Extra Cinco: Una Navidad sin sentido
—Acaba de terminar conmigo...
Mi corazón se rompía en pedazos mientras Verónica actúa con su clásico abrazo de oso. Ella siempre hace lo mismo cuando alguien se siente triste y vaya que se necesitaba uno de esos, teniendo en cuenta que Teresa estaba con los ojos llenos de lágrimas y lanzó el celular contra mi puf.
—En un maldito mensaje —apenas se le entendía con su sollozo—. Ni siquiera pudo decírmelo en la maldita cara. ¡Qué perra!
Apartó a Verónica para caminar en círculos mientras maldecía de una y mil maneras a Amelia. Su relación se estaba tornando algo cuestionable cuando ella empezó a ser muy obsesiva con Teresa, al punto de pedirle el celular a cada momento, ellas tenían tanta confianza que ponían tomar el celular de la otra con total libertad, lo que no estaba permitido era que se entraran en chat privados, cosa que Teresa cumplía, mientras que Amelia no. Esta última daba cualquier excusa pequeña para pelear, desde que Tessa usará un vestuario algo provocativo o que compartiera un TikTok sugerente. Viví en carne propia como tras compartir un video de Sabrina Carpenter. Amelia le escribió molesta porque solo le interesan chicas como esa cantante.
Las cosas escalaron a tal nivel que hoy, 20 de diciembre, donde todos quedamos en reunirnos en mi casa para celebrar una cena navideña adelanta para de ese modo decir que pudimos pasar Navidad juntos, ella la llamó para decirle que no asistirá aun cuando concordamos que esa sería la mejor fecha, ya que todos estaríamos libres ese día.
Y todo concluyó con un mensaje, un simple mensaje.
"Lo siento, Teresa, fuiste una hermosa chica y te amé con todo mi corazón. Pero conocía a otra persona que me vuelve mejor persona. Espero que puedas encontrar a alguien igual".
—¡Pensaba que yo era esa persona que la hacía mejor persona! —patio mi pobre puf, por suerte Vero ya había rescatado el celular para evitar una muerte segura de su dueña—. Tres años de relación tirados a la basura por una simple chica.
De verdad que está devastada, no es que sea un insensible que no conozca los sentimientos humanos, yo más que nadie debe saber lo que es saber que la persona que amabas te trato peor que objeto. Lo que me sorprende es que Teresa, por más dolor que sienta, no suele llorar en frente de las personas, ya que odia que la vean hecho un desastre y más cuando se había hecho un maquillaje tan lindo.
—Tessa, tomemos las cosas con calma, las relaciones van y vienen y esto...
—¡No, cállate! —Teresa apuntó con su dedo a Verónica, prosiguió con un tono brusco—: Tú tienes un novio perfecto, Michael, igual, yo pensaba que mi novia era la chica de mis sueños y terminó siendo una maldita. Así que ninguno de ustedes dos me dirá lo que está bien o mal.
—Tessa.
Todo estaba yendo perfecto, éramos nosotros tres planificando qué usar para la cena, mientras que los demás fueron a comprar cosas para decorar el comedor. La única área que nos prestó Mark para realizar nuestra reunión, ellos aprovecharon para visitar al amigo de Julio y quien lleva de paseo a Darwin. Parecía que tendríamos la mejor reunión y de la nada todo cambió a un ambiente tan depresivo y caótico. Lo peor es que me gustaría consolar a Teresa, tal como lo hice en ese viaje escolar, pero cuando se trata de parejas que terminan mal, me gusta estar lo más alejado posible. Es por eso que casi no doy ni voz ni voto a la situación.
El caos continuó con Teresa tirándose en mi cama y cubriéndose la cara con una almohada y pegando un grito que se puede distinguir con facilidad.
—Te prepararé un té, lo necesitas —Vero, me da un vistazo—. Por favor, Michael, evita que cometa alguna locura.
—Cómo digas.
Teresa sollozaba, temblando todo su cuerpo en el proceso. Se podría decir que ya había experimentado una situación parecida con Tessa y, aunque tengo una espinilla en el corazón por tocar un tema tan sensible, decidió hacer tripas corazón y sentarme a su lado mientras le acariciaba la cabeza.
—¿Esperabas que Amelia sea la chica con la que te casarías?
Mi repentina pregunta logró que Tessa dejara de temblar para darse la vuelta y dejar a la vista una chica que tiene la cara manchada de maquillaje corrido, unos ojos inyectados de sangre y que no paraba de temblar su labio. Estaba totalmente destruida. Desde lo ocurrido en el autobús escolar —sin contar en los días que tiene su periodo—, no la he vuelto a ver tan vulnerable.
—¿Qué clase de pregunta de mierda es esa? —logro decir con dificultad—. La amaba, quería pasar el resto de mi vida con ella...
—Yo no pienso lo mismo con Theo.
Lo que parecía imposible, ella dejó de llorar y se enderezó para mirarme firmemente.
—No me mientas para ganar mi simpatía.
—No es mentira, por más que quiero recordarme que Theo me ama como yo también lo amo, no puede quitarme todo el daño que me hizo Daniel, hay una voz que me recuerda que Theo una vez me ignoró cuando aún no éramos novios, y si hubo una primera vez, puede haber una segunda.
—Pero... lo amas, ¿por qué mierda siquiera pensarías en no casarte con él?
—Porque así funciona el amor —me acuesto mientras con señas le pedía a Tessa que haga lo mismo—. Una vez que me enamoré perdidamente, no terminó bien, nada bien. No quería tener novio, por más que no quería estar solo, porque sabía que entrar a otra persona en mi vida solo causaría problemas. Hasta que llegó Theo en mi vida, casi como un ángel caído del cielo.
»Su actitud tan alegre logro que me enamora de él, por más que quisiera negarlo, hasta que tras altos y bajos nos volvimos novios. Llevamos tanto tiempo y hasta ahora, cuando estoy acostado a su lado, sintiendo sus brazos, lloró en secreto al imaginarme que con alguna estupidez mía podría perderlo.
Ahora era yo quien estaba soltando algunas lágrimas, nunca había hablado de esto con alguien. Ni con mi hermano o Teddy, pensaba que solo era una cosa mía y quería que se quedara para mí. Pero creo que necesito decirlo para llegar al siguiente punto.
—Estoy seguro de que Theo apenas tenga la oportunidad, me pediría matrimonio y claro que aceptaría. ¿Quién podría negarse a casarse con Theodore Miller? Pero incluso cuando llevamos tanto tiempo juntos, hasta no estar a su lado, viendo cómo nuestros hijos nos abrazan y él me besa sin soltarme, es que por fin puedo aceptar que estar a su lado fue la mejor decisión. —Tomó las manos de Tessa mientras le brindé una sonrisa—. Sé que Amelia y tú se amaban demasiado, incluso al punto de pensar que nunca estarían separadas, pero en serio, ¿pensabas que estarían juntas para siempre? ¿Nunca llegaste a pensar que su relación sería imparable? ¿Qué ella sería la primera y la última?
Parecía que Teresa me daría un golpe por haberle dicho de forma tan cínica que posiblemente su relación nunca llegaría tan lejos, incluso apretó mi mano por unos segundos antes de volver a llorar. La abrazo mientras vuelve a temblar.
—No es tu culpa, Tessa, el amor puede ser la cosa más simple de todas, pero hasta las cosas simples tiene su complicada si lo analizas.
El proceso se nos une Verónica, quien ya estaba llorando de antemano, por lo que sabía que ella estaba escuchando como toda la chismosa que es, no la culpa, es más. Agradezco que me haya dado este espacio para hablar con Tessa.
Luego de una taza de té y un paquete de galletas de chocolate, es que podremos hablar con mayor naturalidad. En donde Tessa revela que ya veía en deceso su relación, en especial cuando Amelia posponía varias citas por excusas relacionadas con la universidad. De nuevo, no puedo dejar de compararme con Teresa, al que mi tiene una familia que aman a un hijo más que otro, también medio instituto la odiaba y se burlaba de ella, estaba en una soledad que camuflaba con rudeza y egocentrismo y ahora tiene una relación que parecía de cuento de hada y simplemente solo era una falsedad.
—Carajo, y ella era mi amiga secreta —mencionó Vero con trozos de galleta en la boca—. Sé que arruiné el chiste, pero ni pienso darle su regalo. Mejor te lo quedas tú, Tessa.
—¿Es algo de valor?
—Es una paleta de maquillaje con tonos rojos.
—Hecho, pienso usarlo todos los días.
Las chicas sonrían mientras, antes que pudiera levantarme de la cama, me agarraron como saco de papas y me sentaron a fuerzas de nuevo.
—A ver, pequeño, Michael —Vero, me sonría mientras apretaba mi hombro—. ¿Cómo es eso?
—¿Qué cosa? —pregunte con algo de miedo.
—Entiendo que quieras mejorar mi autoestima y lo agradezco —Tessa me sonría e intente darle una buena sonrisa antes que pasara su mentón en sus dedos entrelazados—. Pero pudiste darme tantos ejemplos y tu sugerencia fue decirme que quieras casarte con tu Teddy.
Diría que tiene razón, de que podría haber expresado cualquier otro ejemplo, pero es que eso fue en lo único que mi cerebro podía procesar.
—Solo lo dije por decir —evito verlas a la cara—, no es la gran cosa.
—Nada que no es la gran cosa. —Vero clava su uña contra mi pecho mientras se reía—. Mueres porque nuestro Theodorito se arrodille y pida tu mano como todo un príncipe azul.
—Además de usar traje blanco, besarlo en el altar, lanzar el ramo. Mueres por todo eso.
—Chicas... yo...
—Dios, ¿se imaginan que en Navidad pida tu mano? —Verónica dio un chillido—. Moriría de la ternura.
—Pido ser la dama de honor principal.
—¡Ni loca! —bravo mirando a Teresa—. Llevo siendo su mejor amiga por mucho tiempo.
—Pero entre las dos yo soy su favorita.
—¿Quieres pelear? —entre risas se ataba su cabello en una cola de caballo—. Estoy dispuesta a derramar sangre esta Navidad.
—¡Chicas!
Pegue un chillido mientras mi cara no daba para más de lo roja que estaba, parecía una tetera de lo caliente que estaba. Eso fue suficiente para que ellas pararan y se concentraran en abrazarme mientras repetían que esperaban ansiosas por la boda. De nuevo no podía controlar mi pena por esta situación.
Amo la Navidad, es mi celebración favorita del año.
Desde pequeño mi madre se esmera en dar la mejor presentación favorita por lo que realizamos el plan completo de clichés navideños: decoraciones despampanantes, películas navideñas, chocolate con malvaviscos y aunque es algo demasiado infantil suelo escribir una carta a Santa Claus con algún deseo que quisiera cumplir y si se cumple en la próxima Navidad lo menciono. La Navidad pasada le pedí que mi libro lograra ser reconocido y estoy más que feliz al decir que, en efecto, mi libro está gozando de una acogida más que agradable.
Para esta Navidad pienso escribir sobre otro viaje con Michael. Nuestra aventura en Venecia me encanto, también sé que le fascino a mi novio, por lo que quiero ahorrar un poco e invitarlo a otro viaje, solo que esta vez solo iremos nosotros dos, para pasar tiempo de calidad de pareja y poder tener tantos momentos íntimos sin tener que escondernos para que nadie no escuches.
También que por mis eventos con mi libro que incluye algunas invitaciones a eventos literarios a lado de grandes de escritoras tan talentosas que estaba a punto de gritar cada que las veía y algo hilarante es que gracias a mi dominio del inglés pude presentar a una de ellas que al igual que el público moría por cada información que te tocaba traducir. Todo muy bonito y solo con algunos comentarios de odio en mis redes porque mi libro es gay y que no sea la gran cosa como lo pintan algunas booktokers. Pero por concentrarme tanto en eso, hice a un lado todas las actividades de Michael y ocasioné una mini pelea en la que él se enojó porque yo olvidé nuestro aniversario y como rabieta decidió no acompañarme al partido en donde participó Dylan, mi primo. Para mi suerte, luego de presentarme en una noche lluviosa con un ramo de flores y chocolates, logré que me perdonara y todo está volviendo como antes.
Fuera del hecho que estoy vestido como Santa Claus, mientras Marcelo me toma fotos de todos los ángulos imaginados y Marcus meta las pizzas en el auto. La anterior Navidad quedamos en hacer algo entre nosotros, pero por situaciones con mi tiempo de escritura, las clases de Marcus y la llegada de Darwin a los López, no pudimos celebrar nada como grupo. Es por eso que quedamos en una fecha en la que todos estaríamos libres y celebrarlo a lo grande: intercambio de regalos, pizza, torta de cereza y vino refinado que Marcelo con gusto invitó. Con la condición que hubiera un Santa Claus, por lo que después de hacer un sorteo terminé ganando, cosa que no festejaría demasiado.
—Te ves increíble, Oso. —Marcelo tomó una selfi en donde ni siquiera me dio tiempo de posar decente—. Ahora solo déjame publicar esta humillación... digo, déjame compartir esta bendición navideña.
Marcus por su parte, solo se ríe mientras lo ocultaba con su mano. No le doy un golpe porque la verdad estoy bastante feliz de llevar este disfraz. Siempre me ha encantado el diseño de Santa y tiene puntos extras que cada que camino suenan los cascabeles. Subimos a mi auto con los regalos en el maletero, la comida con Marcelo y Marcus revisando que todo lo que Verónica solicitó estuviera listo para la reunión. La idea se le ocurrió a Marcelo después de pensar que todos tendríamos cosas que hacer para Navidad y que no nos veríamos hasta una semana. Claro que antes queríamos que fuéramos a un restaurante elegante e hiciéramos todo un caos con resultado en que todos termináramos bailando sobre las mesas. Con algo de chantaje lo hicimos recapacitar y quedamos en una cena de pizza con respecto al pastel e intercambio de regalos.
Llegamos a la casa sin la presencia de nadie, eso llamó tanto nuestra atención que Marcelo quiso subir a las habitaciones para investigar, pero por el mismo camino en que fue, lo terminaron rebotando como pelota.
—Esperen, aún no estamos presentables.
—Preciosa —Marcus le hablaba a su novia—. Salimos por casi dos horas y aún no están presentables. Luego no me digas holgazán a mí.
—Nosotros tenemos un buen motivo, en tu caso siempre eres un holgazán de primera.
Tanto Marcelo como yo nos reímos de lo dicho por Verónica.
Aprovechamos el tiempo para preparar todo el comedor con las decoraciones y servir los platos. Como los chicos estaban vistiendo una camisa roja con un pantalón negro de tela, pues sí se veían presentables. Bueno, Marcelo quiso ser más haya y también compró una barba falsa y combinarlo con un saco rojo que le sacó mucho jugo en los numerosos tiktoks que hizo mientras esperábamos a los demás.
Por casi media hora, la primera en bajar fue Verónica, que usaba un vestido al cuerpo rojo con un lazo blanco en la cintura. Se veía bonita y no creyó ser el único que pensó lo mismo, ya que rápidamente su novio la abrazó y le dio un beso en la mejilla mientras le repetía lo hermosa que se veía.
—Vaya, tigre, todavía no es Navidad para recibir tu regalo.
—¿Es algo igual de hermoso como tú, preciosa?
—Supongo, pero tendrás que esperar hasta la noche nueva.
—Por ti espero toda mi vida.
—Ya, ya, mucho romance heterosexual, eso ya pasó de moda —Marcelo separó a la parejita.
Antes que siquiera me podría reír de las ocurrencias, quedé con la boca abierta al ver cómo bajaban Teresa luciendo un vestido verde algo refinado y a su lado estaba Michael con un atuendo forma de camisa verde con un pantalón de tela negro y para darle el toque es que tenía unos guantes verdes.
—¿Con qué mi novio es en verdad Santa Claus? —me acomoda el gorro y la barba falsa—. Quisiera decir que es una gran sorpresa, pero era algo obvio.
—¿De verdad?
—Claro, les traes felicidad a todos y eres igual de abrazable.
Dicho eso, me abraza para luego juntar sus labios con los míos.
—Ok, mucha jotería, estoy cansado de verlo a diario.
—Eso se resuelve fácil —menciona Michael—. Solo tienes que irte de la casa.
—Mi hermano gay, engendrado por padres de mierda, tendrás que buscar otro argumento si quieres echarme de esta casa.
Los dos siguieron hablando entre risas mientras Verónica se me acercaba con una sonrisa que conocía muy bien; estaba ansiosa de darme otro dato curioso.
—¿Te encanta el atuendo de tu novio? Yo lo elegí.
—Gracias, le queda increíble.
—Ya lo sé, los guantes le dieron el toque. Aunque sea como una versión masculina de Evelyn Hugo.
Miraba cómo Michael se reía de una ocurrencia de Marcelo y al fijarme con mayor detalle, pude encontrarle un gran parecido a Evelyn Hugo.
—Oye, es verdad.
—Lo sé —afirmó—, además tuve que ajustarle las caderas para marcarlas. Un pequeño regalo de mi parte, Teddy.
Me da una palmada en el hombro para regresar con su novio.
—Vamos, Santa, no te quedes helado.
Michi tomó mi mano para llevarme con los demás y, por culpa de Vero, ahora no puedo parar de ver sus caderas.
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Marcelo es un desgraciado, siempre hace lo mismo y siempre caemos en lo mismo. Después de comer, empezó a servir tragos suaves, y uno, al no sentir nada, quiere probar más y más y cuando menos te lo esperas, estás borracho, siendo ese el caso de mi Michi quien se está riendo de todo y está sentado en mi regazo como si en verdad fuera Santa. Bueno, preferible estar borracho aquí y no en el club y tener que evitar que le pida a otro hombre que le haga un baile caliente.
—¡Escuchamos, pero no juzgamos!
Como también Marcelo es un cabrón de primera, aprovechó que muchos estuvieron hasta arriba de copas para hacer juegos de este estilo y sacar los sucios secretos de alguien. En mi caso, eso no pasará, tengo una buena resistencia al alcohol.
—Una vez fui a una discoteca y por un segundo pensé ver a Marcus besando a otra chica y si no fuera por Tessa, no sé qué hubiera hecho.
—¿De veras pensabas que estaba besando a otra?
—¡Juzgo! Le toca tomar.
Marcelo sirvió otro shot que bebió Marcus con cara de asco. Michael, por su parte, se reía tan tranquilo hasta que puso su cabeza entre mi cuello y aprovechó para besar su frente.
—¿Todo bien, cariño? —le pregunté entre susurros.
—Sí, todo excelente.
—¿Quieres que te traiga agua o algo de comer?
—No —entrelaza sus dedos con los míos mientras besa mi cuello—. No te vayas a mover, te quiero aquí, a mi lado.
Quiero besarlo con todas mis ganas, estoy tan encantado con sus palabras al punto de tomarlas y ponerlas en mi próxima novela. Porque Michael es mi musa, cada vez que pensaba que no podría escribir momentos románticos o que llenarán mi corazón de felicidad, solo recordaba los momentos con mi novio y los plasmaba en mis escritos llenando de cariño.
—¡Escuchamos, pero no juzgamos!
Todos lo dijeron para luego mirar a Michael que sacaba su cabeza de mi cuello y tras pensarlo un poco dijo:
—Una vez estaba tan caliente y Theo estaba en un viaje que tenía dos objeciones: hacerle una llamada caliente o comprar un juguete sexual y pensar que era él.
—¿Qué carajo...?
—¡No juzgues, pelirroja! —Marcelo sirvió otro shot y Teresa tenía una cara de asco al verlo—. Mi hermano es libre de hacer lo que quiera, bola de juzgones.
Mientras Teresa y Marcelo discutían, yo miré a Michi todo avergonzado mientras me lo imaginaba todo desesperado, intentando comunicarme pidiéndome cosas sucias. Pero eso nunca pasó, por lo que me llega otra duda.
—¿En verdad lo compraste?
Mi cara estaba completamente roja, mientras que la suya estaba roja, pero de lo ebrio que estaba. Es normal en él que cuando estaba borracho diga cosas tan penosas que luego que se le pase la resaca, se mortifica todo el día por haber dicho eso.
—Theodore Miller, tu mente vuelve cuando estás caliente, ¿verdad? —se reía por la boca mientras usaba su voz más grave—: tendrás que esperar a la noche para saber la respuesta.
Tragué saliva, imaginando todo lo que habrá hecho mi querido Michael ese desesperado día.
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—Amigos del alma, es un placer tenerlos a todos aquí en mi humilde morada.
—Ni es tuya —dijo Marcus.
—Cállese, el que está dando el discurso, soy yo, por él su favorito. —Marcus le saca la lengua mientras se callaba—. Como decía, es un placer que se presenten a esta reunión navideña y espero que no sean tan hijos de puta y luego de la universidad hagan sus vidas y me dejen botado como basura.
—De eso nada —dijo Michael—, recuerda que eres tío de Darwin, de ley tendremos que vernos.
—Ese es un buen punto. Pero que me desvió, creo que para terminar la noche y cada quien se vaya a dormir con su pareja y tengan todo el sexo del mundo, menos tú, Teresa, tú te jodes conmigo en la triste soledad.
—Pendejo. —Le saca el dedo de en medio.
—Gracias, también te quiero. —Marcelo tomó su regalo que tenía una forma de lo más curiosa, era como una guitarra, bicicleta, pelota, todo al mismo tiempo—. Mi amigo secreto es un don nadie, sin personalidad, que casi ni habla y si no fuera novio de Verónica me olvidaría de su existencia.
—Idiota.
Todos aplaudimos mientras Marcelo le entrega su regalo a Marcus, en eso las chicas lo bombardearon con fotos.
—Bien, mi amigo secreto, o amiga, es alguien que juro que quería mandar al diablo en cada oportunidad, pero conforme lo conocí, puede saber que quiero mandarlo a la mierda, pero con cariño.
—Oh, soy yo —Marcelo brincó de su asiento con una sonrisa—. También pienso lo mismo, Marcus cara de culo.
—Marcelo, agáchate y conocelo.
Otro ataque de fotos después, se dieron cuenta que la cadena se rompió y por eso Verónica le entregó el regalo de Amelia a Teresa. En un ataque tanto de tristeza como de borrachera, Tessa nos contó lo ocurrido y, tras que las lágrimas salieron de sus ojos, la abrazamos hasta que ella nos pidiera que la soltáramos.
—Bueno, cómo Amelia está cancelada de nuestro grupo de amigos. Yo diré quién fue su amigo secreto —No me sorprende que sepa quién es el amigo secreto de Amelia, ella es muy persistente—. Su amigo es un chico increíble, con gran corazón, con un gusto musical que estuvo en mis mejores momentos y, aunque no tenga que decir eso, es la persona que más quiero en el mundo de manera no romántica.
Michael sonrió mientras se levantaba de su asiento para abrazar a su amiga, aunque ella no haya sido su amiga secreta per se.
—¿Quién era mi amigo secreto? Ah, verdad. Es una chica que juraba a odiar toda mi vida e incluso la amanece con el miembro de mi novio solo para intimidarla. Quién diría que ahora es mi amiga y estoy regalándole algo.
Teresa se levantó de su asiento entre brincos para recibir su regalo. Ya sabía que ella era la amiga secreta de Michi. Le ayudé escogiendo un vestido que le quedara perfecto para ella.
—Me van a criticar por decir esto —se reía mientras sostenía el regalo de su amigo—. Pero igual, qué putas. Mi amigo secreto es alguien que me trata como la mierda y me acosté con él más por lástima que por otra cosa. Lo siento, Michael, pero me acosté con tu novio antes que lo fuera, aunque me hicieran creer que lo eran cuando estaba conmigo. Nunca entendí esa relación falsa suya.
Al igual que Michael, Tessa estaba igual de borracha que apenas se podía poner de pie sin temblarse, por eso me levanté para tomar mi regalo y ayudarla a asentar y cabecear hasta que Marcelo la cuesta en su hombro mientras volvía con su teléfono.
—Bien, pues creo que todos saben quién es mi amiga secreta.
—Pero igual, descríbeme —anunció Verónica—, quiero ver si eres mi amigo o mi hater.
Pongo los ojos en blanco mientras tome su regalo.
—Mi amiga secreta es una chica muy atlética, con una actitud algo explosiva y que sin duda hizo a mi mejor amigo un maldito empalagoso de primera.
—Sí soy.
Verónica recibe su regalo y todos terminan aplaudiendo antes de juntarnos todos. Marcelo tomará una selfi grupal con diferentes muecas. Con eso terminamos nuestra primera cena navideña en todo lo alto, bueno, más bien solo Marcelo y yo estábamos lo suficientemente cuerdos para saber eso, ya que Marcelo casi no tomó nada y yo tengo buena resistencia. Dejando al resto con una sonrisa tonta y con una risa estúpida que soltaban en cada momento. Eso es la señal en que todos regresamos a las habitaciones. Vero y Marcus dormirán en la habitación de Julio y Mark; Tessa y Marcelo dormirán en la habitación del susodicho. Dejando eso a Michael y a mí en su habitación.
En donde apenas cierro su puerta, soy atacado con uno de sus besos y sus brazos rodeando mi cuello. Tomo atrapado por la cintura, sin entender su repentina muestra de amor, hasta que apunta a su techo y puedo ver un muérdago colgado con sumo cuidado; eso me hace reír.
—¿Con qué quieres buscar cualquier manera de que siempre te esté besando?
—Siempre quiero tus besos, mi oso perro —no puedo contener la risa por ese apodo, casi siempre me llama de esa manera cuando está borracho—. Además, ahora eres Santa Claus, por lo que muero por preguntarte: ¿He sido un niño bueno o este año recibiré un gran trozo de carbón?
Vuelvo a reírme mientras beso su frente.
—Quién diría que Michael López, quien no quería besos en nuestra relación falsa, ahora no puede controlar sus deseos sexuales.
—¿Tienes alguna queja?
—Para nada, mi Michi.
Vuelvo a besarlo mientras me empieza a quitar el abrigo de Santa y yo estoy sujetando su trasero.
—Por cierto —Michael besa mi cuello mientras comento—: ¿De verdad compraste ese juguete sexual?
—¿Quieres que te conteste esa pregunta o quieres descubrirlo más adelante en la noche?
Lo beso como manera de contestar esa pregunta. Caímos en la cama mientras nuestras caricias se intensifican hasta que mi celular comienza a sonar. Puede escuchar un quejido de Michael y yo beso sus mejillas como forma de disculpa.
—Solo dame un segundo, cielo.
Voy por mi celular que quedó en el suelo dentro del abrigo, miré la pantalla y me sorprendió un poco ver que se trataba de mi primo, Dylan.
—Theo...
Cualquier rastro de calentura o diversión se esfuma al escuchar cómo estaba sollozando, incluso Michael se preocupó por mi repentino cambio de actitud.
—Dylan, ¿qué ocurre?
Por unos segundos solo escuché su llanto hasta que con una voz quebradiza logró decir las palabras que lo cambió todo.
—Acabo de besar a un chico.
Es curioso como muchos crean extras a sus libros y los publican casi cada año uno, para que así la gente recuerde la historia y porque no tiene tiempo suficiente para regresar a esos personajes. Y luego estoy yo que en menos de un año del estreno de Paper Rings, ya culminó y con cinco extras largos. Y más teniendo en cuenta que este extra lo escribí en menos de una semana. No es que este auto chupando el pene diciendo que soy el mejor... pero lo soy, ¿No es obvio?
Dejando las bromas de mal gusto a un lado. Estoy encantado de regresar con esta historia. Pero creo que este será el último extra del libro... espero... quiero creer. Ah, para las personas que se pregunten. ¡SAM! ¿CÓMO QUE ESTE SERÁ EL ÚLTIMO EXTRA? ¿SI ACABABAS DE DAR A ENTENDER QUE DYLAN TENDRÁ SU PROPIA HISTORIA INTERESANTE? ¿ACASO CON ESO ESTÁS CONFIRMANDO LA SECUELA?
Pues para la persona que piense de esa manera, creo que no leyó "25 Clichés". No los culpo, actualmente está en un descanso hasta el próximo año, pero con ese pequeño adelante espero que les llame más la atención esa historia y quieran saber a quién beso Dylan y por qué está roto hasta las lágrimas.
Por último (Que no se note que utilizó los extras como periódico para promocionar proyectos), dejando a un lado "Mi amor por ti". Este será el último proyecto nuevo para este año. Pero el 2025 se viene con todo: el regreso de "25 Clichés", la finalización de "Mi amor por ti" y el proyecto que más ganas tengo que descubran o que algunos redescubren es: "El proyecto Reputation" Un dark romance entre un presentador de televisión famoso y un sicario que además será su guardaespaldas. Para mis fanáticos más acérrimos, sabrán que esta es la historia de uno de mis fanfics, pero que será readaptada para nuevas audiencias y muero que descubran. (Para que no luego digan que solo sé escribir romance vainilla sin nada interesante)
Ya por último (esto sí será la última cosa), el próximo 14 de febrero será el primer aniversario de esta querida historia. Nuestros queridos Michi y Teddy celebran su amor que se extendió a tantas personas que se enamoraron de su relación. Y para celebrarlo quiero hacer un especial de preguntas y respuestas y algunos datos curiosos como más cosas eliminadas. Por lo que, si tienen alguna duda, es su momento de que yo, como el creador, se las responda. Así que no tenga miedo, no soy tan despiadado como otros autores... solo no recuerden "Amantes de la Nicotina"
Ahora, sin nada más que decir, los dejo en su linda noche, tarde o día.
Feliz Navidad y feliz Año Nuevo. Nos vemos el 14 de febrero.
Los quiero, bye <3
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