Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

23. ¿No extrañabas esto?

—¡Hace mucho calor!

—¿De qué te quejas? Estás semidesnuda

Verónica solo tenía una camiseta corta con unos shorts. Yo tampoco iba con la gran cantidad de ropa que suelo lucir, pero es que el sol está para morir. Más estando casi cuatro horas consecutivas recogiendo basura ajena, ya llevamos cinco fundas grandes de basura y cinco soldaditos de juguetes encontrados.

Supongo que las fuerzas de Vero ya se terminaron cuando se recostó en la única porción de sombra de nuestro lado de la playa.

—Nunca pensé decir esto, pero prefiero estudiar antes que estar en esta playa.

Sonríe a la par que me sentaba a su lado y hundiendo mis pies en la arena, es extrañamente reconfortante.

—Sabes —dijo algo agotada—, tu ex está hablando con su ex.

—Miller no es mi ex.

Desde que llegamos he intentado de todas las maneras evitar a Theo. Es literalmente el juego del gato y el ratón, porque no tengo que ser muy listo para saber que quiere hablar conmigo, es solo que no estoy listo para escuchar cómo está enamorado de una chica. Nadie estaría feliz de saber que el chico que le gusta, le gusta otra persona que no eres tú.

Por eso no quiero escucharlo.

Pensaba compartir habitación con otra persona y estar tranquilo estos tres días. Cambio de planes, ahora tengo que buscar la manera de dormir en el baño sin morir de tortícolis. Aunque tengo en la mente el momento en que Theo estaba sin camisa mostrando su abdomen marcado mientras tenía unos shorts que se ajustaban a su cintura. No dejaba nada a la imaginación.

Dios, es tan difícil detener los sentimientos de mi corazón.

—Como sea —respondió sin mucho humor—. Solo tenemos que dejar las bolsas y podremos ser libres por este día.

Quise alegrarme un poco, si no fuera que a unos pocos metros vi a Theo jugando con Marcelo, también vi a Teresa sonriendo mientras sostenía su sombrero. Se veían muy felices mientras que moría de ganas de correr hacia Theo y ser recibido por sus brazos y mojarnos mientras nos reíamos a la par.

Carajo, me estoy volviendo cada vez más cursi.

Dejamos las bolsas con el resto y como si fuera un mago, Marcus apareció de la nada para abrazar por la espalda a Verónica, la cual se quejó bruscamente con un quejido.

—Asco, asco, ascoooo.

—¿Qué tiene? —se cuestionó su novio dejando de abrazarla.

—Ella odia el sudor. —Respondí poniendo los ojos en blanco.

—¿Odiar el sudor? Pero si quieres ser una atleta.

—Irónico, ¿cierto? —respondió con una risa inocente—. Es que el sudor es super asqueroso, apesta, es húmedo y si lo dejas mucho tiempo en el cuerpo, se vuelve pegajoso.

Deje que esos dos intentarán resolver ese problema mientras iba regresando al edificio, lo bueno de este viaje es que el hotel no estaba muy lejos de la playa; casi tres cuadras. Necesitaba una ducha para quitarme el sudor.

Entré a mi habitación y tras darme una ducha con agua helada salí solo con una toalla cubriéndome la cintura. Di un grito alto al ver que Miller estaba sentando en la cama sacando cosas de su mochila, se cubrió los ojos pensando que estaba desnudo... quiero creer.

—Lo siento —Se disculpó, aún con los ojos cubiertos.

—N-no es nada.

Si nada es tener a un chico sentado en una cama mientras que yo estoy en paños menores. Entonces estoy en lo correcto. Voy por mi maleta y sacó la primera prenda que encuentro y me encierro en el baño. En serio que voy a denominar este lugar como mi nueva habitación.

Cómo es posible que Miller siempre esté cuando menos lo quiero ver. Dios, también que yo soy muy cabezota, solo tengo que escucharlo... pero solo serán palabras que me dolerá, y ya me han dañado demasiado. No soportaría otro rechazo.

Otra vez estoy usando unos vaqueros cortos, mientras que estoy usando una sudadera gris con el póster del Eras Tour de Taylor Swift. Fue un regalo de Mark, de hecho, compró dos, una para mí y otra para Theo para ir combinados. Cabe aclarar que eso fue antes de mi "separación" con Miller. Sin embargo, le costó dinero a Mark y me obligó a llevarla en el viaje. Tome una foto del reflejo para mandársela a Mark y vea que sí la estoy usando.

Al salir observó que Theo estaba esperándome detrás de la puerta, estaba algo nervioso al tenerlo tan cerca después de tanto tiempo —Para mí ha pasado mucho tiempo—. Sus ojos verdes brillaban como estrellas, sus labios carnosos se veían como una fruta prohibida y su cabello castaño se movía por la brisa que entraba por la ventana. Sus brazos estaban algo sudados y la camiseta se le pegó al pecho dejando verlo en su esplendor.

—Bonita sudadera.

Dijo sacándome de mi burbuja mental; agradezco no seguir viendo su cuerpo.

Mire la sudadera como si no supiera el diseño, quise decirle que él también tenía una igual, pero ni loco quisiera sacar conversación con este sujeto.

—Gracias, mi hermano la compro.

Carajo, es casi inevitable no abrir la boca.

—Es lindo... Michael —Tomó mi mano y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, era como si su tacto tuviera un efecto positivo en todo mi cuerpo—. ¿Podemos hablar?

No tenía que decir nada, solo largarme de la habitación y evitar cualquier daño. Tan fácil que era dar pequeños pasos y adiós. Lástima que mi boca funcionó antes que mis piernas.

—No ahora... tal vez más tarde.

—¿Lo prometes? —sus ojos tenían un brillo potente al decirlo.

—Lo prometo, por ahora... disfrutemos lo que queda del día.

Fui corriendo por mi celular y salí de la habitación. Apenas cerré la puerta me apoyé en esta y poco a poco me deslizaba para poder sentarme y tener la espalda apoyada. Mi corazón latía a toda velocidad con tan poco. Es imposible ocultar que sigo muy enamorado de Miller.

═══════ •♡• ════════

Teresa me encontró en la salida del hotel, ella estaba completamente sola viendo su celular. Tenía una falda beige con una camiseta blanca y un suéter sin mangas. Ella se vestía muy bonita, se lo tengo que reconocer.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté con algo de indiferencia. Más cuando unas chicas de su curso estaban hablando entre susurros y una que otra risa burlona se creaba mientras volteaban hacia Teresa.

—Lo típico, tratar de estar tranquila.

—Eso es aburrido —Extiendo mi mano—, vamos a divertirnos un poco.

—¿No quieres pasar con tus amigos? —Lo dijo como si ella no fuera nada, casi como un objeto.

—Pues claro, por eso estoy contigo.

Sonrió y tal vez piense que estoy saliendo con ella por pena, tal vez haya influido que su historia se parezca a la mía. Pero lo que menos quisiera es que alguien pase por lo mismo que yo. Una soledad incontrolable.

Camine por los barrios del pueblo viendo cada local, por más aburrido que parezca, nos tomábamos una que otra foto, mientras que ella poco a poco se mostraba más tranquila, demostrando que no hace falta mucho para lograr un cambio sutil.

Teresa compró unos pines y me regaló uno de una ranita con los colores de la bandera gay mientras ella se quedó con un zorrito con los colores de la bandera bisexual. Le tomé una foto en donde posaba dejando a la vista los colores naranjas del cielo.

—Miren quién tenemos por aquí.

Verónica apareció con Marcus, ahora sí cambiados de ropa. Ella tenía un vestido largo azul, mientras que Marcus usaba ropa mucho más casual.

—¿Dónde tan guapos? —pregunte con un tono coqueto.

—Pues, mi novio y yo tendremos una cita —Tomó la mano de Marcus y le beso la mejilla—. ¿Estoy bien?

—¿Otra vez con eso? —Marcus le tomó del mentón y le dio un beso—, Estás perfecta sin importar lo que uses.

Por una parte, me alegro por mi amiga y por el otro tengo la misma cara de Teresa al ver esa cursilería barata de estos dos heteros. Lo cual no es nada malo, pero sí algo incómodo para dos solteros... bueno, quiero creer que Teresa es soltera.

—Por cierto, Teresa —Verónica tomó desprevenida a Teresa, la cual se puso un poco nerviosa—. Estás muy bonita.

—G-gracias.

Me alegra que Verónica siguiera mi consejo y sea simpática con Teresa, mi mejor amiga cometería miles de errores, pero ella no es una mala persona, por eso la adora.

—Sabes, deberíamos salir los cuatro para tomar un helado, Michael es fanático de los helados. Deberías verlo como pone una cara de niño bueno cada que cada un bocado, es tan tierno.

—Verónica. —Regaño a mi amiga mientras esta sonríe sacando un poco la lengua.

—Gracias —respondió Teresa—, eso sería muy lindo.

Le sonreí a Verónica mientras que ella se iba con su novio a su dichosa cita. Mientras que Teresa y yo fuimos a una tienda de comestibles para comprar algunos bocadillos. No era una tienda muy grande, pero si tenía más variedad de golosinas de lo que pensaba.

—¿Alguna golosina en particular? —pregunté mientras observaba la gran variedad que había en los estantes.

—Amo las gomitas de mora, son deliciosas.

Iba a tomarlas tomar un paquete mientras una chica de pelo verde iba por el mismo paquete, provocando que ambas se sorprendieran.

—Lo siento —se disculpó Teresa.

—No, perdóname a mí, pensaba que era la única rarita que le gustaban esas gomitas —dijo la chica de pelo verde.

—También pensaba que era la única, a no muchos le gustan la estructura y el sabor.

—Pero sí eso son las dos mejores cosas de esas gomitas. —Mencionó mostrando una sonrisa brillante—. Soy Amelia, por cierto.

—Teresa, es un gusto.

—Teresa... Teresa. Es un nombre muy bonito.

Pude notar un pequeño sonrojo en las mejillas de Teresa.

—G-gracias, también Amelia, es un nombre precioso. Como la princesa de Gran Bretaña.

—Nadie me había comparado con una princesa... es extrañamente lindo.

Ellas parecían que se irían de largo, por lo que toso discretamente para pausar su conversación un momento.

—Teresa, voy a ver si compro algo de beber. Porque tu amiga y tú van a ver si quieren algo más.

—Bueno... —Se notaba algo dudosa, hasta que la chica le tomó la mano.

—Tienes cara de no ser de aquí, tienes que ver los oreos que tenemos aquí.

—Claro —se rio un poco—, vamos.

Teresa se merece ser ella misma por un rato, dejar a un lado las burlas y divertirse con esa chica que parece buena persona. Espero no estar equivocado y tener que arruinar mi nuevo shipeo favorito. Quise irme a la zona de las bebidas, cuando alguien puso su brazo en mi hombro, casi doy un grito por la sorpresa.

—Qué onda, carambola. —Marcelo tenía puesta una vestimenta muy playera, incluidas unas gafas ridículas en forma de piña.

—Oh hola, Marcelo.

—¿Qué haces aquí tan solo? ¿Quieres compañía?

Casi le pregunto que, hacia aquí, pero al ver a Theo entrando a la tienda, supe que ambos vinieron juntos. Nuestras miradas se cruzaron por unos segundos, cosa que me puso algo nervioso.

—Te ves algo pálido, hermano —Marcelo tomó un vaso de plástico—, creo que necesitas un granizado.

No soy tan fan de los granizados, es como el hijo bastardo entre un batido y un helado. Solo los tomo cuando estoy muriéndome de calor o para distraerme de las cosas, justo ahora necesito uno y extra grande. Asentí con la mirada mientras Marcelo ponía el vaso en la máquina de granizados, iba a ponerme granizado de arándano y estaba a punto de detenerlo cuando Theo lo hizo primero.

—El de cereza, a Michael le encanta la cereza.

—Ah verdad, es el único que no toma el clásico de arándano —Se rio de su comentario y regresó al granizado.

Miré a Theo y él sonreía mientras sostenía unas galletas de sal. Casi no suelo decir que cosas me gustan y cuáles no, ¿por qué debería gritar mis gustos? Por eso solo Mark y Verónica saben de mi fascinación por las cerezas, bueno ahora se une al club Theo. No oculte mis mejillas sonrojadas por ese acto.

Marcelo me llevó a la caja para pagar el granizado y ninguno de los dos tuvimos que dar un centavo, eso se encargó Theo mientras también pagaba sus galletas.

—No tenías que hacerlo —le dije sosteniendo el granizado.

—Lo sé, solo me gusta darte cosas.

Fue suficiente, no podía más.

Tomé el granizado y salí del lugar con las mejillas sonrojadas. Quiero dar un grito, morder algo o incluso romper una pared. No quiero pensar que Theo está saliendo con otra chica, solo quiero pensar que podremos ser una pareja de verdad y querernos, pero no puedo pensar en falsedades. Son tantas emociones cruzando por mi mente, casi diría que nada podría ser peor.

—Michael...

Corrección, las cosas si se pueden poner peor.

Un chico alto, de cabello negro, ojos marrones y brazos fuertes se paró enfrente mío. Este chico es Daniel Rivera... mi ex.

Casi no ha cambiado nada, sigue con una cara de idiota y sus labios que más de una vez me dejo sin aliento. Solo había un problema, toda la rabia, todo el enojo se fue al verlo, es casi como si tuviera... miedo... otra vez.

—Daniel, qué sorpresa.

—Lo mismo digo, veo que sigues igual —Recorre mi cuerpo con su mirada, casi como un escáner—. ¿Sigues vistiéndote provocativamente? Patético.

Quería taparme por completo, tenía pena por mis piernas, están demasiadas blancas y sin vellos. Mi vestimenta ni siquiera se acerca a la de Daniel: Sus pantalones pana, su polo blanco, sus zapatos de marca. Todo en él mostraba seguridad.

—Yo... es por el calor.

—¿Calor? Ah por favor, eres una perra sin corazón. Tú lo menos que debes sentir es calor.

No puedo respirar con normalidad, es casi como si solo verlo fuera un virus para mi cuerpo. Supongo que noto eso y por eso me tomó de la mano y me llevó a un callejón para evitar crear una escena. Quise beber un poco del granizado para poder calmar, pero no ayudará a tener en carne y hueso a Daniel.

—¿Qué haces aquí? —preguntó alzando la ceja—, pensé que querías evitar verme a toda costa.

—Eso quiero... —Mi voz era algo débil.

—¿Seguro que quieres que me aleje de ti?

—Daniel... no.

Se estaba acercando, quise retroceder, pero quedé acorralado por una pared, sus ojos brillaban en el callejón, recuerdo esos ojos, esos ojos con esa mirada lasciva. Quise dar un grito cuando sentí sus labios contra los míos. Quise vomitar.

—Oh, Michael, ¿no extrañabas esto? —dijo para seguir besándome y querer bajar por mi cuello.

—Por favor... para... —Las lágrimas salieron de mis ojos y con la poca resistencia que podía tener le tiré el granizado en la cara para alejarme de él.

—Idiota, tu pequeña perra.

Corrí por el callejón, pero solo logré llegar a un punto sin salida.

—Como siempre tú eres la víctima, Michael —Daniel se acercaba poco a poco—. ¡Pobre del chico gay del colegio, tú solito buscaste el desprecio de todos y todavía querías hacerme quedar como el malo —se quejó entre dientes—, por favor, tú solo buscabas un chico a quien besar y que te termine follando! Y supongo que ahora tienes otro al que sí le abres las piernas. —Tomó mi mentón mientras que lágrimas deslizaban por mis mejillas—. Pero yo siempre seré el primer hombre que amaste y nunca podrás quitarme de mi cabeza, oíste, perra.

—Ya lo oí, y sí que eres una basura de humano.

Theodore Miller apareció detrás de Daniel y lo tomó de la camisa para quitármelo de encima. Lo tiró al suelo y como si no fuera nada, caminó hacia mi lado y limpio con sus pulgares las lágrimas que salían de mis ojos.

—¿Te encuentras bien, no te hizo nada malo? —preguntó con una voz suave y tranquila, aunque se notaba una dosis de preocupación.

—S-sí, gracias.

—Oye, idiota —Grito Daniel, mientras que Theo no dejaba de verme—. ¿Tú eres su nuevo juguete? Por tengo que decirte, es una perra caliente que hace unas mamadas para dejarte...

Daniel no terminó de hablar por el golpe que recibió. Theo le había dado un golpe en toda la cara, puede ver que tenía el puño manchado con algo rojo, no sabía si era sangre o resto del granizado.

Theo quiso voltear a verme, pero Daniel le golpeó la panza con su puño y aprovechando la ventaja, le golpeó la cara a Theo. Él no se dejó y como si fuera un partido de fútbol, se le tiró encima a Daniel y cuando estaba a punto de darle otro golpe en toda la cara.

Se detuvo.

Simplemente, se levando del suelo como si nada hubiera pasado y me tomó de la mano para irnos del lugar. Dude un poco al tomar su mano, pero se sentía reconfortante al hacerlo.

—Cobarde, eres un maldito cobarde, Michael —Daniel estaba sentado en el suelo y tenía un deja vu con esas palabras—. No eres nadie, y nunca lo serás...

—¡Cierra la puta boca! —Se notaba el cansancio en las palabras de Theo—. Parece que te crees mejor al insultar a otros, pero déjame dejarte algo muy en claro: Jamás vuelvas a insultar a Michael, él es mi novio y si te atreves a siquiera volverle hablar te juro que no voy a detenerme la próxima vez. ¿Oíste?

Daniel no dijo nada, pero no hacía falta. Estoy seguro de que el mensaje le quedó más que claro. De reojo vi a mi ex sentando en el suelo como un don nadie, el chico que tanto daño me hizo estaba como un triste y pobre sujeto en un callejón y aun así no podía quitarme lo verdaderamente importante.

Theo dijo que era su novio. 

Muchas gracias por seguir apoyándome, en serio que es sorprendente cómo esta historia en sus inicios solo tenía 100 visitas por todo un mes completo y en menos de medio año de su publicación ya está por alcanzar las 15 mil visitas, en serio que no tengo palabras.

También espero que tras participar en los Watty pueda ser conocida por más personas y si llega esta historia a las 100 mil visitas juro que haré una fiesta con un pastel con la portada de la historia por todo lo que eso significaba, pero eso es un sueño... Ja, eso me recuerda:

Los sueños solo son sueños; si algún día se cumplen nunca fueron sueños.

Bueno los dejo en su noche, tarde o mañana y nos vemos en el siguiente capítulo, los quiero, bye <3

P.d: La canción del capítulo siento que es la canción que definiría lo que piensa Michi sobre Theo. Yo solo dejo eso en la mesa. Ahora si, bye. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro