Fiesta
—Chicos, ¿está todo en orden?
Los tres se quedaron en silencio cuando Edd pudo apreciar la poco usual escena.
—Tom, ¿estuviste llorando?
—N-No.
—Estás mintiendo.
Matt intervino, —Tranquilo Edd, todo está bien.
Edd frunció el ceño con fastidio. Otra vez ocultándole cosas.
¿Por qué hacían eso?
Son mejores amigos, ¿dónde quedó la confianza de antes?
—Tom...— el amante de la cola habló con frialdad, ignorando totalmente al narcisista, —...¿por qué llorabas?
El ojinegro desvió la mirada, ligeramente sonrojado, —Y-Ya escuchaste a Matt... Todo está bien.
Edd bufó enojado, —Tom, ¿qué está pasando?
—Edd, no tienes que enfadarte— rió nervioso el pelirrojo, interviniendo otra vez.
—¡Matt, lárgate!— le gritó Tom de pronto, llegando a asustar a ambos chicos. Se levantó rápidamente de su cama y a patadas echó al de sudadera morada.
Pasó sus manos por sus oscuros ojos para limpiar toda evidencia de lágrimas en su rostro para luego dedicarle su típico ceño fruncido al castaño más oscuro.
—¿Cuál es tu problema?
Edd gruñó, —¿Cuál es MI problema? ¡Cuál es TU problema, Tom! ¡Estás ocultándome algo, no creas que no lo sé! ¡Creí que eramos amigos!
No...
Esa frase...
"¡...P-Pero, creí que eramos amigos!"
"¡Ja, ja! ¡NO! ¡Dime, ¿para qué necesitaría amigos cuando tengo algo cómo esto?! ¡Soy imparable!"
Tom no podía revivir ese momento. No podía hacer que Edd reviviera esos instantes.
—¡No, Edd!— interrumpió el ojinegro, con un dolor en su pecho, —N-No es así... ¡Somos mejores amigos, ¿recuerdas?!
—¿Lo somos?— preguntó Edd cruzándose de brazos, —Porque creí que nos contábamos todo. Yo sí confío en ti, Tommie. Pero ¿tu confías en mí?
El de azul sintió las lágrimas amenazando por caer nuevamente de sus ojos.
No podía evitar que su corazón latiera mil veces más rápido cuando escuchaba a Edd llamarlo así.
—C-Claro que confío en ti, Edd.
—Entonces...
Tom suspiró. Quitó las lágrimas de sus ojos y se armó de valor para hablar, —Y-Yo solo... Temía por ti... Que no estuvieras bien por lo de hace unos meses.
—Tom...
—Matt y yo nos hemos dado cuenta de tu torpe humor, y lo único que se me ocurre es que sea por causa de ese idiota— Mintió, con todo el dolor de su corazón. Pero prefería eso antes de que el dibujante supiera la verdad.
Tenía miedo, no quería perder la amistad de Edd, —Lamento no habértelo dicho antes, pero bueno, es eso. Solo estoy preocupado por ti.
Edd sonrió ligeramente y su mirada se suavizó. Un pequeño sonrojo comenzó a esparcirse por sus mejillas.
El castaño oscuro no esperó más y abrazó con todas sus fuerzas al menor.
Tom quedó paralizado, pero no tardó mucho en corresponder el abrazo de su amigo. Apoyó su cabeza en el hombro del contrario y simplemente se dejó llevar.
Parecían horas en las que se quedaron así, en los brazos del otro. Nada les importaba, solo el momento. Ignoraron aquella incomodidad y nada más disfrutaron de la cercanía.
Se hubiesen quedado aún más tiempo en esa posición, sino fuese porque en algún minuto Edd dejó escapar un pequeño bostezo, alertando al más bajo.
En ese instante, rompieron el abrazo.
—E-Eh... Será mejor que vayas a descansar, Edd— dijo Tom, tratando de ocultar su sonrojo y nerviosismo, —Ya es tarde, todos necesitamos dormir.
El dibujante lo miró unos segundos antes de darle una sonrisa, —Tienes razón... Me iré a mi habitación, ¿de acuerdo?
—C-Claro. Descansa, Edd.
—Nos vemos TOMorrow— bromeó el de sudadera verde, a lo que el contrario rió levemente junto a él. Intercambiaron sonrisas una vez más antes de que el mayor se despidiera por última vez, —Buenas noches.
Con un rápido beso en la mejilla, el amante de la cola abandonó la habitación, dejando boquiabierto y con casi un ataque al corazón al ojinegro. Una vez fuera de allí, se dio cuenta de lo que había hecho.
¡Oh por Dios, ¿qué acabo de hacer?!
~•~
—¡Chicos, tengo una idea!
Una semana después de los incidentes en la habitación de Tom y todo parecía normal entre los dos muchachos. Excepto algo que nadie podía negar, existía cierta tensión entre ellos.
Matt obviamente lo notó, y aunque le preguntase mil veces a Tom qué pasó con Edd en esos momentos que quedaron solos en su habitación, éste se negaba a contestar.
Por lo que tenía que solucionarlo.
Todas las noches se preguntaba a si mismo a través del reflejo de su preciado espejo de mano cómo lograr que Tom y Edd se dieran cuenta de lo que sentían y lo asumieran de una vez por todas.
Finalmente, después de días de planeación, tuvo una idea.
—¿Qué idea?— preguntó el amante de la cola, quien disfrutaba de su desayuno favorito; cereal EddsWorld con leche.
—Hace ya casi un mes que reconstruimos la casa, ¿no?— comenzó Matt, esperando la aprobación de los dos chicos presentes para poder continuar, —Pues, ¡no hemos hecho una fiesta de inauguración!
—¿Fiesta de inauguración?
Matt asintió, —¡Sí! Ya saben, ¡para celebrar que recuperamos nuestra amada casita! ¿No lo creen?
Ambos chicos intercambiaron miradas curiosas, para luego sonreír.
—No es una mala idea— admitió Edd con una radiante sonrisa, —¿Cuándo fue la última vez dimos una fiesta? De hecho... ¿Cuándo fue la última vez que fuimos a una?
—¡Hace mucho!— rió el adicto al alcohol, cruzándose de brazos, —Me parece una gran idea...
—¡SÍ!— celebró el pelirrojo, —¡Será la mejor fiesta que el vecindario haya visto!
Así fue como el trio se puso en marcha para organizar la mejor fiesta que el vecindario haya visto, tal cual propuso Matt.
Consiguieron decoración, comida, bebestibles, música, incluso hasta luces divertidas.
Invitaron a todo el mundo, literalmente. Las invitaciones decían; "Todos pueden venir".
Transcurrieron algunos días y el día de la extravagante fiesta había llegado. Desde muy temprano que los muchachos estuvieron arreglando la casa para la noche.
Todo tenía que estar perfecto.
Poco a poco el sol comenzó a caer y la noche se hizo presente. Los chicos se alistaron para recibir a sus visitas y comenzar de una vez por todas la fiesta.
~•~
—¡Fondo! ¡Fondo! ¡Fondo! ¡Fondo!
Aquella casa era caos total, es decir, la fiesta estaba yendo de maravilla. Casi todo el mundo había ido.
Lauren, Diwi, Hellucard, Kim, Katya, Bing junto a Larry y los clones fallidos, el sargento Hilarson, o como Edd le llama, Hillary, con algunos de sus soldados, Son Rwanson, el lechero, Shoe, Coco, Psycosis, Santa Claus, Zanta Claws, incluso sus vecinos Eduardo, Mark y hasta el fantasma de Jon. Y claro está, un montón de gente que ni siquiera conocían.
La fiesta estaba bastante divertida, y actualmente estaba casi todo el mundo rodeando a Tom quien se tomaba al seco una botella entera de Smirnoff.
Para que decir que la mayoría ya estaban borrachos.
Una vez que todo el líquido fuese tragado por Tom, todos celebraron su potente resistencia mientras éste levantaba la botella vacía con aires de victoria. Quizá cuantas ya se había tomado antes.
Sí, era un total descontrol.
Sin embargo todo el mundo la estaba pasando de maravilla. Incluso Ringo, mimado por un montón de chicas lindas.
Mientras Edd charlaba con algunos de los invitados a la vez que bebía un inofensivo vaso con Coca-Cola, Matt observaba desde cerca el estado de Tom.
Sí, definitivamente ya estaba borracho.
Era el momento perfecto, ya que Matt sabía que cuando Tom estaba borracho era incapaz de mentir. Ahora tenía que reunirlo con Edd para que ambos charlaran un rato.
Tarde o temprano se sincerarían...
Matt sonrió para si mismo y se encaminó entre la gente de la fiesta para llegar a su amigo de ojos negros. La casa estaba repleta de personas, por lo que era bastante complicado hacerse paso.
De pronto, terminó chocando con cierta persona por tal disturbio y también por su propia distracción. El impacto fue tal que Matt cayó al suelo. El pelirrojo se quejó un poco antes de intentar ponerse de pie, pero fue sorprendido con un gesto de amabilidad de parte de quien lo botó; una mano. El narcisista sonrió ante el gesto, sin embargo, se topó con algo que lo dejó anonadado. Era un mano robótica.
Matt levantó levemente la mirada para encontrarse con el rostro que jamás imaginó volver a toparse.
—¡¿TODD?!
Unos segundos de silencio.
—...quiero decir, ¡¿TORD?!
De pronto, todo se detuvo.
La música paró, las luces se apagaron y las lámparas fueron encendidas.
Los invitados dejaron de bailar y voltearon ante la escena.
Los dueños de casa quedaron pasmados.
El sujeto a quienes todos miraban era efectivamente aquel viejo compañero que terminó por traicionar la bella amistad que mantenía con el trio. Se veía deteriorado, con la mitad de su rostro bastante herido y un parche cubriendo su ojo del mismo lado que su nuevo brazo mecánico. Detrás de él, sus dos fieles soldados Paul y Patryk.
El noruego sonrió levemente, —¡Matt, viejo amigo!
Tord se acercó con discreción al pelirrojo en shock, tratando de colocar su mano en su hombro de forma sutil, mas fue interrumpido por un fuerte tirón en sus ropas que lo llevaron de cara con un encabronado Tom amenazándolo con su puño.
—¡Líder Rojo!— reaccionaron los soldados, pero con un pequeño gesto de manos, Tord los tranquilizó.
—¿QUÉ HACES AQUÍ, MALDITA ESCORIA?— gritó a todo pulmón el de cabello puntiagudo, descargando toda su ira al remecer con agresividad al noruego, —¿CÓMO TE ATREVES A MOSTRAR TU CARA EN ESTA CASA?
—Tranquilo, Tom...— intentó calmar el comunista, tratando de soltarse del agarre del británico, —...yo solo vine a-
—¡Me importan una mierda tus razones!— Tom siguió zamarreandolo, —¡Voy a despedazar lo que queda de tu puta cara, Commie!
—¡Tom, espera!— interrumpió nada más ni nada menos que Edd, quien se hizo paso entre la multitud para llegar frente a frente al conflicto.
Sujetó las manos de Tom e hizo que soltara su agarre del contrario, —No vale la pena.
—¡Edd!— exclamó con un sonrisa el noruego, —¡Yo sé que tu si vas a escucharme! ¿No es así?
El castaño simplemente frunció el ceño y le dedicó al de sudadera roja una mirada de odio puro.
Hasta los soldados se sintieron intimidados.
—Tord...— comenzó Edd, con voz seria y grave, —...si aún te queda algo de respeto por nosotros, te pido que te vayas en este momento de esta casa, ¡y no vuelvas otra vez! ¡No quiero volver a ver tu cara por aquí! ¿Estoy siendo claro?
El comunista parpadeó sorprendido, —¡P-Pero, Edd! Vamos, tú eres el que siempre dice que todos merecemos una segunda oportunidad.
—¡Lo que hiciste es imperdonable! ¡Eres un maldito traidor!— le gritó el de verde con toda su rabia contenida. Él nunca había sido una persona rencorosa, pero cuando se trataba de alguien que traicionó su amistad de esa forma, sentía una impotencia tan grande que ni él sabía como manejarla. Algunas lágrimas se deslizaron por sus mejillas, —¡Ahora vete! ¡No quiero volver a verte!
—E-Edd... Solo escúchame, yo-
—¡FUERA DE AQUÍ!
El silencio nuevamente inundó la casa, algo que el pequeño trio del ejercito rojo comprendió como hora de irse.
El amante del hentai tomó una bocanada de aire antes de darse media vuelta y caminara hacia la salida junto a sus dos soldados.
Él honestamente esperaba que aunque sea Edd escuchase lo que tenía para decir, después de todo, él siempre perdonó sus errores.
¿Será que había metido la pata hasta el fondo esta vez?
Una vez que el ejercito rojo estuvo fuera de la casa, Edd no soportó más y corrió lejos de allí a encerrarse en la primera habitación que encontrase; la de Tom.
El mencionado no perdió el tiempo y corrió detrás de Edd, gritando su nombre, para asegurarse de que estaba bien.
Así solo quedó Matt allí como anfitrión de la fiesta, y ya que todo el mundo estaba quieto y en silencio por la escena de Tord, rápidamente fue a apagar las lámparas y encender la música y las luces, —¡Vamos, la fiesta aún no acaba!
Y como si nada hubiese pasado, todo el mundo comenzó a festejar de nuevo.
Mientras tanto.
Tom entró con una rapidez nunca vista antes en su persona a su habitación, —¡Edd! ¡Tranquilo! ¡No vale la pena llorar por el Commie! ¡No te preocupes! ¡Ya estoy aquí! ¡No tienes-
Sorpresa; Edd no estaba llorando ni nada por el estilo.
De hecho, sonriente leía su pequeña libreta que había dejado encima de su cama junto a Susan.
Obviamente el ojinegro entró en pánico, —¡Edd, ¿qué estás haciendo?!
—¿Escribes canciones?
—E-Eh...
—Tienes letras muy bonitas aquí.
—¡Ya dame eso!— exclamó el castaño claro, quitándole la libreta de las manos, —Volvamos a lo importante... ¿Estás bien?
Edd se encogió de hombros, su sonrisa radiante trasformándose en una sencilla, —Estoy bien, supongo. Algo enojado, pero nada que una buena fiesta no pueda sanar.
—¿Estás seguro?
El amante de la cola rió levemente, —Sí, Tom. Estoy seguro... Ya sabes, lo de Tord he intentado superarlo desde hace tiempo, por lo que ya no me afecta tanto.
Eso logró sacar un sonrisa de alivio en el menor, —Me alegro.
—Yo quiero saber cómo estás tú.
—Nah, sabes que nunca me agradó ese idiota.
—No, no. No me refería a eso.
—Entonces...
Edd rió entre dientes un poco, lo que distrajo a Tom lo suficiente para quitarle la libreta detrás de si.
El testigo de Jehová gruñó disgustado.
—¡Edd!
—Tus letras hablan por si solas de como te sientes, Tom...
—¿De qué hablas?
—Estás enamorado, ¿no es así?
Fue en ese instante en que todo el cuerpo de Tom se paralizó por completo. El palpitar de su corazón comenzó a acelerarse de forma incontrolada y sus manos empezaron a sudar como locas.
Edd rió divertido, —¡Cielos, mira como reaccionaste! Definitivamente estás enamorado.
Un muy notable sonrojo comenzó a expandirse por las mejillas del de cabello puntiagudo, —¡N-No es verdad!
El dibujante volvió a reír, —Eres un pésimo mentiroso, en especial cuando estás ebrio.
—Aun tengo algo de sobriedad.
—Sí claro— se mofó el mayor.
A pesar de que le alegraba mucho la felicidad de Tom, aun se sentía mal por lo mismo.
No quería que esos bellos sentimientos que el ojinegro sentía fueran para cualquiera. Pero, ¿qué podía hacer?
Tenía que estar feliz por su mejor amigo, aunque por el fondo no lo estuviese, —Y bien... ¿Quién es la afortunada?
Tom bajó la mirada avergonzado.
No podía mentirle, él sabría de todas formas la verdad, —E-En realidad, no es... una ella.
Edd abrió los ojos asombrado, —¿Es un él?
Tom simplemente asintió, tratando de esconder su sonrojo.
Edd suspiró con una sonrisa falsa, —¿Y cómo es él?
¿Y qué tiene él que no tenga yo?
El alcohólico respiró profundamente antes de voltearse para darle la espalda al dibujante. No se atrevía a mirarlo de frente, —E-Es curioso, ¿sabes? Él es muy distinto a mí.
—¿En serio?
—Él es muy positivo, alegre, perseverante, para nada rencoroso. Es muy amable y jamás le ha negado la ayuda a un amigo.
El amante de la cola escuchaba atento a las palabras de Tom. Le causaba molestia escuchar tan lindos cumplidos de su parte para alguien más. No podía ver su rostro, pero imaginaba su expresión de idiota enamorado.
Lo que le molestaba aún más.
—También es algo perezoso, y muchas veces es un torpe despreocupado tanto por si mismo como por los demás. Aunque siempre intenta de todas formas animar a todo el mundo. Usualmente con tontos juegos de palabras...
¿Juegos de palabras?
Pensó Edd, que interesante.
—Cuentame más sobre él.
—¿Y-Y eso por qué?
—Quiero saber. Eres importante para mi y me gustaría saber cómo es quien te robó el corazón.
El testigo de Jehová templó ligeramente. Aún de espaldas de su amigo, comenzó a armarse de valor para continuar hablando sobre su enamorado.
Había llegado bastante lejos, y sabía que Edd no se rendiría hasta saber de quién se trataba.
¿Estaba listo para confesar finalmente lo que sentía?
Las palabras de Matt volvieron a su cabeza. La mínima probabilidad de que Edd correspondiese sus sentimientos.
Pero, ¿y si no fuese así?
Tal vez así como Edd logró superar lo que Tord hizo, con el tiempo quizá se olvide de la confesión que haría a continuación.
—E-Él... Es una persona increíble. No es el mejor ser humano del mundo, es un chico normal. Pero... Sigue siendo alguien extraordinario para mí.
—Suena genial— suspiró Edd cabizbajo.
—Es mi mejor amigo.
—¿Qué?
Tom se quedó en silencio, tratando de armarse de valor para continuar.
Mientras que Edd; no entendía absolutamente nada.
—E-Él siempre ha sido un gran apoyo para mí, siempre ha estado ahí. Me ha enseñado muchas cosas, he aprendido a ser mejor gracias a él. Ha sido mi principal apoyo desde que ese oso le disparó a mi padre...
—¿Tom?
—E-Es un idiota adicto a la Cola y al tocino.
—¿Tom?
—¡T-Tiene una extraña obsesión por el brócoli y suele vestir de verde!
—Tom.
—¡E-Él es-
—¡Tom!— esta vez, Edd gritó para interrumpir al castaño claro. Colocó su mano en el hombro del menor, para luego hacer que él se volteara a mirarlo.
El alcohólico estaba completamente sonrojado, con la mirada fija en el suelo.
El corazón de Edd se detuvo por completo.
—Tom... ¿soy yo?
El ojinegro levantó la mirada muy despacio. Sus ojos quedaron quedaron fijos en los del contrario.
La distancia entre ambos rostros era muy poca, casi nula.
Tom suspiró y simplemente dijo; —Sí.
Edd sonrió con un increíble sonrojo y rió levemente.
El castaño claro curvó una ceja, confundido, —¿De qué te ríes? No es gracioso. Se supone que debería estar muriendo de vergüenza.
—¿Estás muriendo de vergüenza?
—No.
—¿Por qué?
—Tu reacción no es la que esperaba.
El dibujante volvió a reír, para luego pasar una mano por la mejilla sonrojada del contrario.
Tom apenas sintió el tacto dejó escapar un suspiro, para luego poner su propia mano en la de Edd sobre su mejilla.
—También eres mi él, Tom.
Antes de que el menor pudiese reaccionar, Edd cerró la poca distancia que había entre ellos y unió sus labios con los del contrario.
Ninguno de los dos tardó mucho en cerrar los ojos y fundirse en aquel beso.
Fue bastante torpe y muy sencillo, pero fue un primer beso para ellos dos que superaba cualquier otro en experiencias pasadas o cualquier expectativa.
No duró mucho, solo un par de segundos. Después se separaron, con sus miradas fijas en el otro.
—S-Santos balones de playa en una licuadora...— suspiró Tom como idiota, sonriendo divertido, —Creo que Matt tenía razón después de todo.
—¿De qué hablas?
—Eh, nada importante.
~•~
—¡Sí! ¡Yo sabía que terminarían juntos!
Era ya el día siguiente en la mañana. La fiesta había terminado hace unas horas y ya todos los invitados se habían ido en la madrugada.
Mientras Matt intentaba ordenar todo el desastre que quedó en la casa, los dos tortolitos se le unieron saliendo de la habitación de paredes azules con sus manos entrelazadas.
Obviamente el pelirrojo pidió una explicación, y Tom por primera vez no dudó en contarle absolutamente cada detalle.
Se lo debía después de todo.
—Eres un idiota— rió el ojinegro mientras abrazaba a Edd de lado y le daba un pequeño beso en la frente.
—Supongo que tenemos que agradecerte, Matt— sonrió Edd, acomodando su cabeza en el hombro de Tom, —En especial Tom.
—¡Hey!
—Admite que tengo razón, Tommie.
El menor frunció el ceño, —Odio que me llames así.
Los dos chicos mayores se rieron del de ojos negros, para que luego el testigo de Jehová se aclarara la garganta para hablar.
—Gracias, Matt— sonrió Tom mientras apoyaba su cabeza en la de Edd, —Por todo.
El pelirrojo sonrió contento, —Para eso están los amigos.
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Bueno chicos, este fue el two-shot TomEdd. Espero que les haya gustado.
Si eres uno de mis fieles lectores, tengo que decir que el corto final de Alium estará tan pronto cuando tenga tiempo.
Este two-shot fue un arrebato de inspiración y algo de tiempo libre que tuve.
Gracias por leer.
Nos vemos.
-Natta
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