XXIII
Cuando cierro los ojos y te veo allí
siento curiosidad por tu presencia
pues me dices que me extrañas
y quieres que volvamos a hablar.
Yo, por el contrario, te miro extrañada;
raras veces apareces de esa manera
y me dices palabras bellas,
misma que, en la realidad, jamás decías.
Ahora me pregunto: ¿serás un espejismo
o un simple recuerdo? ¿Un memento
de lo que fuimos o un sueño sin sentido?
Luego despierto con una sensación extraña,
de cuestionamientos y añoranzas,
con algo de pena junto a mucha rabia.
También algo de sueño
y deseos de seguir durmiendo.
Por lo que repito el juego,
tomo mi teléfono
y escribo mis versos,
los dejo a un lado
y giro para el otro
mientras cierro los ojos
y retorno con Morfeo.
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