12
El despertador sonó a las ocho de la mañana como todos los días. Despertándola de su agradable sueño. Se restregó los ojos y se quedó mirando por un momento el techo de tela que cubría la cama. El día tenía que estar nublado, por la poca claridad que había en la habitación, con la persiana medio levantada... Fue entonces cuando se incorporó de golpe al recordar todo lo sucedido de la noche anterior
Rápidamente miró a su derecha y comprobó que no había nadie en la cama, pero si que la huella que había dejado en la almohada y en las sabanas arrugadas. Agudizó el oído por si escuchaba algún sonido en la casa, pero no. Reinaba totalmente el silencio...
Estaba tan cansada que se fue a dormir antes que él, dejándolo solo con su ordenador portátil y papeles. No se había enterado de que Bendelin se fuera a dormir y ni siquiera de que se había despertado y marchado a trabajar.
Se sonrojó un poco, por que no sabía que es lo que había hecho. Por que a lo mejor al despertarse la había observado durante un instante dormir, o tal vez había hablado en sueños diciendo algo que no debía saber él... Y si se había acercado durante la noche al calor de su cuerpo y a él le hubiese molestado...
Un poco nerviosa, salió de la cama se puso la bata y se dirigió a la cocina. En donde se llevó una gran sorpresa al encontrarse encima de la mesita una bandeja con el desayuno y una nota. Se acercó a ella un poco aturdida por el detalle, descubriendo un vaso con zumo de naranja, un café, un par de tostadas con mermelada de fresa y dos tortitas... Oh, Bendelin era un hombre que desayunaba mucho, o se creía que el que estuviera embarazada la hacía comer el doble que los demás, pensó con una sonrisa en los labios por el detalle que había tenido con ella.
Miró un momento la nota en donde estaba escrito su nombre con letras grandes. Con dedos nerviosos la cogió y la desdobló descubriendo una pequeña nota, escrita con la letra de él;
"Querida Leslie,
Te doy las gracias por todo y te pido disculpas por el no haberme ido a dormir a la vez que tú y siento si te he despertado al marcharme. No quise avisarte, por que parecías un ángel... Te he preparado un buen desayuno para que comas lo que más te venga en gana...
No tienes que sacar a pasear a Tor, ya lo he hecho yo. Hasta la noche. Puede que llegue un poco tarde.
Con cariño, tu esposo Ben. "
Una parte de si le gustó mucho aquel detalle, pero la otra no por que le hizo entristecerse mucho. Sabía que aquello no era verdad. Puede que pareciese que eran un matrimonio como tantos, pero no... Bendelin era considerado, por que estaba viviendo en su casa y por que iba a ser padre.
Se sentó resignada en la silla y empezó a comer sin gana alguna. No sabía si iba a poder aguantar el ver a Bendelin todos los días. Por lo visto en el amor no iba a ser nunca tan afortunada como lo habían sido sus padres...
Matt llegaba a las ocho y media a la oficina y al pasar por delante del despacho de Bendelin, se sorprendió al encontrarlo allí y de tan buen humor.
-Buenos días -dijo mientras daba dos golpes suaves, a la puerta que se encontraba abierta-. ¿Cómo que estemos ten temprano aquí?
-Mira quería venir temprano para mirar de acabar unas cosas importantes y dejarlas terminadas cuanto antes.
-Últimamente me estés sorprendiendo mucho -se acercó al gran escritorio en donde se encontraba su amigo rodeado de un montón de papeles-. Ya no me vienes todas los días ten temprano como siempre, salvó hoy. Y deseas dejar las cosas cuanto antes zanjadas para llegar pronto a tu casa. ¿Y eso?
-Bueno... -demostró una de sus maliciosas sonrisas-. Durante un par de semanas si me buscas, no me encontraras en mi casa si no en la de Leslie... -rió al ver la cara de sorpresa de su compañero-. Le hice un pequeño trato y ahí estoy. De momento el primer día o debería decir noche, ha sido muy esperanzador y ahí me callo por que no pienso contarte nada más de mi vida privada...
-Oh, venga vamos... -empezó a insistir el hombre pero fue interrumpido por una llamada telefónica de su móvil-. Te salvas por el momento, pero luego te veo -le advirtió mientras empezaba hablar con la persona y se dirigía a su despacho.
Bendelin se reclinó en el sillón y dejó ver una sonrisa de satisfacción, después de que su compañero se hubiera marchado, dejando vagar su mente al recuerdo de aquella mañana al haberse despertado y encontrarse a Leslie durmiendo profundamente y abrazada a él. Estaba preciosa. Y habían sido muchas las ganas que había tenido de besarla, pero se había podido contener al recordarse que muy pronto todo estaría arreglado, bueno eso esperaba...
Entraba por la puerta de su oficina, cuando Dani le indicaba que su padre la esperaba en su despacho desde hacía una hora aproximadamente. Aquello hizo que entrecerrara los ojos por un momento, mientras pensaba que es lo que hacía su padre en su despacho. Que supiera ella, era la primera vez que su padre aparecía por su oficina desde que la inauguró. A saberse que es lo que le venía a reprimir ahora... Dando un profundo suspiro, agarró con mano fuerte el pomo de la puerta y abrió, encargándole con voz segura a Dani que les preparase un par de cafés.
Allí se encontraba, sentado cómodamente en el sofá junto a la ventana mientras leía el periódico de la mañana. ¿Qué diantres querría?
-¿Papá, se puede saber que es lo qué haces aquí desde tan temprano? -preguntó mientras se quitaba el abrigo y lo colgaba en el perchero.
-Venir hacerte una visita, ya que tu no me la haces desde hace un buen tiempo -le comunicó con voz apenada.
-Sabes perfectamente que si no lo hago es por que tengo trabajo que hacer -le contestó, mientras se acercaba a él y le daba un fuerte abrazo, para sentarse seguidamente a su lado y le cogía una mano con cariño-. ¿De verdad papá, qué es lo que te ocurre para que me vengas hacer una visita al trabajo y que no pueda esperar a una llamada por teléfono o que yo me pase por el trabajo?
-Se nota que eres mi hija -sonrió cariñosamente, mientras le daba un apretón a la mano que tenía agarrada-. ¿Cómo te encuentras?
-Bien y tu nieta también -sonrió con dulzura al poner su mano libre sobre su el vientre, que ya empezaba a notársele algo.
-¿Es niña? -preguntó sorprendido.
-No lo sé -se rió-, pero no me desagradaría.
-Me gustarla que fuera niño, ya que yo ya me he enfrentado a las rabietas de una...-empezó a bromear.
-Vaya, veo que todos tenéis las mismas preferencias -en aquel momento 'Dani llamó a la puerta y seguidamente entró en el despacho con la bandeja y los dos cafés, dejándolos sobre la mesa enfrente a los sofás-. ¿No nos acompañas? -preguntó al ver que este solo traía dos tazas.
-Gracias, pero no -le agradeció con una sonrisa-. Quiero ir a comprobar unas obras, por que creo que nos han dado los datos mal y cuanto antes vaya mejor.
-De acuerdo, como quieras -le contestó amablemente.
-Dime hija -empezó hablar después de que Dani se marchara-. ¿Va todo bien con Bendelin?
-Bueno no sé cómo decirte si va bien o mal -empezó hablar con cierta timidez-. Él me propuso que me fuera a vivir a su casa por el bien del bebé... y yo acepté -Vio la cara de sorpresa de su padre, ante aquel acontecimiento tan impactante-. Entonces María, la madre de Bendelin ha empezado a re decorar la casa y como éste no tiene espacio ni para dormir, eso creo - dijo con seriedad-. Pues se ha trasladado a mi casa, durante un par de semanas el tiempo que acabe su madre de realizar todas las renovaciones.
-¿Pero si tú no tienes camas de sobras...? -empezó a preguntar su padre, pero se calló rápidamente al darse cuenta de lo que había dicho y viendo que su hija se había sonrojado repentinamente -. Bueno al fin y al cabo es tu marido, y está claro que puede dormir...
-Papá -lo acalló rápidamente Leslie-. Eso no quiere decir que estemos juntos como pareja -agachó la mirada y estuvo callada por unos momentos-. Tengo que confesarte que lo quiero mucho, pero...
-Pero piensas que él no, verdad -acabó su padre por ella. -Sí y no me vengas que...
-Hija, yo no te voy a venir con nada -soltó un suspiro por las palabras que iba a decir seguidamente-. Es cierto que durante mucho tiempo te he estado protegiendo mucho, sin llegar a querer asumir que ya eres toda una mujer capaz de ocuparte de ti misma... Y que por culpa de mi testarudez, he hecho cosas de las que ahora me arrepiento mucho... Como el haberte estado lanzando a un montón de pretendientes... -Sonrió por un momento, al ver que su hija se reía de aquellas cosas-. Pero creo que estáis cometiendo un terrible error los dos. Desde el primer día que os conocisteis, solo habéis hecho que lanzaros dardos sin querer asumir que os sentíais tremendamente atraídos el uno por el otro. Y no me contradigas... -le recriminó al ver que iba abrir la boca para protestar-. Para que lo sepas, Bendelin siempre había sido el hombre ideal como pretendiente. Pero vosotros dos os adelantasteis al conoceros antes de tiempo... -vio como Leslie lo miraba con cara de sorprendida-. No te me enfades, pero yo sabía que estabais hechos el uno para el otro. Y me lo habéis confirmado con todo éste lío... -cogió el café para quitarse la sequedad de la boca dándole un buen trago-. Cariño, no seas tonta. Estoy completamente seguro de que Bendelin te quiere, si no, no estaría contigo... Y ni siquiera, cometería la tontería de irse a vivir a tu casa, bien que tiene la de su madre o cualquier hotel de la ciudad. Lo que tenéis que haber hecho desde un principio cuando ocurrió lo que ocurrió, era sentaros y hablar sinceramente el uno con el otro pero como sois los dos duros de mollera, ha ocurrido lo que no tenía que haber ocurrido.
-Papá, pero las cosas no son así de sencillas -dijo con resigna miento, mientras también le daba un sorbo a su café.
-Sí que lo son, es solo que vosotros mismos le ponéis los obstáculos por que tenéis miedos de vosotros mismos -dijo con energía en la voz.
-¿Miedo?
-Sí, miedo -reafirmó con severidad-. Miedo a lo que sientes por esa persona por que puede hacer que abandones tu soñada independencia y a que te hagan daño... Leslie cariño, corre antes de que sea demasiado tarde y habla con él.
-Que hable -rió con cierta ironía-. Papá, Bendelin y yo muy pocas veces hemos hablado sin acabar gritándonos. Y además, como quieres que le confiese mis sentimientos sin más... Imagínate que no soy correspondida, bueno es que es lo que creo.
-Por favor -le puso las manos en los hombros y la miró a los ojos-. No seas tonta. Quién sabe si éste es el amor de tu vida si le cierras las puertas.
-No creo que sea tan afortunada como tú en el amor...
Henry se la quedó mirando unos segundos más. Para luego soltarla y agachar la cabeza pensativo. Quería hacer muchas cosas, pero como Rosanna le había dicho su papel de padre se limitaba en aquel punto, dado el asunto que era por mucho que quisiera a su pequeña.
-Creo que lo mejor, es que dejemos éste asunto por que por más vueltas que quieras darle siempre va ha ser igual -le comunicó soltando un profundo suspiro sumido en tristeza-. ¿Entonces has venido solo para esto o tenías que hablarme de alguna cosa?
-Sí -contestó en un tono extraño-. Veras hija, ésta mañana he ido bien temprano al cementerio para ver y hablar con tu madre...
-No tienes por que preocuparte, por que te doy mi consentimiento encantada -sonrió dulcemente-. Y creo que mamá también te lo da...
-Lo sabes -dijo con una sonrisa torcida en la boca-. Y yo que pensaba que lo tenía bien ocultado...
-Soy tu hija, y veo cosas que tu no ves... -Vaya...
-¿Para cuándo es la boda entonces? -preguntó muy animada, al saber que su padre volvería a ser feliz y afortunado en el amor.
-Bueno... Bueno, no tengamos tanta prisa -la miró con gran cariño.
-Papá no debes preocuparte por nada, estoy completamente segura de que al lado de Rosanna serás tan feliz como con mamá...
-Son dos mujeres muy diferentes -dijo con un poco de añoranza en la voz-. A tu madre la tendré siempre en mi corazón, por que me dio una vida muy feliz al igual que una encantadora hija que me la recuerda día a día, por que es igual a ella ... Y con Rosanna, voy a tener una vida relajada con alguien que me cuide dándome mucho cariño al igual que yo darle el mío.
-Te entiendo... -sonrió y se pasó una mano por el vientre-. Tengo muchas ganas de que llegue el momento para poder darle a alguien todo mi cariño...
-Cierto, pero no me seas tonta por que ya tienes a una persona que estaría encantada de recibir todo ese amor que tienes guardado bajo llave...
-Por favor, pensaba que habíamos decidido dejar por acabado el asunto -le recriminó con pesadez en la voz.
-Sí, sí... -empezó a levantarse-. Bueno yo me marcho, que tengo que revisar unas cosas que me ha mandado Rosanna...
-Pues entonces, ya me pasaré por casa a cenar una de estas noches -le comentó mientras se levantaba y lo acompañaba a la salida.
-¿Vendrás acompañada? -Papá...
-Qué,... no he dicho nada -se quejó un tanto quisquilloso-. Es solo que no encuentro muy educado el que dejes a tu huésped o invitado -calcó con énfasis las siguientes palabras-, solo en tu casa mientras tú te marchas a cenar por ahí.
-No es por ahí, es a casa de mi padre -replicó empezando a ponerse malhumorada.
-Pero él es tu marido, el padre de tu hijo y un hombre al cual Rosanna y yo, respetamos mucho.
-Entiendo -bufó-. Mi padre y mi futura madrastra, encentra mía... -No es eso...
-Lo sé -sonrió, intentando calmarse un poco-. Es solo que Bendelin es un problema mío, que debo solucionar.
-Bueno, tú te lo piensas -le dio un beso en la mejilla de despedida-. Y según lo que decidas, nos llamas por si hay que poner un cubierto de más en la mesa.
-Vale... Estate tranquilo -le devolvió el beso, empezando a sentirse un poco agobiada por tanta presión-. Y conduce con cuidado.
Después de que se cerrara la puerta, se quedó sola en la estancia. Así es como se sentía, sola. Por que no tenía la misma suerte que s padre...
Recordó las palabras que su padre le había dicho. Cómo quería que cogiera y fuera a decirle a Bendelin que lo amaba. Además, quien decía que él no lo sabía ya con tan sólo mirarla a la cara. Pero lo descartaba, por que él solo hacía que afirmarle que ella sentía deseo por él, como él por ella... Pero eso no era lo mismo que el amor. Dejando a un lado sus problemas, se dirigió a su despacho a trabajar un poco.
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