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Lo más importante (Parte 2)

Al día siguiente Ranpo se dedicó a esperar a Poe después de la escuela, permaneciendo en las escaleras de la entrada del edificio. Lidió con el aburrimiento que pareció extenderse horas aunque realmente no hubiera pasado tanto tiempo. Levantó la vista al reaccionar a los pasos que se escucharon en el recibidor y reconoció la cabellera oscura de mechones desordenados.

—¡Edgar!—Saludó levantándose de golpe sorprendiendo al chico que apenas tenía la intención de subir por la escalera.

El niño no esperó para nada encontrarse con esa imagen del estudiante, el estado agitado de su respiración y la mirada que sobresalía entre el cabello caoba nublada en  lágrimas.

—R-Ranpo...—Titubeó tratando de reponerse, pasando el dorso de la mano por el rostro intentando mejorar su aspecto en vano.—¿Q-Qué estás haciendo ahí?

—¿Por qué lloras?—Preguntó directo ignorando todo lo demás.

—No es nada, en serio.—Trató de sonreír, guardando en su mochila un sobre, objeto que Ranpo ya había notado y al que adjudicara la tristeza de Allan pues era lo que se encontraba mirando al llegar.

Aunque no le creyera para nada el pequeño decidió no insistir por el momento, llevando las manos a sus bolsillos mostró a la vista dos paletas de cereza.

—Para después de comer.—Indicó ofreciendo el dulce que fue tomado con gratitud y una sonrisa más sincera por la acción.—Mamá está preparando pollo frito.

—Que bien.—Comentó animado.—Es tu favorito, ¿no?

—Todos amamos cuando hace pollo frito.—Recalcó divertido tomando la mano del mayor para llevárselo a casa.

Más tarde ese día, mientras Poe ayudaba en la cocina con los platos sucios Ranpo se acercó a la mochila de este tomando de ahí ese sobre para dar un vistazo a la carta en su interior. Afiló la mirada esmeralda al encontrarse con algunas palabras que no terminaba de entender pues aunque su lectura había mejorado mucho todavía tenía dificultad para hilar algunos contextos. Rendido prefirió guardarla entre sus ropas para intentar de nuevo más tarde, justo al tiempo en que Allan regresaba a la sala por sus cosas.

—Me tengo que ir, nos vemos mañana.

—¡Trae un cuento nuevo para mí!—Habló después de que su cabello fuera acariciado por el más alto.

Minutos después de verlo irse continuó analizando el texto llevándole un tiempo hasta que optó por buscar a su madre, alcanzándola cuando regresaba del cuarto de lavado con un cesto de ropa seca.

—¡Mamá! ¡Explícame que significa esto!—Pidió mostrando la hoja de papel.

La mujer tomó la carta revisando el contenido y dirigiendo poco después la mirada hacia su hijo.

—¿De dónde sacaste esto?

—Edgar estaba triste cuando lo leía.

—Entiendo que estés preocupado pero no está bien tomar las cosas de otros sin permiso.—Le reprendió doblando el papel para devolverlo al niño.—Esto es algo privado y no sabemos si él quiera hablar del asunto por ahora.

—Pero...

—Vamos a devolverselo.—Ordenó sin permitir objeción alguna.

Poe soltó un suspiro después de haber vaciado el contenido de su mochila, revisando entre cada libro y cuaderno sin explicarse la ausencia de cierto sobre. Los golpes en la puerta del departamento le hicieron dejar su labor para atender el llamado, encontrándose así con esos dos.

—¡Edgar!—Saludó la mujer con una sonrisa.—Olvidé que iba a darte un poco de nuestra comida por si aún no tenías planeado nada para la cena. ¿Me permites usar tu cocina? Quisiera dejarlo listo para que sólo necesites calentarlo.

—Ah...No se moleste por eso, yo puedo hacerlo luego.

—Oh, no me molesta.—Negó restando importancia.—No me tomará más que unos minutos, además Ranpo quería darte algo.

El estudiante miró al niño suspirar indeciso una vez que su madre le deja con él, quiso preguntar qué le sucedía pero este lo tomó de la mano tirando para hacerle inclinarse a su altura. Cuando estuvo sentado en la alfombra esperando lo que sea que Ranpo fuese a decirle sintió cómo sobre sus manos era colocado algo, descubriendo aquel objeto que tanto había estado buscando.

—Mamá dice que debo disculparme.—Habló bajo dirigiéndole la mirada después.—Pero yo sólo quería saber por qué llorabas.

Edgar permaneció callado un momento dejando luego esa carta de lado tomando un respiro profundo, removió nervioso su cabello sintiéndose un poco incómodo para hablar sobre el asunto pero se decidió a hacerlo. No podía excusarse diciendo que era algo que no entendería, sabía perfectamente que ese tipo de argumentos no servirían con él y tampoco quería restar valor a su preocupación.

—La escribió ella.—Evidenció el menor.—Tu novia, ¿Verdad?

—Al parecer ya no lo es.

—¿Eh?

—Su padre le prohibió volver a verme.—Confesó haciendo que la mirada se entristeciera de nuevo.

—¿Por qué?—El niño inclinó el rostro, sin poder encontrarle sentido a aquello.

—Todavía no lo entiendo bien.—Respondió mirando sus manos unidas sobre su regazo.—Al parecer le desagrada el hecho de mi origen extranjero a pesar de que en realidad lleve casi toda mi vida en Japón.

—¿Fue por una razón tan tonta como esa?—Insistió incrédulo.—¿Ella aceptó algo así tan fácil?

—No puedo juzgarla por eso.—Trató de explicar.—En realidad nunca fue raro para mí el verme excluido por otros, simplemente no esperaba que ocurriera justo ahora y de un modo como este, eso es todo.

Le pareció raro no escuchar nada por parte del menor durante un rato y al levantar la vista buscando el motivo de ello sintió una presión en su pecho al mirar al niño apretando los puños contra sus rodillas y derramando lágrimas en silencio.

—¿Se supone qué eso son los adultos?—Murmuró con una voz que terminó de romper el corazón de Allan.—Jamás voy a poder entenderlos.

—Ranpo...

—¡Tu eres genial!—Exclamó de repente estirando uno de sus brazos para alcanzar al mayor, sujetando la manga de su suéter para zarandearlo con frustración.—¡¿Quién no podría verlo?! No importa de dónde vengas ni ninguna de esas tonterías. ¿Por qué algo así debería ser más importante? Es tan...

Sus palabras se quedaron hasta ahí pues se sintió rodeado por los brazos de Poe y su rostro apoyarse en uno de sus hombros, no recibió ninguna respuesta de su parte por unos minutos y entendió que también necesitaba ocultar el llanto silencioso que brotara como reacción a esas palabras.

—Gracias.

Ese débil susurro apareció poco después y Ranpo se apartó lo suficiente para tocar la cara del mayor con ambas manos, gesto inocente con el que pidió su atención.

—No vuelvas a llorar por estas cosas.

—De acuerdo.—Asintió obediente.

—Tampoco me ocultes cuando te sientas triste.

—Ya no lo haré.

—Debes jurarlo.—Dijo apartando el contacto de sus manos para mostrar su dedo meñique.

Poe le imita enganchando ese mismo dedo sobre el de Ranpo mostrándose luego un poco dudoso.

—¿Esta es una promesa linda o esa de tragar agujas?—Preguntó inquieto.

—Sólo vas a saberlo si la rompes.

—Ranpo...—Se quejó largando el nombre, su humor completamente restablecido.

Ambos comenzaron a reír limpiándose las lágrimas del rostro dejando de lado el tema que los llevó ahí.

—Ranpo.—Le llamó de nuevo recibiendo un simple ruido como señal de que le había escuchado.—¿Puedo abrazarte otra vez?

—Es vergonzoso.—Se excusó causando cierto desánimo en el mayor pero no tardó en desistir luego de un rato lanzándose para abrazarlo por el cuello.

Descansó oculto en aquel abrazo, meditando sobre lo que quería decir y luego de decidirse inclinó el rostro lo suficiente para que su voz pudiera escucharse claramente.

—Edgar.

—¿Sí?

—Puedes ser lo más importante para mí, voy a elegirte siempre y nunca te dejaré solo.—Propuso con naturalidad.—Pero a cambio de eso...¿Puedo yo también ser lo más importante para ti?

Esperando atento por una respuesta le pareció escuchar un suspiro que compartía alivio y un poco de confusión por lo que acababa de escuchar.

—Ya lo eres.

Separándose de inmediato para mirarle desentendido, el niño exige una explicación dejando ver la expectante mirada esmeralda.

—¿Qué?

—En este lugar no hay nada más importante para mí que tú.—Explicó.—Después de todo, de no haberte conocido no sé si habría podido permanecer tanto tiempo aquí. No estaba seguro de lograr adaptarme y me asustaba lo complicado que sería sobrellevar una vida sin mi familia.
Pero desde el principio me diste la oportunidad de tener un lugar en la tuya y por eso no me rendí, porque cada día había alguien esperando alegremente por mí.

¿Eso quería decir que siempre fue especial?

¿Siempre fue importante?

—Pero cuando dijiste que ella y yo éramos diferentes...

—Porque lo eran, no podría hacer una comparación justa si me lo pedías ya que no podría elegir a nadie por sobre ti.

Incapaz de decir nada el pequeño se sonroja avergonzado por la situación en la que se había metido por su propia cuenta, gruñe antes de irse contra el mayor con los puños cerrados golpeandole emberrinchado.

—¡Y por qué no me dijiste esto antes! ¡Tonto!

—¡Porque no me dejaste acabar de explicartelo! Auch...—Trató de defenderse del arrebato.—¡Eso duele! ¡Ranpo!

La madre del niño mira la escena desde la distancia, tomando con gracia la reacción por ese hecho que ella conocía perfectamente pero quiso dejar a Ranpo descubrir por sus propios medios.

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Hola. :3

Muchas gracias por leer y darle un poco de su tiempo a esta historia. 💜

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