No te creas tan especial por haber sido el primero,
porque desearás haber sido el último.

   No te creas afortunado,
por haber probado la dulce miel de mis labios,
Nunca fuiste ni serás el único.

   No te creas indestructible,
sólo porque al final lograste fragmentarme,
incluso cuando se decía que sería imposible.

   Si, lo hiciste.

¿Pero sabes que más hiciste?

   Me dejaste un corazón dividido a la mitad.

Y es lo único que te agradezco.

   Porque ahora tengo dos mitades;
y una de ellas es para amarme a mi misma,
cómo sólo yo sé hacerlo.