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Haz, hermosa doncella, que mi aflicción se vaya, que mi desasosiego merme y me deje descansar, haz que mis ojos dejen de llorar.
Pequeño mortal, tu sufrir comparto al recordad, el si sabor de acontecimiento que en mi poder te he contado, no te aflijas más pues de la historia de aquellos dos amantes has de escuchar, la parte que a mi alma otorga paz y que vive grabada con el sagrado fuego en mi memoria, atención has de poner, pituso hombre, pues después de la cruel tormenta viene la añorada calma. Tu voz clama al igual que la mía, por un remedio, amigo mío, ha llegado a ti.
Parecía entonces, que los días eran noches y las noches perecían entre las fauces del olvido que amenazaba con quedarse y hacerse de todo cuanto habitaba en aquel mundo aparentemente olvidado por su rey, oh el destino se apiado de él y su dolor vino a curar, devolvió entonces el brillo al roto sol que renació magnifico para nunca volver a apagarse, le devolvió su razón para brillar, le otorgó de nuevo la felicidad.
Lo recuerdo como si fuera ayer, el vetusto sauce comenzaba a florecer, como si fuese un presagio eufórico del porvenir, sus brotes del verde de sus hojas y apenas de sus ramas un par, como si supiera que al día siguiente él volvería, revestido con el viento del oeste moviendo su cabellera albina, con los ojos resplandecientes tal como estrellas en el firmamento azul de la noche que pareció empalidecer y retirarse sin tregua de la batalla.
Y así fue, yo lo había visto caminar por la colina y por la orilla den Egeo, lo había visto llamar a Ilias y sonreír, lo vi en mis sueños y pude ver en sus ojos verdes el cumplimiento de aquellas palabras que alguna vez llegaron a mi: "Desde las lejanas tierras ha de volver el brillo del sol y en el cielo y en lo alto de las colinas y en la llanura del valle y en las profundidades del océano, en sus brazos, todo, astros y polvo se juntarán para jamás separarse"
Cuando ellos se vieron de nuevo el tiempo detuvo su camino y el viento enmudeció enternecido por aquel encuentro, el Egeo, el Mediterráneo y todos los mares del mundo apaciguaron sus tormentas solo para mirar el reencuentro de aquellos dos amantes; el cielo se cubrió de tinieblas, de la penumbra de la noche que cómo madre había acogido su amor; su majestad la luna rellenóse entonces con luz y su estela plateada los cubrió; la vida volvió a llenar sus venas.
Los dolores del pasado se diluyeron en aquel esperado beso y las gotas que pasaron de ser amargas a ser dulcísimas como la miel descendieron de sus ojos perdiéndose en los dedos del otro y alguna que otra en el mentón:
"Estas aquí, de verdad aquí, en mis brazos" Ilias, en su euforia por haberse reunido de nuevo con su amor, le estrechó entre sus brazos amenazando con fundirse en un solo cuerpo con aquel que ha sido destinado a él.
"Aquí, Ilias, aquí, y jamás me alejaré, te lo prometo" aquella sutil promesa confesada bajo el nocturno manto plateado de la luna que los acoge en un abrazo maternal.
Oh maravilloso destino que los has reunido de nuevo, muéstrate magnánimo con ambos, a mi hermano no le arrebates el brillo y al hermoso albino no lo alejes de su lado; que sea para siempre lo que se han profesado y allá en el inframundo encuéntralos de nuevo y si acaso, esta cruel, corta y efímera existencia resulta insuficiente, te ruego, en la otra vida vuélvelos a reunir.
Y los miedos van a morir más allá de la montaña dónde los sueños nacen y se transforman en canción; van a morir a dónde las voces temblorosas agonizan de penar y ahí expiran los temores y no vuelven jamás; van a morir lejos, muy lejos, dónde el mundo de une al caos y lo abraza con su desorden; van a morir allá dónde el beso de dos amantes no termina y sus pieles yacen tatuadas de sus caricias; van a morir como cobardes cuándo saben que la batalla está perdida.
🦁🐂
Este salió más corto y tengo que decirles que este es el penúltimo capitulo.
Dan R
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