Lo más importante (Parte 1)
Transcurrido ya un año era difícil que Ranpo se separara de Edgar.
El estudiante que recién había ingresado a preparatoria tenía grabada su rutina donde una vez que llagaba al edificio no alcanzaría a llegar a su departamento pues el niño, que acababa de comenzar la primaria, se adueñaba de su tiempo hasta muy entrada la tarde.
Y a Poe realmente no le molestaba ya que las horas que pasaba en casa de los Edogawa eran las que más apreciaba en su día a día.
Aunque en aquel entonces hubo un momento en el que Edgar sintió haber encontrado a alguien importante para él, fuera de las puertas de ese hogar.
Ranpo había comenzado a notarlo casi de inmediato, cuando el mayor llegaba un poco más tarde de lo habitual o en esas ocasiones que su teléfono recibía mensajes que no demoraba en responder, esbozando una ligera sonrisa que hizo despertar las sospechas del niño.
—¿Qué tanto estás haciendo?—Cuestionó irritado lanzándose a su espalda para rodearle el cuello apenas logrando ver por un instante la pantalla del móvil antes que el otro lo guardara, ganándose un puchero de su parte.—No me estás escuchando.
—Sí lo hago.—Se defendió Poe.—Me contabas de ese escarabajo que encontraste en el patio de la escuela.
—Pues mamá no me dejó traerlo, yo quería que lo vieras.—Retoma el tema sin abandonar del todo su malhumor.—Era como el de la historia que me leíste la otra vez.
—Podemos buscar uno el próximo fin de semana.—Propuso captando el interés del menor.—En el parque de enfrente debe haber varios, en esta época del año son abundantes.
—¡Y si también encontramos un tesoro podremos comprar todo el helado que queramos!
—Aún si no hallamos alguno habrá helado de todas formas.
—¡Helado!—Exclamó el menor emocionado subiendo de nuevo a la espalda de Allan estando casi por tirarlo del sofá.
Algunos días después Ranpo ya le había contado a su grupo entero sobre sus planes de fin de semana, todos sus compañeros estaban acostumbrados a la mención de Edgar en cada conversación que tenían con él.
En aquella ocasión el pequeño y su madre se habían demorado más de lo usual con algunas compras de camino a casa, acababan de salir del supermercado donde Ranpo consiguió una paleta helada de su sabor favorito y la comía encantado.
Sin duda un día perfecto, o lo fue hasta que sus ojos se toparon con una confusa imagen que le hizo detenerse al instante tratando de comprender la escena que removió algo dentro de sí.
Varios metros delante miró a algunas personas pasar el cruce peatonal reconociendo fácilmente a una de ellas; Poe regresaba de la escuela y no se encontraba sólo pues una chica de su edad caminaba a su lado tomándole del brazo en medio de una amena conversación. El estudiante parecía un tanto avergonzado por la cercanía pero para nada incómodo, asintiendo a lo que sea que ella estuviera diciendo prestandole completa atención.
Ranpo no supo en qué momento había soltado la mano de su madre ni cómo se abrió paso entre la multitud en la acera.
Edgar se asustó un poco al sentir algo aferrarse a su pierna, confundido después al ver a ese niño ocultando su rostro en aquella acción.
—¿Ranpo?—Su voz se notó preocupada.—¿Qué estás haciendo aquí tú solo?
Sin dar respuesta simplemente levantó los brazos pidiendo ser cargado y el mayor guiado por la costumbre se inclinó para levantarlo recibiendo su abrazo de inmediato.
—No me dijiste que tenías un hermanito.—Comentó la chica enternecida por la imagen.
—¡No soy su hermanito!—Le corrige Ranpo frunciendo luego los labios.
—En realidad él es...
—Ah, ya recuerdo.—Interrumpe la estudiante.—El niño que vive en el mismo edificio, tu vecino.
Ranpo medita la palabra unos segundos, confundido, para después resguardarse en el abrazo que lo unía al más alto ignorando la presencia de la chica.
—Edgar, ya vámonos a casa.—Murmuró moviendo los pies en el aire antes de aferrarse de nuevo a los costados de Poe con éstos y llevarse a la boca su paleta.
—Yo también debo llegar a casa pronto o mi padre se molestará, nos vemos mañana Edgar.
El niño dejó ir un suspiro aliviado por aquellas palabras pero su cuerpo se tensó al percibir cómo se acercaba, cortando la distancia en un par de pasos. Su posición no le permitió ver nada pero pudo escuchar ese sonido suave que se le hizo familiar y las pruebas de tal hecho fueron mayores al sentir que Allan se ponía nervioso.
—¡Te veo mañana!—Alcanzó a decir el mayor tras darse vuelta llevando consigo al niño que, aún pensando en lo que acababa de ocurrir, sólo pudo ver a aquella chica moviendo la mano como despedida.
Lo había besado.
Poe miraba extrañado a ese niño, desde que llegó al departamento y tras terminar de comer llevaba tiempo sentado en la alfombra; comiendo en silencio los trozos de manzana colocados en un plato sobre la mesita de la sala y moviéndose solamente para sumergir parte de la fruta en el pequeño vaso de yogurt que tenía al frente.
—¿Qué tienes?—Se atrevió a preguntar al fin, después de soportar el incómodo ambiente por unos minutos.
—¿Ella es tu novia o algo así?
—¿Eh?—La llegada del tema de un modo tan repentino lo dejó sin saber qué decir.
—Te dio un beso.—Agregó como evidencia sin dejar el semblante serio.
—Yo...ah...—Desvió la vista, apenado por aquellas palabras.—¿Q-Qué tiene que ver eso con..
—¿La quieres más a ella o a mí?
—N-No podría responder a eso.—Trató de razonar comenzando a comprender un poco el asunto.—Se trata de cosas totalmente diferentes.
Diferentes...
Escuchar eso bastó para que el menor abandonara la sala sin dejar al otro continuar con la explicación que estaba dando.
—¡Ranpo!—Llamarlo fue en vano pues no hubo más respuesta que el golpe de la puerta que el pequeño azotó al encerrarse en su recámara.
Diferente...
Tendido boca abajo sobre su cama Ranpo repetía esa palabra en su cabeza, frustrándose por no lograr comprender su significado en la situación que enfrentaba. Pensó en aquello tanto tiempo que su mente, agotada de intentar darle sentido a lo dicho por Poe, desistió sumergiéndole en un profundo sueño sin que se diera cuenta.
Con el pasar del tiempo y aún adormilado le pareció escuchar su puerta abrirse en algún momento, después de ello algunos susurros de dos voces familiares y por último una leve caricia a su cabello acompañada de una despedida.
—No...—Murmuró débil apenas abriendo un poco sus ojos, su mano extendida tratando de buscar el contacto de esa persona para retenerla más lo que alcanzó fue una delicada mano que reconocía bien.—¿Mamá?
—¿Qué fue lo que pasó allá, Ranpo?—Le cuestionó en un tono bajo, algo preocupada.—Fue muy grosero dejar a Edgar solo de esa manera, espero tengas una buena razón.
—No quiero que deje de quererme.—Susurró ocultando el rostro contra una almohada.
—¿Por qué lo haría?
—Ya lo he visto en la televisión, cuando los mayores tienen novia parece que no hay nada más importante para ellos.
—Ranpo...
—Edgar dijo que soy diferente a ella. ¿Lo ves? Va a quererla más que a mí.
—No lo ha dicho en ese sentido.—Intentó explicarle.—Lo que trató de decir es que a ambos los quiere de forma diferente, no es lo mismo aquello que se siente por una novia al cariño que te tiene a ti.
—¿Cómo me quiere a mí?—Cuestionó mostrando su rostro atento después de un tiempo.
—Ah...—Dudó por un momento.—Tal vez...¿Como a un hermanito?
—¡No!—Negó rotundamente comenzando a patalear.—Los niños de la escuela que tienen hermanos me han hablado de eso. Ellos los regañan y casi nunca quieren jugar además tienen que compartir todo. ¡No quiero esa clase de cosas!
—Bueno, entonces como a un amigo.
—¿Y eso es mejor que una novia?—Preguntó con una ilusión creciente.
—Ninguna cosa es mejor que otra, Ranpo.
—¡Debe haber algo!—Volvió a patalear.—Y eso es lo que quiero ser. Quiero ser lo más importante para Edgar.
—¿Eso es lo que realmente quieres?—La respuesta que recibió fue la esperada pues el niño asintió de forma decidida.—Entonces debes hacer un gran esfuerzo ¿sabes? Si esperas esa clase de puesto debe ser justo para ambos asi que Edgar también tiene que volverse igual de importante para ti.
—¡Lo es!—Se defendió incorporándose de su postura.
—¿De verdad?—Le miró acusatoria.—Porque no me parece que alguien a quien se le quiera de esa forma merezca ser tratado como lo hiciste hoy.
Ranpo se quedó callado sin poder encontrar argumentos para debatir, exhalando rendido para luego mirarla.
—Lo...siento.
—Oh, no...No es a mí a quien deberías decirle eso. Mañana espero puedas repetirle eso mismo a Edgar.
—Está bien.—Cedió resignado recibiendo después un beso en la frente.
.
.
.
.
No tenía contemplado hacer algo especial para la fecha, me disculpo por eso. 😅
Así que lo único que hice fue adelantar la actualización de la semana, publicando esto hoy en lugar de esperar hasta el domingo.
¡Pasen una lindo día!
¡Los quiero!
❤❤❤❤❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro