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08. Esto me va a volver loco

No sabía que contestar. Sostenía mi celular y miraba el mensaje una y otra vez para No sabía qué contestar. Sostenía mi celular y miraba el mensaje una y otra vez en busca de algún error; no hubo ninguno. ¿Cómo se nos había olvidado algo tan básico y esencial en toda pareja... bueno, en toda pareja falsa? Nuestra historia. Mis padres tienen su típica historia de amor, eran dos jóvenes que se amaban con locura y pasión. Mi madre tenía que irse del país y mi padre, para no separarse de su lado, se mudó con ella. Desde entonces llevan 41 años juntos. El sueño de Verónica, una relación desde jóvenes y con varios de años.

—Que tal, que nos conocimos en el baile de bienvenida.

Apenas leímos el mensaje, decidimos que teníamos que planear bien nuestra historia, no puede ser una tontería como: "nos conocimos y nos enamoramos". Mark es todas las cosas y sobre todo molesta por sacar toda la información posible. Cuando comencé a dibujar en mi libreta, tuve que decirle que era un pasatiempo y que lo utilizaba para desestresarme. Al día siguiente llego a casa con varios lienzo y grandes cantidades de pintura. También fue él quien me compró mis audífonos silenciador de sonido, todo por haberme sacado toda la información de mis gustos musicales. Es por eso que no puedo tomarme a la ligera toda la información de nuestra supuesta relación. Razón por la que estamos en la habitación de Theodore, él caminando de un lado a otro mientras intenta acomodar su cuarto y yo me encuentro sentado en su cama con una libreta en mano. Su habitación es un caos y a su vez tan diferente de lo que esperaba con el chico más popular del instituto. Tiene una cama convencional, un escritorio, varias estrellas luminosas en el techo, una silla burbuja colgante —moría de ganas de sentarme en ella— Por último un librero lleno de diferentes historias, desde fantasía hasta una gran cantidad de romance; lo curioso fue ver varias libretas negras con títulos en los lomos, no quise mencionarlo.

Por el momento solo tenemos varias hojas arrugadas y media hora hablando de posibles recuerdos.

—No, yo no fui al baile. —Le contesto mientras miro mi libreta, solo tengo en grande la palabra historia—. Incluso, mi hermano sabe que odio ese tipo de eventos.

—Qué dilema. —Se acostó en su cama, pude sentir la cama moverse por su peso—. No podemos decir que somos novios hace unos días, es muy obvio. No podemos ser una pareja de amigos que se hicieron novios, porque tu hermano sabe que nunca he sido tu amigo. Tampoco podemos ser novios desde el primer día de clases, porque no tenemos muchos argumentos para ser creíbles.

—Supongo que no tienes más opciones para que nuestra relación no parezca falsa.

De un solo salto se levantó de la cama y comenzó a sacar varios de sus libros, solo los que tiene nombre en los lomos y tiene el logo de una editorial. Los puso en la cama y con una sonrisa me miró con los ojos iluminados.

—¿Bromeas? He leído cientos de historias de romance. —Agarro un libro con dos chicos encima de la luna en la portada—. Tengo tantos clichés que podemos aplicar: El romance de extraño a amante, tropiezos, malentendidos, castigo, el mejor amigo de mi hermano, mayores de edad...

—Un momento —Lo detuve y él dejó de mostrarme libros como locos—. ¿Qué es eso del castigo?

—Es algo sano, sino contamos los libros sexuales —Él soltó una carcajada ruidosa mientras lo miraba extrañado. Parece que le dio demasiada gracia que estuvo por un minuto entero intentando hablar sin reírse, fallando rotundamente—. Perdón. El cliché es sobre los protagonistas conociéndose por un castigo y bueno, enamorándose.

—Eso es —Capté la atención de Miller y tomé un libro cualquiera—. Hace casi un año, fui castigado por llegar tarde a una clase. Mi hermano supo eso, así que podemos decir que nos conocimos ahí, no te mencione porque no era nada relevante y pues poco a poco fuimos siendo novios.

—Me encanta —Estaba super contento, incluso abrazó su libro mientras daba pequeños brincos—. Siempre quise tener un romance de ese estilo, por lo menos puedo decir que tendré un romance de ese estilo de manera falsa.

Sonreí, pero rápidamente volví a una expresión neutral.

Tuve que tomar mi libreta para comenzar a escribir toda la información necesaria. Nuestra historia sería la de dos chicos que fueron castigados el mismo día, yo por haber llegado tarde a clases y Miller por gritar en clases —Dijo que casi le paso eso— los dos éramos los únicos castigados, estuvimos aburridos sin hacer nada y para matar el tiempo, comenzamos hablar de pequeñas cosas, después cosas personales y terminamos con una partida de UNO; Miller siempre lleva esas cartas en su mochila. Cuando nuestro castigo terminó, él me pidió mi número para retarme a una revancha, con ese pequeño acto, nuestro amor floreció.

Mark no es incrédulo, sabe cuando miento o digo algo tan surrealista para ser verdad. Sin embargo, cuando se trata de cosas románticas, sobre todo relacionadas conmigo, cualquier cosa más o menos creíble, es suficiente para él. Esta historia puede funcionar de maravilla, solo había un pequeño defecto.

—Mis gustos musicales.

—¿Tus gustos musicales? —Movía la cabeza intentando encontrar una lógica a lo que dije—. ¿Qué tiene con ello?

—Mi hermano conoce mis gustos musicales, y cada vez que venía a la casa y se ponía mis audífonos, me decía que encontrara a alguien que aceptara mis gustos musicales.

—Tú hermano parece un chico bastante increíble, a mi madre le importaría un comino si su yerno no aceptara mis gustos musicales.

Cubrí mi rostro con la libreta, no quería que Miller me viera, no esperaba para nada la palabra yerno.

—Como sea —Intento sonar tranquilo—. Te enviaré mi playlist de Spotify y con escuchar unas cinco canciones será suficiente.

Recibí una sonrisa brillante con un pulgar arriba, esa fue una respuesta más que aceptable. Con eso arreglado, le escribí a Mark diciendo que mañana lo conocerá y no siga insistiendo o le diré que no vaya el sábado, acompañado de un emoji con los ojos en blanco. Su respuesta llegó a los segundos con un sticker de un niño sonriendo y saltando como loco.

—Listo, mi hermano se enteró. Creo que con eso sería todo y podemos...

—¡THEODORE MILLER, JURO QUE TE VOY A COLGAR!

Agarré mi camisa con fuerza y mis ojos estaban bien abiertos al escuchar el grito potente de una señora. Miller se cayó al suelo al intentar bajar a toda prisa, se levantó, me miró, miró su puerta, me volvió a mirar y salió corriendo de su cuarto. Yo no tenía ni idea de lo que pasaba. Tome mi mochila, metí todas mis cosas y antes de irme, asome mi cabeza fuera de la habitación y al no ver ninguna presencia, me subí rápido a la silla colgante y se sentía increíble, incluso me tomé una foto sin mirar a la cámara.

Baje las escaleras y una gatita negra al verme erizo su cola y sus ojos verdes se pusieron alerta.

—¿Qué viste, Cleo? —Una señora con el mismo color del pelo de Miller apareció con una bolsa entre sus manos. Era casi de mi altura, llevaba gafas negras y en su camisa había un pin de la bandera LGBT—. Oh, por mis gatitos ¡Tú debes ser Michael!

Era obvio que esa señora era la madre de Miller, no solo por el color de cabello, todo en ella daba vibras de Miller. Su sonrisa, su voz tan entusiasmada, sus ojos que miraban en todas direcciones, es una viva imagen de Theodore.

—Perdón los modales, no creas que soy muy gritona, es solo que me molesta que Theo debe abrirme la puerta a la misma hora y como siempre nunca lo hace como debería. —Se acomodo un poco el cabello y me regaló esa misma sonrisa que tiene su hijo—. Me llamo Dolores, pero si quieres puedes decirme mamita suegra.

—¡Mamá!

Miller apareció cargando todas las fundas del supermercado con los dos brazos. Lo hacia con tanta facilidad, dejándome como un estúpido a su lado. Sin embargo, no podía dejar de mirar sus brazos marcados, casi parecían que romperían la camisa en unos segundos. Mejor mire a la gatita negra para no dejar volar mi imaginación.

—¿Qué? Me decías que nunca fue muy amable con tus anteriores dos ex novias, pues ahora estoy arreglando eso.

—¿Tú definición de arreglar eso es decirle a Michael que te llame mamita suegra?

—Por algo se empieza.

La comunicación que tenían esos dos era sorprendente, creo que intercambiaron más palabras que mi madre y yo en toda la semana. Michael se fue a dejar las bolsas en la cocina, mientras su madre me tomó de la mano para llevarme a la sala para sentarme en uno de los sillones. Rápidamente su rostro cambió a uno más serio y con la mirada clavada en mí, incluso la gatita se acostó en sus piernas y le daba una apariencia de villana.

—¿Qué intenciones tienes con mi hijo?

—¿Disculpe? —Estaba algo atónito por su cambio tan abrupto, incluso pensé que estaba todo guionizado.

—¿No serás un chico que quiere arruinar a mi hijo? —La iluminación hizo que los lentes de Dolores le dieran una apariencia más amenazante—. Conozco esos trucos, primero encantar al chico y luego poco a poco volverlo un peón de un juego más grande y te juro que si tratas de mala manera a mi querido bebé, romperé cada hueso de tú cuerpo, hasta...

—¿Qué haces? —Miller apareció con los brazos cruzados—. ¿Piensas que ese chico puede hacerme algo malo?

Me quejaría, pero estaba tan aterrado por las palabras de su madre que, si pudiera hundirme más en el sofá, estaría escondido en su interior.

—Claro que no, por su cara veo que enserio pensó que le rompería los brazos, es muy adorable. —¿Acaso toda esta familia son unos psicópatas en su interior?

Miller se sentó a mi lado y su madre empezó a preguntar cosas de nuestra relación y creo que tuvimos la misma idea y practicamos con ella para que nuestra actuación de mañana quedará perfecta. Le contamos sobre el castigo, Miller recibió un regaño de su madre por ser castigado, mencionamos la partida de Uno, seguimos con los mensajes y terminamos con la declaración de amor y él diciendo que es Bi. Puntos a tener en cuenta, Miller maneja bastante bien las mentiras, no le contó a su madre de Teresa y la gatita, Cleo, se acurruco en mis piernas, moría del amor.

—Si que tenias muy guardado ese secretito, Theo. —Dolores estaba tomando un té mientras cruzaba una pierna—. Solo espero que, sí lo han hecho, haya tenido protección.

Mis ojos casi salen de mi rostro.

—¡Mamá! —Se quejó Miller.

—¿Qué tiene? No por que tengan sexo entre hombres, no se deban proteger. ¿Sabes los diferentes tipos de enfermedades que pueden tener?

—Creo que es momento de que te vayas, Michi.

—¿Michi? —La madre de Miller aguantó la risa—. Incluso tiene apodos de pareja, no pueden ser más tiernos —Su sonrisa era tan brillante y alegre—. En serio que conseguiste a tu protagonista de novela romántica.

Miller me acompañó a la puerta y tuvimos una sorpresa al ver que estaba comenzando a llover. Mi ropa era buena para el frío, pero pésima para la lluvia. Supongo que Miller pensó lo mismo, porque dijo que esperara y fue corriendo hacia su habitación. Yo solo estaba esperándolo mientras su madre se acercaba y tenía miedo de que otra vez me atacara con preguntas o me hiciera sentir incómodo. Sin embargo, en esta ocasión, seguía manteniendo esa sonrisa alegre.

—Me alegra esto —menciono mientras sostenía a Cleo.

—¿Qué cosa?

—Pues su relación —La mire con algo de confusión, ella solo se rio—. Se que solo te conozco desde hace media hora, pero solo eso me basto para ver que mi hijo se fija mucho en ti y tu también.

La señora debe estar delirando. Miller solo está actuando para hacer todo esto más creíble, además yo nunca me podría enamorar de alguien como Miller, puede que me atraiga físicamente, pero nada más fuera de eso. Lo nuestro nunca será más que una relación falsa. Tuve suerte de contestarle nada, porque Miller bajo con una sudadera en sus manos.

—Póntela, te puedes cubrir de la lluvia, además así le darás un poco de color a tu ropa.

La sudadera era de color azul eléctrico con sus iniciales estampadas en la espalda. No se si fue por la presencia de su madre, o porque salir sin eso puesto es un suicidio para el frio, me puse la sudadera y Miller sonrió a la vez que me ponía la capucha. Me quedaba gigante, mis manos casi no sobresalen de las mangas y la capucha cubría un poco de mi rostro.

—Bueno, supongo que nos vemos mañana —Le dije evitando verlo a la cara.

—Sabes que ahí estaré.

Intento sonar tranquilo, pero estar toda semana a su lado, pude saber cuándo algo le asustaba o inquietaba. Puede decirle algo lindo. Incluso pude tomar su mano, acercarme a mis mejillas y decirle que juntos todo se volvería más fácil.

—Bien, nos vemos mañana, adiós.

Pero solo salí corriendo de su casa mientras evitaba verlos. Mi casa no estaba demasiado lejos, solo tuve que caminar unos cinco minutos y para mi no sorpresa, mis padres no estaban. Solo había una nota en el refrigerador donde pedía que me cocinara algo y que ellos habían ido a comprar todo para recibir a Mark y su novio. Remarcando que solo estaban emocionados por esa pareja. No me importa, nunca me importa eso. Subí a mi habitación y me acosté en mi cama sin importarme mojarle con la sudadera. Desde que pasó tiempo con Miller, las cosas se vuelven más raras, es como si quisiera quedarme a su lado haciendo absolutamente nada, pero se que no es un enamoramiento, no debo enamorarme de populares, eso me lo repito cada día.

En eso mi celular vibro en mi mochila, lo saqué y vi que era una publicación de Instagram de Miller. Subió una foto de mí sosteniendo a Cleo. Me etiquetó y puso: Esos dos parecen hermanos, no noto ninguna diferencia. No podía aguantar la sonrisa y solo me reía en voz baja mientras le daba un corazón a la publicación y por primera vez comentó.

Es mi versión animal.

Recibí un comentario suyo a los segundos.

Por eso eres mi Michi.

Dejé el celular a un lado y traté de pensar en otra cosa para evitar que mis mejillas me ardieran. Fracase rotundamente al tocar la sudadera y acercarme un poco para olerla. En su mayoría olía a lluvia, pero aún quedaba un poco del olor a canela tan característico de Teddy. Esto me va a volver loco. 

Sin nada más que decir, los dejo en su linda noche, tarde o día.

Los quiero, bye <3

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