Espalda de cordillera
Tu pálida espalda me mira,
y yo la miro de vuelta.
Con una dura presión en el pecho
y mi alma entera envuelta
por una sábana de pena y dolor,
cuyo controlador agarre,
hace imposible mi escape.
Por más que yo luche, por más que yo trate,
el combate es inútil, la huida un disparate.
En mis oídos resuena el clamor
de tus pensamientos superfluos.
En mi boca se siente el sabor
de tu sufrimiento interno.
Es amargo, es acerbo, es molesto.
Es todo lo que yo no deseo, y todo lo que yo no quiero
tengas que sentir, tengas que soportar.
Quisiera poder hacer algo
para poderte ayudar.
Tu cabello negro no esconde la infinita hilera de vértebras
que surgen de tu piel blanca, helada tal cordillera,
que me asustan, me marean, y me hacen perder la cabeza.
Con fuerza yo arrugo mi ceño, con miedo la toco y la siento.
Con un suspiro cansado, me trago todos mis lamentos.
Tus huesuda forma me aterra,
porque conozco muy bien su historia.
Tu huesuda forma me espanta,
porque tengo muy buena memoria,
y guardo adentro una angustia
de que todo pasará otra vez,
y de que marchita y mustia,
pronto yo te volveré a ver.
Pero no acaba ahí
El terror que siento por ti.
Porque sé y presiento que pronto,
tú comenzarás a mentir.
Porque sé y presiento que pronto,
tú te alejarás de mí.
Y el quebranto de tu cuerpo será tal,
que de nuevo tú te irás al hospital,
pequeña, sola, débil, angosta.
Todo menos sana y hermosa.
Todo lo que no deberías ser.
Ves, yo sé que en el pasado dejaste de lado el auto cuidado
Y sé que por intenso agobio, y un miedo paranoico a subir de peso
dejaste de comer lo que deberías.
Por miedo a grasa, a muslos, a estrías.
Lo sé, y no te juzgo por nada, nunca lo podría.
Pero estoy angustiado en tu compañía.
No quiero herirte, mucho menos ofenderte,
Pero cada vez que vengo aquí a verte,
tu cuerpo disminuye y mi temor aumenta.
No quiero abrir la puerta y encontrarte muerta.
Así que te ruego, te pido, te imploro
si es que así lo quieres:
No me hagas ir a otro velorio.
Come lo que puedas, y protege
el templo sagrado que junto a mí te mantiene.
El mundo no puede perder semejante mente;
tan brillante, tan obstinada, tan valiente.
No puede perder a tal voz, tan fina y elocuente.
Y yo no puedo perder a todo mi mundo.
No lo soportaría, me perdería junto.
Así que por favor, evita este homicidio.
Yo, la víctima, te lo pido.
Por favor, detén tu suicidio.
Y si necesitas apoyo, un soporte, un amigo,
sabes que cuentas conmigo.
---------
Basado en algunas experiencias personales mías con una pareja, +la línea narrativa que escribí para Theodore y Jane en Liaison- Tomo II.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro