Nuevamente estaba caminando hacia la misma parada, con la esperanza volviéndose palpable a cada paso que daba, esa esperanza nació y se incrusto en su pecho después de haber visto a aquel hombre de cabello escarlata... Aunque solo lo haya visto una vez.

¡Pero eso fue suficiente para hacer que su corazón se saltara tres latidos seguidos!

Quería verlo otra vez, solo para comprobar si su corazón volvía a saltarse tres latidos o esta vez serían más.

Y bueno, parece que el dios que le escucho se apiado de él ya que a poca distancia de la parada pudo ver al mismo hombre sentado, soportando el calor y sin su abanico redondo.

Aquel hombre estaba sudando, su piel parecía resplandecer y verse aun más cautivadora, el sonrojo en sus mejillas causado por el sol combinaba de manera perfecta con su cabello bermellón, aunque en el fondo le preocupaba que esta persona de piel pálida y sudorosa se desmayara en cualquier momento.

Oh.

Parece que otra vez perdería el autobús.