XXI
Hoy vi tu sombra por la ladera
de una ciudad sin ideas,
giré la cabeza
y soñé que no existías.
Bajé la frente, avergonzada
no quería encontrar tu mirada,
pero recordé mis versos
y levanté firme mi oteada.
Crucé la avenida
a grandes pisadas
pasamos uno
al lado
del
otro.
Ni viste quién pasaba
y te miraba con cara de diabla.
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