16. Besando bajo la lluvia
Estaba muy espeso, con una contextura algo fría y muy blanquecina para mi gusto. Además, me metí mucho en la boca por error. Terminé manchando hasta la camiseta.
Por eso odio los días soleados, hacen que mi helado se derrita super rápido. No entiendo como Verónica se lo puede terminar tan rápido sin que se le congele el cerebro. Estamos en su auto; sigue igual de desordenado. Eso no interfiere en comernos unos McFlurry mientras escuchamos Lana del Rey desde mi celular.
—Ella es una genio, logra hacer una canción que trata de una relación tóxica y con su voz parece una historia casi hasta romántica.
Cuando se trata de Lana del Rey, Verónica se toma muy en serio todas sus canciones, bueno cuando estamos los dos. Fue así como nos conocimos.
Yo estaba en la sala de música escuchando "Summer times sadness" cuando una Verónica con puntas de color rosa en su cabello rubio y ojos llorosos abrió la puerta de un solo empujón. Por su maquillaje corrido, la forma en que apretaba los puños, que no estaba pasando un buen momento. No dije nada, ella tampoco, nos vimos las caras por unos segundos y cuando estaba apunto de irse, solo suspiro para sentarse a mi lado.
—Por favor dime que no estás escuchando reguetón —dijo con una combinación de rabia y lágrimas.
No sabia que decir, así que le di uno de mis auriculares, para que escuchara justo el coro de la canción. La chica que me parecía muy rara, por usar cosas rosas y tener todo el maquillaje corrido, comenzó a llorar mientras Lana seguía cantando que tiene la tristeza del verano. Todas esas semanas de inicio de clases la pasé horrible, por eso prefería estar en la sala de música que en el patio, pero no por eso tenía que dejar que una chica llorara sin control sin algo de compasión.
Saque una toalla de mi mochila y toque su hombro con algo de calma.
—Espero que estés llorando por un chico, con esos solo lloras un poco y luego se irán de tu vida para siempre.
Tomó el pañuelo, no pareció darle mucha gracia mi comentario, incluso puede ver como me daba una mirada asesina. Trague algo de saliva.
—Si te crees un chico dulce que quieres "ayudar" a una chica para poder ligártela, creo que pierdes tu tiempo.
—Me alegro, no me gustaría perder mi tiempo con el género equivocado, sigo prefiriendo a los chicos.
Fue en ese momento en que su mirada se calmó.
—Soy Michael, y sea quien sea que te hizo llorar. Estoy seguro que no lo vale. Créeme, ningún hombre vale derramar lágrimas por él.
Ella me sonrió mientras se limpiaba las lágrimas con la toalla.
—Soy Verónica y tienes razón, ese idiota no vale pena en lo absoluto. —Tomo mi celular para ver a más detalle la canción que estábamos escuchando—. Aunque esta chica tiene una voz con la que sí vale la pena derramar lágrimas, ¿quién es?
Fue en ese momento en que nos hicimos mejores amigos, pasando todo el recreo hablando de Lana del Rey, en ese idiota que la había dejado solo por una chica más bonita según ese tipo. No me moleste por preguntar su nombre ni ella por nombrarlo. Era mejor para los dos.
—Lana es así, puede darte la canción más triste de toda la vida y aun así parecer que no lo es.
—Me alegro de que sigas diciendo maravillas de Lanita y no hayas corrido a chuparle las patas a Taylor. —Respondió mi amiga mientras se llevaba la última cuchara de helado a la boca.
—¿Por qué haría eso con Taylor?
—Pues tu "novio" es el fan más acérrimo de esa rubia.
—No por eso voy a llenar mi playlist de canciones de ella.
Solo tengo algunas que se me quedaron porque Miller mucho las repetía al punto de saberme gran parte de la letra.
Vuelvo a dar un bocado a mi helado mientras Verónica mira el cielo. Nos estacionamos en el estacionamiento del McDonald, no quería estar todo el día en mi casa y casi como si me leyera la mente, me llamó para comer afuera. Por eso es mi mejor amiga. Nos entendemos sin la necesidad de usar muchas palabras, aunque a veces me saque de quicio o tenga ideas algo raras, ella sigue siendo mi amiga.
Es por eso que le pasó una servilleta al ver que tenía algo de helado en el pelo. Lleva varios meses sin contárselo y extraño verla con el cabello corto. Tenía un cabello corto muy bonito, pero empezó dejárselo largo, según ella porque era más cómodo, pues cosas como embarrarte helado en el cabello no la veo para nada cómodo.
—¿A qué hora es esa cosa? —pregunta mientras dejaba su envase de helado en la guantera. Conociéndola, ese envase se quedará por meses hasta que abre de nuevo la guantera para dejar otro envase. Lo dijo por experiencia propia.
—Miller me dijo que a las tres iniciaba el partido.
Una de nuestras promesas en esta relación falsa, era que yo debía asistir al partido importante del instituto. Los coyotes naranjas contra los cuervos. El año pasado dibujé el logo del equipo y lo que más me gustó dibujar fue el coyote. Lástima que este año utilizaron otro logo.
Por mi apariencia, se nota demasiado que no soy ni un fan del deporte ni lo práctico. Es por eso que no estoy muy emocionado, son hombres corriendo por una pelota por casi una hora. ¿Qué es lo entretenido? ¿Los hombres? Bueno de eso no me quejo.
—No quiero ir, va a estar super aburrido como los anteriores años.
Verónica estuvo en el equipo de porristas los primeros dos años, pero decidió retirarse por una lesión en el tobillo. Ella misma decía que estar en el equipo era una pérdida de tiempo.
—Sabes que no estás obligada. —A comparación mía.
—Lo sé, pero no voy a dejarte solo, más cuando está haciendo mucho calor.
—¿Te he dicho que eres la mejor?
—Nunca serán suficientes.
═══════ •♡• ════════
Los asientos se ocuparon con mucha rapidez.
El sol no paraba de brillar
Y tuve varias miradas a mi alrededor.
Me gustaría pensar que es por verme lindo y atractivo para muchos, pero solo era por usar la chaqueta de Miller en un día tan caluroso. No lo había comentado, pero hoy hacía tanto calor que tenía puesta una camisa de tirantes. No me gusta este tipo de camisas porque se ven mis hombros desnudos, solo las uso cuando estoy en mi casa y nadie puede verme. Claro que no contaba que mi mejor amiga me sacara de la casa casi a regañadientes y solo pude conseguir esta chaqueta prestada para cubrirme los hombros.
No quería quitarme la chaqueta, por más que me estaba cocinando.
Nos sentamos en las gradas con cero pizcas de entusiasmo. Todo estaría bien si los dos estuviéramos juntos, compartiendo una sombrilla y esperando a que empiece el partido...
—Rayos, tengo que ir al baño, creo que ese helado no me cayó muy bien. —Abrí los ojos por lo que implicaba más que su estado.
—Pero...
—No me tardo.
No me gusta estar solo rodeado de personas.
Se que suena como una cosa muy contradictoria, pero no soporto los lugares concurridos donde hay muchas personas. Por eso me gustan las cafeterías o las tiendas de pinturas, no hay mucha gente y la poca que hay no ocasiona problemas. Ahora estoy sentado junto a muchas personas que pueden criticarme por usar una chaqueta en el calor, personas que pueden burlarse, personas que pueden conocer mi...
—Michi.
Una sombra me estaba cubriendo el cuerpo, poco a poco alce la mirada y mire al chico de cabello castaño con un uniforme naranja con rojo y el dibujo de un coyote mostrando sus colmillos.
—Teddy.
—Me alegra escuchar ese apodo que el típico Miller.
Lo quise decir con tanta naturalidad, es solo que su presencia no me la esperaba y mucho menos me esperaba estar tan feliz por verlo.
—¿Qué haces aquí? —pregunte con algo de calma—. ¿No deberías estar preparándote?
—Si, pero decidí venir a verte, necesito algo de suerte para el partido.
Sonreí.
—Pues dudo que un gato negro como yo te ayude.
—Depende, dicen que los gatos negros son de mal suerte, pero otros dicen que los gatos negros son de mucha suerte. Para mí, eres el gato negro con mejor suerte, Michi.
Su sonrisa brillante, sus ojos verdes, la forma en que cabello es peinado por el viento. Todo parece sacado de un protagonista de ensueño, incluso tiene otras cosas tan hermosas que lo hacen único, como su gusto por la lectura, su forma de escribir, la forma en que mirada a las personas que quiere y la manera en que dice mi apodo con su voz tan sexi.
Tengo que mirar mi estantería de regalos para recordarme que tengo de novio falso al chico más popular del instituto y no es un completo imbécil.
—Además, veo que me estas animando al usar mi chaqueta favorita. —Con su pulgar acaricia mi mejilla—. Gracias por ese detalle.
—Te diría que eso no estaba en mis planes, pero ahora no lo diré.
Escuchó su risa profunda y cuando quería decir algo más, la voz del comentarista se escuchó por todo el lugar. Miller dio un suspiro, arregló la chaqueta y me dio un beso en la nariz.
—Deséame suerte, Michi.
Guiño su ojo antes de bajarse de las gradas y reunirse con su grupo. Estaba algo anonadado, fue como si todo mi mundo desapareciera cuando llegó Miller, es algo muy recurrente. Desde que pasó tiempo con él, siento que solo nosotros dos, pasando tiempo juntos sin nadie que nos moleste o nos critiquen, es increíble pasar tiempo con alguien además de Verónica. Es por eso que trato de ocultar el hecho que mi corazón late cada vez que se acerca a mi rostro o toca cualquier parte de mi cuerpo. Solo somos amigos que fingimos ser pareja. Él es hetero, nunca estaría interesado en un chico como yo.
El cielo se estaba cubriendo con nubes un tanto negras y el viento se volvía más frío, era bueno para evitar este calor tan insufrible.
—¿Alguna novedad?
Verónica tenía puesto la misma chaqueta del instituto, solo que el dueño de esta estaba junto a ella con una banderilla.
—Te pregunto lo mismo. —Mire a Marcus con una ceja levantada— ¿Pasó algo?
—¿Qué esto? —Señala la chaqueta con una sonrisa—. Es una historia graciosa, digamos que apostamos en ver quién llegaba antes y como yo gané. Ahora tengo una nueva chaqueta por un mes.
—Cuídala con tu vida, esa chaqueta no fue nada barata. —Marcus tenía un punto. Esas chaquetas eran caras, fue por eso que ni Verónica, ni yo nos hicimos una. Además, solo era una típica chaqueta de beisbol de color rojo con tu nombre en la espalda.
Como si no hubiera pasado nada, los dos se sentaron justo a tiempo para ver la entrada de los dos equipos. Las panteras eran un equipo de miedo, casi todos medían un metro ochenta, parecían señores antes de jóvenes. Mientras que nuestro equipo, los coyotes, era más diverso. Miller era el más alto, mientras que Marcelo era el más bajito. Bueno, es como de mi tamaño.
—Yo apuesto a que Marcelo no meterá ningún gol. —Marcus cruzó los brazos mientras sonreía.
—Eres malo, puesto yo apuesto a que él meteré por lo menos un gol. —Mi amiga chasco los dedos al terminar.
—¿Acaso se la viven apostando? —Mi pregunta los saco un poco de onda.
—Es muy divertido apostar con ella, casi nunca suele ganar.
—Oye que mentiroso eres, ¿Quién acaba de ganar la reciente apuesta?
—Solo porque tuve que dejar a mis hermanos a una fiesta.
—Ganar es ganar, así que soporta la grandeza.
Esos dos seguían discutiendo con inflación del ego de por medio. Yo mostraba... Cosa que duró poco al ver como las porristas se estaban alistando para dar su show y me quedé sorprendido al ver a la bruja mayor con su listón rojo en el brazo.
—Tiene mucho valor en presentarse —dijo mi mejor amiga.
—Pues es la capitana, tiene que estar, quiere o no —Marcus dijo algo aburrido.
Teresa tenía un típico traje de porrista de color rojo. Su minifalda era tan pequeña que me pregunté si no tendría frío. Espero no parecer muy hipócrita de hablar de ropa pequeña, cuando en la fiesta de Marcus usé ese short pequeño. Parecía algo distraída, hasta que miró a las gradas... Corrección, me miro a mí. Su mirada se congeló por un instante para luego voltear la mirada. Espero que verme con la chaqueta de Miller no provoque una ira interna. Recuerdo ver que subió una foto con esta misma chaqueta y presumir que su novio era un gran deportista. Saber que todo eso era por visitas me causa repulsión, entonces espero que esté más enojada al verme usarla.
El partido daría inicio.
Los dos equipos estaban ubicados en la cancha, donde Miller está delante de todos... No conozco las reglas del fútbol, solo sé que deben meter el balón en la cancha contraria y nada más. Por lo que pensaba que Miller está delante de todos es algo bueno para el equipo.
Un silbatazo da comienzo y como si fuera un rayo, Miller toma el balón que rápidamente es quitado por unos del equipo contrario. Parecía que tendremos la desventaja por estar cerca del arco, pero Marcelo roba el balón y tras pasársela entre los jugadores, termina dando una patada que encontró en el arco del rival.
Todos celebran ese primer gol para los coyotes.
—Diablos —Marcus chasque la boca en frustración.
—Dos a cero, querido. —La sonrisa de Verónica era entre burlona y victoriosa—. Tendrás que aceptar que soy muy buena para las apuestas.
Esos dos parece que disfrutaran este partido. Mientras que yo esté clavado la mirada en Miller y esperando entender lo que sea que esté pasando en la cancha.
El primer tiempo terminó, estamos perdiendo por un maldito punto.
Todos estamos dando nuestro mejor trabajo, sobre todo Marcelo, siento que sería mejor capitán que yo. Últimamente ya no me importa el fútbol, no es la gran cosa, tarde o temprano dejaría de interesarme un deporte que mi padre me obligaba a jugar. Pero no por eso dejará el equipo en medio del partido más importante de todos. Ganamos y tendremos por primera vez el trofeo de campeones, diría que es el único premio que le falta a la gran lista de este instituto.
Todos estábamos algo cansados, algunos más que otros.
—Chicos eso fue increíble —Cada medio tiempo suelo dar unas palabras para motivar el ambiente—, no dejaremos que un solo punto nos debilite. Mucho menos cuando tenemos la victoria a la vuelta de la esquina. Por eso tenemos que esforzarnos para ganar.
Algunos tenían sonrisas en sus rostros, aunque algunos estaban dudando con su mirada o peor, estaban temblando de la presión que tenemos.
—¡Vamos equipo! —Marcelo se paró en uno de los asientos mientras alzaba la voz—. No quiero ver caras largas, menos cuando casi puedo tener esa copa en mis manos. Tenemos que ganar esa copa por nuestro instituto, por nosotros, por mi y para que Theo pueda presumírselo a su novio para poder tener sexo gay.
—Espera... ¿Qué?
—¡Vamos, coyotes!
Todo el equipo repitió el grito de Marcelo mientras juntan sus manos para luego gruñir como si fuera coyotes. Dejaré pasar ese último punto en el discurso motivador.
Decidí tomar algo de aire de los gritos de emoción del equipo. Puede ver como las porristas del equipo contrario estaban dando un espectáculo con una canción popular de TikTok mientras que nuestro equipo hacía una presentación con piruetas y gritos con la canción de Give Me All Your Luvin' de Madonna. Teresa era el centro de atención, como siempre. Aunque sea mi ex y me ha causado más problemas de los que pudiera pensar, no puedo negar que está dando saltos difíciles y mueve las caderas con mucha intensidad. Podría decir que ese me parecía sexy. Sin embargo, solo tengo que mirar hacia arriba de las gradas a un chico de pelo rizado para que cualquier pensamiento lujurioso desapareciera para solo pensar en el sonido de mis latidos.
Volteo rápido la mirada para no perderme en sus ojos.
El cielo se estaba poniendo cada vez más oscuro, podría jurar que veía gotas de lluvia cayendo. Dentro de poco debemos salir, intentar ganar y luego de esto le diré adiós al fútbol por siempre, nada más de partidos y bueno también está el factor de que no quiero seguir fútbol como trabajo.
¡Vamos coyotes!
Todo el equipo estaba yendo a la cancha, cuando el brazo de Teresa me detuvo. Tenía puesta una chaqueta del instituto mientras que sus ojos brillaban con toda la purpurina que tenía.
—¿Qué ocurre? —pregunte algo indiferente.
—Solo quería desearte suerte... y algo más...
—Ahora no quiero hablar contigo.
No es muy natural en mi ser tan frío o seco al momento de hablar, pero de solo recordar como esta chica me hizo parecer un perro e insultó a Michi, causa que mi sangre hirviera y no quiera verla ni en pintura.
—Entiendo que no quieras hablar conmigo, es que solo quería decirte que...
—¿Qué? No te cansas de molestar, ya me cansé que tengas que buscarme solo para tener un poco de atención.
Toda la confianza o seguridad que tenía se esfumó con mis palabras. Supongo que me pase un poco
—Mira, Teresa yo...
El árbitro estaba preparando al equipo y como capitán tenía que estar de inmediato. Deje planteado a Teresa mientras daba un último vistazo a Michi que me hizo sonreír como siempre.
El segundo tiempo dará inicio.
Algunas gotas de lluvia comenzaron a caer —Me alegra llevar una chaqueta— Los jugadores estaban en su posición contraria al primer tiempo, pensaré que es alguna regla normal del juego y evitó preguntar para no quedar como un ignorante.
Todos estaban con él Jesús en la boca, están empatados y solo faltan diez minutos para terminar el partido. Hasta ahora me queda muy claro que Miller es un gran líder, sabe cuando tiene que gritar para que le pasen el balón, además de tener una rapidez para quitarles el balón al equipo contrario.
—No es para menos, su padre lo hacía jugar fútbol casi todo el tiempo. —Marcus le decía a Verónica—. Sería raro que no fuera bueno en el fútbol.
—Pues no es tan bueno como para meter otro gol. —ataco.
—Pero aún pueden ganar, solo tienen que meter un gol y listo.
—Claro, es tan fácil que los chicos están esperando hasta el último momento para hacerlo.
Pues fue bastante sencillo anotar otro gol para nuestro equipo, solo faltaba otro o tocaría ir a penales y no tengo la suficiente confianza para creer que podremos ganar en eso. Los minutos pasaban y todo estaba controlado hasta que el otro capitán le metió el pie a Miller, lo que terminó dando una vuelta en el campo antes de terminar rendido en el pasto..
Carajo.
—¡Eso es trampa, ese idiota le metió el pie! —no me di cuenta que me había levantado de mi asiento y mucho menos que había alzado la voz. Me sentí algo avergonzado.
—Tranquilo, amigo. —Verónica tenía una sonrisa en su rostro—. Tú novio sobrevivirá, además esto es bueno para nosotros.
—¿En serio?
En serio.
Resulta que eso es considerado falta, por lo tanto, tiene la oportunidad de dar un tiro al arco completamente gratis. Eso sí que es una regla que me gustó escuchar. Pusieron el balón cerca del arco y Miller estaba con vista al frente. Todos comenzaron a gritar, algunos apoyándolo, otros menospreciando y cuando menos me lo esperaba, pude ver como sus manos temblaban.
Está nervioso.
No lo culpo, escuchar tantos gritos, tener todo el peso del mundo en una oportunidad de meter gol, debe ser un agobiante. Cualquiera pensaría que el grandioso Theodore Miller no tendría nervios, es el capitán del equipo, siempre tan decidido y fuerte. Pero es una persona con sentimiento, no un idiota con cerebro. Miller es un chico increíble.
—¡TEDDY! —Me pare en mi asiento y junte mis manos para que mi grito se escuchara mejor. No me importaba ser atacado por una ola de miradas—. ¡YO CREO EN TI, VAMOS! ¡TÚ PUEDES!
Juraría que volteo la mirada para verme y mover los labios para decir ese estúpido apodo que tanto me gusta.
Michi.
Miller pateó el balón.
Muchos gritaron.
Cubrí mi boca con las manos.
Lo había logrado
¡Metió gol!
Verónica se levantó de su asiento para abrazarme mientras gritamos por ese gol. Esta será la primera y última vez que me emociono con algún deporte. Pero al carajo, esto lo amerita, el chico más increíble del mundo acaba de anotar un gol y ganar en los últimos minutos del partido.
Por lo que los coyotes ganaron. Ganaron el campeonato.
El equipo entero celebró la victoria juntándose mientras gritaban coyotes con mucha emoción. Ni siquiera la lluvia que estaba cayendo era impedimento para celebrar. Mi corazón latía con rapidez mientras los miraba. Corrección, mientras miraba la sonrisa del chico de pelo castaño.
Bum, bum, bum.
Teddy logró salir del abrazo para correr hacia las gradas, ponerse delante de mí y antes de que pudiera decir cualquier cosa. Me beso en la boca mientras tocaba mis mejillas. Estaba recibiendo un beso bajo la lluvia de Theodore Miller, pensé que eso solo pasaría en mis sueños, pero era muy real, no porque sea un sueño, sino porque estaba pasando en ese mismo instante.
Theodore Miller me está besando bajo la lluvia.
Oh.
—Te lo agradezco —su voz estaba agitada, no se si es por correr hacia mi o por haberme besado. No me importa saber la respuesta.
—Yo solo te di un grito de motivación.
—No lo digo por eso.
—¿Entonces?
—Por existir, Michael López. Tú sola existencia es un deleite para todos, es un deleite para mí.
Mis mejillas ardían por el tacto de sus dedos en mis mejillas, por la sonrisa que tenía, por sus palabras taladrando mi corazón. Por la simple presencia de tenerlo enfrente mío era razón más que suficiente para no parar de sonreír con mis mejillas rojas.
Dios, como amo a este chico.
Aclaraciones: Si encuentran errores en donde algún personaje se llama de otra manera, cambios de colores de cabello u ojos, esto se debe a que esta historia originalmente estaba abandonada por falta de popularidad. Y como nunca termine de escribir todos los capítulos, nunca hice la corrección completa. Por eso me disculpo por esos errores y estoy gratamente agradecido cuando me ayudan a corregir esos errores. También diré que seguiremos con estas semanas en donde tendremos dos capítulos por semanas hasta el capítulo 25 dónde será un capítulo por semana.
Muchas gracias por su apoyo y que hagan crecer esta historia. Quisiera que la historia de Michael y Theodore puedan ser escuchadas por más gente y ustedes están logrando eso, thanks.
P. D.: La historia no contendrá momentos explícitos o sexualmente gráficos, esta historia seguirá un margen de novela vainilla; si quieren una historia más explícita le recomiendo mi otra historia "Ojos color de Luna", pero por ahora dejaremos esta historia como un abrazo y no fuera de eso.
Nota del autor: este capítulo fue corregido en su mayoría los errores de escritura, además de algunos cambios en los diálogos y elementos. Además, cambié la música del capítulo. Espero que disfruten de esta mejor experiencia.
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