Único
Esta historia contiene escenas sexuales explícitas (+18) y narraciones que podrían ser perturbadoras para cierta gente; así que si no estás de acuerdo con esto te invito a irte porque aquí no eres bienvenidx :) gracias
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Click. Y listo, el pedido de JiMin estaba completo. Esa era su página favorita para comprar, todos sus juguetes y demás los había comprado en ese sitio web. Bueno, bonito y barato, cumplía las tres B. Esta vez, su nueva adquisición era un bonito dildo de color azul. No era el más grande en cuanto a tamaño, pero le llamó tanto la atención que sabía al cien por ciento que debía ser comprado. Ahora ya sólo le faltaba uno de color morado para completar su colección y formar un arcoiris con sus dildos.
Según la página, su paquete debía llegar mañana. Excelente. Esa era otra cosa que amaba del sitio, sus cosas llegaban rápido y nunca había tenido problema alguno con la paquetería o los repartidores. Suspirando, JiMin cerró su laptop y se cambió poniéndose ropa cómoda. Tenía que ir al gimnasio, ese culo firme no se mantenía sólo.
El chico amaba su cuerpo, le gustaba cuidarlo con una dieta balanceada y con ejercicio. Aparte, le gustaba la atención y, cuando se dió cuenta que varias miradas caían sobre sus lindas y tonificadas piernas, su cintura estrecha y abdomen plano y sus glúteos firmes y redondos, fue una motivación más para seguir trabajando duro.
Unos shorts de licra negros y una playera de malla sin mangas del mismo color fue su elección, junto a sus Nike preferidos. Tomó su bolso y una liga para amarrar su cabello rebelde en una colita. El peliazul salió de su domicilio y se dirigió trotando al gimnasio. En el trayecto varios ojos se posaron en él y JiMin sonreía coquetamente en respuesta.
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—¡Maldición!— vociferó el chico de cabellos chocolate, tratando de dar la vuelta en la calle a su derecha pero fue imposible, ya la había pasado. De nuevo.
JungKook se lamentaba por haber aceptado ese trabajo como repartidor en FedEx. Tenía un pésimo sentido de orientación, odiaba el tráfico y le ponía nervioso manejar en lugares que no conocía. Para su mala suerte, el GPS no servía y tenía que esperar a que lo repararan. Pero ese fue el único trabajo donde lo aceptaron y, a final de cuentas, tenía que pagar su alquiler y comprar comida.
Tener tres trabajos era pesado, y tenía que acostumbrarse a este nuevo. Por fortuna, la caja que tenía en la pequeña camioneta era su última entrega del día. Su primer día y ya quería renunciar.
Manejó otras cuantas cuadras más hasta por fin dar con la calle que venía escrita en los papeles que llevaba. Bien, ahora sólo tengo que dar con el número.
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—¡Mmm s-sí!— Es lo único que pudo salir de los labios de JiMin, el placer no lo dejaba soltar oraciones más largas. Se encontraba en su habitación, su pequeña mano se movía rápidamente sobre su pene caliente y erecto. Estaba sudando y sentía que estaba a punto de correrse. Podía sentir sus paredes apretar más y más el plug anal que tenía dentro de él.
Sus jadeos y gemidos podrían ser escuchados en toda la cuadra. Amaba masturbarse, es por eso que compraba todos los juguetes que podía. Nada le gustaba más que explorar su sexualidad y nuevas sensaciones en su cuerpo.
Escuchó lejanamente el sonido de su móvil, alguien lo estaba llamando. Quería ignorarlo pero era tan insistente que tuvo que detener su labor.
—¿Qué? ¿Qué mierda quieres?— habló con la voz agitada.
—Oh, ¿Hablo con Park JiMin?— le contestó una voz masculina.
—Soy yo, ¿Qué quieres?— Trataba de regular su respiración, pero le era imposible. JiMin dirigió su mano a su culo para sacar un poco el plug y volverlo a meter. Dios, se siente tan bien.
—Sí, ahh hablo de FedEx. Tengo un paquete a su nombre pero no logro encontrar su domicilio. He recorrido toda la calle dos veces y, ah, no lo veo.— JungKook no pasó desapercibidos los pequeños gemidos del otro lado de la línea. ¿Acaso el chico estaba haciendo algo?
—¡Ah! Maldición, es a un lado de una pequeña farmacia, saldré de mi casa para que puedas verme.— JiMin trató de hablar lo más tranquilo posible, y después colgó.
Soltó un grito de frustración y volvió a ponerse su ropa interior, importándole poco que se manchara de líquido preseminal, cogió una sudadera gris oversize y se dirigió a la entrada de su pequeño hogar. Al caminar, la sensación de placer que sentía gracias al plug, hacía que sus piernas temblaran. A la mierda, no tengo tiempo—ni ganas—de quitarme esto del culo.
JungKook recordaba haber visto una farmacia y se dirigió hacia allá, estacionó la camioneta y pudo ver a un joven parado afuera de una casa, su semblante no se veía para nada amigable. Bajó del vehículo, no sin antes tomar el paquete, y caminó hasta estar frente al sujeto. Pudo notar las mejillas rojas, el cabello azul desordenado, los labios gruesos y mojados, la sudadera que llegaba hasta la mitad de los gruesos muslos, las bronceadas piernas tonificadas y por último, los ojos oscuros que transmitían desespero, enojo y una pizca de lujuria. El castaño sintió un escalofrío recorrerle por toda su ancha espalda.
—¿Y bi-bien? ¿Me darás mi paquete? Estaba en medio de algo importante, no-no tengo todo el tiempo del mundo, chico nuevo.— JiMin se sentía tan caliente, la sensación dada por el plug lo traía loco. Su entrepierna palpitaba y trataba de taparla con sus manos. Sentía la mirada profunda del chico frente a él, era guapo y por un momento se imaginó siendo tocado por esas grandes manos tatuadas que sostenían a su nuevo bebé.
—Lo siento, aquí tiene. Solamente debe de firmar, por favor.— JungKook pudo haberse ofendido por el "chico nuevo" pero estaba demasiado concentrado en observar detenidamente al tal Park JiMin.
La mirada intensa mandó una descarga eléctrica directo al pene de JiMin. Se podía sentir la tensión sexual en el aire. Miradas oscurecidas y curiosas, respiraciones agitadas, atracción palpante.
El de hebras azules firmó rápidamente un par de hojas y le quitó el paquete de las manos. Tuvo que estirarse un poco por la diferencia de estatura. Gracias a ese movimiento JungKook se pudo dar cuenta del bulto notable que traía el chico.
—Gracias.— JiMin se dio la vuelta con un movimiento brusco y rápido, haciendo que la sudadera se alzara un poco y una parte de sus redondas nalgas estuvieran a la vista. JungKook chupó sus labios como reflejo.
—Oh, ¿me ayudarías a abrir la puerta? Con esto en manos no puedo, la llave está en mi bolsa. Por favor.— La dulce voz hizo que el más alto despegara la vista de ese precioso culo. El peliazul podía sentir la mirada intensa sobre su trasero y sus piernas, seguía malditamente caliente y no iba a desperdiciar la oportunidad de ser follado por ese tremendo hombre.
—Claro, lindo.— JungKook no era tonto y estaba dispuesto a perder un poco de estrés con ese precioso chico. Se puso detrás de él y pasó una mano por su cintura, metiéndola en la bolsa que quedaba justo por debajo del ombligo del más bajo, rozando levemente la dura erección. JiMin soltó un jadeo. Observó como metía la llave por la cerradura, aún manteniéndose detrás de él, sintiéndose pequeño y acorralado.
Ambos entraron, el castaño cerró la puerta y al momento sintió los tersos labios ajenos sobre los suyos. Calientes, húmedos, la lengua dura abriéndose camino en su cavidad bucal. Tomó con fuerza la cintura de JiMin, metiéndo las manos por debajo de la estorbosa sudadera, queriendo sentir el contacto de sus largos dedos con esa piel suave. Park trató de guiar a los dos hacia el sofá, sin separar sus lenguas ni un instante. El beso siendo cada vez más fuerte, ambos queriendo tener el control. El aire empezaba a ser necesario e hilos de saliva escurrían por las comisuras. Intercambiando posiciones JiMin aventó al repartidor y se sentó a horcajadas sobre su regazo. Al momento de abrir sus piernas, la sensación del juguete lo hizo gemir fuertemente. JungKook comenzó a acariciar sus pezones por debajo de la sudadera, sintiendo su miembro endurecerse debajo de su propio pantalón. La fricción del miembro de JiMin contra su pene, lo hacía soltar pequeños jadeos.
—Esto estorba, quítatelo— le ordenó en un murmullo tras romper el beso, mientras él mismo empezaba a quitarse su estúpida camisa que le dieron en la paquetería. Rápidamente las prendas encontraron el piso y la excitación por parte de los dos crecía más y más.
Jeon posó sus manos sobre los glúteos firmes, amasándolos entre sus grandes manos, sacándole suspiros a su acompañante. Sus lenguas volvieron a encontrarse. El par de labios se encontraban rojos de tanta fricción y mordidas. Mientras la lengua de JiMin bajaba por el cuello del castaño, este comenzó a jugar con el elástico de la ropa interior azul. Metió poco a poco su dedo índice entre las nalgas y se encontró con el plug, tocándolo superficialmente.
JiMin rió, una risa traviesa que mandó escalofríos a todo el cuerpo de JungKook.
—Vaya, que chico tan travieso eres— dijo con una sonrisa, para después morder suavemente el cuello del peliazul.
—Lo soy.— El de gruesos labios bajó de su cuerpo y se dió la vuelta, dejando caer su ropa interior y recargando sus codos en la mesa de centro, quedando en cuatro. Con lentitud sacó poco a poco el juguete, hasta que estuvo fuera por completo y separó sus nalgas.
—Todo tuyo, cariño.— El tono sensual hacía que su pene se pusiera cada vez más duro, esa voz tenía loco al castaño. Y la vista que tenía enfrente lo ponía mucho más. La entrada se abría y cerraba, era una clara invitación para explorarla.
—Al parecer no tendré que prepararte. Ese precioso culo ya está listo para recibirme.
—Entonces que esperas— respondió el menor mientras acariciaba sus glúteos.
JungKook rápido se desabrochó sus jeans negros, mientras JiMin lo volvía a besar con desespero.
Después de bajar el pantalón y ropa interior hasta los tobillos, el de cabellos azules volvió a posicionarse sobre el regazo del castaño. Ahora sin ninguna barrera de por medio, pudo ver la dura y gran erección de JungKook. Con sus pequeñas manos empezó a masturbar ambos miembros lentamente, disfrutando de la fricción y el tacto caliente, sintiendo la longitud y queriendo tenerla dentro de él.
—Qué gran polla tienes, cariño —menciona JiMin viéndolo a los ojos y mordiendo su apetitoso labio inferior—. Estoy ansioso por tenerla dentro.
El escucharlo hablar con esa confianza y sin un pelo en la lengua, hizo gemir a JungKook.
—¿No tienes un condón?
El dueño de la casa recuerda que por ser un cliente frecuente de la tienda, en cada pedido le regalan un pequeño envase de lubricante y un par de preservativos. Suelta una suave risa y se estira para recoger la caja del piso. Su acompañante alza una ceja, desconcertado.
Abre con un poco de dificultad el paquete, mientras se balancea suavemente sobre el ajeno. Abre emocionado la caja, soltando un breve grito.
—Por fin te tengo— dice alargando la última vocal, al apreciar su nuevo juguete. Pero ya tendrá tiempo después para jugar con él. Toma rápido el lubricante dentro del cartón y también saca un condón. Deposita la caja en la mesa tras él y al regresar su vista al castaño, suelta una risa al ver la expresión sorprendida.
Como respuesta le dirige un guiño juguetón. Mientras abre con cuidado el preservativo, JungKook aprovecha para mojar un poco su dedo índice con el líquido, nunca está de más un poco de lubricación extra. Dirige el dedo hacia la entrada del menor y acaricia por fuera, metiendo la punta un poquito. Se siente cálido. JiMin suspira al sentir el tacto, el pug dejó sus paredes sensibles. Con rapidez extiende el látex por el falo grueso y se posiciona encima, sosteniéndose de los anchos hombros.
Ambos están expectantes, anhelando lo que viene a continuación. Sus pechos subiendo y bajando, las pieles tan calientes como el mismo infierno y las profundas miradas cargadas de lujuria y deseo latente.
Los brazos tatuados con músculos firmes de Jeon sujetan la cintura de JiMin, quien poco a poco baja su cuerpo hasta tener dentro toda la extensión caliente. Muerde sus labios para no gritar del placer.
—Tu culo se siente tan bien— dice su pensamiento en voz alta, pegando sus labios a la oreja del peliazul. JiMin quiere más, así que después de acostumbrarse a la nueva intromisión, comienza a mover sus caderas con movimientos lentos. Jadeos y suspiros es lo único que sale de su garganta.
Siente los dedos de JungKook clavarse en su piel, la lengua ajena pasearse desvergonzada por su cuello y clavículas.
Toma impulso y sube, el pene sale casi por completo, el glande mojado y rojizo es lo único dentro de él. Busca los ojos cafés y los labios mojados, se acerca a estos últimos y los muerde al mismo tiempo que baja bruscamente. Repite la acción sin dejar de besar con intensidad la boca del contrario. Siente las palmas grandes acariciar su espalda, gemidos comienzan a salir de sus labios. Se inclina hacia JungKook haciendo que se recargue en el respaldo del sillón, posiciona las manos en su pecho para sostenerse y comienza a moverse rápido sobre el pene que se desliza fácilmente gracias al lubricante.
Sus rostros se alejan un poco y Jeon mira fascinado como el chico monta su gran pene. Quiere morder los muslos gruesos que están brillantes por el sudor y chupar esa linda erección que choca contra el abdomen terso y plano. Se muerde el labio al ver que un tatuaje adorna la dulce piel en el costado derecho del peliazul. Su mirada sube por los pezones erectos y el cuello sudoroso, por los labios entreabiertos y rojos. Se detiene en esos ojos chocolate que le dirigen una mirada juguetona.
—¿Te gusta lo que ves, mmh, chico de la pa-paquetería?— La ronca voz acompaña la sexy mirada.
—Por supuesto, eres precioso— le responde jadeando y tomando sus caderas, para marcar ahora el ritmo de las estocadas.
JiMin sonríe feliz por el cumplido y vuelve a besarlo, jugando con la lengua ajena mientras toca suavemente los pezones del castaño, sacándole gemidos roncos.
Con un movimiento, JungKook logra tocar ese lugar tan sensible, sacándole un grito al chico frente a él.
—¡Sí! Ahí, dame más.— JungKook gruñe como respuesta y agarra los glúteos firmes, apretando y dejando caricias. Siente un gran calor en su pene, las paredes de ese chico lo hacen delirar. JiMin arquea su espalda sintiendo el músculo dentro de él chocar contra su próstata. La punta mojada de su propia erección es tocada por el pulgar del repartidor. Esa acción hace que pierda la fuerza y se recarga por completo en el pecho sudoroso.
—Dios, estoy cerca. Me estás follando tan bien, amo se-sentir tu gran pene en mi culo.
—Eres un sinvergüenza, chico lindo.— Toma de los cabellos a JiMin, jalandolo hacia atrás—. Quiero ver tu cara cuando llegues al orgasmo.— Sus caderas se alzan más rápido, el sonido de las pieles chocando es obsceno—. ¿Te gusta esto, no? ¿Te gusta sentir mi gran polla?— El sudor cae por ambas frentes, el olor a sexo y colonia inunda la habitación—. Porque a mí me encanta como me aprietas, te sientes tan jodidamente bien.
—Me-me fascina.— Con sus pulgares acaricia de nuevo los pezones cafés del castaño, siguiendo las caricias por su abdomen levemente marcado. Su cuerpo es tan sexy.
La mano tatuada sosteniendo su nuca, la expresión de placer en el bello rostro junto con la mirada intensa y los gemidos graves fue más que suficiente para que JiMin llegara a la cúspide. Un gemido largo y agudo salió de su boca, mientras jalaba las hebras castañas y sentía como su ano apretaba la larga extensión que aún se movía, sobreestimulando su cuerpo y haciendo que el orgasmo se sintiera más placentero.
—Termina conmigo, ha-hazlo— susurra el de hebras azules, chupando los labios rojizos de su acompañante. Apretando las nalgas redondas, JungKook expulsa la tensión acumulada, respirando rápidamente y sintiendo como el chico que está encima, mueve lentamente su caderas. La sensación lo hace temblar.
—Ah, quieres matarme ¿Cierto?
—Tal vez.— Recibe una media sonrisa como respuesta y un beso lento y apasionado.
La caricia se prolonga un poco más, mientras exploran cada centímetro de piel que está a su alcance y sus respiraciones se regulan. JiMin se levanta, permitiendo que Jeon pueda quitarse el preservativo y corre rápido por una servilleta a la cocina.
Al regresar ve como el chico de la paquetería tiene el dildo entre sus manos, observando con ojos curiosos y no puede evitar reír.
—Es lindo, ¿no?
—Sí, es algo extraño. Nunca he probado uno— responde sonriendo. Aparte de buen cuerpo tiene unos muy bonitos dientes.
—Deberías, hacen muy bien su trabajo.
—¿Sí? ¿Mejor que esto?— dice apuntando a su pene ahora flácido. Se levanta del sillón y se acerca al de hebras azules. Se detiene a pocos centímetros de distancia y lo mira fijamente.
—Me has dado la mejor follada de mi vida, con eso te digo todo— susurra, sin necesidad de alzar la voz.
—Un gusto, chico lindo.— JungKook vuelve a besar los gruesos labios, que le saben a gloria.
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Click. La compra estaba hecha, ahora tenía que esperar a que su dildo morado llegara. JiMin sonríe, impaciente por ver su paquete. O más bien, impaciente por ver quién lo trae.
Antes de apagar su laptop deja un comentario en la página:
"El servicio de paquetería ha mejorado bastante, mis compras llegan en buen estado y en muy buenas manos. Muy recomendado, 10/10"
Con cada compra le venía incluida una increíble follada y, al final para JungKook, su trabajo en FedEx no terminó siendo tan malo.
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*Historia no editada*
¡Muchas gracias por leer!
Besos, Moon
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