Su mirada.
Su mirada era luz,
era la constelación misma,
las olas del mar,
un alma purísima.
Su mirada era tiempo,
era la eternidad,
el silbido del viento,
la gran inmensidad.
Su mirada cautivaba,
daba vida, daba amor,
daba lo que más anhelabas,
desde tu interior.
Su mirada era todo
lo que transformaba,
ilusión etérea,
qué enamoraba.
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