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||• AKEMI 🍂

"El peli-verde esperaba ansioso y nervioso afuera del baño, caminaba de un lado hacia otro esperando a que aquella persona saliera del baño.

Quien estaba dentro no podía con la impresión, veía el papel leyendolo sin poder creerlo, reprimió las lágrimas llevando la hoja a su pecho.

Su nerviosismo se esfumo al ver que salía del baño.

– ¿Que ocurrió? – pregunto el peli-verde

– H-ha, yo – no sabía con exactitud que decir en ese momento

El de ojos azules entendió la situación, no dijo nada más que abrazar al albino que aún seguía en shock.

Hace 2 meses que llegaron a España, pensó que olvidaría a Free en cualquier momento, mala jugada le hizo el destino al enterarse que tenía vida dentro de él.

– Saldremos de esta Shu, verás que si, te protegeré si es necesario

– Silas – lo aparto suavemente de él– Yo solo necesito que me brindes apoyo, no quiero que te sientas responsable

– Shu, te ayudaré

– Gracias Silas

Se sentía nervioso y confundido, no tenía más en mente que cuidar a aquella vida, salir adelante y hacer de todo para cuidarse.

Estudiaba en el día, siempre apuntando y sacando una calificación pasable y exitosa para tener una profesión buena y estable, mucha gente lo criticaba y hablaban a sus espaldas ¿Le importo? No, pero si era doloroso que pensaran eso de ti.

Salía del escuela con mochila en mano, suspiro tocando su brazo, en verdad estaba cansado. Levantó la vista y encontró a Silas quién estaba recargado en su auto, al notar su presencia de acercó.

– Shu, ¿Cómo estuvo tu día?

– Silas... No tenías que venir

– Estaba de paso a casa, así que quería verte y a ese pequeño bebé

– Aún no es un bebé – desvió la mirada avergonzado

Pero lo será, así que subamos

El albino tomo la palabra y subió al auto, Silas condujo hasta una tienda de maternidad que se le hizo raro a Shu.

– ¿Que hacemos aquí?

– Pronto nacerá ese lindo bebé, así que necesita ropa

– Aún no sé que será – bajo la mirada viendo su aún no abultado estómago– Además no tengo dinero

– ¿Quien dijo que tú pagarías?

Lo obligó a que bajara del auto, casi a rastras lo llevo dentro de la tienda.

Pasaron por varias accesorias, unas tenían ropa de niña y niño, hasta que el albino vio un mameluco rosa, se acercó y tocó la manga.

– Yuki...

– ¿Que paso?

– Tal vez a ella le gustaría...

– ¿Shu?

– Tu crees... – volteo a mirarlo– ¿Que nacerá bien?

– ¿Que dices? Vamos Shu, ese bebé nacerá bien y te aseguro que traerá mucha alegría – lo tomo de los hombros– Así que quita esos pensamientos negativos

– Yo .. solo quiero que no sufra

– Y no lo hará, serás una gran figura materna para él, lo que pasó en ese tiempo está en el pasado, solo recuerda lo linda que era tu hija

– Gracias Silas

Después de unas palabras de cariño siguieron su paso, Silas compró unos zapatitos blancos, si fuera niño o niña le quedaría muy bien el color.

A las horas salieron con varias bolsas, el albino estaba avergonzado por llevar todas esas bolsas a casa pero a la vez estaba agradecido con esa persona que le había dado tanto apoyo.

Al llegar al departamento del albino tuvieron que despedirse.

– ¿En serio no pasas?

– Disculpa Shu, tengo práctica el día de Hoy pero si no te molesta en la noche vengo – rascó su nuca

– No me molestaría, además, Gracias por lo de hoy – mostró las bolsas

– No te preocupes Shu – vio su reloj– Rayos, me voy, ¡En la noche regreso!

Vio como Silas entraba rápidamente a su auto y se fue, tal vez prepararía una cena especial para darle las gracias.

Dejo las bolsas en su habitación y paso cerca del espejo, se detuvo ahí; se miró de lado, alzó lentamente su delgado suéter, vio su piel tan blanca de su estómago y un poco abultado que casi no se veía mucho, lo acaricio y sonrió.

– Si me lo permites, quiero que formes parte de mi, convirtiéndote en mi diamante más preciado

Bajo su suéter y camino hacia la cocina para preparar la cena.

Pocos meses después Shu estaba sentado en el sillón con una computadora frente a él y a su lado un gran tazón de fresas.
Llevo una a su boca, se canso y dejo la computadora para luego levantarse eh ir por un vaso de agua.

Tocó su ya abultado vientre ¿5 meses habían pasado? Faltaba poco para que naciera.

Cada día era más inapropiado para caminar, se cansaba más rápido y ya no podía ir a su trabajo de la tarde. Esto le deprimió pero por su bebé hacia todo.

Camino lentamente hacia su habitación, al entrar cerro con seguro y pudo oler el aroma a rosas veraniegas que inundaba aquella habitación, ahí se sentía tranquilo, para nada inseguro, ni siquiera dejaba que Silas entrara.

Tocaron el timbre, con lentitud fue hacia la puerta y abrió, era el antes mencionado.

– Silas..

– Shu – de un vistazo miro dentro de la casa– ¿Que te dije sobre trabajar?

– No estoy trabajando – lo dejo pasar– Solo hacia algo

– Como hacer un proyecto para este semestre final, te dije que te ayudaría

– Solo falta la portada – se sentó cerca de Silas quién se había sentado en el sillón

– ¿Y como te sientes? ¿Te ha causado problemas el peque?

– Para nada – hablo Tranquilo– Es más tranquilo de lo que pensé

– Es día de visita con el médico

– ¡¿Eh..?! No Silas, por favor un día de descanso – se quejo haciendo un puchero que le encantó a Silas

– ¿Cómo de que no? Tienes que ir

– Solo quiero comer todo el día – tomo su tazón de fresas y empezó a comer

– El otra vez te quejabas de tu físico

– Cállate – se hizo bolita, molesto seguía comiendo

¿Algo más que quieras, príncipe?

– Ya que lo mencionas quisiera un cóctel de fresas con un agua de fresa ¡Ha! Y helado de fresa – con sus dedos nombraba cada cosa

– ¿No crees que es mucho helado?

– Para nada – de un lado del sillón saco un gran bote de helado– Es Delicioso

– Oye .. ¿De dónde sacaste eso?

– No se, ahí estaba – comió un gran bocado de helado mientras Silas lo veía

– ... Dame un poco

– ¡No!

Dormía plácidamente en su cama, hizo una mueca al sentir una punzada en su vientre, tocó aquella zona pero le dolió aún más; se levantó y con gran dolor tomo su teléfono marcando un número, hace un par de días que sentía ese dolor pero hoy, era hoy.

– ¿Que pasa Shu? Dime

– S-silas – se quejo

El peli-verde escuchaba la respiración agitada y se asusto aún más.

– Dime

– Nacerá hoy...

Sin colgar la llamada se puso lo primero que encontró, salió de su casa y entro al auto.

El albino salió de su habitación y abrió la puerta de su departamento, tomo su pequeño maletín y cerro la puerta pero la llave se cayó al suelo, ¡¿Cómo levantarlo ahora?! Que desgracia.

Se recargo en la pared con su brazo, vio como alguien recogía la llave y cerraba, Silas había llegado.

– S-silas..

– ¡Vamos ahora!


Ahora estaba en la sala de espera, mordía su pulgar y estaba nervioso, pasaron las horas y un doctor salió de aquella habitación, al escuchar la autorización de entrar entro y vio al albino con la miraba tapando su cabello, un bebé en brazos.

– Shu... – noto que no contestaba, iba a tocar su hombro pero escucho un sollozo – Shu..

– Akemi

– ¿..Que?

El albino alzó la mirada y Silas pudo ver su belleza, unos ojos rojos brillante desbordando lágrimas y una sonrisa en su boca.

– Akemi, "Belleza de madrugada", ese será su nombre

– Suena muy lindo el nombre – vio el reloj que marcaba a las 3:30 de la madrugada

– Silas, Gracias por estar conmigo...






CONTINUARÁ..

SI ME EQUIVOQUÉ EN ALGUNA PALABRA DISCÚLPENME ;-;

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