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Parte 14

Ben colgaba sobre una soga en medio de una enorme sala repleta de trofeos, pieles, esqueletos de diversos alienígenas, todos acomodados de forma meticulosa. Justo a unos pocos pasos de él, Khyber como se hacia llamar, afilaba celosamente su espada sin prestarle mucha atención al humano presente.

La casería de ese día seria estimulante y con algo de suerte, desafiante. Había oído rumores de una cría humana que había logrado obtener el Omnitrix. Uno de los aparatos mas codiciados por mercenarios y dictadores por su alto nivel en tecnología Galvan, una de las especies mas inteligentes del universo, siendo el primer pensador Azmuth, su creador. Pero obtener el Omnitrix no era su principal objetivo, no, su portador lo era. Una simple humana que no solo había logrado derrotar a cazarrecompensas de considerable nivel como lo eran Six Six y Seven Seven, si no también de alto nivel como lo era Vilgax. Aumentando su valor como una presa de interés para su colección.

Lo cual era irónico, casi cómico si se ponía a pensarlo bien. Ya que los humanos, son considerados como una de las especies mas débiles y primitivas que puede haber, solo teniendo valor como alimento para algunas especies debido a su excelente sabor. Imaginar que una simple humana podría lograr captar su interés, eso era algo de reconocérselo. Sonrió divertido ante el filo de su espada. Esta seria una interesante casería.

Ben por su parte, no estaba muy seguro si debía sentir miedo o indignación por la embarazosa situación en la que se encontraba – ahora entiendo a Daphne, no hay nada de divertido en ser a quien secuestran los malos y mucho menos si tengo que soportar sus aburridas historias.

- Aburrida?! – cuestiono incrédulo él cazador ante el comentario del humano - ¿La historia de como atrape a ese feroz Slamworm, te pareció una historia aburrida?.

- Bueno, si! - Respondió con desdén el castaño.

- Pero que insolencia, que puede ser más interesante que la historia de cuando me aventure en un planeta hostil, donde las tormentas de arenas son de todos los días, pero que la poca visibilidad o los escasos recursos no sean tu principal preocupación, si no el inminente peligro de ser atacado en cualquier momento desde las profundidades de la misma arena que estas caminando?

- Si, no es muy interesante, principalmente si ya mire la película. Solo que sin las tormentas de arenas y mas explosiones.

- ¿Película?, ¿de que estas hablando?

- Oh~, de nada.

- Mmmrr, déjame decirte que si lo que intentas es ganar tiempo para que tú hermana pueda encontrarte, te diré. Que eso es exactamente lo que estoy esperando.

- Espera, ¿que?.

Él cazador sonrió, dándole la espalda al castaño – si te mato ahora, eso le quitaría lo interesante a esta casería, después de todo – él cazador poso su mano sobre el mango de su espada y en un movimiento velos. La punta de la espada rosaba ligeramente sobre la delgada piel del cuello del menor. La acción fue demasiado rápida para que Ben lograra reaccionar a tiempo, paralizándolo mientras un ligero sudor frio recorría por su mejilla.

– es mas interésate si la presa es racional a estar segada por la ira y el dolor. No piensan solo actúan. Y yo, quiero un desafío.

¡En esa caso agradezco que pienses así!

Tanto Ben como Khyber levantaron la vista, buscando la fuente del sonido, cuando el cristal del techo de la nave fue atravesada por una kineceleran, montando una bicicleta azul. La cual al dar una voltereta en el aire, fue arrojada hacia él cazador, siendo partida a la mitad por él villano.

- Alex ten cuidado!, este loco quiere cortarte la cabeza y ponerla en la pared como trofeo! – advirtió él castaño a un lado del cazador.

- ¿En la pared?, ¿que?, ¿se cree una especie de cazador o que? – cuestiono al caer sobre sus piernas y comenzar a correr a gran velocidad hacia él villano.

- No me creo, "soy" el cazador y tu la presa - corrigió.

...

A las afueras de la nave, una gorra color azul comenzaba a surgir del túnel. Se trataba de aquel niño al cual, Alex le había arrebatado la bicicleta en un intento desesperado por rescatar a su hermano del estomago de ese enorme gusano. El chico intentaba subir con dificultad, con tierra aun en su cabeza y ropa. Aduras penas logro subir al final, soltando un suspiro de alivio y cansancio.

- Es, la ultima vez que le hago caso a mi instinto! – se quejo. Había corrido a través de todo el túnel, decir que no estaba exhausto, seria mentir. Pero en el momento que sus ojos se abrieron y levanto su vista, todo su cansancio quedo en el olvido.

Justo enfrente de él, una enorme nave espacial yacía en medio del bosque. Dejándolo completamente boquiabierto.

Trago saliva y asombrado se quito su gorra azul para quitar la poca tierra restante de ella, sin quitar su vista en ningún momento de la nave, una vez limpia se la volvió a poner, para proseguir a pellizcarse el brazo izquierdo. Solo para comprobar que no estaba alucinando. Pero al ver que lo que esta viendo era real y no producto de su imaginación por haber estado metros bajo tierra, no pudo evitar gritar de emoción.

- Es una nave!!, una nave espacial de verdad! – grito en extasis al comenzar a correr directo hacia la nave.

Era curioso. En una situación así, cualquiera dudaría o tendría miedo de siquiera acercarse. Pero no él, desde que era muy pequeño a sentido una fascinación por el espacio. Tan misterioso y fascinante, lo que más anhelaba era tener la posibilidad de poder ir ahí arriba y contemplar y explorar sus misterios. Una ambición que solo creció con el paso de los años y más ese verano.

El verano cuando extraños avistamientos de alienígenas se hicieron presentes por todo el país. Lo mas asombroso era que todas esos avistamientos se trataban de alienígenas buenos o por lo menos, la gran mayoría de ellos si lo eran. Porque aparecían para ayudar y salvar a las personas, pero lo mas curioso, es que todos esos aliens se trataban de chicas. Chicas aliens, solo pensarlo le parecía a un más curioso. Creciendo más y más su fascinación y determinación por viajar más haya que cualquier humano a viajado antes y poder al fin conocer todas esas civilizaciones y culturas que nunca antes se habían visto.

Pero al parecer no tendría que esperar más, porque aunque Bellwood se había convertido hace poco en un imán para los alien, no había tenido la oportunidad de verlos en persona, pero ahora. Al estar frente a frente de una autentica nave espacial, no podía dejar pasar esta oportunidad, no importaba el peligro. Este era su momento.

...

- Por aquí, no, por aquí, pero que lento eres! – Golpe tras golpe, Largdash esquivaba a gran velocidad los ataques del cazador. Girando y en ocasiones enseñándole la lengua en son de burla, lo cual solo provocaba cada vez más la frustración y enojo del cazador.

- Pequeña!, esa no es forma de tratar al más grande cazador de la galaxia! – advirtió exasperado por la actitud tan infantil y burlesca de su presa.

- Oh lo siento, oh~ gran cazador de la galaxia – se mofo al girar rápidamente y comenzar a correr directo hacía él. – Pero para mi respecta, lo único que tienes de grande es la altura. Y ni siquiera eres el villano más grande con el que me he enfrentado, porque Vilgax es mucho mas grande que tú – dicho eso, lanzo una velos patada voladora directo hacia él cazador. Al creer que lo había provocado lo suficiente para aprovechar su ira en su contra. Pero su plan termino fracasando, cuando fue sorprendida al ser atrapada justo de la pierna en el acto.

El cazador levanto su vista y con frialdad, hablo – La estatura no es lo único en lo que nos diferenciamos, pequeña. Si no en la experiencia, permíteme demostrártelo – dijo al levantar su espada contra la chica. Largdash abrió los ojos en sorpresa, empujando instintivamente su cuerpo hacia atrás, esquivando en el ultimo instante él filo de la espada, mientras ejercía toda su fuerza en su cola rallada, para así, empujar su cuerpo nuevamente hacia adelante, al compas que comenzaba a patalear a gran velocidad para liberarse de su agarre y alejarse de inmediato del cazador.

- Wow!, eso estuvo cercas, demasiado cercas para mi gusto. Sera mejor que primero saque de aquí a Ben, antes que las cosas se pongan más peligrosas.

Del otro lado, Ben intentaba mover sus manos entre las cuerdas que lo apresaban. Balanceándose de un lado a otro, intentando alcanzar él interior de su bolsillo derecho de su short negro.

- Vamos, solo un poco más, casi... lo alcanzó - sus dedos se introducían lentamente dentro del interior de su bolsillo, logrando sacar poco a poco una pequeña navaja suiza, cuando sus ojos captaron a Largdash corriendo hacia él. Pero lo que la chica no se había dado cuenta, era que el cazador había ido por una de sus armas, una especie de rifle y ahora se encontraba apuntando directo hacia ella.

- Alex, cuidado! – grito Ben, intentando advertirla.

Pero en el momento que la chica voltio, fue sorprendida al recibir un disparo de energía. Mandándola a volar, directo hacia una de las compuertas de la cabina, destrozándola en el acto.

- Alex!! – grito el menor, sus ojos completamente abiertos y su rostro inundado de angustia y preocupación, rápidamente cambiaron a una de ira y frustración al ver en el rostro de aquel cazador, la satisfacción en su horrible cara – tu~, solo espera a que baje de aquí!!, te enseñare a no meterte con mi hermana!, pedazo de!!.- entre pataleos y griterío, él castaño se retorcía entre las cuerdas. Solo causando una sutil sonrisa, casi imperceptible en el rostro del cazador. Bajo su arma y con paso firme comenzó alejarse fuera de la vista del menor, saliendo de la cabina.

La casería había comenzado.

...

- Auh... eso, si que dolió – se quejo la chica mientras reposaba sobre una viga de metal, en alguna parte de la nave, antes de regresar a su forma humana.

No sabia donde se encontraba, la fuerza del disparo izo que atravesara una de las compuertas y callera muy alto en alguna parte de este enorme lugar. Con cuidado, comenzó a levantarse de la viga de la cual reposaba, estaba algo oscuro, pero no lo suficiente para limitar demasiado su visión, porque aun podía distinguir debajo de sus pies. Fijo su vista, logrando ver lo que parecía ser, un almacén. El cual estaba repleto de cajas de madera y de metal. La chica con mas confianza, levanto su vista amatista, sonriendo con clara determinación. Ya tenia una idea de como aprovechar esta situación a su favor y deshacerse de aquel cazador y salir de ahí, con Ben lo antes posible.

- Je, Veamos que tan gran cazador es, después de que Larali juegue con él. - dicho eso, comenzó a buscar a unos de sus aliens en el Omnitrix.

...

Mientras tanto, entre los pasillos, puerta tras puerta eran abiertas sin parar. Aquel chico de gorra azul y mirada avellana, se escabullía sigilosamente entre los pasillos, apresurando su paso a cada minuto que pasaba.

- Este lugar es enorme, parece un laberinto. A este paso jamás encontrare la salida. – se detuvo entre una esquina, con cuidado reviso que los corredores estuvieran vacíos para proseguir con su huida. Vaya dilema en el que se encontraba, tan solo hace unos momentos estaba más que entusiasmado con la idea de ir al espacio y aun más con la posibilidad de poder ver de cercas a verdaderos alienígenas, pero ahora, se encontraba asustado y desesperado por encontrar la salida.

¿Que había pasado en ese corto tiempo para que el chico cambiará de pensar?. Resulta que, durante su pequeña aventura, Su curiosidad lo llevo adentrarse en diferentes cabinas, algunas solo contenían extrañas máquinas de las cuales, obviamente ignoraba por completo su funcionamiento. Pero alimentando más su curiosidad y fascinación por seguir explorando aquella enorme nave. Lo único que comenzaba aparecerle extraño, era el hecho de que aun no se hubiera topado con ningún tripulante, no era como que hubiera estado mucho tiempo adentro, tal vez solo unos minutos, pero después de abrir esa compuerta y ver su interior, agradecía fervientemente el no habérselos topado todavía y esperaba, no hacerlo.

Paso tal vez un minuto, quizás dos. En realidad no estaba seguro de cuanto tiempo se había quedado inmóvil, antes de comenzar avanzar. Lo único que sabia era que en el momento que abrió la compuerta, algo en él cambio o mejor dicho, comprendió.

Era algo que ya sabia, es algo que todos en algún punto de nuestras vidas nuestros padres no lo explican o simplemente, nos damos cuenta de ello, más no le prestamos atención hasta que le vemos la cara. Pero aunque sabia lo que era la muerte, no se había percatado de lo real que era, hasta ahora.

Toda esa emoción, entusiasmo que sentía, habían sido opacadas al instante por la incertidumbre y el miedo a la muerte que rodeaba el ambiente a su alrededor. Dándose cuenta al fin de lo estúpido e ingenuo que fue al aventurarse dentro de una nave alienigena. ¿Que estaba pensando?, había entrado sin más a la boca del lobo, olvidando por completo el peligro.

Sus ojos viajaban estáticos, observando con cuidado cada rincón del lugar, el piso, las paredes. Se encontraban manchadas, ¿moho?, ¿oxido?, ¿sangre?, trago saliva al pensar en lo ultimo.

Justo en el centro de su visión, yacía una enorme mesa rectangular, justo a un lado de ella, una pequeña bandeja de metal con diversos aparatos punzo cortantes, cuchillos y sierras se encontraban meticulosamente acomodadas entre si, como si de un quirófano se tratara. Pero en uno en el que no saldrías con vida.

Trago saliva y nervioso, comenzó a rodear la mesa. A un lado de él, dentro de las estanterías que colgaban de la pared, diversos frascos con contenidos cuestionables lograron captar su atención. Aun con temor, logro alcanzar uno de ellos, un pequeño recipiente con un liquido transparente. Lo abrió y un olor agrio inundo casi de inmediato sus fosas nasales, serrándolo al instante. - Pero que?! – exclamo con repulsión, casi tropezando con sus pies al retroceder, cuando escucho un leve sonido detrás de su espalda. Como si algo se arrastrara entre las sombras, erizando cada vello de su piel. Si antes estaba asustado ahora estaba aterrado. Pero al girar su vista hacia la fuente del sonido, nada lo hubiera podido preparar para ver lo que estaba en el suelo.

Y ahora, solo quería encontrar la salida y olvidar todo lo que había visto, pero para su mala suerte, las cosas irían de mal a peor. Al fondo del corredor, justo donde se encontraba, logro escuchar unos fuertes pasos aproximándose hacía su dirección. Alertándolo, rápidamente dio vuelta en una esquina, agachándose de cuclillas mientras cubría su boca y nariz, evitando hacer el menor ruido posible. Rezando que el palpitar de su corazón no lo delatara. Fue cuando lo vio, un enorme alien de aspecto aterrador paso corriendo justo a unos pocos pasos de él. Sus ojos solo pudieron observar como esa ancha espalda cubierta de lo que parecía ser una columna vertebrar de algún animal o alien y esos cráneos sombre sus hombros se alejaban a gran velocidad, como si estuviera persiguiendo algo o a alguien. Trago saliva al pensar que se había percatado de su intromisión y en que verdad tenia que salir de ahí lo antes posible, no quería pensar en lo que le haría si lo encontraba husmeando en su nave. Con eso en mente, reanudo su carrera hacia la salida, pero esta vez corriendo del lado contrario por donde se había ido ese alien.

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