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Capítulo 17. Sollozos.


Maratón de San Valentín 2/? ❤️

Corremos hacia los vestidores y nos detenemos en la puerta.

—¿Tienes alguna otra ropa en tu casillero? No quisiera que te enfermaras por mi culpa —sonríe apenado y encuentro tierno el gesto.

—Sólo el de deportes pero de ninguna manera iré con el short por los pasillos, me pondré la camiseta y dejaré que mis vaqueros se sequen solos —exprimo mi mojado cabello. Frunce el ceño hacia mí.

—Espera aquí.

Es lo único que dice antes de correr hacia los vestidores de los chicos, sonrío cubriendome el rostro cuando estoy sola y de nuevo quiero abofetearme por la acción.

Siempre me ha parecido tonto eso de que sientes algo cuando una persona te toca pero ahora que lo experimento tienen razón, aún puedo sentir el cálido tacto de las manos de Finnegan en mi cintura y mi corazón latiendo ferozmente cuando estábamos a punto de besarnos.

Me reconpongo cuando Finnegan sale del vestuario.

—Ten, eso servirá.

Tomo lo que me ofrece y es un pantalón de algodón que quizá me quede algo ancho.

—¿es tuyo? —arqueo mi ceja, definitavamente Finnegan no entra aquí.

—Si... Bueno no... Es decir, lo era. Es viejo, de hace un par de años cuando era más bajo y delgado.

Asiento, puedo imaginarme a un Finnegan pequeño y delgaducho de primer curso, incluso con acné en el rostro... Aunque como es Finnegan de seguro lució muy guapo entonces.

—Gracias, nos vemos en diez minutos.

Da un rápido beso en mi mejilla antes de irse, sonrío. Se ha tomado la costumbre de darme besos allí solo cuando tiene la oportunidad de escapar luego, es tierno y me recuerda a los amoríos que todos hemos tenido en la primaria, tan inocentes.

Sacudo mi cabeza y me recuerdo que debo ir a cambiarme. Finnegan está haciendo un maldito desastre en mi cabeza.

Luego de estar cambiada, un poco más fresca y con los pantalones de Finnegan, que de hecho no me quedan tan mal, salgo encontrandolo recargado de la pared tarareando alguna canción.

Se puso su uniforme de fútbol y no me había dado cuenta de lo bien que le queda... ¡Saca esos pensamientos Lena!

Voltea a verme y me ruborizo pero recuerdo que obviamente no puede saber lo que pienso.

—Vamos a clase niña mala.

Pasa su brazo alrededor de mis hombros y lo sorprendo abrazando lo por la cintura.

—Puedo acostumbrarme a ésto.

Llegamos a los casilleros y al abrir el mio veo que de hecho tengo unos vaqueros dentro, ni siquiera recuerdo que estuviesen allí.

—¿No que no? —se burla Finnegan y lo golpeó.

—Ve a clases, yo me cambiaré.

Hace un puchero y pelea porque no me cambie pero termino ganando y voy hacia el baño. Entro y escucho unos sollozos, obviamente femeninos. Intento no hacer ruido para reconocer la voz pero los sollozos son tan intensos que no puedo identificar a esa persona. Me quedo estática en la entrada a los cubículos.

¿Deberíapreguntar? No quiero ser entrometida pero ¿y si alguien necesita ayuda? Aunque, si yo estuviese llorando por algo querría que me dejaran sola y que no me molestaran, creo que es mejor no inmiscuir allí.

Cuando cierro la puerta del primer cubículo luego de entrar, inmediatamente el llanto cesa, quizás la chica no quería que la escuchen, digo, si viene al baño es por privacidad.

Eso era lo que yo hacía los primeros días cuando todos decidieron hacerle caso a la idiota de Colvie y no hablarme. Fueron días muy duros para mi, papá me comenzó a culpar por la muerte de mamá, Ana estaba muy lejos para ayudarme realmente y todos me odiaban, lloré mucho, fueron meses llorando a escondidas, deseando morir y luego sintiéndome mal por ello, era muy contradictorio. Al menos las cosas han mejorado ahora, tengo una ¿Amiga? Sí, considero a Lissie como una amiga, a pesar de sus momentos plásticos sé que hay una persona genial en ella.

También tengo un... No, ni siquiera se qué palabra puedo utilizar para describir a Finnegan, en realidad no sé que somos ¿amigos? No lo creo, Lissie también es su amiga y no la trata de la misma forma que a mi. Sé que el no me ve como una amiga, entonces ¿Qué soy para Finnegan? ¿Qué somos?

Decido archivar esos pensamientos en la carpeta de "para después" y termino de ponerme los vaqueros. El llanto sigue ausente y quizás cuando estaba sumergida en mis pensamientos la chico decidió huir.

Abro la puerta y me sobresalto cuando la de al lado también se abre. Me sorprendo al notar como una Colvie con ojos rojos sale de ella.

¿Colvie la chica perfecta e inalcanzable llorando a moco suelto? No me lo creo.

Su maquillaje es un desastre y ambas nos observamos.

—Lar-ga-te —amenaza con voz gélida pero no me permito tener miedo.

—Es el baño de chicas, tengo derecho a estar aquí —la desafió y me arrepiento cuando su labio tiembla.

—¡Largate de aquí maldita enferma!

Cubre su rostro y comienza a llorar de nuevo y no sé que hacer ¿acercarme? ¿Preguntar? No, es Colvie, ella no merece mi ayuda.

Me doy la vuelta y salgo del baño confundida por lo que ocurrió y cuando voy a mitad me convenzo de que hice bien, Colvie me ha hecho daño, me ha lastimado física y verbalmente, ella no necesita mi ayuda, que se vaya a la mierda.

***

Lissie me jala hacia la primera tienda del centro comercial que vende vestidos de fiesta, me quejo. Por un lado no quiero hacer ésto, nunca me ha gustado tener la atención puesta en mi y sé que ese día todas las miradas se dirigirán hacia nosotros y no de buena manera.

—No sé cual color te quedaría bien, tu piel es pálida así que quizás un vinotinto, algo sin mangas porque odio tus sudaderas...

Lissie se pierde entre la fila de vestidos y yo decido indagar por mi cuenta. Luego de buscar buscar y buscar me desánimo cada vez más.

—Lissie —la llamo y ella viene corriendo con un vestido negro en las manos.

—Este me gusta, es tu estilo pero no lo sé, es negro...

Se lo arrebato y lo inspecciono, me gusta, en serio me gusta, pero el precio excede mis límites.

—Lissie mejor vamos a otra tienda, no puedo pagar estos vestidos, quizás en una de segunda mano podamos...

—¡Yo lo pagaré tonta! Quiero que mi amiga se vea genial y le calles la boca a todos así que por eso no te preocupes.

Pasamos un par de minutos peleando por el pago del vestido, Lissie no tiene por qué hacerlo, un vestido de segunda mano puede ser igual de lindo que uno normal, pero me rindo luego de un rato. Conseguimos un hermoso vestido de encaje vinotinto y sin mangas, me quejo por el precio pero Lissie me tranquiliza.

—¡Perfecto! Ahora solo faltan los zapatos, deben ser altos pero no mucho porque no estas acostumbrada, hay una tienda... —la corto.

—Tengo unos perfectos para el vestido, confía en mí.

Asiente no estando muy de acuerdo pero desde que vi el vestido los zapatos vinieron a mi mente casi al instante.

Lissie me deja en mi casa y cuando entro papá está dormido en el mueble. Últimamente no lo he visto mucho, solo llega, come, se asea, duerme y se va de nuevo. No sé si eso deba alegrarme o qué, es muy contradictorio, admito que me siento un poco tranquila cuando no está en casa pero a la vez me preocupo de lo que pueda pasarle afuera, ebrio y probablemente solo, aunque quizás no lo esté. Sus estadías en la casa son muy irregulares, puede pasar días estando en la casa o de repente desaparecer y no volver hasta una semana después.

Dejo la bolsa en mi habitación y verifico de nuevo que esté dormido. Subo corriendo a su habitación y con sumo cuidado la abro. A pesar de que mi padre está más ebrio que sobrio la mayor parte del tiempo, siempre mantiene su habitación perfectamente limpia, extraño.

Camino hacia el armario de caoba y busco la caja azul, cuando la abro mis ojos pican con las lágrimas. Unas sandalias de tacon doradas se encuentran dentro, son delicadas y no muy altas, perfectas para el vestido, eran de mamá.

—¿Qué mierda crees que estás haciendo?

Mis vellos se erizan y mi corazón late fuertemente contra mi pecho, duele. Volteo encontrándome con el ceño fruncido de mi padre, me observa y luego a los zapatos en mi mano, da un paso adelante.

—Yo... Yo... Solo quería to-tomar prestados los zapatos de mamá para un baile escolar —respondo con la cabeza gacha. Automáticamente desecho la idea de los zapatos.

Me volteo para dejarlos en su lugar pero su voz me detiene.

—Tomalos y largate.

¿Escuché bien?

—¿Qué? —preguntó quizás escuché mal.

—¡Que los tomes y te largues! ¿Acaso estás sorda? —camina hasta la cama y se sienta quitándose los zapatos.

—Gracias —susurro caminando rápidamente hasta la puerta, no quiero que cambie de opinión antes de que me vaya.

—Lena —me detengo pero no volteo —los devuelves.

—Si papá.

Salgo de la habitación sonriendo y mi emoción es latente, sera mi primer baile en este instituto y tendré algo de mamá, sé que me darán suerte porque ella estará conmigo.

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MaVaFb

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