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Capítulo 3. Vergonzoso.

Cuando ya tengo puesto el uniforme, voy hacia la cancha y me siento en las gradas a esperar al entrenador.

No entiendo cómo hacen las personas para coordinarse en lo que a deportes se refiere, especialmente en el fútbol

¿Qué clase de persona inventa un juego tan violento, difícil y aburrido? ¿Qué sentido tiene perseguir una pelota con los pies mientras recibes patadas? No tiene ningún sentido. Pero lo necesito para aprobar y me temo que soy cada vez peor en ello.

Recuerdo que es la última clase del día y mi corazón se estruja un poco. No quiero llegar a casa.

Minutos después el entrenador llega seguido de las tontas chicas aduladoras ¿cómo es que ellas son tan buenas en ésto? Yo ni siquiera se como pasar la estúpida pelota.

Como de costumbre, unos veinte minutos antes de que termine la clase los chicos llegan y se sientan en las gradas a disfrutar de la "función".

Chicas jugando fútbol en shorts ajustados y cortos.

Claro que los míos no son el caso. No es que me avergüenza mi físico. Tengo un buen trasero y pechos pero no por eso tengo que estar marcandolos por la vida. Por ello mis shorts son holgados y largos.

—¡Barrow! — Volteo a ver alarmada al entrenador cuando éste grita mi apellido —¡Sal de esa banca, cambia con Brenan!

—Pero entrenador...—comienzo a quejarme pero su mirada me da a entender que es sí o sí.

Me levanto y recibo los guantes que Ellen Brenan me lanza. Bien, ser portera no puede ser tan difícil ¿Cierto?

Para mi mala fortuna, soy portera del peor equipo, por lo que recibo muchos golpes por parte del balón. Claro que no son tantos ya que la mayoría van a la red.

—¡Solo pon las manos a donde vaya el balón Barrow, no es tan difícil! — escucho como algunos chicos se ríen y yo sólo quiero sacarles el dedo a ellos y al entrenador.

Una chica se acerca corriendo a mí dispuesta a meter el balón en la red y pongo mi máxima concentración hacia donde va el balón. Da una fuerte patada y estiro mis brazos hacia adelante y le doy un manotazo al balón. Me quedo estupefacta y miro al entrenador.

—¡¿Vio eso?! ¡La detuve! — escucho un grito y cuando volteo siento un muy fuerte golpe en mi rostro y caigo al suelo.

Mi cabeza duele como el infierno y creo que olvidé la parte que aunque el balón no entre a la red, el estúpido juego continúa.

***

Salgo de la enfermería y aun el dolor de cabeza sigue allí. Solo fue un golpe, según dice la enfermera, pero vaya golpe.

Camino a casa, con una mueca de odio en mi rostro, es decir, mi cara normal. Cuando llego a mi casa, saco las llaves y abro la puerta. El olor a alcohol viene a mis fosas nasales de inmediato. Por más que me esfuerzo limpiando la casa, sigue apestando a mi padre ebrio. Ruedo los ojos y cierro la puerta tras de mí.

— ¿Dónde mierda estabas? Tengo hambre — miro a mi padre que está sentado en el sofá viendo algún partido en la tele. Evidentemente ha tomado, sin embargo no está del todo ebrio.

— Tuve un accidente, por eso tarde un poco — voltea a verme y su cara solo refleja odio.

— Pues ya estás aquí ¡Ve a prepararme algo de comer! — camino hacia la cocina sin decirle nada.

Preparo el almuerzo lo mejor que puedo para no recibir ninguna queja y me doy cuenta que tengo que ir a hacer compras ya que nos estamos quedando sin comida. Preparo la pasta y luego la salsa y al terminar le sirvo a mi padre y le coloco el plato en la mesa.

— ¡Papá ya está listo el almuerzo! — le grito y me sirvo a mi.

El llega y se sienta. Cuando estoy por subir las escaleras para ir a mi habitación él me detiene.

— ¿A dónde crees que vas? Comerás aquí, somos una familia — dice arrastrando las palabras y casi quiero reír ante esa declaración. Sin embargo le hago caso.

Comemos en silencio y no recibo ninguna queja o grito. Simplemente comemos. Cuando termina se levanta y lleva el plato hacia el fregadero y es cuando todo se pone mal.

— ¡¿Que acaso no puedes ser más aseada cuando haces las cosas?! — volteo a verlo sin entender.

Me he olvidado limpiar la cocina.

— Iba a limpia... —evidentemente soy interrumpida.

— ¡¿Acaso no puedes hacer nada malditamente bien en ésta casa?! — Se acerca hacia mí pero veo como se contiene — ¡No puedes hacer nada bien! — me sobresalto cuando toma mi plato y lo arroja a la pared.

Mi corazón comienza a latir a mil por hora. Sé a lo que se refiere. Me ve con odio y simplemente se va por la puerta, no sin antes tomar las llaves de su auto y por supuesto, su botella.

Mi labio comienza a temblar y lo muerdo fuertemente porque no quiero llorar de nuevo. No dejaré que me haga ésto de nuevo. Respiro hondo varias veces y muerdo mi mano. Cuando logro calmarme me levanto y recojo todo el desastre. Perfecto, solo nos quedan cuatro platos.

Cuando ya todo está ordenado me doy una ducha rápida y me visto para salir a comprar comida. Antes de salir, reviso por internet el dinero de papá. A pesar de ser un alcohólico mi padre hizo buenos negocios cuando no bebía, cuando estaba mamá. Luego se retiró, sin embargo, sus negocios siguen vigentes sólo que al mando de otras personas, pero él recibe comisiones mensuales por lo que le pagan decentemente bien. Claro que el dinero lo manejo yo sin que él se dé cuenta. Si no fuera así, ni siquiera tendríamos qué comer en la casa y probablemente entraría en un coma por tanto alcohol. Sorprendentemente eso aún no ha pasado aunque no sería extraño si lo hiciera.

Tomo un autobús para llegar a la tienda. Todo sería más fácil con un auto o si los lugares quedaran cerca. Claro que la mesada de Tía Chris aún no me alcanza para comprar un auto.

Cuando llego a la tienda donde generalmente compro, tomo un carrito y comienzo a meter todo lo necesario. Estoy por doblar y entrar a otro pasillo cuando mis ojos van hacia una persona ya conocida. Claro, mi día no podría estar mejor.





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¡Hola! Bueno, solo quiero decir que para ese pequeño grupo de personas que leen ¡Para nada con amor! Disculpen la tardanza con este cap, digamos que los problemas cortan un poco la inspiracion peeeero por suerte esta parte ya estaba escrita y solo faltaba editarlo.

Y eso es todo, así que nos leemos la próxima semana. Pero antes:

Adelanto del Capitulo 4:

—¿Cansada?—levanto el rostro reconociendo esa voz.

***

—Espera ¿En serio?—sonríe aun más

***

Claro, disculpa, no me he presentado. Mucho gusto chica nueva.



MaVaFb

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