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06. No te dejaré solo

El gran día llegó, estaba ansioso, mis manos temblaban, me peiné muchas veces para lucir aceptable y me movía de un lado a otro mientras mi madre y Cleo estaban en el sofá viendo mi caminata. Ambas me miraban raro, pero se limitaron a solo mirar.

Se supone que lo que haré no es nada del otro mundo, solo estaré el recreo con Michael, hablaremos un poco, y antes de irse me dará un beso en la mejilla enfrente de todo el instituto. Nada grave... nada grave si no eres un amante del romance que siempre quiso hacer eso con su novia. No sé si cuenta hacerlo con tu pareja falsa, pero es mejor que nunca hacerlo en la vida. En todas mis historias quiero plasmar momentos que quise hacer con algunas de mis exs. Un gran ejemplo fue en mi historia Lágrimas de luna llena. En donde una chica joven se enamora de su mejor amigo y para el clímax de la historia, ella es besada enfrente de todos sus compañeros y no importa lo que otros digan, lo único que importa es ella y su mejor amigo. Queme esa historia después de ver que era un total cliché y que me hizo recordar mi relación con Julia.

El punto es que yo quiero replicar muchas cosas de libros románticos, desde el beso en el baile escolar, hasta los apodos dulces. Es por eso que quiero hacer todo lo que he visto en libros con Michi. Me gusta mucho ese apodo. Ya que es mi única oportunidad de cumplir esas fantasías sin la necesidad de parecer un intenso o un fenómeno que prefiere quedarse en su casa escribiendo y leyendo que ir a una discoteca.

Claro que ser el chico más popular me ha quitado tiempo de escribir. Mi última historia grande fue un Retelling de la bella y la bestia, en donde una doncella de clase baja se ofrece al señor de las tinieblas para que deje en paz a su reino. Solo tengo eso, ni un capítulo completo o una ficha de personajes. Supongo que esa idea de enviar mi historia a una editorial quedará en el ático de pensamientos por otro año.

Tengo que volver a la realidad después de escuchar la bocina de Marcus. Beso la frente de mi madre, acarició la cabeza de Cleo y salgo de la casa para ver a mi mejor amigo peleando con sus tres hermanos pequeños. Dos chicos y una chica.

—Súbete rápido, tengo que dejar a estos diablos a su infierno —se quejó Marcus mientras se acomoda en el asiento.

—Súbete rápido, tengo que dejar a estos diablos a su infierno —repitió uno de los chicos con una voz chillona.

—Yo no hablo así. —Amenazó mi amigo.

—Yo no hablo así.

Yo solo me reía mientras me ponía el cinturón de seguridad. En todo el camino, el trío del asiento trasero estaba gritando, golpeándose, pateando mi asiento, enojando a Marcus y amenazándolo con echarlo del auto si no se callaban. En todo ese alboroto, yo solo estaba haciendo un corazón con una cartulina roja. Cuando no estoy escribiendo o leyendo libros, me gusta tener las manos ocupadas haciendo manualidades y ahora que tengo alguien que las va a aceptar sin mentirme a la cara que le gusta para luego tirarlas a la basura, hace que me emocione más realizar manualidades. El corazón quedó perfecto y con un marcador negro destaco los bordes y escribí en el centro:

 MICHI

—¿Terminaste, cupido?

Me impactó ver que ya estábamos en el estacionamiento, ni siquiera me di cuenta de que el trío del asiento trasero se había ido y mucho menos que el auto se había detenido. Guardo todas mis cosas en la mochila y con sumo cuidado guardo el corazón en una carpeta.

Salimos del auto y, para mi sorpresa, el mismo chico que me miró mal el día de las fotos, ahora me daba una sonrisa y me pedía perdón mientras me daba los cinco. Tal como había dicho Michael, las personas son fácilmente manipulables. No pensé que eso sería tan rápido, pero de todos los que me miraron feo o incluso me dieron un golpe, ahora me aplauden, me abrazan con el hombro, me dicen que me veo muy guapo y tantos cumplidos que se sienten más como moda que como una sinceridad.

—Amigo —Juan Carlos me abraza del hombro y me sonríe como si nada hubiera pasado. El día de las fotos, él no me miró e incluso hizo que gran parte del equipo de fútbol me rechazara. No me importa, es más, si me hubieran dicho que estaba fuera, me hubiera ido ese mismo día—. Sin rencores. No sabía la historia completa.

—Claro, siempre actúan sin saber la historia completa —Marcus atacó mientras no se alejaba de mi lado.

—Lo que sea, solo pensé que eras un golpeador en potencia.

—¿Tengo cara de golpeador? —dije mientras me cruzaba de brazos.

—Algo, en fin. Solo quería disculparme. —Ya, vaya mierda de disculpa—. Y verte en la práctica de hoy, tengo que recuperarme por faltar ayer.

—Ni que lo digas, chico precoz —Varios cercanos se reían por el comentario de Marcelo, que para su baja estatura si que puede sacar la cara.

—¡Yo no soy precoz! —gritó Juan Carlos mientras su cara se tornaba roja.

—Oye, era solo una broma, ni no lo eres, no es necesario que te pongas rojo o lo grites como anunció escolar.

Me reí mientras Juan se largaba y Marcelo solo sonríe mientras se despedía de nosotros. Mi atención pasó al chico que venía con ojos de furia, unos vaqueros rasgados, una camiseta gris, un abrigo de lana y sus converse negros. Michi.

—Tú, yo, necesitamos hablar. Ahora.

Me tomó de la mano y tuve que despedirme de Marcus con la mano y ser guiado por la mano de porcelana de Michi. Entramos en el salón de música, ya que este instituto solo lo utiliza en días de prácticas para reuniones de la directiva. Michael me soltó mientras caminaba en círculos. Estaba dudando de entregarle el corazón ahora, o no era buen momento... Nunca antes me había importado entregar un regalo.

—Esto es una porquería, tengo mi Instagram lleno de mensajes, algunos de curiosidad, otros de odio. Mi publicación tiene cientos de comentarios y estoy odiando todo esto.

—Dímelo a mí, todos actúan como si no hubieran hecho nada. Son tan hipócritas.

Mi comentario no pareció tranquilizar a Michael, es normal, desde que lo conocí y que lo he visto a diario, nunca está con nadie más que su amiga, en eventos extracurriculares, nunca más participó en un concurso, nunca está en los partidos de fútbol. Es como un gatito solitario. Todo esto de ser alguien popular le debe estar fastidiando demasiado, es por eso que le tomo los brazos, lo acerco a mi lado y hago que me mire los ojos.

—Tranquilo, Michi. Lo estás haciendo muy bien y, cuando estés en problemas, o te sientas mal. Puedes contar conmigo, ¿De acuerdo?

No dijo nada, solo se dejó llevar mientras no se aleja o mucho menos me gritaba para decirme algo cruel. Solo se quedó ahí y me dio un suspiro.

—Sigue sin gustarme ese apodo.

Sonrió mientras sigo tocando sus brazos. Son tan suaves y a la vez tan huesudas. Al escuchar la campana, lo suelto y con algo de incomodidad, le dijo que lo veré en el receso para dar paso a nuestra primera fase.

La presentación.

Si queremos que todos sepan que somos pareja, debemos demostrar al mundo que lo somos. Primero es ir a su curso, esperar a que salga y ambos salir al patio juntos. Después le abrazaría el hombro y nos reiremos juntos, para terminar en un beso en la mejilla. Eso lo teníamos más que memorizado, incluso lo estudié mentalmente en toda la clase. Entonces, ¿por qué tengo tanto miedo? No creo que sea por miedo de que la gente me diga gay, no soy homofóbico y mucho menos me aterriza recibir burlas. Favor me haría si con eso dejó de ser el más popular. Es solo que me es más natural no pensar las cosas que tener un plan de cómo ponerme romántico con alguien.

La campana del receso sonó.

Me troné los dedos, respiré varias veces y me di unas palmaditas en las mejillas para salir del curso y caminar a su salón. Algunos de sus compañeros salieron del curso y otros aún estaban acomodando algunas cosas, yo solo me concentré en Michael, estaba junto a Verónica y al verme se quedó pasmado.

—¡Michi!

El sonido se apagó y todos los compañeros que estaban en lo suyo, giraron para verme. Algunos murmuraban, otros solo se quedaban viendo y solo Verónica se acercó, me agarró del brazo y me llevó con Michael.

—Oh, Julieto, ya llegó tu Romeo —Verónica no pudo aguantar la risa y Michael la tuvo que mirar con ojos de pistolas para que se dejara de reír—. Ok, ya paro, ahora vayan a sembrar su nido de amor, Michi.

Eso último lo dijo en tono de broma, pero yo solo puedo sentir una ofensa al escuchar mi apodo, solo yo puedo decirle de esa forma.

Seguí el plan y pasé mi hombro por su cuello y lo acerqué para juntar mi mejilla con la suya. Eso no era parte del plan, solo tenía que abrazarlo. Su mejilla era fría, casi podría decir que era como un cubo de hielo; sin embargo, se comenzó a calentar al tener las miradas de todo el curso sobre nosotros.

—Mejor nos vamos —Michael se soltó de mi brazo y salió disparado del salón.

No fue muy difícil alcanzarlo, solo tuve que caminar como cinco metros para alcanzarlo. Miraba de un lado a otro y, cuando estaba a punto de preguntarle, me empujo hacia los baños. Cerré la puerta con seguro y cuando se quitó el suéter, mis mejillas ardieron como lava al ver un poco de su piel blanca y sus brazos delgados.

—Oh dios mío, oh dios mío, oh dios mío, oh dios mío.

Caminaba en círculos mientras exprimía su suéter y podía ver cómo algunas gotas de sudor salían. Estaba sudando de los nervios. Fue lo que pensé al instante. No lo culpo, también tengo muchos nervios, nunca antes había demostrado esos rasgos de afectos con alguien en público.

—Michi, tranquilo. Lo estamos haciendo muy bien —quise acercarme, pero me detuvo con su dedo.

—Ni te acerques, siento que no voy a aguantar con tus afectos —seguía apuntándome con su dedo—. ¿Eres así con tus anteriores relaciones?

—Se podría, aunque la mayoría solo aceptabas mis afectos por simple simpatía o para presumirlo. Casi nunca me devolvía el afecto. 

—No... digo si, ósea, es lindo y toda la cosa, pero... pero.

Michael se apoyó en la pared y se deslizó lentamente para sentarse y tener su suéter entre sus dedos. Con algo de miedo me senté a su lado, nuestros brazos chocaron y fue raro. Era la primera vez que sentía los brazos desnudos de Michael. Había usado una camisa negra de mangas cortas y sus brazos eran tan blancos que no me sorprendería si nunca dejaba suéter, ni en un día soleado.

—¿Qué ocurre, Michael? —Quise tomarle la mano, pero tuve que contenerme.

—Esto es demasiado. Nunca antes había sido el centro de atención y mucho menos que alguien me demuestre tanto afecto. —Las gotas de sudor se visualizaban en su frente—. Es una tontería.

Me levanté del suelo y me puse una toalla de papel para limpiarle el sudor de la frente; no puso resistencia. Me arrodillaba y lo miré con calidez.

—Lo entiendo, también me sentía así la primera vez que llamé la atención en este instituto. Le dije a mi madre que no me gustaba que todos me amaran solo por existir. Suena tonto, pero es horrible que nadie te pueda decir algo sincero.

—Siempre es así —pone una media sonrisa—. Verónica no cuenta, ella es demasiado buena para ser verdad.

—Entonces en esos términos mi mejor amigo Marcus tampoco cuenta. Él no es demasiado bueno, solo es muy realista, eso me agrada.

—¿Realista? Eso suena muy bien. ¿Podemos intercambiar mejores amigos?

—Obvio, eso también debe estar en el trato.

—Pues supongo que será otra cosa del estilo tener una cita con canciones de Taylor Swift —dijo el nombre de Taylor Swift con un tono aburrido.

—No puedo creer la falta de respeto que hiciste —le tomé de las mejillas—. Quiero que te retractes por decir eso.

Ambos sonreímos.

—Nunca, Taylor está muy sobrevalorada.

—Mentira, nunca es suficiente de Taylor en el mundo. Taylor es amor, Taylor es vida.

Seguía apretando las mejillas de Michael mientras él entre risa me decía que Taylor tiene más rompimientos que buenas canciones. No sé cuánto tiempo pasamos hablando entre risas, pero los nervios visibles en Michael, fueron cambiados por una sonrisa angelical. Terminamos de hablar cuando el sonido de risas, proveniente del pasillo, nos hizo darnos cuenta de que seguíamos en el suelo del baño de hombre.

—La popularidad es la peor mierda del mundo —su comentario tan repentino me hizo estallar de la risa.

—Definitivamente, es la peor mierda —Mi respuesta parece que obtuvo el mismo resultado.

Nos reímos por unos segundos más y cuando todo parecía estar de mejor ambiente. Le sonrió y mi mano tocó su pierna.

—Si no quieres continuar, lo entiendo, puedo ayudarte en la cena si quieres, pero en el instituto no seremos nada. Sí, es lo mejor para ti.

Podía ocultar esto también, total, no sería nuevo que terminen ocultando una relación o demostrando mi afecto en mis historias.

—No.

—¿Disculpa?

—No, quedamos en un trato y no pienso romperlo. Así que —se levantó, se lavó la cara y se amarró el suéter en la cintura—. Vamos a demostrar a este instituto que dos chicos pueden ser lindos como pareja.

Puede escuchar un latino al ver la sonrisa de Michael. Debe ser la emoción de saber que el plan de ser novios falsos sigue en pie. De un solo movimiento me levanté del suelo y abro la puerta para ver que un grupito de chicos se acercaba. Al ver a Michael, se acercaron para decirle sobre la foto que subió. No tuve que ser un experto para ver cómo estaba incómodo rodeado de tantas personas. No fue nada complicado saber lo que haría.

—Oye, Michi —le ofrecí mi mano—. ¿Nos vamos de este lugar?

—Claro, Teddy —tomó mi mano.

Tuve que ocultar la sonrisa que tenía al escuchar lo bien que sonaba ese apodo en su voz.

Caminamos de las manos al patio y, como si hubiésemos hecho un escándalo, varios centraron la vista hacia nosotros dos. Michael otra vez estaba dudando y para tranquilizarlo le acarició la mano con mi pulgar.

—Tranquilo, no te dejaré solo —lo dije como un susurro.

Lo acerqué a mi cuerpo y le di un beso en la mejilla. Seguimos caminando como si nada, y varios chicos y chicas me silbaban al pasar con Michael. Otros nos miraban raro y otros... el trío de las malvadas ex, se limitaron a mirar con ojos de depredador. No me podía importar menos.

Nos sentamos en una mesa en donde Marcus y Verónica estaban comiendo. Eso sí que me llamó mucho la atención.

—La parejita del año ya hizo acto de presencia —Marcus mordía una papa mientras me sonreía—. Él es el chico más popular y gay del instituto. Suena bien para una historia de Instagram.

—No creo que Gay sería el término, usaría con él. —Verónica le robó una papa—. Yo creo que el bisexual, es más creíble.

—Pero hasta un bisexual puede ser considerado gay como una lesbiana, también es considerada como gay.

—¿Y tú, por qué sabes mucho de la comunidad? —Verónica lo apuntó con una papa—. ¿Nos tienes un secreto guardado, Marcus?

—No, pero si tenía que volverme el mejor amigo del chico popular, barra gay, barra bisexual. Tenía que mantenerme informado por cualquier cosa.

—Oh —mordió su papa—. Nada mal, tal vez también deba hacerlo lo mismo, por cualquier cosa.

—Gracias —Marcus tomó otra papa—. Así podemos apoyar de mejor manera a la parejita. 

—Eh, perdón que los interrumpa —Michael se llevó toda la atención—. ¿Qué carajo está pasando aquí?

—¿No es obvio? Apoyamos su "Relación" en redes —Verónica no apartó la mirada de su celular.

—No hablo de eso. Hablo de ustedes dos —Michael señaló a los dos.

—Sí, eso me llamó mucho la atención, también —dije mientras intentaba robarle una papa a Marcus y este me dio un golpe.

—No es nuestra culpa que ustedes se perdieran de la nada. Solo me encontré con Verónica y juntos los estábamos esperando.

—Claro, solo es eso —afirmé.

—Sí, solo eso —tanto Verónica como Marcus dijeron eso al mismo tiempo.

El sonido del timbre interrumpió este momento de un buen contenido de chisme casero, para que todos estén volviendo a sus salones. Eso también incluía a Michael y Verónica, que esta última se llevó con rapidez a Michael para que le ayudara en una exposición. Mientras que Marcus y yo caminamos tranquilos. Eso hasta que una chica se acercó con algo de pena y dijo mi voz con una voz muy suave.

—Disculpa, ese chico pelinegro y tú, ¿son pareja?

Me tomó un poco desprevenido esa pregunta, pero no tuve que esperar mucho para darle una respuesta.

—Claro que lo es. Es mi novio y se llama Michael.

La chica dio un suave chillido y salió corriendo con su grupo de amigas que todas chillaron como ardillas y se fueron de buen humor a su salón.

—¿Quién lo diría, Theo? Con tu novio ya están creando un fandom.

—Sí, quién lo hubiera pensado.

En el resto del día no puedo pensar en otra cosa que no sea Michael. No eran pensamientos románticos, claro que no, no soy gay. Solo eran pensamientos de admiración sobre cómo, incluso con nervios y sudando de la preocupación, puede recomponerse y seguir con el plan. Eso me hizo feliz. Sin embargo, me inquieta que, por toda la charla en el baño, y la sospecha de que nuestros mejores amigos puedan tener algo entre mano, se me olvide darle el corazón a Michael. Fue por eso que apenas sonó el timbre de salida, salí volando del salón hacia su salón y solté una grosería al ver que estaba vacío. Tuve que cruzar en medio de una multitud de chicos que quieren irse del instituto para toparme con el chico con una mochila negra con pines de Lana del Rey.

—¡Michi!

El grito no era necesario, solo debía tocarlo o incluso llamarlo por su nombre. Además, ¿por qué estoy gritando? ¿Solo para darle una manualidad que ni siquiera guarda o tirara como todas? Sin importar la razón, Michael se volteó y no fue el único; varios del instituto nos quedaban viendo. Creo que este instituto tiene a los estudiantes más manipulables, hipócritas y chismosos de todo el mundo.

—¿Qué ocurre, Teddy?

Dios, casi me derrito en los escalones por escuchar ese apodo; estoy pensado seriamente en grabarlo y usarlo como sonido de notificación.

—Bueno, yo... —Ahora era yo quien sentía pena ser el centro de atención entre tantos chicos y solo para entregar una manualidad tonta, boba, sencilla, sin valor—. Quisiera darte algo.

Con los pocos valores que aparecieron de la nada, sacó el corazón de la mi mochila y se lo entregó con algo de pena. Puede escuchar cómo algunos se conmovían al ver mi muestra de afecto.

—Solo quería agradecerte por aparecer en mi vida, no sería el mismo sin tu amor —Dios siempre quise decir esa frase, la he escrito en todas mis novelas.

—Vaya, esto es increíble. Tengo mucha suerte de tener como novio...

—¡Pero dale un beso!

Un chico cualquiera gritó eso y fue seguido por una voz femenina, luego otra voz y en poco segundo una oleada de gritos que pedían que nos diéramos un beso, se hizo más potente. Quería decirle que no era necesario, incluso solo tenía que tomar su mano e irnos de este lugar. Pero no esperaba que Michael, mi Michael... digo Michael, me diera un beso. En los labios. Un glorioso beso... digo, un beso donde nuestros labios se tocaban. Hetero, soy Hetero. Solo estoy besando a un chico porque es parte de mi plan. Algunos hicieron un escalado que alertó la atención de los profesores, todos comenzaron a irse y Michael me sonrió y dijo:

—Suerte en tu práctica, Teddy.

—¿Práctica? Es cierto que tengo de eso... hago eso siempre después de clases... Hetero.

—¿Qué? —Se extrañó Michael.

—Nada, que tengo hielo. Para las prácticas, bye.

Regresé al instituto y me golpeé las mejillas para regresar a la realidad. Tengo que pensar en otra cosa y no hay mejor cosa que mata neuronas que el fútbol. Fui al baño para cambiar y al escuchar el sonido de notificación, miré mi celular para ver que Michael publicó una imagen del corazón y puso un Emoji de corazón. Le di corazón de inmediato y sonreí al ver que no había botado el regalo.

—Dios, esta cosa me va a matar de la ternura... digo, Hetero.

—¿Con quién hablas? —Marcelo entró al baño.

—Nada... vamos rápido, alístate para la práctica.

Creo que no voy a salir vivo de este plan. 

Sin nada más que decir, los dejo en su linda noche, tarde o día.

Los quiero, bye <3

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