-Seras...-
Había tanta emoción en esa sola palabra. La alegría y el alivio de que una niña había encontrado en medio de una vida de dolor. La esperanza más salvaje de Newt se había hecho realidad, pero no iba a durar.
Seras estaba congelada en el umbral de la habitación. Sus ojos vieron a una niña, pálida y débil, pero por lo demás sana y salva. Entonces, ¿por qué se sentía enferma por dentro? ¿Por qué ella temblaba mientras se cerraba la brecha entre ellas?
-Estoy aquí, Newt- Tomó la mano de Newt en la suya, que estaba tan fría como la piedra que yacía sobre. -Hice una promesa, ¿no?-
-Lo hiciste- Newt logró dar una débil sonrisa. Ella logro girar la cabeza para mirar a Seras. -Sérifos está muerto- Newt finalmente dijo. Ella no estaba preguntando.
Seras asintió con la cabeza. La nauseas en su intestino se movía hacia arriba. -El finalmente se ha ido- Seras luchaba por mantener la compostura.
-No... él no importa- Newt se atragantó. Seras se dio cuenta de que las lágrimas corrían por el rostro de Newt. La máscara de la niña había sido destrozada y sus emociones fueron expuestas para que el mundo vea.
Mientras las llamas de las antorchas bailaron en la pared iluminaron el cuello de Newt manchado de sangre, viniendo de una huella clara de colmillos.
-Durante mucho tiempo quise que esto suceda, para cambiar...- Newt trató de parpadear las lágrimas. -Pero... yo no quiero esto...-
La enfermedad en Seras trató de reventar. Ella puso su mano libre sobre su boca para evitar gritar cuando apretó la mano de Newt. El daño ya estaba hecho. Newt se estaba convirtiendo en un vampiro.
-¿Por qué tuviste que mostrarme que las cosas podrían ser mejor?- Newt lloraba. -Eso... podría ser mejor-
" Las cosas pueden ser mejor..."
Seras no dijo esas palabras porque ambas sabían que ella estaba mintiendo. Newt estaba perdiendo la última oportunidad que tenía para recuperar su vida y su felicidad. Como un vampiro, la vida de Newt seguiría siendo una lucha sin fin contra un hambre voraz. Una vida viendo como sus seres queridos desaparecen para siempre, dejándola atrás y donde incluso la muerte no ofrece la salvación.
Newt tosió violentamente mientras la sangre goteaba de sus labios. Seras levantó a la niña de pie en el altar de piedra, manteniéndola en un abrazo. Entonces, Newt dijo las palabras que azotaron a Seras más profundo. Las palabras de Newt dijeron lo que cualquier chica pérdida haría.
-Extraño a mis Padres-
Seras sintió las lágrimas de Newt descendiendo por su hombro.
-Lo sé, Newt. Lo sé- Seras defendió sus propias lágrimas. -Estoy aquí para ti. Siempre estaré aquí para ti-
-Por favor, ayúdame- Newt rogó -Estoy tan cansada de luchar...-
Seras la aparto lo suficiente para ver la cara de Newt. Tenía los ojos enrojecidos muy abiertos y acuosos, y sus pálidos labios azules temblaban.
-No dejaba de pensar en una salida, una manera de cambiar lo que está pasando- Newt no podía dejar de llorar. -Pero yo no me atrevo a hacerlo-
Un ataque de tos violento atormento el cuerpo de Newt. Si no fuera por Seras se habría caido de nuevo en el altar. Seras sostuvo a Newt cerca hasta que la tos finalmente se detuvo.
-Tengo miedo- susurró Newt.
" ¡¿Qué puedo yo hacer?!"
Newt miró débilmente a Seras, mordiéndose los labios como si tuviera miedo de hablar.
La mente de Seras corría. Pensó en algo para ayudarla a escapar de este sentimiento de impotencia desesperada, mientras veía la vida de Newt desmoronarse. Luego, en un solo momento desgarrador, Seras se dio cuenta de la única opción que quedaba. La única manera en que la chica podía ser libre.
" Escapar"
Escapar. Al igual que el escape que Newt había dado a tantos presos en esta guarida demoníaca. Escapar, es la única forma en que alguien como Newt pueda encontrar. Newt le estaba pidiendo a Seras que haga el mayor de los males.
-No...- Seras negó con la cabeza y cerró los ojos. -Regresé para ayudarte. Volví para que no estés sola!- La comprensión de lo que tenía que hacer era tan fuerte, que la nauseas de Seras se convirtió en un dolor físico. Ella no pudo evitar que las lágrimas finalmente salieran. -Yo tenía que salvarte!-
-Tú lo harás- Newt empujó su puño cerrado débilmente contra Seras.
Lentamente Seras abrió la mano de Newt, ya consciente de lo que había dentro. Newt casi luchó por mantener su puño cerrado, una parte de ella aterrorizada de lo que vendría después.
En la palma abierta de Newt estaba la cruz de plata reluciente. Un regalo que Seras le entrego a Newt, para crear un vínculo de confianza entre las dos. Ahora lo utilizaría para separarlas para siempre.
Seras sostuvo a Newt más cerca cuando tomó la cruz en su mano. Ella lo sostuvo detrás de Newt, el extremo afilado apuntando directamente al corazón de Newt. La niña apoyo su rostro en Seras, que no ofreció ningún apoyo o motivación. Seras tenía que ser la fuerte. Ella sostuvo la cruz, la utilizaría, y viviría con las consecuencias. Seras tendría que vivir con esa carga.
-¿Crees que Dios me perdone? Que voy a llegar a verlos de nuevo?- Seras oyó murmurar a Newt.
La chica mantuvo su cara oculta en el hombro de Seras, con los ojos bien cerrados para no ver la cruz. Seras podía sentir cada respiración profunda que Newt tomaba, cada temblor y de pánico como la maldición vampírica corrompía su alma, pero los latidos del corazón de la niña desaceleraba. Seras estaba mordiéndose la lengua tan fuerte que podía saborear su sangre.
-Sí, lo prometo- Ella dijo, orando con cada fibra de su ser que fuera verdad.
Las últimas palabras de Newt eran un susurro en el oído Seras antes que la cruz le atravesara. Se quedó en silencio, sin dolor y horriblemente rápido. En un solo instante los latidos del corazón se detuvieron, y la niña finalmente tuvo un escape de las pesadillas.
Y Seras estaba sola.
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