenía el control total de la situación, podría jugar no solo con su cuerpo, sino también con sus emociones, Jimin era demasiado hermoso y amaba tratarlo suave antes de joderlo duramente. Justo como pensaba hacerlo ahora.

El cuerpo del menor tembló cuando sintió el cinturón de Yoongi rozar sus nalgas, y no pudo evitar morder sus labios al imaginar lo que vendría después.

Chilló de placer cuando Yoongi dejó caer duramente el cinturón contra una de sus nalgas por primera vez. El platinado tiró de su cabello para ver su expresión.

― ¿Te gustó eso? ―Los ojos del mayor brillaron.

―S-si... Más hyung... Por favor... ―pidió en un hilo de voz sintiendo el hormigueo del azote reciente.

El cinturón se estampó nuevamente sobre sus nalgas haciendo que echara su cabeza hacia atrás mientras arqueaba la espalda. Yoongi golpeó su trasero unas cinco veces más, una más fuerte que la anterior haciendo que se retorciera contra la barra y gimiera cómo un desesperado.

La ola de sensaciones que le invadía lo estaba volviendo loco. Estaba disfrutando de cosas que jamás llegó si quiera a imaginar en su vida. Sin duda alguna nunca había necesitado tanto a alguien, ni mucho menos había sentido ese deseo tan fuerte. Pero de solo pensar en Yoongi su boca se hacía agua, y el único pensamiento claro en su mente era la necesidad de que lo jodiera allí mismo.

Al siguiente momento Yoongi escupió sobre la entrada del menor antes de introducir dos de sus dedos de golpe, Jimin luchaba por contener los gemidos, pero la tarea le resultaba casi imposible, los dedos del mayor se curvaban en su interior tocando aquel punto que lo hacía trastornarse, en ese punto el pelirosa ya se había convertido en un desastre de gemidos y el presemen de su polla había ensuciado ya parte de la barra.

Yoongi se sacó los pantalones sin poder aguantar más y masajeó su miembro para luego rozarlo contra la entrada del menor.

―Es un hyung muy malo. No me haga esperar tanto ―lloriqueó Jimin desesperado y lanzó sus caderas hacia atrás sintiéndose frustrado por la espera.

―Calma pequeño... Tenemos mucho tiempo ―susurró Yoongi aun rozando su miembro contra la sensible entrada del menor, buscando provocarlo hasta el límite.

―Mghn... hyung por favor... ―suplicó Jimin mordiendo sus labios insistencia y meneo sus caderas para crear más fricción con el pene de Yoongi.

Yoongi masajeó las nalgas, las separó para apreciar su anillo rosado y luego lo nalgueó como si no hubiese sido suficiente con los azotes de hace unos instantes, luego de jugar lo suficiente alineó su polla dura y se enterró en el menor quién gimió alto evidentemente complacido, Yoongi gruñó.

―Grita mi nombre, Jiminnie ―ordenó el mayor mientras comenzaba a entrar y salir del menor toscamente.

Agarró con una mano las manos del menor que reposaban aún atadas sobre su espalda, y con la otra mano lo agarro por la nuca manteniéndolo firme para poder golpear fuerte su interior tocando su punto g.

Yoongi desató las manos del menor y le dio la vuelta, el pelirosa jadeo cuando se sintió vacío, pero rápidamente Yoongi se acercó y lo alzó para sentarlo sobre la encimera.

El menor se dejó caer sobre la barra reposando su espalda sobre esta, Yoongi lo jalo de los muslos hasta que su culo quedó al ras con el borde y abrió sus piernas posando una a cada lado de sus hombros antes de volver a penetrarlo.

El vaivén que Yoongi creaba con sus caderas era fantástico, tan duro y rápido, golpeando justo donde debía. Sus expresiones también eran adictivas, la forma en que jadeaba con la boca entre abierta y cada tanto sacaba su lengua para humedecer sus labios, era jodidamente perfecto.

―Yoongi... Mm... Más... ―Jimin estaba mareado debido al placer que estaba experimentado, era tan bueno que se sentía irreal.

Jimin se alertó cuando vio al mayor sacar una aguja de uno de los cajones de la encimera y no apartó la vista de él.

El platinado pasó la aguja por su pecho y su abdomen apenas rozando haciendo que Jimin se estremeciera. La sensación de peligro aumentó cuando sintió al mayor presionar el puntiagudo objeto contra su muslo. Soltó un jadeo de dolor, a medida que Yoongi iba enterrando la aguja al mismo tiempo que lo embestía duramente.

Yoongi estaba fascinado por la mueca de dolor del pelirosa, y eso solo le daba más ganas de abrirle la pierna con el objeto.

Jimin chilló cuando Yoongi clavó la aguja y la deslizo haciendo una herida ―no tan grande― en su pierna. Debió haberse apartado en ese momento, pero no era capaz.

No supo si fue debido a las penetraciones del mayor y el placer que esto le causaba, pero el ardor en su pierna no le resultó del todo desagradable, al contrario, parecía aumentar su lívido. Gimió cuando Yoongi pasó su dedo por la herida para recoger la sangre y luego chupó su dedo con deleite.

― ¿Q-que...? ¿Por qué hiciste eso? ―El mayor le dedicó una sonrisa ladina al mismo tiempo que aceleraba sus embestidas.

― ¿Qué cosa? ―cuestionó fingiendo demencia. E hizo callar a Jimin cuando salió de él y luego volvió entrar de golpe.

Sus cuerpos estaban sudados y el cuerpo de Jimin se contraía sintiéndose cerca del clímax. Sentía la sangre aún brotar de la herida en su pierna mezclándose con el sudor, sin embargo, el ardor que esto le provocaba se dirigía directo a su entrepierna haciéndolo jadear complacido.

Sin duda Yoongi estaba rompiendo su balance mental.

El platinado acarició el miembro del menor mientras lo miraba fijamente, sintiéndose llegar gracias a lo que veía. Jimin con el cabello pegado a la frente y las mejillas sonrojadas, su cuerpo cubierto de pequeñas gotas de sudor, las marcas de sus dientes en su piel, sin mencionar la pequeña herida en su muslo de la cual aún salía algo de sangre que lamería más tarde.

Se enterró con fuerza en su interior cuando su orgasmo llegó, sintiéndose libre al derramar toda su esencia dentro de Jimin, aún así no dejó de moverse arrastrando al menor a su propio orgasmo, este tembló debajo de él mientras gruesos hilos de semen escapaban de su miembro derramándose sobre la mano de Yoongi quién lamió los restos gustoso sin dejar de verle.

Se dejó caer sobre el pecho del menor tratando de calmar su respiración y Jimin no perdió la oportunidad de acariciar su espalda.

― ¿Qué haremos ahora, hyung? ―Jimin habló luego de unos minutos en silencio.

―Oh, esto era solo una prueba, pequeño. La diversión apenas comienza.

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