Esto acabó, tal vez no de la mejor manera posible, pero acabó.
Lamentablemente tampoco te puedo seguir llamando amigo, porque ya no somos nada.

Después de tu “declaración” acerca de que sentías algo por mi, de tu enredo en no saber qué es lo en verdad sentías, de tus juegos y sobre todo de tu estúpida indiferencia. Esto ha llegado a su fin, Como toda buena historia.
Ya se ha cerrado nuestro ciclo, al igual que se cerrará este libro. Espero y algún día te des cuenta del daño que hiciste por jugar con mis sentimientos y lo tomes como ejemplo para no dañar a más personas.

Ya no te puedo llamar amigo, y no porque me gustes, si no porque no te mereces ni llegar a ese puesto.

Pero te diré amigo en esta carta como excepción por los buenos tiempos.

Para tí, querido amigo.
Para el que dañó a la persona que supuestamente tanto amaba.

Liz.

Fin...