Si no estabas dispuesto a amarme,
ni siquiera a intentarlo,
¿Entonces por qué seguías ahí?
aquí,
conmigo
y sin mí.

¿Por qué,
si no querías amarme,
como yo desea que lo hicieras,
no dejabas que nadie más me mirará como tú no deseabas hacerlo?

Si me hubieses dejado ir,
te lo prometo,
no te habrías quedado varado sobre las cenizas de un amor extinto,
mientras tu corazón,
crack, crack, crack,
se rompía en mil fragmentos,
y yo,
tan efímera como el tiempo,
me disolvía ante tí.

Ahora sólo vivo en tu memoria,
porque tu marchito corazón está demasiado fracturado para contenerme.