¿Sabías, que yo estaba un poco rota?

   No, no un poco, bastante.

   Tenía mi corazón en pedazos, como esquirlas de cristal, con el filo hacia afuera.

   Y tú estabas ahí, y no tenías miedo.

   Yo estaba rota.

   No, no rota, en fragmentos.

   Mil emociones disfuncionales, que no saben cómo encajar entre sí.

   El gris perpetuo en un lienzo a color.

   La chica tempestuosa bajo la tormenta.

   Y tú estabas ahí, y veías algo más que sombras.

   Yo estaba rota.

   No, no rota, esparcida, como palabras al azar en historias inconclusas. Sin escribir.

   Cómo una flor con demasiados pétalos.

   Y aún así, ¿Sabés qué nunca te han susurrado las estrellas en la noche?

   Que amo estar rota, que nunca he sabido cómo es estar completa, y que amo que ames así como soy.

   Con cada una de mis piezas.