AnMonio.
Ángel descendido o del suelo has surgido, tus alas puras y blancas o son oscuras armas, que aprisionan el olvido del pobre ser que en tus garras ha caído.
Celestial monstruo que ata y mata o cura lo que arrebata, el querer en un chasquido.
Pobre mortal que has entregado tu alma a tan despiadado, perfecto y misericordioso ladino.
Con su amor maldito te alimentó, con bocados atragantados de mentiras y migajas astilladas de ilusión.
¿Saliste ganador embaucador o fui yo el estafador?
Sin que te dieras cuenta, y con verdades, tu corazón se me quedó.
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