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Lunes, 4 de Abril de 1977


El día comienza y me aseguro que la hoja de mandrágora siga en su lugar pegada a mi paladar.

¡Es hoy! y aunque hemos esperado un mes, es como si estás últimas horas fueran las peores. Es como la llegada de Santa, en el día de noche buena lo pasas normal, pero en cuanto llega la noche, cuando debes de irte a dormir porque estás esperando a la mañana siguiente para poder abrir los regalos.

Me pongo el uniforme y espero a Pandora que parece un rayo de Sol.

—¡Cas! ¡Es hoy! ¡Es hoy! Y mira el cielo, está nublado, ¿crees que haya tormenta eléctrica? —Pandora brinca de emoción y me abraza.

A lo lejos, Rita se acerca hasta nosotros.

—Hola chicas, ¿A qué hora nos veremos? —Rita interrumpe el abrazo y la saludamos.

—Hola Rita.

—Skeeter. —Digo y nos alejamos un poco para hablar en privado. —Nos veremos antes de la medianoche, en el salón donde todo comenzó, ahí ha estado nuestra poción todo este tiempo. ¿Todavía tienes la hoja?

—Claro, ¿por quién me toman? —Se ve ofendida y yo trato de no reírme, al igual que Pandora.

—Vale, tómatelo con calma, no queremos que estando tan cerca lo arruinemos. —Pandora la controla y yo asiento.

—Sugiero que este día lo tomemos con más calma de lo normal, no hay que hablar a menos que sea completamente necesario. —Las dos chicas frente a mí asienten y continuamos nuestro día.

Es imposible no estar nerviosa, y muy emocionada, me siento eufórica y solo quiero correr y brincar. Pandora y yo nos dirigimos al comedor para desayunar y al entrar nos encontramos con Lily dándole indicaciones a unos chicos de segundo año.

—¡Chicas! —Ella nos saluda primero, Pandora y yo saludamos con la mano y sonreímos. —¿Cómo han estado? Hace mucho tiempo que no las vemos.

—Tareas, hemos estado inundadas. —Le digo y Pandora asiente. —¿Cómo han estado ustedes?

—¡Oh! —Se ve sorprendida de que le haya preguntado eso, y un poco apenada. —Todo bien, creo.

—¿Segura? —Pandora vuelve a preguntar y Lily suelta la sopa.

—Es solo que creo que ayer los chicos se han peleado. Hoy por la mañana todo ha sido muy incómodo. Si los ven, huyan para el otro lado, tienen un humor de perros. —Ella dice y se va con sus amigas que la están esperando.

Pandora y yo nos vamos a la mesa de Ravenclaw y alzamos los hombros sin entender qué pasa, hoy nada puede arruinarme el día. Tomamos un desayuno ligero y básicamente de puros líquidos para no tener que masticar tanto y nos vamos directo a la primera clase del día.

Al ser inicio de semana, se puede sentir la flojera en el ambiente, nadie quiere hablar o participar en clase. Para la segunda hora, todo comienza a mejorar, todo se regula y el ambiente se relaja, sigo viendo a la ventana a cada rato para verificar que el cielo permanezca nublado, es de sumamente importancia que está noche haya tormenta eléctrica, y no importa cuantas veces vea, sigue nublado.

—Chicos, no olviden sus ensayos para el jueves, mínimo tres cuartillas. —Y con eso la segunda hora ha terminado.

Pandora y yo salimos y ahora sí, ya no puedo más, la ansiedad está ganando, de todos modos sigo caminando con mi amiga a la tercera clase, sigo pensando en lo de está noche, cuando una cabellera negra me distrae.

—¡Entonces haz lo que quieras, Lupin! —Y con ese grito se aleja.

—¡No te metas en mi vida, Black! —Sirius alza su brazo y hace una seña obscena y dobla la esquina.

Con curiosidad lo sigo con la mirada, volteo para el otro lado y puedo ver a James sosteniendo a un Remus muy molesto pidiéndole que se calme. La mirada de Remus está oscurecida, se puede ver la furia en sus ojos, de Sirius ya no hay rastro.

Los de Gryffindor y Hufflepuff tienen clase justo en el salón frente a nosotros, es por eso que hemos tenido asientos de primera fila a aquella demostración

—Siguen peleando. —Pandora tiene los ojos muy abiertos, nunca le ha gustado ver a la gente pelear y nunca sabe qué hacer cuando eso sucede.

—Tranquila, Pan, no creo que sea nada que no se pueda arreglar. —Trato de hacerla sentir mejor.

Después de eso, los dos profesores de cada salón salen a poner orden y a decirnos que entremos para las clases, pero por primera vez en el día, algo me ha distraído. Estoy anotando lo que dice en el pizarrón pero mi mente no está en el salón, mi mente se ha ido a otro mundo donde soy dueña.

Después de un rato, pido permiso para ir al baño, en privado le anuncio al profesor que me siento mal, él me da permiso de llevarme mis cosas y salir. ¿Por qué estoy haciendo esto? Parece que lo hago en automático, pero en cuanto salgo del salón sigo caminando en automático y buscando, ¿qué estoy buscando? bueno, la pregunta debería ser ¿a quién?

Bajo al comedor, no está, la biblioteca, no hay manera, ¿La sala común de gryffindor? No podría entrar pero no creo que quiera estar ahí, tal vez el lago negro, pero recuerdo que no es fan de ese lugar, me lo dijo cuando me hizo dibujarlo. Es ahí cuando me doy cuenta de que no hay caso y que me he perdido una clase por nada.

Bueno, si voy a perder una clase, al menos disfrutaré ese tiempo libre. Regreso a la torre de Ravenclaw y dejo los libros de las clases que ya he tenido y tomo mis únicos cigarrillos y voy a la torre de astronomía. Checo mi reloj y todavía me queda tiempo suficiente.

Al llegar a la torre, escucho a alguien murmurando en voz baja, claro, iba a estar aquí.

—Sirius. —Le hago saber que estoy ahí y su ceño fruncido se relaja.

—¿Cas? ¿Qué haces aquí? —Yo enseño mis cigarros.

—¿Solo viniste a eso? —Esa sonrisa que finjo odiar pero en el fondo me encanta aparece en su cara.

—No, en realidad estaba buscando el chico más dramático de Hogwarts.

—¿James? —Pregunta con obvia confusión.

—No, hablo del más dramático, le gustan las salidas triunfales y hacer escándalos en los pasillos antes de entrar a clase.

—Ah eso. —Ahora se ve serio. —Vaya show ¿no?

—Algo, fue entretenido. —Trato de no hacerle sentir mal. —¿Mala noche?

Ambos nos sentamos en el suelo recargados en la pared.

—No tienes idea, y lo peor todavía no ha llegado. —Sirius voltea al cielo. —Pero espero que nos arreglemos, eso hacen los amigos ¿no? se pelean y se reconcilian. —No me mira cuando dice eso pero yo asiento.

—Sí claro.

—¿Pandora y tú se han peleado? —Él saca su cajetilla.

—No en realidad, algunas veces discutimos, pero no así como una pelea. —Sirius asiente.

—¿Tienes encendedor? —Le entrego mi mochila. Él comienza a buscar y veo que se ha entretenido con algo. —¿Es mi tintero?

En sus manos puedo ver el tintero que él me ha dado en segundo grado, me sonrojo al ver que lo ha descubierto, pero que debía de hacer ¿tirarlo? Como le admito que lo he guardado y cuidado como si de un tesoro se tratara.

—Ah sí, es solo que es tan buen tintero, no lo iba a tirar. —Trato de evitar su mirada pero puedo ver que él está sonriendo.

—Claro, claro. Excelente calidad. —Sirius deja el tintero donde lo encontró y saca el encendedor, prende su cigarro y comienza a fumar.

—¿Puedo preguntar por qué se han peleado?

—Nada importante, eso es lo peor. A veces Remus explota y se enoja por cosas insignificantes. —Alza sus hombros como si no fuera nada malo

—Nunca lo había visto así. —Admito en voz baja.

—No pasa nada, y no pasa seguido, no te preocupes. —Le da una calada a su cigarro.

—Remus tiene muchos secretos. —Suelto sin más y veo que la postura de Sirius cambia. —Como esas cicatrices...

—Oh, bueno, no creo que deberíamos hablar de eso. —Entiendo que Sirius sabe a qué me refiero y no me dirá nada, así que no insisto. —¿Podrías ayudarme con algo?

—Claro.

Timidamente de su pantalón saca un botecito que reconozco de inmediato, es barniz de color negro.

—Me gustaría pintarme las uñas, pero no quiero que me juzguen, ya saben que me digan marica o algo por el estilo. —No digo nada porque se está sincerando, hasta que veo que espera una respuesta de mi parte.

—La gente puede ser cruel, pero no le veo nada de malo. 

—¿Ubicas a Freddie Mercury?

—Obviamente.

—Él usa esto y me agrada, mi prima Andrómeda me lo ha enviado pero no sé cómo usarlo. —Yo lo reviso, es barniz normal, es muggle y claro que alguien como Sirius no está familiarizado con esto.

—Dame tu mano. —Él obedece y yo abro el barniz. Pintar las uñas a alguien siempre es divertido, más cuando platicas y te cuentan chismes o simplemente sobre su vida.

Tomo su mano y por segunda vez, veo esas horribles cicatrices escondidas entre sus anillos, me revuelve el estómago pero no dejo que me distraiga y comienzo a pintarlas. Estamos en silencio y puedo sentir que Sirius está completamente quieto. Solo se escuchan nuestras respiraciones, termino con la primera mano y le indico que sople mientras yo sigo con la siguiente. Así seguimos compartiendo ese momento tan lindo hasta que Sirius está con sus dos manos al aire sin tocar nada.

—¿Cuánto tiempo tengo que soplar?

—No mucho, pero puedes dejar de hacerlo, solo no toques nada hasta que estén bien secas. —Me divierte verlo así. —Luego, podemos darle otra capa para que queden bien.

Sirius sonríe al ver sus manos y una parte de mí sonríe con él. Seguimos platicando y claramente me pregunta por mi ausencia de estás semanas, me excuso que las tareas han sido horribles y creo que me cree o tal vez sabe, que como el tema de Remus, ahora no quiero ser yo quien responda esas preguntas. Nos quedamos ahí todo el rato, de mi mochila saco unas barritas de cereal para comer que mi madre me ha mandado y eso comemos, no es hasta que comienza a oscurecer que me percato que me he quedado todo el día con él.

—Muero de frío, deberíamos volver. —Sirius ve el cielo y asiente en silencio. —Espero se arreglen las cosas, pero tengo que irme.

Me acomodo la mochila y voy directo a la torre de Ravenclaw, dónde encuentro a Pandora sentada con Rita, se ven nerviosas y puedo notar que está revisando nuestros apuntes sobre animagos.

—¿Ya descubriste cuál era ese olor que no reconocías? —Es lo primero que me pregunta y yo niego, sé que sabe que estuve con Sirius. —Los profesores preguntaron por ti, les dije que te sentías mal. Me mandaron tu tarea, ya la dejé en tu cama.

—Gracias. —Le digo mientras tomo asiento junto a ellas. Rita no deja de mordisquearse una uña. —Rita, ¿Comiste algo? —Ella niega y de mi bolsa saco mi última barra de cereales.

—Gracias. —Sonríe y comienza a comerla.

—Sólo queda esperar. —Pandora suelta un suspiro cansado y yo reviso mi reloj. —Deberíamos adelantar tareas, así nadie sospechará cuando nos quedemos hasta tarde.

Yo asiento y subo al dormitorio para ver las tareas que me he perdido, así como los trabajos extra.

Después de varias horas, vemos como la sala común se vacía, a la hora de la cena no bajamos, creo que ninguna de las tres tenemos hambre, los nervios se han apoderado de nosotras. Nuestros relojes marcan las 11:00 y salimos al salón abandonado donde comenzamos esta travesía.

—¿La luna está visible?

—Sí. —Rita abre las cortinas y podemos ver a la luna llena en todo su esplendor.

—Ya llegó el momento. —Digo y reparto los tres vasos para que Pandora vierta el comienzo de la poción.

Ahora, lo que debemos hacer es escupir la hoja de mandrágora en el vaso de cada una, y colocar nuestros cabellos, moverla y una vez que esté lista, decidimos movernos al bosque prohibido a realizar el último paso.

—Según el pronóstico del clima la tormenta comenzará a las dos de la mañana aunque no hay nada seguro de que ocurra, ¿podemos esperar? —Pandora pregunta y yo digo que sí, no me rendiré estando tan cerca.

—Rita, irémos al bosque prohibido. —Sus ojos se abren mucho.

—¿Están dementes? ¡El bosque prohibido! ¿Qué pasará si alguien nos descubre?

—No lo harán, tenemos un plan. —Pandora está igual de confiada que yo y me agrada eso.

—Rita, necesitamos un espacio amplio, las tres no podremos lograrlo en este salón.

—Bueno, si ustedes van, yo podría quedarme ¿no? —Maldita mujer, pienso, pero tienen razón.

—Está bien, quédate. Ya sabes que hacer. —Le digo claramente molesta pero ella no es mi problema. Solo nos utilizó porque nos descubrió.

Pandora y yo nos tardamos años en obtener toda la información y ella se aprovechó de eso.

—No mueras. —Pandora le dice y puedo ver cómo ese comentario ha afectado a Rita, lo cual me hace sonreír un poco.

Al salir de aquel salón y ver la oscuridad del castillo no prendemos nuestras varitas, durante este tiempo también hemos investigado la rutina de Filch, el cuidador y velador de Hogwarts, es un dolor en el culo y nuestro único obstáculo para salir.

Pandora y yo nos tomamos de las manos y comenzamos a caminar, hemos realizado un camino el cual seguir y así evitar su paseo de siempre.

Caminamos en silencio y cada respiración es más ruidosa que la anterior, el frasco de mi poción está en mi bolsillo y pesa como una tonelada, mi corazón parece querer salirse de su lugar y mis ojos ya se han acostumbrado a la oscuridad, aunque si soy sincera, la luna llena nos ha ayudado demasiado. Cuando menos lo esperamos ya estamos afuera del castillo y vamos directo al bosque, una vez adentro, es cuando prendemos las varitas.

—El claro donde recolecté el rocío está muy cerca. —Mi amiga me dice y yo la sigo. —Toma esto y no vayas a confundirlos.

Me entrega su frasco y me aseguro de no mezclarlos. No tardamos más de 10 minutos en llegar, es un claro o lo sería si fuera de día. No hay árboles estorbando y hay suficiente espacio para ambas.

—¿Escuchas al lobo? —Pregunta Pandora y ambas guardamos silencio un rato, no hay rastro de él.

—No, creo que no está cerca.

—Más vale. Rita tenía un poco de razón pero no había otro lugar donde hacerlo dentro del castillo ¿Estás de acuerdo? —Puedo ver la preocupación de mi amiga, y aunque sé que es peligroso no quiero que se sienta mal por esto.

—Sabes que sí, hemos planeado esto por años, si podemos.

Le entrego su frasco y revisamos los relojes, falta poco para las 2 y la tormenta eléctrica no parece comenzar.

Puedo sentir mis ojos pesados, Pandora los ha cerrado, el frío no me permite moverme, estoy a punto de caer rendida cuando alguien me empuja.

—¡Ouch! —Digo al sentir unas patas en mi espalda. Es el perro negro —Shu, shu, vete amigo.

El perro no me hace caso, comienza a morder la manga larga y parece que quiere que me mueva, me está corriendo.

—Sé que son tus territorios, pero no puedo irme, no hoy. —El perro me gruñe, me asusta que me quiera morder pero no lo hace, voltea para todos lados y entonces todo pasa muy rápido.

Un trueno hace que mi amiga se despierte y se ponga de pie. Y entonces lo escuchamos, a lo lejos, es el lobo. El perro se espanta y se va corriendo, lo pierdo de vista de inmediato.

—Con qué eso me querías advertir —Digo a la nada, el perro me estaba corriendo porque sabe del lobo. —Tenemos que hacerlo, pero ya. —Le digo a Pandora y otro rayo alumbra el cielo, el trueno no tardará en llegar.

Pandora y yo nos alejamos lo más posible una de la otra y en voz alta pronunciamos: "Amato, Animo Animato Animagus" para después tomarnos la poción.

Sabe horrible pero eso no se compara con el dolor que siento por todo el cuerpo, debimos esperar que una lo hiciera primero, pero no, el lobo ya venía, no puedo pensar en otra cosa, mis ojos están completamente cerrados y siento como mis manos y pies se comienzan a retorcer de dolor, mi cuerpo arde en un calor intenso, y ahora el miedo me inunda, ¿y si nos equivocamos en algo? No, no es posible, no nos equivocamos en nada.

Mi cuerpo se ha rendido, caigo al suelo y logro abrir los ojos un segundo para volver a cerrarlos.

"Casiopea" "Casiopea" Puedo escuchar a Pandora llamando mi nombre, así que sigo viva, claro, a menos que ambas hayamos muerto.

Abro los ojos y me espanto al ver un conejo blanco frente a mí.

"Pandora ¡Eres un conejo!" No hablo, pero es como si lo hiciera, me refiero, no nos estamos comunicando como una persona normal. "¿Qué soy?"

"Eres un zorro, un zorro rojo." ¿Un zorro? Vaya, ni siquiera pensé que fuera una opción.

"Vamos, vamos a explorar." Pandora se ve feliz, brinca y brinca, es como ver al conejo blanco de Alicia. Yo la sigo, no tardo nada en alcanzarla, por un buen rato damos vueltas al bosque, no necesito luz para ver y el frío ya no es problema.

Estamos tan concentradas en correr y divertirnos que no nos percatamos cuando el lobo vuelve a aullar, no es hasta la tercera vez que lo hace que captamos que está muy cerca.

"Pandora, escóndete, los lobos comen conejos"

"Pero-"

"No sabemos qué pueda pasar. Solo quédate cerca de mí." Le digo y ella se pone en dos patas para escuchar.

"Pasos." Me dice y yo también escucho, son varios, no solo es un lobo, en el aire huele a que vienen más animales con él, poco a poco se acercan.

Volteo a todos lados y el pequeño conejo blanco ha desaparecido, espero que esté a salvo, huelo y sí, está cerca, pero no logro verla, así que me siento tranquila. Comienzo a caminar hacia donde los he olfateado y a lo lejos los veo, el lobo no está solo, está con el perro negro, ¿Y un ciervo? Y creo que veo una rata, sí, también una rata.

Los 4 están correteando, pero al ver detalladamente el lobo no es uno común, es un hombre lobo. ¡Claro! que idiota he sido, por eso solo podemos escucharlo durante la luna llena. Pero entonces, si hay un hombre lobo, significa que cuando no está cazando conejos, es un hombre ¿Vivirá el resto del mes en el bosque? o ¿será que vaya a la escuela?

Volteo a ver las luces del castillo a lo lejos, algunas están prendidas, como las de entrada y las torres más altas.

"Pandora, sé que puedes escucharme, Vámonos al castillo, debemos dormir un poco."

"No quiero, mejor dime si ya se fue el lobo."

"No, y no creo que piense irse, vámonos."

El conejo blanco sale de la maleza a unos metros donde yo estaba, y ambas comenzamos a caminar hasta el castillo, ahora sin miedo de que alguien nos vea, ¿Quién pensará que un conejo y un zorro están fuera de su cama en noche de escuela? 




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2/2

Espero les haya gustado este capítulo, a mi me gusto demasiado escribirlo,  y espero poder subirles otro pronto. 

Aclaración: La palabra que usa Sirius en una parte del capítulo, no es con afán de insultar a nadie, pero dado que estamos en el año 1977, me pareció importante resaltar una de las actitudes homofobicas y machistas  que se experimentaban durante esos años. 

Atentamente

Fernanda

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