AYTON

—Sé que las tienes — aseguró el arcángel y le di un trago al vodka mientras sonreía.

—Sabes bien que las tengo.

—Y te coges a la diabla — solté una risa.

—No seas ordinario — impuse con diversión.

—¿Ella lo sabe?

—No te interesa.

—Me interesas tú, y si estás atado por los encantos de esa diablilla, la quitaré del camino.

—Tócala — me acerqué a él, golpeando el mármol cuando lo tuve cerca.

—Y te juro por lo más sagrado, que la primera pluma que quemaré — me acerqué más. Quería que lo escuchase bien.

—Será la tuya.

De nuevo otro trago.

—Debías matarla. Era tu misión.

—Decidí mandarla a la mierda.

—Te cortarán las alas — volví a reír.

—No les conviene — guardó silencio, y aproveché para tomarme otro trago, largo y caliente.

No importaba cuantas copas bebiese, mi sobriedad nunca era corrompida.

—Se darán cuenta de lo que estás haciendo.

—Ya lo saben.

—No debes estar con Nila, ella no es como nosotros.

—Exactamente — acerté por primera vez a una de sus declaraciones.

—Por eso, Miguel. Porque no es como nosotros. Por eso la quiero.