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Capítulo 14. Respuestas.


Me remuevo incomoda por un dolor en todo mi cuerpo. Abro los ojos lentamente y me doy cuenta que el dolor es porque me quedé dormida en el suelo del pasillo. Froto mis ojos e intento levantarme apoyando las palmas en el suelo pero un fuerte dolor me hace caer. Miro mis palmas y hay raspones con sangre seca en ellas, supongo que aparecieron al momento en que papá me lanzó al piso cuando Finnegan estaba aquí.

Cierro mis ojos para no recordar la situación y sin importarme el dolor me levanto de un golpe. Aún está oscuro así que supongo que es de madrugada, no creo haber dormido casi todo un día y estoy segura que papá me hubiese dicho algo.

Camino hasta el baño y me observó en el espejo. Mierda.

Mi mejilla está de un tono morado enfermizo y mi labio de nuevo está roto. No entiendo cómo es que ambos lugares salieron lastimados pero de sólo verlos las lágrimas se acumulan en mis ojos y cuando un par de ellas salen las limpio furiosamente.

Mi garganta pica porque quiero gritar, quiero sollozar tan alto y desaparecer de éste mundo. Camino a pasos largos hasta mi habitación y abro el cajón junto a la cama, saco el pequeño cofre dorado y tomo el frasco de pastillas en su interior. Lo abro y pongo cuatro en mi mano temblorosa.

Permanezco unos cuantos segundos hasta que las pongo de nuevo en el frasco y guardo todo.

Soy una maldita tonta. ¿Para qué mierda compre esas pastillas si iba a ser tan cobarde para tomarlas? Quizás porque a veces creo que esa es la mejor solución. Jamás podré deshacerme de papá, jamás podré ser de esas tontas adolescentes cuya única preocupación es si se ven bien o no. Jamás podré tener a mamá de nuevo. Jamás podré tener el valor para continuar. No mientras el monstruo viva en mi casa y me respire en el cuello.

Odio mi puta vida.

***

Me sobresalto al escuchar el timbre de la casa. Tomo mi teléfono y miro la hora: 10:47am.

Resoplo y me levanto gritando un "voy" que en realidad no me importa si es escuchado o no. Bajo la escaleras y estoy a punto de abrir pero me detengo.

—¿Quién es? —cuestiono antes.

Hay unos segundos de silencio y estoy a instantes de creer que solo se trata de una mala broma cuando una voz del otro lado me responde.

—Soy yo, Zack.

Alejo la mano del pomo. Se supone que a ésta hora está en el instituto.

—Vete.

—Lena por favor, abreme. Necesito saber si estás bien.

—¡Te dije que te fueras! —grito y me siento estúpida cuando lágrimas aparecen en mis ojos.

—No me iré, sé que tu padre no está, lo vi salir y...

—¡Te dije que te fueras! ¡Te dije que lo empeorarias! ¡Te dije que te alejaras de mi y no me escuchaste!

Golpeo la puerta sin importar el dolor en mis manos y sollozos escapan de mi. No sé si tiene razón y papá salió y tampoco me importa. Solo sé que siento un odio irracional hacia Zack o quizás solo estoy descargando todo con él.

—Lena —susurra —Yo, lo siento...

—¡Me vale mierda si lo sientes o no! Solo quiero... —las piernas me fallan y me deslizo hacia el suelo —sólo quiero que te vayas.

No escucho respuesta pero sé que no se ha ido. Llevo mis rodilla al pecho y escondo mi cabeza en ellas.

—Quiero que te vayas —repito, aún cuando creo que no me escuchó.

—Bien.

Y oigo como sus pasos se alejan. Permanezco así por unos segundos, o quizás minutos. No lloro, ya no, sólo entierro mi cabeza y trato de no pensar, de no sentir, pero no lo logro.

Me sobresalto cuando hay un leve golpe en la puerta.

—No —escucho la voz de Finnegan —no me iré. Pasaré todo el día aquí si es necesario pero a menos que quieras más encuentros como el de ayer te sugiero que me abras Lena. Te lo dije, no conseguirás alejarme.

Suspiro y me levanto lentamente. Observo la puerta cerrada. Suelto una maldición. Si lo de ayer no espantó a Zack, quizás ésto tampoco lo hará y si lo hace y se va es porque el chico sólo quería una cosa.

Abro la puerta. No alzo el rostro, mantengo mi mirada en el suelo, pero evidentemente eso no es de mucha ayuda.

Siento sus dedos en mi mentón y me obliga a levantar el rostro. Su mirada viaja a los espacios magullados en mi rostro y arrugó la expresión cuando una ola de llanto comienza a expanderse de nuevo. Al instante me atrae entre sus brazos y rodeo su cintura con los míos.

—Shhh, tranquila, todo estará bien Lena. Ya no estás sola —intenta calmarme mientras acaricia mi cabello.

Lloro, me descargo y no solo por papá, no sólo por los moretones, lloro porque había olvidado lo que un abrazo se sentía, había olvidado por completo la sensación de que hay alguien más, aparte de ti mismo que te sostenga y ahí es cuando me percato que todo es mejor cuando no estás solo.

No sé cuanto tiempo pasa pero me obligo a calmarme, comienzo a tomar respiraciones profundas y Finnegan me insta a caminar al sofa, no sin antes cerrar la puerta. Limpio mis lágrimas con la manga de mi sudadera y niego con la cabeza.

—No, aquí no, vamos a mi habitación. No sé cuando papá llegará.

No dice nada y asiente. Tomo su mano y subimos las escaleras hasta mi habitación, tranco la puerta detrás de ambos y lo invito a sentarse en la cama.

Tomo uno de los tantos cojines en ésta y lo abrazo. Finnegan es el primero en hablar.

—¿Desde cuándo te golpea? —lo observo pero desvío la mirada y me concentró en un hilo suelto en el cojín. Pienso en hacerme la desentendida; no obstante es obvio que quien lo hizo fue papá.

Suspiro hondo.

—desde hace un año. Ésta es la quinta vez —respondo con un hilo de voz.

Veo de reojo que pasa la mano por su cabello evidentemente frustrado por la situación. Quizás se arrepiente de meterse en éste lío.

—Está bien, tengo demasiadas preguntas en mi mente Lena y necesito respuestas —alzo mi rostro y lo observo, asiento.

—Yo... Primero que nada quiero hacerte una pregunta y quiero sinceridad Finnegan —advierto severa.

—Lo prometo.

Observo hacia otro lado tomando fuerzas para soltar la pregunta y más que todo debatiendome entre si es buena idea o no que Finnegan conozca más allá de lo que todos saben. Aunque, si lo pienso, si Finnegan fuera como los demás idiotas del instituto, para éste punto estaría prácticamente ausente en mi vida. Decido confiar, solo espero no equivocarme.

—¿No te irás? —No tarda en responder, ni siquiera duda.

—No lo haré Lena, lo prometo.

Asiento soltando de nuevo un suspiro y hago un ademán instandolo a comenzar con las preguntas.

—Uno: ¿Por qué lo hace?

Aprieto mis labios.

—Comenzamos fuerte —ríe un poco pero no se la devuelvo.

—Si me estoy entrometiendo mucho lo siento Lena, pero... Olvídalo, no lo siento, necesito saberlo.

Ruedo mis ojos y tomo una bocanada de aire.

—Por donde empiezo... Bien, hace más de un año, quince meses específicamente, yo era completamente diferente a quien soy ahora. Siempre salía de fiesta, no obedecía a mis padres, me escapaba de casa e incluso del instituto. Era un dolor de cabeza para mamá y papá —mi voz tiembla y Finnegan toma mi mano. Las observo juntas y me concentro en eso mientras hablo.

>>Una noche me escapé de casa. Había una tonta fiesta a la cual quería ir y así fue. El caso es que mis padres se despertaron y notaron que no estaba en mi habitación, decidieron ir a buscarme para acabar con mi actitud. No sé cómo pero averiguaron donde era la fiesta, en un club que quedaba en el centro de la ciudad. Mamá entró y me buscó por todas partes mientras papá se quedó cuidando el auto. Ella me encontró y comenzamos a discutir justo en medio de la fiesta. A regañadientes me fui con ella porque estábamos haciendo una escena y era bastante vergonzoso...

Mi voz se corta cuando las lágrimas comienzan a salir y Finnegan se acerca más a mi.

—Estoy aquí Lena —da un apretón en mi mano y asiento limpiando mis lágrimas con la que no tiene agarre.

—Salimos del club hacia la calle, la dejé un poco atrás porque estaba gritandome y no quería escucharla. Decía que ella y papá me criaron con principios, con valores y que ellos... Que ellos no merecían lo que yo les hacía, que era una ingrata por ser como era y por desobedecerlos. Entonces me voltee y la encaré. Yo... le dije que los odiaba y que eran un dolor en el culo porque nunca me dejaban hacer nada. No me dí cuenta que me había detenido casi en el medio de la carretera, no me dí cuenta del puto auto que venía y cuando me voltee...

Comienzo a sollozar esforzándome por continuar, solo había contado la historia dos veces en mi vida, nunca pensé que habría una tercera.

>>Cuando me di vuelta, algún maldito ebrio venía a toda velocidad y sin luces delanteras. Yo... Estaba aturdida y un poco mareada por el alcohol, todo es muy borroso. Dí un par de pasos, papá gritó y lo siguiente que supe fue que estaba en el suelo a tan solo un metro de mi madre y yo estaba respirando, pero ella... Pe-pero ella no. Me salvó y lo último que le dije fue que la odiaba.

Finnegan me abraza y de nuevo lloro desconsoladamente sin poder evitarlo. Me desahogo y siento ganas de gritar e incluso de golpear al chico que justo ahora me está sosteniendo, pero me contengo y sollozo hasta que mi garganta pica y duele y mi respiración se vuelve un completo desastre.

—Hey hey —Finnegan se separa de mi y toma mis mejillas obligandome a mirarlo —calma, respira Lena, vamos, conmigo.

Comienzo a respirar al compás de él hasta que logró estabilizar mi propia respiración. Luego de unos segundos me siento preparada para continuar.

—Ella me salvó y por eso papá me odia, porque me culpa y tiene toda la razón.

—Hey, Lena, mírame —aprieto mis labios pero alzo mi rostro y lo observo —No fue tu culpa ¿de acuerdo? No tienes que escuchar a tu padre, sólo está dolido por el hecho de que perdió a su esposa pero tú no tienes la culpa. En todo caso la culpa sería del hijo de puta que venía conduciendo uno; ebrio, y dos; sin luces. Piensa en que si tu madre no te hubiese salvado y las cosas fuesen al revés ¿querrías que tu madre estuviera justo como estás ahora? Porque estoy seguro que tu padre también la hubiese tomado con ella. Piénsalo ¿Que quisieras que hiciese tu madre?

Analizo sus palabras y lo pienso bien. Mamá, no, mamá no tendría por qué aguantar esto.

—Que dejara a papá, que se alejara de él y que no se culpara —susurro entendiendolo.

—Exacto Lena, eso es lo que tú debes hacer. Mira, puedes librarte de tu padre, de muchas formas posibles ¿Tienes algún otro familiar?

—Si, tía Chris, la hermana de mamá, pero ella vive en Colorado y perdió la pelea por mi custodia. Papá tiene muchos amigos, en todas partes, podría zafarse de cualquier demanda y de cualquier problema, lo sé.

Deja caer su cabeza y da un suspiro de frustracion. Justo así me he sentido desde el primer día que todo empezó.

—¿Cuando cumplirás los dieciocho? —alza la cabeza asustandome un poco.

—Yo...eh... En dos meses.

—¿Y tienes algún plan? Porque luego serás libre.

Asiento.

—Irme a vivir con tia Chris. Eso es lo que ella espera que haga y lo que quiero hacer. A menos que papá se mate un día de estos por conducir ebrio y ocurra antes. Es un pensamiento morboso, lo sé, pero es lo que probablemente ocurrirá si sigue de esa forma.

—Pues hasta entonces estaré contigo, pero tienes que contarme cuando tu padre haga algo ¿Entiendes Lena? Si te toca un solo cabello de nuevo, llámame ¿bien?

Asiento de nuevo y muerdo mi labio.

—Gracias Finnegan —suelto un bostezo y el sonríe.

—Descansa, yo estaré aquí.

—¿Y si papá llega? Te verá y...

—¿Cuando la puerta está cerrada el intenta entrar? —Niego con mi cabeza —Y tienes ventana así que no veo ningún problema.

—Tengo que hacer el almuerzo por si llega —digo aun preocupada.

—Pues tienes al menos unas dos horas para descansar. Vamos, tienes unas ojeras enormes —entrecierro mis ojos hacia él —Confía en mí.

Suspiro siendo derrotada y me acomodo en la cama, él hace lo mismo pero dejando espacio de por medio. Me doy cuenta que pone la alarma en su teléfono y luego comienza a jugar con él.

A pesar de todo la almohada nunca se había sentido mejor contra mi cabeza y me duermo casi al instante.

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600 Leídos :') quizás para algunos no signifique mucho pero esa cifra me hace muy muy feliz. Gracias a todos los que leen y les gusta lo que escribo a pesar de que tarde un poco en actualizar, espero que con cada capitulo nuevo la espera valga la pena.

¡Saludos!

MaVaFb

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