Me miraba en el espejo pensando si sería suficiente para ti.
Te veía como alguien inalcanzable... tenía un temor del cual no podía huir.

Deseaba con toda el alma arrancarme el cuerpo; destrozarlo... quemarlo. Anhelaba convertirme en el ser que tú querías; alguien que por ti fuera amado.

Me consumí en la amargura de mi alma. Me rompí, me corté, me desvanecí. Me reduje a nada.

El problema era que te amaba. Y aunque no fuera el elegido, con estar cerca de ti, eso me bastaba.

Vendaval, amor mío, perdóname si no soy quien tú querías. No puedo obligarte a quererme. Ignora por favor mis heridas.