
4. TU OTRA VEZ⭐
Por Milena
Desde el desafortunado encuentro con el mallorquín en el centro comercial hace 3 días ha crecido una curiosidad en mí por él. Tiré de mi buen amigo Google y encontré lo típico de Wikipedia, varias fotos con el equipo y de campañas publicitarias, y mucho chisme suyo. Sé que rompió hace poco con su novia, que vive con su padre Gilberto y su hermano Igor. Investigué un poco sobre su lesión y que aún esperan mucho de él como futbolista.
El muy imbécil es guapo, no, lo siguiente, cada centímetro de ese hombre me atrae al tiempo que detesto su personalidad arrogante. Aunque no puedo olvidar esos ojos, esos malditos ojos que me atormentan con un brillo especial.
-¿Qué tanto miras en el móvil, Milena?- dice Deisy, sacándomelo de las manos.
-Deisy, un día de estos me vas a matar de un infarto- digo llevándome las manos al pecho.
-Así que Asensio, ¿desde cuándo te gusta a ti el fútbol? - se deja caer al lado mío en la cama mientras va saltando de una foto a otra.
-Desde que tengo un niño de 7 casi 8 años que es fan de ese hombre-hasta yo soy fan.
《Milena, serías tan amable de recordar que Marco Asensio es un patán, engreído y egoísta.》 - Me regaña mi subconsciente, pero qué le hago me atrae demasiado, aunque no al punto de reconocerlo abiertamente.
-El tío es un bombonazo y está soltero, ¿te imaginas tú con un hombre así? ¡Hasta tiene tu edad!- me señala una foto en su perfil de Instagram en la que está celebrando su cumpleaños.
-No, ni con él ni con nadie- Deisy me regaña con la mirada.- Además en tiempos de Covid el amor está sobrevalorado.
-Vamos, amiga, que lo que pasó hace años no es el fin del mundo- me mira con compasión y odio que lo hagan.
-Lo sé, pero así estoy mejor, báñate y en la cocina dejé algo de cenar, me voy a la UNICEF.
-Milena, acabas de terminar un turno en el hospital, amiga necesitas descansar.
Le tiró un beso y salgo al estacionamiento para buscar mi coche.
***
Veo las calles de Madrid que hace unos meses eran transitadas por muchas personas yendo de un lugar a otro totalmente desiertas, veo una ambulancia pasar y no puedo evitar pensar en las responsabilidades que hemos cargado el sector de salud en este largo periodo de tiempo,pero de una forma más elevada, todos los días tomamos decisiones difíciles, es complicado no poder ver a la familia, compartir con amigos y lo que parecía absurdo se ha vuelto una normalidad.
Me pongo un poco triste y para no pensar decido oír música y en la radio comienza a sonar Hawái de Maluma y mi ánimo cambia para bien, a medida que cantó la canción.
Para cuando llego me siento renovada y lista para dar el 200 por ciento de mí, Díaz me dice que hoy iré con un compañero porque a la zona donde vamos hay que llevar muchas cajas de comida y de medicinas.
-Dra. Montes, le quiero presentar a su compañero de hoy, Marco Asensio.
《 Trágame tierra.》
-¿¡Tú!?-dice algo sorprendido, clavando sus ojos en mí.
Su mirada oscura y penetrante hace que se me seque la garganta. Siento un millón de mariposas revoloteando en mi estómago, pero no quiero dar a entender que me he puesto nerviosa. Así que hago una rápida cuenta mental para serenarme, es duro pero es la misma que hago antes de dar malas noticias a los familiares de mis pacientes.
- Sí, yo- respondo con chulería, que si me viera mi madre no me reconoce, de hecho ni yo lo hago ahora mismo- ¿Tiene que ser broma? ¡Oh, ya sé! Estás grabando un documental sobre tu actuación heroica en la pandemia para ganar puntos con los fans.
Marco me mira con rabia, de sus ojos salen llamas ardientes y yo ya estoy derretida por lo guapo que es enfadado.
-¿Díaz, no hay otra persona que pueda ir?-pregunta Marco enseguida, no sé porqué, pero estoy decepcionada, pensé que le gustaban los retos.
-No, además es necesario que Milena vaya por el tema de medicina y eso...- explica, casi tartamudeando y llevando la vista de mi al mallorquín.
-Por mí no hay problemas, voy sola si el señor futbolista no quiere ir, al igual que si quiere ir tampoco los tengo, un berrinche no me impide hacer lo que vengo a hacer que es ayudar- lo miro y ahora todo lo que me expresan sus ojos es determinación.
-Yo tampoco tengo inconveniente- dice él de forma retadora, joder el día promete ser interesante.
-En la minivan lo tienen todo, recuerden la distancia y las precauciones, sobre todo tú Marco, no quiero tener una demanda si te enfermas sobre mi escritorio- dice señalándolo para después dirigirse a mí-. Milena, tú sabes que hacer.
- Nos vemos en la tarde, Ángel, tranquilo que yo cuido a la minita de oro del Madrid.
-¿Eso crees de mí, que soy un niño mimado?
-Lo que yo crea o no, no es de tu incumbencia, solo espero que hagas tu trabajo como yo haré el mío.
Me subo en la minivan y coloco mi maletín médico sobre mis piernas, saco mis audífonos y me enajeno, no quiero tener que hablar con Marco, porque no sé qué le diría. Aunque algo tengo claro, lo odio, pero me gusta.
-Cuando me digeron que trabajaría con una doctora pensé que sería con alguien con algún tipo de tacto y empatía, pero a medida que te conozco me doy cuenta de que eres fría y distante- dice mientras se pone al volante.
-Te he oído y ya te lo dije una vez, las apariencias engañan.
-Para nada eres la mujer que mi hermano describe.
-¿Sabes qué, Marco? Te voy a dar la oportunidad de conocerme hoy, así podrás hablar con más sentido común- no sé qué le quiero demostrar, pero quiero que sepa quién soy yo en realidad. -Si después de eso piensas igual, entonces yo no me equivoqué contigo y eres un idiota.
Lo vi bajar cajas, tocar puertas, subir escaleras todo el día y toda la tarde sin quejarse, incluso cuando terminó me ayudó a repartir las medicinas y a alcanzarme las cosas para agilizar mi trabajo con los test rápidos.
A pesar de nuestras diferencias iniciales, nos vemos obligados a hablar durante el viaje. Discutimos sobre fútbol, medicina, y la vida en general. Descubrimos que tienemos más en común de lo que imaginábamos, pero también chocamos en algunos puntos. Las chispas vuelan mientras intentamos mantener una conversación civilizada.
Durante la entrega de las cajas, conocer a una familia necesitada. La gratitud en los ojos de los padres y la sonrisa de los niños nos toca el corazón. Marco comparte palabras de aliento y esperanza, al tiempo que narra vivencias personales. Haciendo que me de cuenta de que detrás de la fachada de futbolista famoso hay un ser humano con sus propias luchas y miedos.
***
Por Marco
Veo a Milena con cuánta proximidad atiende a cada una de las personas que se acercan a ella buscando ayuda médica u orientación y siento temor. La labor que ha realizado con tanto empeño me hace escribir un mensaje de ánimo para todos, sé que son solo palabras, pero hasta en estos momentos eso es lo más próximo a un contacto que tenemos.
He llegado en estas horas a sentir temor por ella, miedo a que se pueda enfermar, la Covid ha comenzado a cursar asintomáticamente y ya no se sabe quién pueda estar contagiado. Ella en su labor humanitaria y por querer atenderlos a todos se le puede olvidar un paso para aceptizar sus manos y llegar a ser fatal, así que me apuro para poderla ayudar.
La veo incomoda de pie y busca con la vista dónde sentarse, pero antes de que pueda hacer algo ya unas personas le alcanzan una silla y la veo estirar las piernas y a través de la mascarilla se pueden ver sus ojeras.
《¿Cuánto llevará sin dormir?, ¿habrá comido hoy?, ¿estará bien de salud? 》
Por experiencia sé que llega el momento en el que el desgaste físico pasa factura.
-Marco, nos podemos ir cuando quieras- la veo caminar con una ligera cojera de su pierna izquierda mientras se aproxima a mí, pero supongo que es por el ajetreo, debe estar exhausta.
-Sé que me voy a meter donde no me llaman, pero, ¿hace cuánto no duermes?
-Hace 10 horas- responde mientras se sienta en el asiento del copiloto con algo de dificultad.
-No me refiero a eso - digo cerrando la puerta para detenerme a observar sus ojos rojos por la falta de sueño-. Me refiero a dormir al menos 6 horas de un tirón.
-Hace mucho, de hecho, hace 1 año, 12 días y 16 horas.- mira si reloj.
-Creo que va siendo hora de que te tomes un descanso.
-Marco, cuándo has visto lo que hace este maldito virus como lo he visto yo, lo menos que piensas es en descansar. - Su mirada se pierde por algunos instantes en el paisaje urbano que nos rodea, lo mira todo, pero a la vez nada-. Piensas en todos aquellos que han perdido a alguien, en una persona que entra en tu sala de hospital y lo tienes que conectar a soportes vitales para a las horas verlos morir y no poderle tomar la mano. Intentar representar a sus familiares y decirle vete tranquilo, cuando ni siquiera los conoces, pero eres el encargado de darle el último adiós- la veo derrumbarse, mientras sus ojos se anegan en lágrimas. -¿Sabes a cuántas esposas, madres e hijos les he dicho que lo siento, pero que no hubo nada más que hacer? - olvidando todo protocolo limpio sus lágrimas con mis pulgares al tiempo que acuna su rostro marcado por el dolor y la tristeza - Yo sí y eso es algo que nunca se olvida.
-Por lo mismo, no me gustaría que me dijeran eso de ti -digo para levantarle el ánimo y porque es la verdad -. Yo sé lo que es perder a alguien que se quiere- la mirada de Milena se dulcifica-. Eres una gran chica, Milena, tienes un corazón que no te cabe en el pecho. Ese es tu súper poder, eres una heroína, por como arriesgas tu vida y por cómo salvas otras.
-Sabes hace poco un paciente me dijo que había hecho mucho por él, pero si nos encontramos en la calle no podría reconocerme y eso le daba pena porque no me podría dar las gracias, no tendría una cara que identificar- me cuenta su pequeña anécdota entre lágrimas.
-Es muy duro lo que me cuentas, pero le brindas esperanza y la vida es frágil, más ahora, pero no puedes morir con cada uno de los que se marchan porque los vivos aún te necesitan - no sabía de dónde había sacado esas palabras, pero era lo que sentía en ese momento e intenté reconfortarla -. Así que te invito a comer, no será en un restaurante porque todo ha cerrado, pero algo encontraremos o simplemente pedimos a domicilio ya ves que se ha puesto de moda.
-Marco, lo mejor es que te haga caso y me vaya a dormir, la comida te la acepto otro día
-Vale, pero dime que me perdonas por ser un gilipollas.
-Estás perdonado desde hace mucho.
-¿Me darías tu número de teléfono?
-Asensio acabamos de hacer las paces.
-¿Qué tiene de malo? Uno nunca sabe cuándo pueda necesitar los servicios de una hermosa doctora.
-No quiero que seas mi paciente, Marco.
-Ni yo quiero serlo, pero si me lo permites me encantaría ser tu amigo.- No obtuve palabras por respuesta, pero sus ojos se pusieron chinos y sus pómulos se alzaron ligeramente, dejándome entrever que detrás de la mascarilla se dibujaba una sonrisa.
***
Para cuando llego a mi casa ya es tarde, repito el proceso que siempre hacemos cuando salimos a la calle: dejar los zapatos junto a la puerta y correr a ducharme. Hoy el día ha sido de lo más intenso que pensé vivir, pero al mismo tiempo fue gratificante conocer por fin a la verdadera Milena.
Bajo las escaleras rumbo a la cocina por algo de comer. Me decido por algo ligero, un sándwich de jamón de pavo, queso cheddar y jugo de naranja. Ya todos duermen así que trato de hacer el menor ruido posible, pero a mi el sueño me ha abandonado por completo. Mientras le doy un gran bocado a mi cena, voy repasando las redes sociales y las noticias. Me quedo mirando fijamente la pantalla cuando he abierto su contacto, me debato en si escribirle o no, pero es que necesito saber de ella.
Hola.👋
¿Estás despierta?
Hola, mallorquín.
¿Qué haces?
Acabo de cenar y ya voy a dormir.
Descansa, te lo mereces, recuerda que eres la mujer maravilla y que me debes una cena 🍝🍷.
Besos, Marco
Quisiera seguir hablando con ella, pero sé que necesita descansar. Apago mi teléfono dando por terminada la conversación, pero este suena anunciando un nuevo mensaje.
Gracias por escucharme hoy, a nadie la había contado eso, eres un gran amigo👫, aunque sigues siendo un imbécil.
Besos Milena
Pero no que ibas a dormir😴,
me avisas si te tengo que llevar a la cama.
No se enfade 😤 Papá,
ya estoy en pijama arropada,
pero alguien me mandó
un mensaje y decidí contestar.
Pero que imbécil ese 🤔
que te mantiene despierta.
Descansa mi súper heroína, gracias por ser tu.
Dulces sueños.
Marco
😘😴
Sonrío por sus emojis. Milena o más bien su rostro son un enigma para mi. Busco en Facebook su perfil, pero no encuentro nada, tampoco en Instagram. Hoy en día es tan fácil encontrar una persona en Internet, pero por supuesto que ella no estaría, ella es única me atrevería a decir que especial. Muero por ver completamente su rostro, su sonrisa.
-¿Y a qué se debe esa cara de tonto que tienes, hermanito? -dice Igor entrando en la cocina.
-En que por una vez tenías razón, Milena es increíble.
-La volviste a ver.
- Sí, ayuda en la ONG en la que soy voluntario.
-Es cierto el dicho de que el mundo es un pañuelo - Igor se sienta a mi lado y le da un sorbo al vaso de agua -. Te lo dije, es una chica especial, me atrevería a decir que única, alguien que vale la pena.
-Tú y tu forma de ver el romance en todo- Igor encontró el amor hace años y ahora espera que todos a su alrededor lo hagan también - Yo no busco eso y me parece que ella tampoco.
-Solo te digo, me parece que desde que te puso en tu lugar es la mujer perfecta para ti.
-La invité a cenar, pero me rechazó- le comento a lo que él comienza a carcajearse.
-Hermano, creo que ahora sí encontraste la horma de tu zapato.
- Igor, yo no...
-Marco, nunca digas nunca- dice interrumpiéndome, para seguidamente dejarme solo con mis pensamientos.
¿Cómo te puede gustar una persona que hasta hace unas horas creías detestar?
😷⚽️🖤
A ustedes que han hecho un sacrificio para salvaguardar nuestras vidas y a todas y cada una de las familias que la Covid ha mantenido alejada, recuerden volvernos a juntarnos y a celebrar, para romper ese metro de distancia, para darnos un abrazo.
Por todos los que han aportado su granito de arena para ayudar a los necesitados en esta etapa que pronto quedará en el pasado.
Espero les guste el capítulo.
Besos Betty
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