«No tenía que estar nervioso. Solo vendría Michael a mi casa, sin presiones, nada del otro mundo»

Me repito eso una y otra vez al espejo y aun así no consigo tragarme ese cuento. Estoy seguro que soy hetero, no tengo problemas con enamorarme con un chico, eso nunca pasara. Creo que es por eso que le digo y hago cosas tan románticas a su lado. Con ninguna chica le había escrito frases de libros todos los días, con ninguna chica me paso horas escuchando canciones, con ninguna chica me esfuerzo tanto en mis regalos. Es por eso que ver ayer como Michi tenía todos mis regalos cuidados a la perfección hizo que mi corazón latiera con mucha rapidez. Es un latido de felicidad, nada romántico, obvio. Me tomó desprevenido, no esperaba que siquiera los conservará, mis exs tiraban mis regalos, aborrecían mis apodos tiernos y ni hablar de escribirles cosas cursis casi a diario. Este chico es increíble, en todos los sentidos.

Tal vez por eso estoy nervioso por su llegada.

Ya ha pasado una semana desde que tuvimos esa cena, pensé que todo sería algo incómodo al no tener un motivo para seguir siendo pareja, claro sin contar la controversia que ocurría en el instituto si dejamos de ser pareja. Pero, todo lo contrario, seguimos como si nada, yo regalando cositas pequeñas, él entregándome su auricular para escuchar su música variada, caminar de regreso a casa y hablar de lo que se, los temas de conversación con Michael parecen infinitos. El lunes hablamos de como Taylor Swift revolucionó la música y él contraatacó diciendo que le parece una chica muy sobrevalorada; terminamos corriendo intentando agarrarlo y aplastarlo en un abrazo. El martes hablamos de las princesas de Disney, como algunas son fuertes y valientes y otras son Blancanieves, una niña que muere y es besada por un príncipe de casi treinta años. El miércoles solo escuchamos música, lo bueno es que fue mi música, es decir que el ochenta por ciento eran canciones de Taylor Swift. Michael decía que su música era horrible, repetitiva y aburrida; para luego proceder a cantar el coro de Shake it off. El jueves le conté un poco de cómo conocía a mis exs, la primera me pidió ser su novio y como quería tener una novia y ser romántico con ella, le acepté la propuesta sin siquiera amarla. La segunda fue porque estábamos en un momento emocionalmente inestable y pensé que estar a su lado me hacía bien, con el tiempo supe que no era así. Con Teresa ni le expliqué el motivo, solo le dije que fue una pésima decisión. El viernes me contó que es un maestro para el Super Smash Bros y, fue así como le rete una partida para mañana, es decir, hoy.

Tengo todo preparado, me asegure que todo estuviera perfecto y como puede ver la mirada de emoción por mi silla colgante, la reserve especialmente para Michi. Además, bañe a Cleo para que pudiera verla con su hermoso pelaje negro brillante. Y la cosa más importante de todas: mi madre está con sus amigas y no habrá preguntas incómodas o querer interrogarlo.

—Solo es una visita, no es como si te fueras a casar con él —dijo Marcus a la vez lograba concentrarse en su videojuego. Lo llame apenas sentí que mi corazón se saldría de mi pecho—. No te alteres de más.

—Estoy relajado. —Cruce mis brazos mientras me sentaba en mi cama, como si Marcus pudiera ver mi postura—. Nunca había estado tan relajado, creo que esta podría escribir seis historias de matrimonio arreglado para mañana. Es más, puede que pueda escribir ocho historias y comienzo con una chica pobre que...

—Céntrate, Theo —La voz de Marcus era neutral—. Dentro de pocos minutos, tu pareja falsa vendrá a comer, supongo que verán una película y lo que sea que hacen una pareja falsa. —Escuche el sonido de un silbato, para pasar al sonido de ¿Tinta? Y un gran bufido de su parte—. ¿En serio? Solo fueron milésimas.

—¿Perdieron? —pregunte divertido

—No, ganamos, pero me gusta gritarle a mi equipo por no pintar. ¡Obvio que perdimos, Theo!

Los juegos sacan lo peor de Marcus, por eso no juego muy seguido con él. La última vez que jugamos Pokémon Unite, me gritó por perder cuando yo fui él que hizo más con mi Decidueye y él con su Gengar no hizo gran cosa. Se justificó con decirme que venía de jugar al LOL, eso lo explico todo.

—Como sea, te dejo solo con tu amorcito y nos vemos el lunes.

—Michael no es mío.

Demasiado tarde, Marcus me colgó antes de echarle la bronca.

Baje a la cocina y Cleo me maulló mientras se pasaba por mis pies, su pelaje negro esta impecable y le compre otro collar roja con sus iniciales y un numero trece del otro lado.

No soy un cocinero de primera, apenas si se hace arroz... en olla arrocera, pero sigue siendo arroz. Por eso quiero tener algo de tiempo para hacer algo elaborado, tal vez pollo a la naranja, a mi madre le sale exquisito. Además, si con Michi estoy poniendo todas esas cosas de novio literario que tanto quiero hacer con una pareja, debo ser un cocinero de primera. No debe ser muy difícil, puedo seguir un tutorial de YouTube. Michi tendrá el mejor almuerzo de su vida.

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Nota mental: "nunca seguir un tutorial de Youtube sin saber los pasos de ante mano"

Todo terminó en caos: los pedazos de pollos terminaron carbonizados, las naranjas estaban agrias y para empeorar mi suerte, rompí uno de los sartenes de mi madre. No tengo ni idea de cómo se puede romper un sartén con solo levantarlo. Culparé a Cleo de eso. Para complicar la situación, alguien toca la puerta y al ver la hora, se quién exactamente es.

—Michi.

Fue lo único que dije al abrirle la puerta. Está completamente callado al verlo, llevaba un short de jeans pequeño, demasiado pequeño, podía ver sus piernas blancas sin vellos, le daba la parecía de un muñeco de porcelana. No es que me haya excitado o emocionado al ver como ese short le daba una mejor apariencia a sus piernas y como resaltaba sus caderas. No soy gay... lo dijo de verdad, solo es admiración. Si, esa es la palabra, admiración.

—Antes que digas cualquier tontería —parecía irritado por no decir molesto—, mi hermano me obligó a usar esto.

—¿En serio? —No dejaba de ver su short.

—Me lo compro en uno de sus viajes y dijo que, si quería tener más regalos de sus viajes, debía usar este short que me lo compré hace un año. Me sorprende que me haya quedado.

Bendito sea Mark.

Me aparto para que Michael pudiera pasar y apenas entra, comienza a oler y cubrirse la nariz con sus manos.

—¿Qué se quemó?

—Sobre eso.

Tuve que explicarle que nuestro almuerzo se había estropeado por una mala jugada a la hora de cocinar. Esperaba una risa burlona o incluso un insulto discreto, como lo que pasó con Nora, le tenia pensado una cena romántica con espagueti y pues termino muy mal, la pasta me quedo muy chiclosa y le lleve a otro lugar, mientras le comentaba esa experiencia, ella solo me llamó inútil con una sonrisa y me dolió en lo más profundo de mi interior. Michael no es así, me lo tengo que repetir varias veces, aunque lo sepa de memoria, él jamás será como ellas. Solo dio un suspiro y me pidió un delantal.

Para mi sorpresa, Michael sabía cocinar desde muy pequeño. No es un profesional, pero podría fácilmente participar en un show como master chef; esas fueron sus palabras. Miro en toda mi cocina buscando nuevos ingredientes y para el almuerzo. Luego de probar mi arroz —Demasiado simple para su gusto— Tuve que ponerla un poco más de salsa y aceite y tener que preparar pollo a la naranja a su estilo cortando el pollo en pedazos pequeños usando el cuchillo con una habilidad que asustaba.

—Espero que tu refinado paladar gringo pueda con mi comida —comentó mientras se movía con libertad por la cocina.

Me sentiría ofendido si no fuera porque me paso un poco con creerme gringo. No es mi culpa. Mi padre me obligaba a leer y escribir en inglés. Muchos de mis libros están inglés por eso mismo. En la comida suelo escoger lo menos latino posible y ni hablar que no me gusta canciones en español y prefiero escuchar cantantes gringos que escuchar a Morat cantar otra canción de desamor con un grito innecesario.

—Cualquier platillo que cocines será una delicia para mi.

—Por favor, ya vas a empezar con su lado cursi.

—¿Qué puedo decir? Soy un actor de método.

—Lo que digas, Chalamet.

Después de tener todo listo, sirvió en dos platos diferentes, le di el primer bocado y me quemé la lengua de lo caliente que estaba. Michi solo se reía en voz baja. Su plato solo contenía arroz con verduras salteadas mientras que yo disfrutaba de su pollo; el ambiente era tranquilo y aunque parecía algo incómodo al principio, puse música desde mi celular y nos pusimos de buen humor al escuchar Nobody's Business de Rihanna.

Terminé lavando todos los trastos mientras Michi jugaba con Cleo. Ella es una coqueta completa, primero gruñe a los desconocidos, después se deja acariciar y por último se pone toda melosa con las manos de Michael. Logre tomarle una foto y subirla a mis redes sin ser visto por los dos gatos.

—Oye Miller, ¿Dónde están las fotos de tu papá?

Fue una pregunta inocente, nada fuera de lo normal. Sin embargo, me tomó por sorpresa. Termino de lavar los platos y me acerco a su lado. Estaba viendo las paredes de la sala donde hay un montón de fotos de mi madre y yo. Pero como dijo Michael, en ninguna está mi padre.

—¿Quieres la versión larga o la corta? —pregunté mientras miraba como Cleo estaba en sus brazos.

—La versión en la que te sientas más cómodo de contarme —dijo con una voz tranquila—, no estás obligado a nada.

Suspire, no por enojo o molestia. Sino porque eran las palabras que quería escuchar.

—Mi mamá y mi papá se amaban, era como una relación de polos opuestos. Él era un fiestero que se divertía en cada momento, mientras ella era una chica tranquila que no busca nada de nadie. Una latina y un canadiense, una perfecta historia de amor —mire a Michael y él me dio una pequeña sonrisa—. Pronto se enamoraron, se mudaron a otra ciudad, me tuvieron a mi y... y... nada más.

Michael estaba confundido con esa última parte.

—¿Cómo que nada más?

—Pues nada más, parece que su amor no fue tan grande. Apenas cumplí los once, mi padre se fue de la casa y cada vez que puedo evito verlo.

—¿Te sientes traicionado?

—No, me siento molesto. Se supone que un hombre hace todo por el amor, no deja que el amor que sentía por esa mujer se vaya a la basura. —Miro a Michael y por alguna razón le toco los hombros—. No terminaré como él, si tengo que luchar por el amor de mi futura pareja, lo haré.

Él solo se limita a suspirar, acaricia la cabeza de Cleo y voltea la mirada.

—Eres igual a Verónica. Piensan que el amor es la clave para todo. Para mi el amor solo es una debilidad, están juntos, crean buenos momentos y cuando todo parece perfecto, todo termina en un segundo. El amor no es algo que se debe pelear, es algo de lo que nadie se debe preocupar. Solo es sexo, besos y conversaciones melosas. Nada de lo que deba preocuparme.

—Pues no sé qué sinónimo de amor conoces. Yo pienso que el amor no es solo contacto o cosas cursis. El amor es la compañía, el amor son los momentos felices, el amor es todo lo que puedes hacer con alguien que puedes contar para todo. No necesito tener sexo con alguien para decirle que la quiero y creo que tu no necesitas a nadie que te bese para pensar que lo amabas. Sabrás cuando amar, cuando descubras con quien quieres pasar tu tiempo.

No entiendo porque me puse tan jocoso con ese tema, solo me dio un pequeño punto de vista y yo le saque unas frases que ni en mis libros llegó a poner. Pensé que me vería raro o incluso dejaría de hablar por decir tantas cosas sin sentido. Sin embargo, me dio una sonrisa calmada y puso su cabeza en mi hombro.

—No comparto tu punto de vista, pero es uno muy lindo de ver.

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—Ni te atrevas a usar eso. —Lo amenace.

—No seas mal jugador.

Llevamos como media hora jugando Super Smash Ultimate y hasta ahora no voy ganando ni una sola vez, es demasiado bueno con Link. Ya lo intenté con Kirby, Mario e incluso mi peso pesado: Pit. Con todos me hizo polvo con un par de combos y movimientos que ni yo sabía que podía hacer Link. Justo ahora logró romper la bola Smash y no se como calculo el momento en que aterrice para lanzarme el Smash y mandarme volando del escenario.

—Es injusto, no puedo con tu estúpido Link. —con algo de dramatismo exagerado, de mi cama me revuelvo hasta terminar en el suelo. Mientras que Michael estaba en la silla colgante sonriendo victorioso.

—Más respeto al campeón de Hyrule. Además, quien usa a Samus Zero y falla su Smash.

Ni con ganas de tirar mi control al otro lado de la habitación, podría estar enojado con Michael. Tenerlo en mi casa... es diferente. Con Marcus las cosas son tranquilas y sencillas, solo jugamos un rato, vemos una película y nos ponemos al día con cualquier novedad. Sin embargo, con Michael, todo es diferente, es como un libro nuevo del que puedo obsesionar sin el miedo de quedar como un acosador o un lunático. Era como cuando lo veía de vez en cuando en el instituto, recolectaba pequeños elementos sin la necesidad de documentarlos o mucho menos compararlos con alguien, estar con Michael López es único, punto.

Se levantó de la silla, puso el control en la cama y se acostó en el suelo conmigo. Estábamos a pocos centímetros, nuestras manos casi se tocan, sus labios pálidos son bañados por su lengua y no entiendo porque se me quedó ese momento tan detallado en el cerebro, era igual a un video repitiendo en loop en mi cerebro. Michael lamiendo los labios, una y otra vez.

—¿Qué quieres seguir?

Su pregunta hizo poner en pausa el loop de mi cerebro. Lo mire y no parecía dudar por lo que pregunto. Yo tuve que encogerme para darle a entender que no entendía su pregunta.

—Me refiero a la universidad. Este año nos graduamos y el siguiente ya iremos a la universidad.

Sé muy bien lo que quiero seguir.

—Quiero seguir Licenciatura en Letras.

—¿La carrera para ser escritor?

—Esa misma, es mi meta y espero lograr entrar.

—Pues espero que logres entrar, y supongo que nos vemos en la universidad, claro si logro entrar para estudiar psicología.

La beca del instituto me ayuda mucho a la hora de entrar. Claro que la universidad que quiero está a cinco horas en auto, pero vale completamente la pena. Tengo grandes oportunidades si logro entrar a esa universidad e incluso puedo publicar un libro antes de ingresar y me puede ayudar a mejorar mi nombre como estudiante.

—¿Sigues escribiendo?

—¿Qué clase de pregunta es esa? —me levanté del suelo y tomé uno de mis borradores—, sigo escribiendo con frecuencia. Por ahora voy escribiendo unos doce libros completos.

—Diablos —toma el manuscrito y le da una ojeada—, ¿Todo esto lo escribiste tú?

—Qué puedo decir, soy un chico multifacético.

—Si, me queda muy claro. Lastima que ser cocinero no sea parte de tu encanto.

—Oye, no cocino tan mal.

—Pregúntenle al pollo quemado o tu arroz super simple.

—Retráctate.

—Ni loco, es la verdad.

—Retráctate.

Me tiré encima de él y comencé hacer cosquillas mientras le decía que se retracte, soportaba las cosquillas y seguía jurando que jamás se retractaba. No tengo idea cómo logró derribarme y ponerse encima mío y me puso mis manos en el suelo para dejar de hacerle cosquillas.

—Nunca me retractare, acéptalo.

Lo aceptaría, sino fuera que acabo de darme cuenta que tengo a Michael López encima mío, sentando encima de mi pelvis y sujetando mis manos contra el suelo. Mi cara no puedo estar más roja cuando sentía que mi amigo se movió al sentirlo encima mío. Tuve que bajarlo rápido y decir que tenía que ir al baño. Cerré la puerta y vi como tuve una erección. No, no, no, no. Esto no puede estar pasando, yo soy Hetero, solo se desde que soy pequeño, solo me gusta las mujeres con grandes atributos... pero Michael tiene sus cosas. No, no, solo estoy así porque no he tenido sexo hace medio año. Si eso tiene lógica, mi miembro sintió un trasero y se emocionó, nada gay, sigo hetero y tranquilo. Esperé un poco a que mi erección terminara y le baje al escusado para camuflar una respuesta de mi demora.

—¿Te callo mal el almuerzo?

Si no fuera ya raro este día, ahora tengo la mirada clavada en Michael que tenía mi borrador en sus manos, sentado en mi cama y una pierna encima de la otra y no entiendo a mi cerebro que ese momento lo encontró el más sexy del mundo. Solo era un chico cualquiera sentado en mi cama, pero Michael no era un chico cualquiera, además sus piernas no eran cualesquiera piernas, eran las piernas de unos dioses.

Hetero, repite conmigo Theodore, hetero.

—Si, claro eso.

Conteste impulsivamente sin recordar bien cuál había sido la pregunta en primer lugar.

—Entonces sí que tienes un estómago muy gringo —dijo mientras dejaba mi borrador a un lado—, supongo que no volveré a cocinar.

—¡No! —otra vez respondí impulsivamente— Digo, solo fue porque no comía eso hace mucho, pero me gustaría que volvieras otro día y cocinemos algo, solo que esta vez nosotros dos. Y no solo tú.

—Como quieras, no tengo problemas. La verdad, me la paso bien a tu lado.

Un latido, sentí un latido fuerte al escuchar eso.

—Gracias, yo también la pasó muy bien cuando estoy contigo, Michi.

Solo es la calentura, necesito un tiempo a solas y todo volverá a la normalidad con Michael.

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El cielo estaba oscureciendo cuando Michael ya se tenía que ir. Mi madre nos saludó con una sonrisa y Michael me miró exactamente como lo miraba el día de la comida en su casa; le dije a mi madre "mamita suegra" con cariño. Estaba boquiabierto y aun así tenía una sonrisa en mi rostro. Mi madre se levantó del sofá y abrazó a Michael con mucha fuerza diciendo que le había alegrado mucho la tarde. Por la cara de Michi, supe que su plan de avergonzarme le salió muy mal.

—¿Seguro que estás bien? —le pregunté.

—Seguro, no era necesario que me preste otra sudadera.

Estaba haciendo algo de frío y no quería que fuera a su casa con el riesgo de pescar un resfriado. Es por eso que esta vez le había prestado una sudadera rosa que era edición Lover de Taylor Swift, le quedaba muy bien en su piel blanco; obvio que también le había tomado una foto con la sudadera puesta.

—Supongo que nos veremos luego —dijo con neutralidad.

—Si, claro que nos veremos luego —Le di un beso en la mejilla—. Nos vemos, Michi.

—Eh si, nos vemos, Teddy.

Camino con dirección a su casa y yo me quedo viendo como poco a poco se va perdiendo con la distancia y sigo manteniendo una sonrisa. Hasta que escucho una pequeña risita de mi madre.

—¿Qué pasa? —pregunté a mi madre.

—Nada, es solo que estás muy enamorado de ese chico. Es lindo verte tan feliz.

—Si, supongo que estoy muy enamorado.

Claro que no, solo es un chico con el que hice un trato de ser novios falsos. Después de este año escolar terminaremos y no nos volveremos a ver en la vida. Yo estudiaré lejos de esta ciudad, supongo que él hará lo mismo y todos estarán felices y contentos... Aun así, no me siento muy feliz al pensar alejarme de su lado.