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Capítulo 4. ¿De nuevo hoy?

Retrocedo instintivamente y luego me siento tonta por haberlo hecho.

¿A quien le importa que Zack Finnegan me vea haciendo las compras?

Y una pregunta mejor.

¿A quien le importa Zack Finnegan?

La respuesta es fácil por lo que, levanto la barbilla y entro al pasillo, concentrandome en lo que me falta. Claro está que Zack no ignora mi presencia.

—No esperaba verte aquí—me tranca el paso poniéndose justo en frente de mi carrito.

—Si, bueno, es una tienda, no es como si estuviera en una fiesta—le respondo cortante y tomando un par de cosas de los estantes.

—Me refiero a que es una sorpresa verte fuera del instituto—lo miro y tiene una sonrisa en su rostro. Como odio esa sonrisa.

—Y para mi es una sorpresa el hecho de que me hables y hayas olvidado que soy una loca psicópata, ahora, si me disculpas, ya tengo que irme así que permiso—no espero a que se mueva y paso por su lado.

Escucho como me llama así que volteo.

—No lo he olvidado Lena, solo nunca me lo creí—sonríe y se voltea para irse.

Me quedo quieta analizando sus palabras ¿Nunca se lo creyó? Pues eso no fue lo que me dio a entender cuando ni siquiera se atrevió a hablarme por los rumores sobre mí.

Sacudo mi cabeza y me dispongo a terminar las comprar para irme a casa.

***

Al llegar, papá se encontraba en casa lo cual me pareció extraño. El siempre llegaba en la madrugada cuando yo estaba dormida. Como puedo abro la puerta con las bolsas en la mano. Fue bastante difícil tomar el autobús con todas éstas bolsas, pero no es la primera vez que lo hago.

Afortunadamente me doy cuenta de que papá se encuentra dormido en el sillón así que guardo lo que hay en las bolsas lo más rápido que puedo y me voy a mi habitación.

***

Al llegar al instituto recibo varias bromas tontas por el show de ayer jugando fútbol. Si, los deportes no son para nada lo mío.

Me siento en mi habitual puesto para la primera clase y pongo mi cabeza entre mis brazos, sobre la mesa y me dispongo a descansar unos minutos.

Claro que no todo siempre sale como quiero.

—¿Cansada?—levanto el rostro reconociendo esa voz.

—En serio Finnegan ¿Qué mierda quieres?—le respondo ya cansada.

No es que me moleste que me hable. Bueno, de hecho si me molesta. Digamos que aún siento rencor por lo que paso hace un año y tampoco es que me agraden las miradas que las otras personas nos dan. Después de todo, Zack es influyente en el instituto, casi tanto como Colvie, quien me doy cuenta nos mira con expresión de odio. Aún no supera su flechazo por Zack y éste no hace más que hacerle caso omiso a sus constantes coqueteos. Al menos eso es lo que me he dado cuenta. Por casualidad.

Zack simplemente se queda viéndome con esa sonrisa en el rostro. Como quisiera borrarla fácilmente.

—Tu número, eso quiero.

Ok. Eso no me lo esperaba. Doy una falsa risa

—¿Mi número?—repito incrédula. Tiene que ser una broma.

—Tu número y nada más que eso—espera mi respuesta y de verdad me lo pienso.

Si es un reto, ya estoy preparada para ello por lo que ¿Que más da?

—Bien—respondo

—Espera ¿En serio?—sonríe aun más, si es que es posible y saca su teléfono. Le doy mi número y él lo anota.

—Ahora puedes dejarme en paz.

—Claro—me guiña un ojo y espero a que se vaya a su habitual lugar, sin embargo no lo hace.

Se da la vuelta quedándose en el puesto frente a mi y frunzo el ceño.

No sé de qué va ésto pero no necesito un Zack Finnegan en mi vida. Sí, estoy sola, pero no desesperada.

La clase comienza y me concentro en mi cuaderno. Comienzo a escribir cosas al azar que normalmente al final se vuelven una especie de poemas. En ello se basan todas las clases. Yo garabateando y copiando sólo el título de la clase. Como dije antes, no necesito prestar atención para ser buena estudiante.

Al salir noto como Zack me da una mirada con una de sus sonrisas de superestrellas. Ruedo los ojos y él suelta una risa. Voy hasta mi casillero y al abrirlo una nota cae al suelo.

—Por favor, no de nuevo— susurro.

"Tú eres hielo y solo necesitas un fuego que te queme y te consuma para saber lo ardiente que puede ser la vida

¿Me permites ser ese fuego pequeña Lena?"

Lo leo unas diez veces y no se que espero, quizás que las palabras desaparezcan, que alguien llegue diciendo que solo es una estúpida broma. Pero ¿lo es?

Miro a mi alrededor. Nadie me observa. Doblo de nuevo la nota y la guardo en uno de mis cuadernos.

***

Los ronquidos de papá se escuchan hasta mi habitación y eso me exaspera demasiado. Cierro mi cuaderno y recuerdo la nota. De nuevo la leo repetidas veces y con sólo eso mi corazón se acelera un poco.

Que idiota soy.

Mi teléfono vibra y lo tomo. Hace un par de minutos le escribí a Ana y le conté lo de la dichosa nota.

Frunzo el ceño al ver que es un número desconocido.

"Así que, es de verdad o solo fue un truco? — Número desconocido"

¿Qué mierda? Le escribo al individuo que está equivocado y cuando estoy a punto de enviarlo lo recuerdo.

Zack Finnegan.

Yo le dí mi estúpido número. Suspiro y cuento en mi mente hasta tres.

"¿Y tú eres? — Lena"

La respuesta no tarda ni un minuto en llegar.

"Claro, disculpa, no me he presentado. Mucho gusto chica nueva. Soy Zack Finnegan y tú según he escuchado eres Lena — Número desconocido"

Frunzo el ceño aun más, si eso es posible.

"Creo que has escuchado más de mi que yo misma — Lena"

"Y solo quiero decirte que en ningún momento me creí esas cosas — Número desconocido"

"¿y por qué nunca me hablaste — Lena"

"Porque tu te cerraste, para todos — Número desconocido"

Suspiro ¿Yo me cerré? Mierda, vaya idiota, que sorpresa. Arrojo el teléfono a un lado de la cama y recuesto mi cabeza en ésta.

¿Y qué le importa a Zack si me cerré o no?
¿Y qué me importa lo que piense Zack sobre mí?
Al fin y al cabo sólo es otro estúpido títere vacío. Un puto niñito superficial.

Decido no responderle, no tengo por qué hacerlo. Bajo a la cocina para hacer la cena antes de que papá despierte y acabe con su concierto de ronquidos.







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Adelanto del Capítulo 5:

***

—¿Eso significa que somos amigos Lena?

***

—Oh. Lo siento mucho Lena, no quise...

***

¿Zack Finnegan? ¿Buscarme a mi?

***

Estampa sus manos contra mi mesa y me sobresalto.



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