Décimo segundo día de verte
Ayer fue el día más feliz de su vida.
Guardo el recuerdo en su corazón que latia contento.
En la parada de autobús no vio a su pelirrojo, pero aun así no se desanimo y fue a la escuela con un animo contagioso. En la escuela sus compañeros de aula tenían que entrecerrar sus ojos ante el brillo que desprendía su compañero de cabellera negra.
En la practica nadie quería tener un solo asalto con él, lo cual si lo desconcerto un poco.
Sus compañeros solo podían negar con temor en su mirar (claro que la careta ocultaba sus rostros) las peticiones de entrenamiento del azabache.
Nuestro querido Han no le tomo mucha importancia y con mucho vigor comenzó a entrenar, sus compañeros estaban asustados, pero aun así no pudieron evitar que un sentimiento de fuerte convicción creciera en sus corazones para así mejorarse a si mismos y a su técnica de esgrima...
Pobres almas, no saben el futuro dolor en sus cuerpos.
Pero eso sera sufrimiento de otro día.
Sus otros compañeros (igual con miedo) se acercaron a él para saber que lo tenía tan contento (no es como si fueran chismosos, solo estaban... Procupados por su amigo) y quizá animarlo (burlarse) aun más.
Y bueno, fue más fácil de lo que pensaban.
Choi Han les contó con lujo de detalle todo el día de ayer, se sintieron felices por su compañero y un poco avergonzados por la gran timidez que poseía.
Pero al final todos estaban felices por él, así que comenzaron a animarlo aun más y felicitarlo por su pequeño logro.
Algunos otros le dieron consejos que ni ellos han llevado a cabo, otros se hicieron pasar por sabios y fueron golpeados por el sabio mayor de ellos (el líder) quien dio una larga charla motivacional, el amor, los sentimientos y varias cosas más... Lastimosamente nuestro pequeño Han estuvo prestando total atención a todas sus palabras, guardando cada uno de los concejos...
Esperaremos por los resultados.
Por supuesto que, aun no ha olvidado a su amiga Rosalyn y el pastel que le tenía.
Pero hoy no logro verla camino a la parada, tenía la esperanza de poder verla en la tarde y quizá pueda ver a Lock también.
Caminaba de lo más feliz, es más, este tipo de felicidad no podia ser comparada al día cuando compro su botellita o el día en que iba a participar a algún concurso o torneo.
Volvió a ir al pequeño local de café, al entrar pudo ver a dos hombres adultos junto a dos niños pequeños, se encontraban en el mostrador hablando con el otro hombre agradable, Hans.
Volvio a tomar la mesa en la que se sento la primera vez que vino, acariciando a las pequeñas bolas de pelos y esperó con paciencia.
Aun se encontraba un poco curioso, volvió a mirar a los pequeños, esta vez prestando un poco más de atención y... Ahora que lo hizo, no pudo evitar que una mueca se formara en su rostro.
Esos pequeños ¿Qué es lo que...
— ¡Disculpa por tardar!
Sus pensamientos se vieron cortados por la voz de cierto pelinaranja, se veía un poco agitado y tal vez, nervioso.
— Me alegra volver a verte ¿Qué vas a ordenar?
— Uh... Sí, ah solo un catffe por favor.
— ¡Un catffe! Enseguida te entrego tu orden.
Dicho esto se volvió a donde seguian los adultos y los niños... Ahora tenía más curiosidad, pero en su mente se repetía que no podía meterse en asuntos que no tenían nada que ver con él y además, sería demasiado que fuera a preguntar.
No tomo mucho tiempo en que Hans trajera el catffe, igualmente, disfruto lentamente del delicioso sabor. Aun sentía una leve comezón en su corazón, no le dejaba estar completamente tranquilo.
Cuando miro al mostrador vio que las personas de antes ya no estaban, sus ojos mostraron un poco de inquietud, sin embargo desecho los malos pensamientos.
Una vez término el catffe y pago por el, salio del establecimiento y se encamino a la parada de autobuses, por momentos se detenía solo para mirar hacia atrás por unos largos segundos.
Tal vez... Dio un suspiro, pero en su corazón ya había tomado una decisión.
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Olvide actualizar ayer...
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