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Extra cuatro: ¡Feliz Halloween!

[Advertencia: Este capítulo tiene elementos subidos de tono o de índole sexual, leer con discreción]

—¡Feliz Halloween!

Casandra llevaba puesta una máscara de Ghostface que, combinado con su bata blanca, le daba una apariencia entre aterradora y mediocre.

—Casandra, el 31 de octubre es el día del escudo nacional, no esta festividad tan genérica. —Respondí mientras revisaba los últimos pacientes de cardiología, mi área.

—Por favor, Marquitos, no seas tan aburrido.

Casandra es mi compañera y amiga fiel, tiene una piel aceitunada y unos ojos verdes, casi siempre lleva su melena azabache en una cola de caballo. Salgo del lugar con dirección a mi oficina para traer mis cosas y marcar mi hora de salida.

—Te he dicho varias veces que no me llames así.

—¿Qué tiene de malo Marquitos? —Se quita la máscara para mostrar su rostro—. ¿Solo tu novio puede ponerte un apodo cariñoso?

Tomo mi bolso a la par que le muestro mi mano derecha, más específicamente, mi dedo índice en el que destaca un anillo plateado con una hermosa joya.

—Mi prometido, ubícate.

Sigo sin creerme que hace algunos meses Julio fue al departamento en el que vivía con Mickey, con flores hermosas y con un rostro tan nervioso que tenía miedo de que se desmayara en cualquier momento. Todavía recuerdo las palabras que me dijo:

—Mark, mi amor. Tuve muchos problemas en mi vida, casi me planteaba de que valía vivir si no era feliz. Tantos altibajos pueden dañar a un hombre. Pero luego te vi esa noche en el comedor, solo, sin nadie quien te acompañara y quise alegrar esa noche. Tú me sonreíste, una sonrisa tan hermosa que me cautivo desde el segundo que la vi. Pensaba que necesitaba cuidar esa sonrisa, que nadie ni nada le hiciera algún daño. Por eso, quiero que, aunque en algún momento estemos alejados, puedas saber que estamos unidos en un vínculo que nadie podrá romper. Por eso, te pido de corazón, Mark López... ¿Te casarías conmigo?

Desde entonces muchas cosas han cambiado.

Ahora mi hermano vive en mi casa, estudiando la carrera de psicología, también tuvimos que seudo adoptar a su amigo Marcelo. Y lo más importante de todo, es que mi novio es mi prometido. Todos los preparativos para la boda serán dentro de unos meses, no será nada espectacular, simplemente serán unas cuantas personas y sin complicaciones; entre ellas se encuentran mis padres. No he vuelto a saber nada de ellos desde lo ocurrido con su casa, solo supe por gente externa, que ahora viven en el norte de la ciudad en una casa pequeña. Tal vez en un futuro lejano pueda volver a hablar con ellos, pero ni loco pienso que vuelvan a tocarle un pelo a mi hermano.

—Sí, sí, tu prometido —pone una mano en su cintura mientras me sonríe—. Lizbeth tiene planeado proponerme matrimonio la siguiente semana, ella piensa que será una sorpresa, pero siendo una encargada del tránsito, se le suelen ir las ideas de la cabeza más de una vez.

Sonrió a la par que salimos de mi oficina. El hospital, para sorpresa mía, está bastante tranquilo. Ningún accidente violento o un turno en el que tenga que perderme nuestra cena especial. Antes salía de fiestas, organizaba trabajo o muy rara vez iba a la casa de mis padres a pasar con ellos y mi hermano. Cuando llegó Julio a mi vida, las cosas cambiaron y usamos esa fecha para quedarnos en casa, ver una película, besarnos hasta la media noche y usar esa fecha de excusa para tener citas románticas disfrazados de algún crush del otro. El año pasado me disfracé de Jack Sparrow, mientras que Julio fue un sexy Capitán América.

Esta noche no pienso quedarme corto con mi disfraz.

—Entonces próximamente habrá dos bodas que celebrar —mencioné mientras firma mi salida—. Pienso usar mi mismo traje en tu novio.

—Ni se te ocurra —me apuntó con el dedo—. Ya compré un hermoso vestido rojo para la boda y obviamente haré un precioso vestido blanco con una larga cola. ¿Ves? Dos vestidos diferentes, así que quiero que uses un traje nuevo para mi boda o, si no, no entrarás.

—Tampoco es como si me perdiera gran cosa.

—Qué malo.

Entre golpes suaves salimos del hospital donde una chica de pelo rubio sentada en su motocicleta negra esperaba con un caso adicional.

—Buenas noches, mi amor —Casandra besa a su novia mientras ella la sujeta por la espalda apegándose lo más que puede—. ¿Has pensado alguna cosa por esta noche?

—Maratón de películas de terror y comida china.

—Uf, suena a un plan perfecto —vuelve a besarla—, dulzura.

—Señoritas, ese beso tan meloso solo me recuerda que tengo un prometido que llenar a besos, así que las dejó solas.

Las chicas se despiden con la mano mientras voy en mi vehículo con destino a mi hogar. La compré, apenas saqué mi primer préstamo, tomó un tiempo para completar los arreglos que quería para llamarla la casa de mis sueños, pero ahora, con la ayuda de Julio, logré convertirla en mi hogar y, si tengo a Julio viviendo en ella, puedo quedarme toda la vida en ella. Estacionó el vehículo junto al vehículo de Julio y al abrir la puerta me encontró con Michael y Marcelo arreglando sus disfraces.

—Mark, ¿qué te parece?

Michael llevaba un overol de jean encima de una camiseta verde, unos guantes blancos y una gorra con la letra L.

—Con que serás Luigi, no me digas, Theo será Mario.

Tanto Michael como Marcelo me vieron horrorizados, no supe exactamente qué cosa dije mal.

—Mario y Luigi son hermanos —confesó Mickey—. Teddy y yo usamos disfraces de pareja, por lo que él se disfrazara de Bowser.

—Adoro, como solo bastó una escena de ellos dos juntos para que todo el internet los convirtiera en una pareja amada —Marcelo soltó una risita—. Adoro el internet, ya me voy leyendo tres fanfics.

Asiento lentamente como si supiera de lo que están blando. Pienso que estoy al día con las novedades y la manera en la que hablan los jóvenes, pero cada que ellos hablan de cosas con "Fanfics" me pierdo y no sé de qué mierda están hablando

—¿De qué se supone estás disfrazado? —pregunté mientras miraba a Marcelo de pies a cabeza. Sin encontrarle algún significado. Solo lleva varias sábanas blancas como si fuera un vestido y en su cabeza lleva mi sombrero de paja.

—Que falta de cultura son los López —dio una vuelta mientras se acomodaba el sombrero y mostraba una sonrisa—. Soy el dios de la basura, Xie Lian.

No sé si Marcelo esperaba que cambiaría de expresión al revelar su disfraz, pero seguirá con una cara de indiferencia casi igual a la de mi hermano.

—Es de una novela china que solo Marcelo conoce. —confesó Michael.

—Más respeto con el danmei —apuntó a Michael con sus dedos—. Imagina que te estoy apuntando con Fang Xin. Porque soy muy capaz de acabar con tu vida por insultar a mis papis chinos.

—¿Ya terminaron de discutir?

Mi corazón latió como un tambor al ver a Julio disfrazado de una versión masculina de Carmen Santiago. ¡Qué cabrón, recordó que tenía una fascinación con ese personaje! Su disfraz era bastante completo: gabardina roja, botas negras y un largo sombrero rojo.

—Creo que ya encontré a Carmen Santiago —camino con lentitud hasta sentir el tacto de Julio en mi piel—. Te ves hermoso, mi vida.

Mis dedos tocan su mejilla antes de que acercara sus labios contra los míos y pudiera sentir su respiración chocando con la mía. Sus labios son carnosos y suaves, lo he besado tantas veces y aún sigo encantado por sus besos como si fuera la primera vez que nos besáramos.

—Por favor no tenga tiempo a solas en público, y menos cuando estoy sobrio.

Alboroto el cabello de Marcelo para seguir a mi novio a dejar mis zapatos y mochila. Julio lo lleva a nuestra habitación, mientras veo como Michael se está tomando varias fotos de su disfraz. Cada día me pregunto cómo no me di cuenta de todo lo que estaba sufriendo mi hermano. Las veces que lo visitaba estaba siempre con su actitud antipática y despreciado a sus padres, pensaba que solo era por estar madurando o algo del instituto; jamás pensaba que sufrió un abuso tanto en su anterior colegio como en casa. Ahora me alegra que tenga una mejor vida y pueda verse como una persona hermosa, que antes me costaba tomarme una foto con él y ahora esta se toma varias fotos y de vez en cuando sube alguna en sus redes.

Michael abre la puerta tras escuchar el timbre y se encuentra con Theo, quien lleva un pijama completo de Bowser. Se sacó el gorro de la cabeza, pasó sus brazos por la cintura de Mickey y culminaron con un beso.

—Vengo para convertirte en mi príncipe, ¿quieres por las buenas o por las malas? —Theo intenta poner más gruesa la voz, logrando que pareciera que tuviera gripe.

—Eres un monstruo, tan horrible y bello a la vez. —Toco la mejilla de su novio—. Puede que te deje convertirme en tu príncipe y prometes quererme cada día.

—Trato, mi querido fontanero.

La pareja se vuelve a besar mientras que sus dedos se juntaban y no tenían intenciones de soltarse.

—Ya, por favor, tengo que ver todos los días el romance entre Julio y Mark. Ahora no pienso pasar la noche viendo como Bowser se come a Luigi en todos los sentidos posibles.

Julio se rio de su comentario mientras los demás amigos de mi hermano hacían acto de presencia. Entre ellos, Verónica, que lucía una peluca morada con una falda y camisa negra —entendí la referencia— Marcus estaba vestido de Thor, mientras que Teresa y su novia iban de Chucky y Tiffany respectivamente.

—Rápido, si llegamos tarde y me pierdo las mejores canciones, juro que los asesinaré —Verónica tenía sujeto el brazo de su novio de tal manera que me daba algo de pena el chico.

—Tranquila, todavía estamos atiendo —Michael se acercó para abrazarme mientras yo correspondía el gesto—. Volveremos más tarde, disfruten su noche.

—Dijo lo mismo, Mickey, necesitas divertirte de vez en cuando. —Mis ojos se dirigieron hacia Theo, quien rápidamente se puso alerta ante mi mirada—. Cuídalo, si le llega a pasar, aunque sea un rasguño, te mandaré a volar lejos, cuál Bowser. ¿Oíste?

Julio posó su mano sobre mi hombro.

—Mi vida, creo que asustar a tu futuro cuñado, no creo que sea lo mejor.

—Oh por dios.

Michael se separó del abrazo para llevarse a los chicos de la casa y en especial a Theo quien estaba rojo como tomate. Salieron todos en la camioneta familiar de Marcus y al alejarse hasta perderse de mi visión. Agarró la mano de mi prometido y la acarició con mis pulgares.

—¿Está lista la cena?

—¿No me preguntarás cómo estuvo mi día? —se llevó la mano al corazón—. Pensé que me querías, pero ahora veo que solo quieres mi comida.

—Lo siento, pero cuando tienes un futuro esposo cocinero, tienes que aprovechar sus lujitos.

—Eres un caso, Mark López.

—Corrección, soy tu caso hoy, mañana y siempre.

Julio me agarra de las mejillas para besar mi nariz logrando que se me escapara una risita por el gesto. Seguido de eso, va a la cocina para servirme, mientras aprovecho eso para ir a nuestra habitación y cambiarme de ropa y ponerme mi disfraz. Lo había comprado en línea con una cualidad especial. Me quito el uniforme, utilizo desodorante para quitarme el olor al hospital y comienzo a ponerme el traje parte por parte.

Todo listo, me miro en el espejo logrando y estaba asombrado por el disfraz, decido tomarme una foto y enviarla a Casandra, quien me envía un emoji de cara sacando la lengua y un durazno con una berenjena. Le envió un sticker de un chico riéndose. Dejó el celular a un lado y bajó al comedor donde Julio se quedó atónito al ver mi disfraz.

—¿Alguien pidió un justiciero de ciudad Gótica?

Julio caminó poco a poco hasta quitarme la máscara revelando mi identidad.

—Con que Mark López es Batman —sonríe—. ¿Quién lo hubiera creído?

Es un traje completo de color negro, con el logo de Batman en el pecho y una capa no tan grande como en las películas; apenas me llega a la cintura. Lo vi en una página que prometía que llegaría con envío gratis, por lo que no esperaba nada, y terminó sorprendiéndome con un detalle.

—¿Tienes hambre, mi señor de la noche?

Asiento con la cabeza y caminamos hasta el comedor donde Julio preparó una cena que, de solo olerla, me rugía el estómago. Solemos comer en silencio, eso siempre ha sido de esa manera, solo cuando llegaron los chicos es que las cenas fueron más animadas. Pero no por eso son cenas incómodas, simplemente con tenerlo cerca mientras alabo su comida, parece que nos funciona para sentirnos completos.

Después de lavar los platos y tomarnos unas fotos con nuestros disfraces, es que vamos a la sala para ver una película de terror cualquiera en nuestra posición favorita. Mi cabeza está encima de su estómago mientras su mano acaricia mi espalda de manera lenta y continúa. Como estoy acostumbrado a ver accidentes fuertes a diario, no estoy especialmente asustado por ver como un payaso degolló a una persona, caso contrario a Julio que suele mirar a otro lado o poner una mueca de desagrado. En esos momentos tomó sus dedos y los besos uno por uno hasta que sus ojos me observan y sepa que puede verme si en algún momento se sienta ansioso, al igual estoy dispuesto a verlo cuando me sienta incompleto.

Por qué así me sentía cuando peleé con él, me sentía incompleto.

Jamás pensaba que me enamoraría de un hombre, mucho menos de uno que me ayude en mi estrés con un pastel. Pero desde entonces, no puedo dormir y no siento sus brazos rodeando mi espalda, sus besos sobre mi cuello, su respiración junto a la mía y su voz susurrándome en al oído.

—Cariño, ya terminó la película.

Alcé la mirada para toparme con Julio brindándome una sonrisa que logró cautivar mi corazón en suaves palpitaciones.

—No sabes como te amo, Julio, el amor de mi vida.

Me enderezo en el sofá cambio de posición para estar sentando entre sus piernas, mis brazos rodeando su nuca y mis labios a centímetros de los suyos.

—¿Aún recuerdas cuando me rechazaste? —mencionó mientras apartaba mi cabello de mis ojos.

—Estaba en mi crisis pansexual, hasta ese momento me gustaban solo las mujeres y jamás pensaba que se me sentiría tan bien al sentirte en mi interior.

—Por dios, Mark López, eres el hombre más caliente que conozco —beso mi cuello como solo él sabe hacerlo.

—No me puedes culpar, eres tan irresistible, Julio Zambrano.

—¿Aunque no tenga el físico más espectacular?

En algunas fotos del pasado de Julio se veía que tenía un físico parecido al de Theo: músculo, con brazos fuertes y piernas de hierro. Después de sufrir el abandono de sus padrastros, entró en una depresión en que su único amigo fue la comida y por eso ese físico de ensueño se marchó para dejarlo con algo de barriga y unos muslos pronunciados. Para su altura es un cuerpo sano del que no se debe sentir avergonzado. Aun así, hubo momentos en los que eso fue tema de discusión.

—Cariño, acepté casarme contigo, no porque tenías un físico de muerte o una altura de un dinosaurio. Acepté a casarme contigo, porque te amo —beso su mejilla, hundi mi rostro en ella—. Amo cada parte tuya y no pienso cambiarte, eres Julio Zambrano, el hombre más espectacular del mundo, y quiero que lo tengas en cuenta. ¿Comprendes, mi vida...?

No pude terminar de hablar por el rápido beso de Julio, presionaba sus labios contra los míos hasta que nuestras lenguas se encontraban y luchaban por tener el control. La falta de aire fue el detonante para que nos separáramos.

—¿No que yo era el chico más caliente de todos? —pregunté divertido.

—No me puedes culpar, cuando me miras con esos ojos no puedo controlarme.

—Eres increíble, Julio.

Volvemos a besar mientras lentamente sus manos bajan hasta agarrar mi trasero con firmeza, logrando que tuviera un sobresalto. Sus dedos gruesos, perfectos para cortar carne y para agarrarme el trasero.

—¿Quieres hacerlo, mi vida? —pregunta, siempre pregunta.

—Sabes siempre la respuesta, mi corazón.

Antes de que me quitara el disfraz, le mostré el añadido del traje y es que tiene un cierre en la parte trasera para realizar actos de este estilo. Julio no pudo aguantar la risa, pero no se quiso redactar en sus acciones.

—Abre la boca, corazón.

Obedezco y con mi lengua juego con dos de sus dedos hasta bañarlos con mi saliva y en un rápido movimiento lo siento en mi interior. Por más que lo hacemos casi todas las semanas, no puedo resistirme al tacto de su piel en mi interior. Mi respiración se entrecorta, al igual que los gemidos que salen de mi boca. Sus labios me atrapaban para callarme y seguir con su juego de dedos. Hasta que siento que toca un punto en específico y no puedo contener un grito de placer.

—¿Cómo mierda siempre haces para encontrar mi punto dulce?

—Tengo experiencia.

Siguiendo en la misma posición, se quita los pantalones en donde su erección palpitaba entre medio de mi trasero. Mis manos y piernas tiemblan de pensar en todo el placer que estoy por sentir.

—¿Te parecen bien veinte centímetros?

—Eres un estúpido, solo estás creando tiempo para molestarme.

—Me conoces bien. —Besó mi mejilla—. Pero bien que te emocionaste cuando te pregunté eso.

—Solo métela y no seas un idiota, Julio.

—Lo que pida mi esposo.

Las lágrimas fueron las primeras en expresar la sensación que sentía de tener parte del miembro de mi esposo en mi interior. Julio trataba de silenciarme mientras soltaba cumplidos cursis como: "Lo estás haciendo bien, dulzura" o "Esta casi adentro, cariño", quería callarlo, pero estaba ocupado gimiendo mientras su miembro recorría mi interior, entrando más en cada penetración.

—Julio... Julio.

—No sabes cuánto te amo, Mark.

Besa mi frente mientras sigue penetrando, hasta que mis gemidos no son los únicos ruidos que inundan la casa.

Entre lo oscuro de nuestra habitación, somos bañados por las luces de la calle, logrando distinguir el cuerpo desnudo de Mark cubierto a medias por las sábanas. Estaba durmiendo, siempre se quedaba agotado después de hacerlo más de dos veces seguidas. Me causa gracia ver cómo pide más cuando sus ojos ya no lo soportan y simplemente se cierran; es casi una rutina: lo carga hasta la habitación, lo ayudo a quitar la ropa entre quejidos suyos y nos acostamos cubriendo nuestros cuerpos con las sábanas. Adoro esa parte. Porque es el momento en que nuestras manos se entrelazan, su rostro descansa en mi pecho y con mi brazo libre lo apego a mi cuerpo para que sea bañado por mi calor.

Jamás pensaba que estaría viviendo este momento, es casi irreal.

Nunca tuve un descubrimiento sobre mi sexualidad o algún enamoramiento de un chico para confirmar que era gay. Simplemente en mi corazón me decía que mis gustos no eran las mujeres, sino los hombres. Seguir el grito de mi corazón fue que bese a un chico que parecía sentir lo mismo por mí, y no estaba equivocado, solo que mis padres adoptivos vieron ese acto y no recuerdo quién salió con peor aspecto, si ese chico o yo. Simplemente, recuerdo que terminé en el hospital con uno de mis ojos bañado en sangre y mis piernas llenas de dolor. Eso fue suficiente mensaje para entender que no era recibido de nuevo en mi hogar. En parte agradezco que eso haya pasado, logré que me llevara muy bien con el cocinero del hospital, quien después de que me curara de las heridas aceptó que trabajara a su lado.

Los primeros dos años viví con Jacob, un señor con una barriga pronunciada y un sentido del humor muy raro. Pero fue mi mejor amigo en los peores momentos, además de enseñarte las mejores recetas. Fue así que me quedé hasta tarde tratando de replicar su pastel especial y cuando había conseguido una similitud, escuché cómo un médico entraba al comedor y se sentaba mientras hundía sus dedos en su cabello. Podría irme por la puerta trasera de la cocina y hacer como si no estuviera ahí... pero no lo hice, gracias al cielo que no lo hice.

Le entregué un trozo de pastel mientras me sentaba a su lado; parecía que no quería estar solo esa noche. Probó el pastel a regañadientes y cuando mostró una sonrisa tan hermosa, no puede, me había enamorado de esa sonrisa.

Por más que quería olvidarlo de mi cabeza, con solo cerrar los ojos podía ver a ese chico sonriéndome y agradecerme por el pastel. Tal vez tendría que soportar mi vida sin volver a verlo y simplemente ser un recuerdo agradable. Pero solo tuve que esperar una semana para volver a ese chico y quedarme enamorado ahora de sus ojos. Luego fueron sus manos, seguidos por sus dedos, llegando hasta sus labios y terminado en la persona a la que le pertenecía todas esas partes.

Estaba completamente enamorado de Mark López.

Y para mi suerte, él también está completamente enamorado de mí.

Culminando a que ahora estoy llevando un anillo plateado con una joya, son los anillos que Jacob había comprado para proponerle matrimonio a su novia, pero ella falleció antes de poder aceptar la propuesta. No quise aceptarlos, pensaba que era incorrecto, pero él simplemente me abrazó y dijo que eran anillos muy bonitos para desperdiciarlos.

—¿No te importa que los usen dos hombres?

Jacob no era homofóbico, supuso mi situación al segundo día de conocerlo, pero aun así tenía miedo de lo que pudiera decir.

—Niño, oye, sé que tengo más años que tú y puede que mis pensamientos estén algo obsoletos, pero hasta yo sé que simplemente enojarse por la sexualidad de alguien es estúpido. ¿Por qué eres gay serás un mal cocinero? Para nada, eres uno de los mejores y no lo eres por ser gay. Tu sexualidad no te define, eres tú quien marca la diferencia.

Lo abracé mientras me destruía entre lágrimas.

Acepté los anillos, solo que, para darle un toque personal, decidí llevarlos para que les escribieran nuestros nombres en el interior, llevando el anillo con el nombre de Mark y él llevando el mío. Debo reconocer que en algunos momentos en que me siento solo o ansioso, suelo besar mi anillo e imaginar que estoy besando a Mark.

Justo como ahora que besó el anillo y luego besó sus mejillas.

De repente escucho la camioneta y, entre quejidos de Mark, me levanto, logrando encontrar un pantalón y ponerme una bata para abrir la puerta. Eran las once y me preocupaba que despertaran a Mark, además de que si hacen escándalo abriendo la puerta, los vecinos se molestarán, y ya tuvimos problemas con ruidos con ellos.

—Tiemblen ante mí, idiotas, el rey de la basura llegó.

Marcus le tapa la boca a Marcelo, sintiendo un gran agradecimiento. Las chicas solo se ríen mientras iban con Marcelo y Marcus a las habitaciones, dejándome con Michael y Theo, quienes, por el rostro rojo de Michael, estaba ebrio, mientras que su novio parecía normal.

—Julio, es un gusto verte —confirmada, está ebrio—. Dios, no puedo creer que pronto serás mi cuñadito ¡Qué emoción!

—Mejor vamos a dormir, Michi.

Theo se llevaba al hermano de mi novio a la habitación.

—Alto ahí, jovencitos.

Theo fue el más sobresaltado de los dos y dio media vuelta lentamente.

—Yo no soy nadie para quejarse sobre mostrar cariño a su pareja, mi vestimenta revela lo que estuvimos haciendo. —Tal vez no era necesario decir eso, pero siento que Mark lo diría—. Pero si quieren ocultar chupetones, hasta yo sé que una bufanda a Luigi no es la mejor solución.

Para Michael esas palabras no fueron nada, pero para Theo casi se le sale el alma.

—Ahora vayan a dormir y esperen que Mark no haga un escándalo.

—Gracias, Julio.

—Gracias, cuñadito.

Ambos subieron a la habitación y recién me percaté que dejaron la puerta abierta. La cierro con llave y voy a nuestra habitación para acostarme junto a mi prometido, que se mueve lentamente.

—Tranquilo, tranquilo, sigue durmiendo. Solo fueron los chicos.

—Espero que no hicieran nada estúpido.

—Están bien, como si nada.

—Solo porque estoy con sueño aceptaré eso.

—Como digas, amor.

Nos juntamos en cucharita para besarle el cuello y cerrar los ojos, contando los días que faltan para aceptar en matrimonio a Mark y saber que él me aceptará y nadie nos separará.  

Ok, tengo cosas que decir. Una disculpa si muchos pensaron que iba a ocurrir algo supermalo o aterrador. Solo quería hacer una bromita de Halloween. Segundo, sé que no iba a haber más especiales, pero... no puede contenerme a realizar un especial con Mark y Julio, además de que es mi forma de agradecer las más de 160 mil lecturas. Juro que nunca dejaré de creer el éxito que esta teniendo mi historia.

Por cierto, hablando de historias, unas actualizaciones de mis historias. Primero y es que 25 Clichés ya llegó a las 3 mil lecturas, yay, estoy feliz de que la historia de Robert le esta gustando a varias personas y si aún no la has leído... ¿Acaso no me quieres como escritor? Eso es muy cruel.

Dejando el chantaje emocional a un lado, también ya estoy trabajando en la siguiente historia que empezará apenas termine 25 Clichés, la cual será un remake de un fanfic que escribí por haya en el lejano 2022. De hecho, ya había subido algunos capítulos en mi cuenta, pero mejor decidí subirlos al borrador y empezar su publicidad después. 

Por ahora les diré que es un romance de oficina, gay, obviamente, y cuenta con un triángulo amoroso en donde uno de los pretendientes es como el padre de Theo y Dylan. Literalmente él fue la máxima expiración para luego crear las personalidades de los Miller; aunque no se apellide Miller.

Espero que hayan disfrutado la historia de Julio y Mark, mis adultos tan románticos como sexuales. De hecho, ellos fueron inspiración para la creación de "Mi amor por ti" asi que gracias por ellos. 

Ahora, sin nada más que decir, los dejo en su linda noche, tarde o día.

Los quiero, bye <3

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