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Familia

Poe lo recordaba como un niño de preescolar aquella primera vez que le vio, escondido detrás de su madre y apenas asomando la cabeza con curiosidad mientras la mujer le daba una amable bienvenida como buena vecina además de que su instinto maternal despertara al ver a un chico de secundaria mudarse solo al edificio. Ella acudió a saludar ese día por la mañana, cuando Edgar apenas comenzaba a desempacar.
Fue amable en todo momento y no indagó más de lo necesario en el asunto que la tenía preocupada pero ofreció su ayuda sincera para cualquier cosa que pudiera necesitar.

—Si gustas puedes comer con nosotros hoy, estoy segura que mi esposo no tendrá problema en apoyarte para que termines de instalarte después de eso.—La propuesta deja al estudiante sin una respuesta inmediata por lo que ella decide interpretarlo como un sí.—Oh, entonces vendremos después por ti. ¿Verdad, Ranpo?

Ese niño de uniforme azul, que incluso se negó a presentarse correctamente cuando su madre se lo pidió, se limitó a tirar de la mano que le sostenía murmurando un "Ya vamonos."

—Es cierto, se está haciendo tarde.—Se disculpó moviendo su mano libre como despedida, apenas dándole tiempo a Poe de agradecer la invitación.

Aunque al principio no lo pareciera esa pequeña conversación le había ayudado bastante, su primera impresión del lugar en que viviría desde entonces no era tan mala como imaginó.
Era cierto que el hecho de tener que comenzar una vida lejos de su hogar sería difícil pero a pesar de las i inseguridades contaba con la amabilidad expresada en esa mujer que pudo ver a traves de su faceta independiente comprendiendo sus temores ocultos.

Era una buena persona y le alegraba haber encontrado a alguien que le ofreciera una guía en ese sitio nuevo.

La familia Edogawa fue su primera interacción con las personas del complejo, consistía en tres personas teniendo así al padre, la madre y ese niño que durante toda la comida no le había dirigido la palabra ni le prestaba la más mínima atención.

O eso creyó él...

—Ranpo, creo que ganarás más preguntándole algo que sólo pasarte analizando a nuestro invitado.—El señor Edogawa recibió la expresión recriminatoria de su hijo por arruinarle su estrategia de análisis hacia aquél desconocido.

—No necesito hacer eso.

—Perdonalo, suele ser un poco tímido al principio.

—¡No lo soy!—Se quejó el menor ante el comentario de su madre, formándose en su rostro un puchero al escucharle reír.

Edgar observó encantado la imagen familiar que otorgada por los tres, teniendo después que bajar la vista en medio de un silencioso suspiro. La sensación de sentirse abrazado por la calidez de un hogar... ¿Cuando fue la última vez que experimentó algo como eso?

—Se ha puesto triste.—Señaló el niño en voz alta, acto que trató de ser silenciado por sus padres.

Al verse evidenciado el mayor sólo alcanzó a reir un poco nervioso tratando de reponerse.

—Simplemente estaba pensando lo afortunado que eres.

Ranpo no pareció entender de momento aquella respuesta y la conversación se desvió del tema para evitar incomodar al invitado cuestionando cosas de las que no quería hablar.

Y así fue como al final, cumpliendo con lo prometido, todos acudieron al departamento del estudiante para continuar la mudanza. Se llevaron cajas de un lado a otro, le apoyaron para mover un par de muebles y en la limpieza de algunos espacios que no habían sido completamente desocupados de pertenencias antiguas.

Al cabo de dos horas Allan cargaba con una de las últimas cajas, la dejó en la alfombra de la estancia notando entonces a Ranpo quien había estado con ellos todo el tiempo pero tras su intento de ayudar que acabó con varias prendas de vestir regadas en el suelo de la cocina se le pidió esperar en el sillón.

—Tranquilo, ya estamos por terminar.—Intentó aliviar el visible mal humor del pequeño.—Sé que debes estar aburrido, quisiera tener algún juguete para ti pero...

—¡No quiero un juguete!—Negó cruzandose de brazos frunciendo después los labios.—¡Eso es para niños!

Cuando estuvo por resaltar que Ranpo era de hecho sólo un niño prefirió callar por la mirada de advertencia de este al percibir su intención.

—¡Es para bebés!—Enfatizó corrigiendo su reclamo.—¡Y yo no soy un bebé! ¡Puedo hacer muchas cosas! ¡Yo podía llevar ese cesto! Sólo...sólo se me resbaló.

Es hasta ese punto cuando Poe logró comprenderlo, el motivo de su molestia fue verse desplazado por lo que él creía era la poca fé hacia sus capacidades; su carácter seguro de sí lo llevó a querer realizar cosas que no eran aptas para su edad como cargar con algo que apenas podía levantar del piso.

Nunca quisieron apartarlo, sólo evitar que pudiera lastimarse al dejarse llevar por su confianza pero decirle eso no habría sido lo mejor en ese momento.

—Tienes razón.—Suspiró rendido.—Tú debes ser bueno en muchas cosas.

—¡Lo soy!—Aseguró desistiendo un poco de su postura.

—Y me gustaría darte un trabajo que puedas hacer pero lo único que tengo es ésto—Se alzó de hombros llevando a que el niño mirara la caja que había sido dejada cerca.—Sólo falta colocar estos libros en el estante, es algo que voy a hacer yo mismo porque es un tanto complicado y...

Antes de poder concluir su excusa el pequeño bajó del sofá y se dispuso a abrir la caja.

—¡Puedo hacerlo! No será nada difícil.

Poco después había ya varios libros regados en toda la extensión de la alfombra de la sala, estando Ranpo en medio de todos estos mirando con atención aquellos que se encontraran al alcance de su vista.

—Necesito uno llamado Metamorfosis.—Pidió al menor apenas girándose a verle.—Tiene como portada...

—¡Ya sé cual es!—Se adelantó levantando una mano exigiendo silencio.—¡Estoy aprendiendo a leer! ¡Lo puedo encontrar! Meta...meta...

El estudiante ubicó con la vista el ejemplar y dudando por un momento sobre señalarlo o no pero el niño se basó en la dirección de su mirada para suponer la localización del objeto y apresurarse a tomarlo.

—¡Es este! ¿Lo ves? Lo encontré.

—Muchas gracias.—Sonrió Allan antes de inclinarse a recibirlo.—Entonces ayúdame a buscar Estudio en escarlata, por favor.

—Estudio...—Le escuchó murmurar adentrándose en la revisión de los títulos.

Edgar le da la espalda para poner en su lugar el libro, siguiendo el orden en que todos eran dispuestos en el mueble.

—Mamá dice que te sientes triste por estar lejos de tu familia.

El chico se tensó y tuvo que pasar un momento para que pudiera dirigir de nuevo su atención a Ranpo, notando al darse vuelta que el niño ya tenía en sus manos el libro que había pedido.

—Sí lo estás, ¿Verdad?

Al principio quiso negarse a responder y evitar el tema diciendo que sería complicado de entender para un niño de su edad pero acabó rindiéndose, al final sólo pudo suspirar y sentarse en la alfombra ante la mira curiosa del pequeño.

—Lo estoy, tal vez un poco.

—Ya lo sabía.—Agregó orgulloso.—Yo fui el primero en darse cuenta. Pero si extrañas tu casa ¿Por qué no te quedaste allá?

—Es difícil de explicar...pero las cosas irán mejor si me quedo aquí.

—Eso es raro.—Comentó incapaz de entender por completo al mayor.

—Puede ser.—Le dio la razón.—A veces los adultos son complicados.

—Lo son.—En medio de un bufido de desahogo apoyó su opinión.—Mamá te invitó a casa y ni siquiera te conocía pero a mí siempre me dice que no me acerque a los desconocidos.

Edgar entendió entonces el motivo por el que ese niño le ignoró de tal forma aquella mañana.

—Eres un extraño todavía.—Señaló haciendo al adolescente sobresaltar.—Asi que no puedo confiar en ti pero si te esfuerzas y me agradas podemos compartir a mi familia. ¡Yo voy a tener siempre la mayor parte, no lo olvides!

A pesar de la manera infantil en que expresó su propuesta Allan no pudo ignorar el impacto generado por sus palabras, un efecto cálido como el que sintió antes al verlo a él y sus padres externando su afecto. Una suave risa se hizo presente y un poco de la inseguridad que le provocaba el repentino cambio en su vida desapareció gracias a Ranpo.

—Me voy a esforzar mucho, lo prometo.

Mientras tanto alcanzó el libro que el pequeño había encontrado y le agradeció en voz baja por su ayuda.



Tal vez en un futuro, varios años después, se darían cuenta que aquello terminaría de una forma bastante distinta a lo que cualquiera de los dos pudo haber imaginado ese día.
Pero antes de eso todavía falta rememorar algunos sucesos vividos en esa primera etapa llevada por ambos.


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Mi segundo aporte sorpresa, literal ni siquiera yo contemplaba publicarlo aún.

En la página de Facebook hice la mención de que no había terminado la RanPoe Week y que haría algo al respecto.
Bueno, pues les cuento.
No sé si lo he mencionado antes pero yo soy pésima para los one shots o historias cortas, ejemplo de esto es cuánto me demoré en darle final a Black Cat In The Rúe Morgue.
(A pesar de ser un fic de pocos capítulos.)
Me ha sucedido algo similar con la week.
Planee historias para los temas de cada día y esta niña se emocionó tanto con ellos que a la mayoría los desarrolló de más y...¿Adivinan?
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Muchos de ellos dejaron de ser one shots y evolucionaron a historias más largas.

Ahí es cuando me miro al espejo y me pregunto:
¿Por qué eres así?😥

Asi que bueno, aquí tenemos el día cinco de la RanPoe Week.
Stay/ Leave

Quise subir lo que tengo del fic para el día cinco porque el tema de los días 1 y 2 no eran aptos para hoy, el 3 no está terminado y el 4 no termina de convencerme y requiere mejoras.
Si tenemos suerte los iré publicando después. XD

Ok, muchas gracias por leer y espero que me hicieran caso y leyeran la advertencia/ explicación puesta en el resumen.
Ya saben, estoy insegura por el tema aunque sé que no lo tomaré de un modo incorrecto para mí...pero bueno.

¡Gracias de nuevo!

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